Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, en la XXXV Asamblea Plenaria del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), Buenos Aires
Buenos días a todos: para comenzar, quiero saludar y agradecer a las autoridades del CEAL por la organización y la invitación a este evento, y también a todos los empresarios - aquí presentes - por haber apostado y seguir apostando a la inversión y al comercio, tanto en este, como en el resto de los países de la región.
Nos congrega hoy - en este espacio - una visión común respecto de la vida, que tiene que ver con el rol que cumplen los empresarios, en la sociedad, y - tal como acusa el título de esta XXXV asamblea - el cambio de paradigma económico, que está atravesando la Argentina y que esperemos contagia el resto de la región y también al mundo. Hablamos del cambio de paradigma porque dicho en pocas palabras, Argentina - hace 10 meses - decidió dejar atrás las recetas que lo empobrecieron, por más de 100 años, para empezar a aplicar las ideas de la libertad, del crecimiento y el progreso, que son las mismas ideas que sacaron al 90% de la población mundial, de la pobreza, en los últimos 300 años.
Hay un antiguo refrán que reza: que “la credibilidad y la confianza suben por la escalera, pero bajan por el ascensor”. Y la credibilidad argentina - tras ser el mayor defaulteador serial de la historia moderna - e incurrir en un siglo prácticamente ininterrumpido de déficit fiscal y violaciones sistemáticas de los derechos de propiedad se destruyó completamente, los últimos 40 años. Imaginen lo mal que estaban las cosas que, en el país de la mal llamada “justicia social”, que es injusta y que no tiene nada de social porque profundamente antisocial, porque parte de un robo y de un trato es igual frente a la ley, los ciudadanos eligieron el primer presidente liberal libertario de la historia, sin partido político, ni gobernadores, ni intendentes. Obviamente - en condiciones normales de presión y temperatura - no hay presidentes liberales libertarios Así que hay que – básicamente - tuvieron que hacer muchas cosas mal para que yo esté acá.
De hecho, en mi otra vida - cuando daba conferencias de Economía - decía que yo era un error tipo 2, porque hice todo mal y me salió bien, y ustedes imagínense, en general, los economistas no son personas muy populares que digamos; además si ustedes miran dentro de los propios economistas, hay un grupo de nerds, que son los que hacen Economía Matemática, y encima, dedicarme al crecimiento económico - como especialización - en un país que está enfermo, de keynesianismo, o sea, que piensa solamente en 5 minutos… se me acaba de pasar otra cosa que no lo puedo replicar Y yo que pienso en término de 100 años 200, 1.000, 2000 me fui… No, es un chiste, es parte de la actuación y además ser liberal, en un país que estaba – básicamente – contaminado, por más de 100 años de socialismo. Así que verdaderamente hice todo para que la gente me odiara, pero me salió mal y terminé siendo presidente, el más votado de la historia.
Pero – claramente - en el fondo lo que uno tiene que entender que esto es que la gente le dijo: “basta”, a los políticos y a sus jueguitos, y se lo dijo en serio. Porque semejante cachetada a la política y al círculo rojo analógico significa que – verdaderamente - la gente está muy cansada y se cansó de verdad. En los 10 meses, que llevamos de gobierno, hemos plasmado este cambio de paradigma en la gestión; hemos avanzado kilómetros recorriendo la macroeconomía, hemos recuperado la estabilidad monetaria, que es la base para tener una economía sana que crezca; estamos reduciendo el costo estructural de la economía argentina, que - a costa de impuestos y regulaciones - ha encarecido exponencialmente los precios de todos los bienes y servicios en nuestra economía. Y producto de este cambio de rumbo, estamos estableciendo de forma sostenida la confianza, en nuestro país con un Riesgo País, que se encontraba - en torno a los 3.000 puntos básicos -, al momento de las elecciones y que – ayer- quebró, básicamente, los 1.200 puntos básicos. Y esto es importante porque nosotros lo tenemos preciado, en términos de PBI, lo cual no es menor porque si el Riesgo País estuviera, en torno a los 3.000 puntos básicos, que es volver a la política fiscal de los degenerados fiscales de la política, eso implicaría un PBI, de 400 mil millones de dólares.
