Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la gala del America First Policy Institute en Mar-a-Lago, Estados Unidos
Hola a todos. Muchas gracias. Gracias por hacerme parte de este evento tan importante, y por permitirme hablar aquí, entre ustedes que son unos verdaderos gigantes. Quiero comenzar primero felicitando al presidente electo Donald Trump por su contundente victoria. La remontada política más grande de la historia, enfrentando a todo el establishment político, incluso poniendo en riesgo su propia vida. Y gracias a ello hoy el mundo es un mundo mucho mejor porque hoy soplan vientos de libertad sopla muchísimo más fuerte. Un verdadero milagro, y prueba fehaciente de que las fuerzas del cielo están de nuestro lado.
En 1848 Marx comenzó aquel panfleto siniestro que fue su manifiesto comunista diciendo que un fantasma recorría Europa, el fantasma del comunismo. Hoy un fantasma distinto recorre el mundo: el fantasma de la libertad. Un fantasma que viene a terminar con el modelo de servidumbre que reina en el mundo libre. Bajo el manto de las buenas intenciones, y la doctrina de la mal llamada “justicia social”, la casta
política montó un Estado opresor que divide a los ciudadanos entre ganadores y perdedores, quienes pagan impuestos de un lado y quienes viven pagando a ellos.
La casta política, a quien también llamamos “el partido del Estado” se convirtió en el árbitro y a su vez en el gran ganador de esta repartija.
Este modelo reemplazó el libre intercambio de bienes y servicios por la distribución de la riqueza a punta de pistola; reemplazó las comunidades libres por la colectivización forzada; reemplazó el caos creativo
del mercado por el orden estéril del socialismo. En la Argentina vivimos la peor versión de este modelo esclavizante, que nos llevó al último círculo del infierno.
Tuvo como consecuencia material la tragedia económica que ha sido el último siglo de nuestra historia, imagínense que pasamos de ser uno de los 3 países con PBI per cápita más alto del mundo, a tener
un salario promedio de 400 dólares por mes cuando nosotros asumimos. Y, como si eso fuera poco, esto también ha causado estragos en el espíritu humano de nuestros ciudadanos. Valores esenciales como el mérito, la ambición, la innovación, y el optimismo, han sido reemplazados por la envidia, el resentimiento, el
nihilismo y la indolencia. Pero al final del camino, el modelo se cayó a pedazos por su propio peso. imagínense que un libertario llegue a la presidencia no ocurre en condiciones normales de presión y temperatura. Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de la Argentina en el resto del mundo libre, donde está enfermedad del alma ha infectado a gran parte de la clase dirigente durante años, afortunadamente también las ideas de la izquierda se empiezan a resquebrajar.
Hay una mayoría silenciosa – o más bien silenciada – que ha comenzado a hacerse escuchar. A pesar de que los enemigos de la libertad se aferran al poder haciendo uso y abuso de la propaganda, la
tergiversación y la censura. Y es por eso que quiero agradecer muy particularmente al gran Elon Musk por su trabajo enorme en X, que ha salvado a la humanidad. Lo que ocurrió en Argentina, primero, y en estas elecciones en Estados Unidos ahora, es una prueba cabal de ello.
Porque en todo el mundo se están formando dos grandes posiciones antagónicas, quienes están avergonzados de los valores de occidente, contra quienes estamos orgullosos de ellos. El partido del Estado, contra el partido de los ciudadanos libres. El partido de la regulación, contra el partido de la libertad.
Estoy muy feliz de compartir con la nueva administración de los Estados Unidos el mismo amor por la libertad y estoy convencido de que juntos volveremos a darle el lugar que se merece. Sin embargo, el camino es cuesta arriba. Poco a poco el antiguo régimen se derrumba por su propio peso, pero el nuevo mundo tarda, aún, en nacer. Porque la casta política, el establishment, el pantano, o como quieran llamarlo, controla la mayoría de los medios, las cátedras universitarias, la burocracia estatal, los sindicatos, las organizaciones sociales, las organizaciones supranacionales, y también, muchísimas fundaciones; eso lo que los marxistas llamaban superestructura y que para nosotros es una catedral de la miseria material y espiritual.
A través de ella, la izquierda ha logrado instalar sus ideas yendo contra toda noción de sentido común e incluso contra la propia naturaleza
humana. Y el daño intestino que la casta política le inflige a la cultura y al crecimiento económico, no es un problema exclusivo de cada país; porque, como famosamente dijo el prócer de la literatura argentina José Hernández, “los hermanos sean unidos, esa es la ley primera, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera”.
500 años antes de Cristo, en los albores de la cultura occidental, cientos de ciudades estado griegas formaron una liga para hacerle frente al despotismo persa. O sea, cuando occidente enfrentó su primera prueba de fuego, los pueblos libres estuvieron a la altura y se asociaron para superarla. Hoy, en el apogeo de la cultura occidental, encontramos una nueva prueba de fuego. En el frente interno, el combate contra el virus woke, y sus consecuencias nefastas… y en el frente externo, la amenaza de nuevas formas de despotismo y terror. Son dos expresiones distintas de la barbarie, pero ambas peligrosas.
Como alguna vez hicieron los antiguos, creo que debemos unirnos para hacerle frente a esta barbarie, y formar una alianza de naciones libres, custodios del legado occidental, estableciendo nuevos lazos políticos, sí, pero también comerciales, culturales, diplomáticos y militares.
Los Estados Unidos liderando en el norte. La Argentina en el sur. Italia en la vieja Europa, e Israel, el centinela en la frontera de Oriente Medio. Porque solo con la fuerza de las naciones libres puede haber una esperanza global de paz y prosperidad.
Esta es la agenda internacional que tiene hoy la Argentina. una agenda de libertad, de progreso, de restauración del gran legado occidental. Porque necesitamos reencontrarnos con las verdades de nuestro pasado, para poder liderar hacia el futuro.
Muchas gracias, que dios los bendiga, y que las fuerzas del cielo nos acompañen. Muchas gracias, ¡Viva la libertad, carajo!