Esta es una entrevista al ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, publicada hoy en el diario La Nación.
—¿Cómo vivió ser en 2016 muchas veces la cara de los aumentos de tarifas?
—Creo que el balance del año ha sido muy bueno, por dos razones: primero, porque hemos recuperado el sentido de la ley en la Argentina, es decir, de los marcos regulatorios. Durante una década larga, no se cumplieron los marcos regulatorios, no se hicieron revisiones profundas en las tarifas y eso fue lo que nos llevó de ser un país con energía suficiente, exportable y barata, a ser uno con energía importada, cara y escasa. Y esto es lo que estamos revirtiendo.
—¿Se refleja ya una mejora en la inversión?
—Junto con la modificación de los servicios públicos a partir de la aplicación de los marcos regulatorios, creció la inversión: el año pasado se adjudicaron inversiones por el orden de US$ 6500 millones, siendo US$ 4000 millones en energías renovables, en las dos rondas de licitaciones que se hicieron, que son 59 proyectos que están hoy en construcción, y por energía térmica, con la resolución 21, llegaron otros US$ 2500 millones. O sea, que cuando alguien dice que en la Argentina no están llegando las inversiones, es falso.
—¿Qué es lo que le decían en la calle con la suba de luz y gas?
—Bueno, como todo, hay quienes pueden criticar y hay otros que están apoyando. Yo, el fin de semana largo fui a Bariloche y no recibí ninguna crítica, al contrario, algunas señales de apoyo, en voz baja.
—¿Por qué en voz baja?
—Porque, normalmente, cuando uno se acerca a otro para decirle que lo apoya, o le agradece al esfuerzo que está imprimiendo en la gestión pública, no es algo para compartir con la otra gente. Pero quiero decir que esto del cambio que encarnó el presidente Macri y su equipo es algo que la sociedad estaba pidiendo. Y en el sector de la energía, particularmente, fue largo. Vivíamos en un mundo totalmente artificial, creíamos que podíamos pagar $ 10 lo que costaba $ 100. Y eso, sabíamos que no podía durar mucho. Por eso debimos decretar la emergencia eléctrica. Este año tuvimos en Capital y Gran Buenos Aires un 45% menos de cortes que el año anterior y este verano va a ser mucho menor. ¿Vamos a llegar a dónde queremos? Probablemente no, pero tenemos todo un programa para ir acercándonos de a poco a los índices de corte que teníamos en 2003.
—¿Está previsto terminar con la emergencia eléctrica?
—La emergencia eléctrica es un decreto que tiene finalización el 31 de diciembre de este año y que nos permite ir tomando medidas para afrontar la deficiencia energética. Creo que iremos tomando los pasos para decir que no tiene necesidad que dure esa emergencia, especialmente porque iremos incorporando energía limpia disponible a inicios del año próximo.
—¿Se vienen nuevos aumentos?
—Como primera medida aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad tendrán una tarifa social federal. Hoy, aproximadamente, de los 13,2 millones de hogares argentinos que tienen acceso a la red de gas natural, 4,2 millones, es decir, casi el 30%, tiene la tarifa social federal. Aquel que lo necesita, tiene una protección del Estado. Hemos cambiado la forma del Gobierno anterior, que subsidiaba la oferta para todos y para todas, y ahora estamos subsidiando la demanda para aquellos que lo necesitan. Y en el caso específico de aquellos que consideramos que no lo necesitan, estamos haciendo una aplicación gradual hacia el valor que tienen los costos de generación, transmisión y transporte de energía eléctrica. Por lo tanto, la etapa más difícil pasó, que fue la readecuación tarifaria del año pasado, y ahora las etapas van a ser más sencillas, en forma gradual. Nuestro objetivo es, primero, mejorar la calidad del servicio eléctrico.
—¿Cuánto falta para eso?
—Nosotros creemos que vamos a dejar la administración, al primer término del mandato del presidente Macri, en 2019, con un sistema eléctrico que no será el de 2003, pero infinitamente mejor de lo que recibimos.
—¿Le preocupan las elecciones de medio término?
—No. En el caso particular, no me preocupa. Obviamente que el Gobierno ha vivido una circunstancia inédita, porque sin controlar ninguna de las dos cámaras ha logrado sancionar 84 u 85 leyes, que muestra una vocación, de todo el arco político, de generar el cambio que la sociedad está buscando. Por supuesto, la validación de las políticas que el presidente Macri está buscando implementar es importante, pero no va a cambiar la vocación de este equipo por generar las políticas que lleven a manejar de una manera sustentable la política económica del país.
—¿Qué balance hace de la polémica partida de José Luis Sureda, secretario de Recursos Hidrocarburíferos?
—Fue una circunstancia no esperada. Creo que el hecho que provocó que se haya rebalsado el vaso de José Luis fue un hecho menor, que se podía haber resuelto con una llamada telefónica. Después, en las entrevistas periodísticas que hizo, fue más hacia el meollo de la cuestión. Él considera, creo que no lo hizo de forma vehemente mientras formaba parte del equipo, que el desarrollo de Vaca Muerta no es compatible con el impulso a las energías renovables, y creo que él está equivocado. Seguramente, no lo meditó adecuadamente, porque las energías renovables no son una elección que hacemos, sino que lo vemos como una obligación que tenemos por ley. Y así como el presidente Macri nos ha impuesto decir la verdad, nosotros nos imponemos cumplir con la ley, cosa que durante muchos años en la Argentina no ocurrió. A fines del año próximo tendremos 9% de energía renovable para generar energía eléctrica. Pero lo más importante es que Vaca Muerta es totalmente compatible con la generación de energías renovables.
—Él aseguró que usted no sabía escuchar.
—Obviamente, yo no pienso que no sepa escuchar. Yo escucho pero como responsable de un equipo luego tomo las decisiones que por otra parte tampoco son unilaterales porque como ministro integro también otro equipo que es el del gabinete de ministros y las decisiones que yo tomo tienen que ser validadas por el resto de mis colegas en el gabinete.
—Se supo que YPF quiere comprar las estaciones de Shell, la compañía que usted presidió hasta poco antes de asumir ¿Cuál es su opinión?
—Es importante decir que también impusimos un cambio en el manejo de YPF en la Argentina. Ellos se manejan como una compañía independiente. Es una sociedad anónima. No hay ningún funcionario público regulador en el directorio de YPF. La administración anterior tenía al ministro de Economía como representante del Estado. O sea el regulador que se regulaba a sí mismo. Totalmente contrario a la ley de ética pública. La posibilidad que tiene YPF de comprar las estaciones de servicio de Shell es baja porque ya tiene una posición en el mercado muy importante del 58%. Si las comprara tendría abuso de posición dominante. Distinto puede ser el caso de la refinería que le puede resultar atractivo. Pero no hay ningún tipo de intervención por parte del ministerio en la opción que puede tomar el directorio de YPF de interesarse de una compañía si es que esta compañía estuviera a la venta, cosa que ha desmentido en los últimos días.
—¿Cómo evalúa el rol del Banco Central que fue tan protagónico esta semana?
—Cumple su rol. Un rol independiente. Defender las metas de inflación. Tiene ideas muy firmes y eso no quiere decir que no sepa escuchar. Tiene convicciones.