Y con este esquema de política fiscal que tenemos, hoy - a los precios de hoy - con el Riesgo País, no de esta semana, sino de hace una semana atrás, el PBI es de 600.000 millones de dólares, es decir, que volver a las andadas de la mala política fiscal nos costaría 200.000 millones de dólares. Es decir, no sólo es un PBI menor, sino que es un PBI per cápita menor. De hecho, la discusión presupuestaria, - si uno la hubiera hecho seriamente - no aprobando gastos, sin contemplar los recursos, lo cual viola la Ley de Administración Financiera del Estado y, además, en el Senado también violaron el estatuto del Senado, fíjense lo que es interesante, lo que implicaría el aumento para las universidades que - en el fondo - sería ceder a la vieja política, a la vieja forma de hacer política, de ignorar la restricción de Presupuesto. Y eso implicaría volver a las andadas y volver a los niveles de Riesgo País, que teníamos con el kirchnerismo, con lo cual, pasaríamos de un PBI de 600.000 millones de dólares a uno de 400 mil millones de dólares. Es decir, estaríamos perdiendo un tercio del PBI. Entonces - cuando ustedes toman los recursos para las universidades - si toman el caso de 600.000 sin el aumento, y toman el aumento con el de 400.000, los números quedan - más o menos - empatados, pero en el medio ustedes redujeron el PBI per cápita, perdimos un tercio del PBI y, además, cuando ustedes toman el impacto, en el PBI en dólares, y en el PBI en pesos, el impacto en el PBI en pesos es un tercio - o PBI real - que es en dólares. Esto significa que - en el medio - se produce un salto del tipo de cambio real, que no sólo hace que caiga el PBI, que caiga el PBI per cápita, sino que exacerba el aumento de pobres e indigentes por la suba, en el tipo de cambio real.
Entonces, ¿de qué estamos hablando? Y eso es - sí el reclamo fuera genuino - si en el medio consideramos que es un mero eufemismo para defender los curros de tres o cuatro delincuentes, que utilizan una causa noble y la prostituyen para ganar dinero, a costa de robárselos a los alumnos y a los profesores y a lo que tiene que ver con los edificios y demás, me parece que no hay mucho más que discutir. Y Nosotros hemos venido a hacer las cosas que están bien, independientemente de lo que diga la opinión pública o el terror que le tengan muchos a decir la verdad. Nosotros venimos a terminar con los curros y - en el fondo - si estuvieran limpios ¿cuál es el problema de que los auditen, si estuvieran limpios? Hace casi 10 años que no hacen una auditoría y lo único que estamos pidiendo es auditarlos, pero parece que eso es poner en riesgo la educación pública. No, todo lo contrario, es valorizar la educación pública; es decir, si estuvieran limpios, el principio revelación diría que – claramente - podrían mostrar los números, pero no lo quieren hacer y por algo debe ser, entonces.
Pero lo que quiero que quede claro es que volver a las andadas no es gratis, es - por lo menos - perder un tercio del PBI o, si yo lo quisiera poner en términos de logro, esta baja del Riesgo País nos permite pasar de un PBI de 400 mil millones de dólares, a uno de 600 mil millones de dólares, por sólo el efecto que tiene sobre el valor de los activos, la baja del Riesgo País, y lo que permite - en términos de coordinación macroeconómica - que es un 50% más. Miren qué numerito, eh, no hay gestión… pero - como decía - las consecuencias de todo esto empieza a verse, por ejemplo, con un boom de crédito nunca antes visto. En noviembre no había ni cuotas en comercios minoristas y - hoy - existe el crédito hipotecario, a 30 años, como si fuéramos Singapur, acompañado de créditos personales y para empresas. Es decir, si ustedes recuerdan - en noviembre, diciembre - estábamos discutiendo la hiperinflación; estábamos viendo cómo lográbamos pasar el día a día. Hoy está volviendo una de las herramientas de mayor movilidad social ascendente, que es comprar una propiedad y se puede hacer, a 30 años. Por lo tanto, miren si hemos cambiado el contexto macroeconómico.
