Palabras del Presidente de la Nación Javier Milei, en la inauguración del Centro Comercial Coto, Mar del Plata

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Palabras del Presidente de la Nación Javier Milei, en la inauguración del Centro Comercial Coto, Mar del Plata

Buenas tardes a todos. Hola a todos. Es un honor y un placer estar acá con ustedes. Hoy estamos en un lugar muy simbólico para el momento, que estamos viviendo como país. Quise venir a participar – hoy - de esta inauguración, que es algo que no suelo hacer no sólo para celebrar la inmensa inversión, que están haciendo, sino porque un supermercado refleja - tal vez mejor que ningún otro lugar - el enorme cambio que ha ocurrido, a lo largo de este último año, en la Argentina. Un supermercado es el lugar, donde la gente viene a comprar lo que necesita. Durante años, los supermercados fueron un lugar de mucha amargura para los argentinos porque venían - aquí - a ver cómo los precios estaban, cada día, un poco más altos; venían a encontrarse con una angustia porque la plata no alcanzaba para comprar los que necesitaban. Eso se repitió, durante años, en una espiral infernal. Gracias al esfuerzo de los argentinos y el trabajo incansable, del gobierno que eligieron, eso se terminó.

Estamos sacando los colmillos de ese Estado voraz, del cuello de los argentinos, y - poco a poco - veremos que cada vez que un argentino, entre en un supermercado, descubrirá que puede comprar más cosas a un mejor precio y de mejor calidad. El fin del flagelo de la inflación trae múltiples beneficios: les permite a las personas saber que lo que van a cobrar, por su trabajo, va a tener un valor hoy y va a tener el mismo valor mañana; les permite a los empresarios saber que sus costos van a ser los mismos, hoy que dentro de un año. Esto genera que todos puedan enfocarse en ser más productivos, en lugar de tener que estar preocupado por la imprevisibilidad de los precios.
Hoy, estamos frente a una inversión, de casi 50 millones de dólares, hecha por una empresa privada; hoy no venimos a aplaudir a un político que - en un acto patético - inaugura una obra con sobreprecios como consecuencia de su inutilidad o corrupción.

Hoy, estamos celebrando la creación de empleo por demanda genuina, no sólo por la demanda de mano de obra y servicios, que la construcción de este complejo implicó, sino también el empleo de cada una de las personas que va a trabajar aquí y de todos los actores que abastecerán este predio. No hubo que quitarle dinero a nadie discrecionalmente - vía impuestos - para generar este empleo. Se dio de forma espontánea en el acuerdo de beneficio mutuo de todas las partes involucradas. Y enhorabuena, porque esta inauguración se da en el marco de la recuperación del consumo, que - en los últimos meses - viene registrando un crecimiento muy por encima de lo esperado, incluso por los más optimistas, ni hablar de lo que esperaban que esto saliera mal; una vez más, a ellos les traigo malas noticias porque las cosas siguen mejorando.

Poco a poco, se comienzan a aceitar los engranajes de esta maquinaria oxidada, que teníamos por economía y muchos empresarios están empezando a perder el miedo. Ven en nuestro programa económico una oportunidad para realizar inversiones con la tranquilidad de que hay un Gobierno que - bajo ninguna circunstancia - va a entregar su premisa fundamental que es: el déficit fiscal no se negocia y la propiedad privada se respeta a rajatabla.

Los primeros que perdieron el miedo fueron los jóvenes que - frente a un sistema que no les daba ni les iba a dar soluciones - decidieron empujar para que, en la Argentina, haya un cambio total. El resto de la sociedad también fue perdiendo el miedo porque comprendieron que la única seguridad que les daba el sistema - en el que vivían - era que íbamos a seguir en la decadencia. Hoy, cada vez son más los argentinos que perdieron el miedo y por eso si a alguno le queda alguna duda también hay un gobierno que no tiene miedo, no les tenemos miedo; no tenemos miedo porque los fracasados se quedaron en el pasado; no vamos a volver al pasado, nosotros somos el futuro y el progreso.

A los empresarios de bien les pido lo mismo: no tengan miedo, nosotros estamos haciendo nuestra parte y no vamos a parar hasta romper con todas las trabas y cadenas, que les fueron poniendo, durante tantos años. Para nosotros, ustedes no son el enemigo; para nosotros, ustedes son héroes, son benefactores sociales. Y a pesar de los esfuerzos titánicos, de la casta, por asustarnos, seguimos firme con la convicción desde el primer día. Ya casi un año, después de haber asumido, demostramos que la fuerza de nuestras convicciones y la fuerza de los argentinos que nos apoyan son mucho más potentes que las maniobras destructivas, que inventan - todos los días - para intentar frenarnos. En todos los frentes de batalla hemos cumplido nuestros objetivos con creces, logrando hitos que exceden, incluso, lo que nosotros mismos nos propusimos.

Y si pudimos lograr todo lo que logramos con tanto en contra, imagínense cuánto más podemos lograr con viento a favor, imagínense cuánto más podemos lograr ahora, que hemos asentado las bases para el crecimiento y la libertad de los argentinos. Se vienen tiempos prósperos; se vienen tiempos libres; se vienen tiempos felices. Se terminó la época del chamanismo económico del control de precios, se acabó la época de los inventos nefastos - como la Ley de Góndolas - que terminó en góndolas vacías. Hoy, hasta un simio, en Argentina, entiende que eso termina mal, con perdón de los simios.

Igual algunos monitos sueltos andan, pero…, en especial algunos que piden golpe de Estado, pero ya saben quiénes son y cuánto han fracasado. Sí, como otros que le gustaba controlar poniendo pistolas, en la mesa. El éxito de nuestro modelo económico es el éxito de una sociedad que comprendió que las recetas que, aplicaban los políticos de una y otra vez, solo traían más miseria. Es el éxito de un pueblo que decidió enfrentar los problemas y a los que los causaban. Gracias a ellos está volviendo a nacer, la Argentina, de la competencia.

Ahora los empresarios que van a ganar plata serán los que sean eficientes y vendan mejores productos a un mejor precio. Los que van a perder son los empresarios que vivían de algún decreto y no los vamos a extrañar, aquellos prebendarios no los vamos a extrañar. Hoy es la Argentina de los empresarios; empresarios de bien, los empresarios eficientes, los que se ganan el pan sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad a un mejor precio.

Y tampoco no vamos a extrañar la época en la que un grupo de iluminados nos querían decir cómo tenemos que vivir, quitándonos la libertad. Tampoco vamos a olvidar el daño que causaron. Tenemos un rumbo simple y claro: todos los días reducimos el gasto del Estado. Eso permite que bajemos impuestos. A medida que sigamos bajando los impuestos, seguirán llegando inversiones como esta y recién estamos comenzando. Este no es un Gobierno que se sostiene con el dinero de los empresarios que se benefician con sus medidas, tampoco nos sostiene un aparato propagandístico, diseñado para instalar mentiras. A nosotros nos defienden los argentinos, que tienen la decisión de terminar con décadas decadencia, y lo estamos logrando.

Por lo tanto, que Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen. ¡Viva la libertad, carajo! Muchas gracias a todos.