Un equipo de médicos especializados del hospital nacional El Cruce realizó por primera vez en una institución sanitaria pública de la Argentina una cirugía compleja a corazón abierto, por un caso de hipertensión pulmonar, enfermedad poco frecuente que conduce a un progresivo deterioro de la calidad de vida.
Se trata de una tromboendarterectomía, intervención que en la Argentina hasta hace poco tiempo se llevaba a cabo sólo en tres centros asistenciales privados.
El Ministerio de Salud de la Nación, que conduce Jorge Lemus, informó que la operación, efectuada en ese hospital público del partido bonaerense de Florencio Varela, fue exitosa y se aguarda ahora la evolución de la paciente.
Micaela, de 60 años y oriunda de la provincia de San Luis, comenzó a atravesar un post operatorio complejo, que está a cargo de Vanesa Gregorietti, responsable del área de Trasplante, Insuficiencia Cardíaca e Hipertensión Pulmonar del hospital.
La hipertensión pulmonar consiste en un aumento de la presión en las arterias de los pulmones y reviste una condición seria, ya que los vasos sanguíneos que transportan la sangre del corazón a los pulmones se estrechan y se endurecen y el corazón debe hacer un esfuerzo mayor para bombear sangre.
Por ese motivo, la medicina la trata como una enfermedad crónica y, en los casos extremos, la única posibilidad de cura es la tromboendarterectomía pulmonar.
La operación duró cinco horas y, por su complejidad, requirió de diferentes servicios de los distintos equipos profesionales del Hospital para darle soporte al cuerpo de cirujanos cardiovasculares que lidera Alejandro Machain.
“Es una cirugía que se realiza a corazón abierto. Al paciente se lo somete a una hipotermia profunda y paro circulatorio para poder trabajar sin dificultad en la desobstrucción de las arterías pulmonares”, explicó el cirujano cardiovascular Marcelo Nahín, quien describió que en este caso se bajó la temperatura de la paciente a 18 grados para la protección cerebral y del resto de sus órganos.
“Una vez alcanzada la hipotermia profunda -añadió- se realizaron dos paros circulatorios para trabajar primero en un pulmón y luego en el otro”.
El especialista detalló que, durante 40 minutos, “no hubo circulación sanguínea en ningún órgano del cuerpo y toda su sangre quedó alojada en el reservorio del equipo de perfusión”.
En una tromboendarterectomía de ese tipo los cirujanos intervienen en la comunicación entre el corazón y el pulmón para liberar todas las obstrucciones que tiene el paciente.
Se utilizó óxido nítrico, un gas muy costoso para bajar las presiones pulmonares que se administra a través de un equipo especial.
Los profesionales contaban además con un equipo de Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO), un tipo de terapia para apoyar la función cardiaca o pulmonar cuando la del paciente es inadecuada, aunque, en esta oportunidad, no fue necesario utilizarla.
En el país son pocos los centros asistenciales que cuentan con este equipo.
“La recuperación cardiovascular de estos pacientes es muy compleja porque sectores del pulmón antes obstruidos ahora empiezan a recibir más sangre y producen edema de reperfusión”, sostuvo Nahín.
En el caso de Micaela, la enfermedad le había provocado un progresivo deterioro de su calidad de vida, ya que tenía sensación de falta de aire tan sólo al bañarse o cambiarse.
En el último tiempo esta escasa capacidad respiratoria apenas le permitía caminar dos cuadras y hasta se agitaba al alimentarse.
El primer síntoma que observó Micaela fue hace cuatro años, al aparecerle un coágulo de sangre en una de sus piernas y empezar a tener problemas para respirar.
Los médicos comenzaron a estudiarla y a tratarla por problemas respiratorios, pero su estado de salud no mejoraba, salvo por períodos cortos.
Finalmente fue internada en terapia intensiva cuando uno de los cardiólogos le diagnosticó la enfermedad.
Hace un año fue derivada al Hospital El Cruce, donde comenzó a ser atendida por la responsable del área de Trasplante, Insuficiencia Cardíaca e Hipertensión Pulmonar a la espera de la cirugía.