Con el asesoramiento técnico del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), un grupo de familias dedicadas al cultivo de la vid en el Valle de Uco, provincia de Mendoza, desarrolló una motriz productiva que les permitió pasar de la venta de uvas a comercializar vinos de tipo casero.
Distribuidos en siete localidades de los departamentos mendocinos de Tunuyán y San Carlos, los viñateros de pequeña escala formaron la cooperativa Unqueños con la que lograron agregar valor a su producción primaria y multiplicar la rentabilidad.
Daniel Pizzolato, director del INTA La Consulta, en Mendoza, destacó que gracias al trabajo asociativo, “cada kilo de uva elaborado pasó a rendir ingresos en un cien por ciento superiores a lo que es la venta directa a bodegas de primer nivel”.
Entre las familias se cuentan doce productores que también forman parte de un grupo de Cambio Rural II, el programa que llevan adelante el INTA y el Ministerio de Agroindustria de la Nación.
En ese marco, los bodegueros cuentan con la posibilidad de acceder a mejores planes de créditos, además de recibir asistencia técnica y organizacional.
“Trabajamos en viñedos de muy buena calidad, donde resguardamos las características de toda la materia prima, con una serie de variables vinculadas al manejo y el procesamiento de la uva”, remarcó Luis Martinotti, uno de los pequeños bodegueros de la cooperativa.
Señaló que se cuida tanto el proceso de selección, la molienda y la selección del grano, como la fermentación controlada y la inmediata elaboración del vino, que evita una fermentación indeseada”, explicó.
Los bodegueros compraron maquinarias y compartieron tecnologías que les permiten elaborar un vino de calidad.
Cuentan con una descorbajadora (que separa la uva del raquis), una embotelladora de cuatro picos, con capacidad para 500 botellas por hora; una encorchadora semiautomática, una encapsuladora y una autofermentadora de 5000 litros diseñada por el INTA Luján de Cuyo y fabricada por ASSI, una pyme de la provincia de Córdoba.