No voy a estar repasando todos los números, que suelo dar regularmente, pero sí quiero mencionar el de inflación, porque - cuando uno toma el índice de inflación mayorista del mes, de diciembre - que era 54 por ciento, eso implicaba que anualizado era 17.000; y estaban todas las condiciones monetarias dadas para eso, si había convalidación, y es un indicador que se anticipa a la inflación minorista. Además, el último registro, del mayorista fue del 2,1 por ciento, es decir, 28 por ciento anual vendría a ser. Miren si no hemos hecho una tarea titánica arreglando el problema monetario y que, por ende, esto es lo que explica que pueda existir otro horizonte temporal para las inversiones, en Argentina. A su vez - en materia de inversión - el RIGI sigue sembrando anuncios, a lo largo y ancho del país, con proyecciones muy positivas para la balanza comercial y energética, de acá en adelante. El primer tramo del blanqueo popular, que impulsamos ha superado todo tipo de expectativas, superando – incluso - el primer tramo del blanqueo de la administración de Macri, que ya había sido un éxito. Es decir, cuando ustedes miran los depósitos - en dólares - verdaderamente el número es estremecedor, como lo que está pasando.
Pero, a veces, parece que - no sé si hay falta de perspectiva histórica o hay ignorancia o mala intención o todas juntas a la vez -, producto de esto los depósitos - en dólares - en el sector privado se encuentran, hoy, en niveles récords. Día a día, se vuelve más sencillo montar una empresa, en Argentina, y todos sabemos lo que pasa con los salarios, cuando hay más empresas compitiendo entre ellas para atraer la misma cantidad de trabajadores. En este sentido, seguimos trabajando, todos los días, desatando el nudo gordiano, que construyeron los exégetas del modelo empobrecedor. Todo esto en pos de seguir subiendo escalones - en términos de libertad económica - que nos traerá más ahorro, más inversión, más crecimiento y mayor prosperidad.
Yo suelo decir – recurrentemente - que nosotros trabajamos para ser el país más libre del mundo. De hecho, la reforma de la Ley Bases, más el DNU 70/23 nos permite tener un salto - en términos de libertad económica - de casi 90 puestos. Así, pasaríamos a estar en niveles parecidos a países, como Alemania, como Italia, como Francia. Pero eso para nosotros no es suficiente, pues nos quedan 3200 reformas pendientes, y ustedes pueden ver la tarea enorme, que lleva a cabo nuestro colosal ministro de Desregulación, que es Federico Sturzenegger.
Y cuando ustedes ven, el día a día, se van a dar cuenta que, sin lugar a dudas, cuando terminemos este mandato, vamos a ser el país más libre del mundo, con lo que ello implica, en términos dinámicos. Entonces, básicamente, yo no quiero detenerme en hacer un racconto detallado, de nuestra breve gestión, que ya han escuchado en otras ocasiones, pero sí quiero hacer énfasis en contarles a dónde conduce este barco, que no es a otra cosa que ser el país más libre del mundo. Muchas veces, cuando uso esta expresión, me tildan de loco y otras cosas más. Esto también lo dije en un reportaje: ¿cuál es la diferencia entre un genio y un loco? El éxito.
Cuando digo, que me gustaría alcanzar niveles de calidad de vida similares a los de Australia, todos ponen el grito en el cielo, como si fuera una gesta imposible. Les voy a contar algo, de Australia, un país que además admiro y por el cual tengo mucho aprecio, pero Australia fue una nación fundada por presidiarios; es decir, pasaron de ser el descarte, de Inglaterra, a convertirse en referentes globales. Y Argentina supo ser el país con el PBI per cápita más alto del mundo, en 1895, en la serie de Angus Madison. Si los australianos pudieron por qué nosotros no podríamos, si nosotros ya lo hicimos hace 100 años, por qué no podríamos hacerlo de nuevo. Pensemos que cuando Argentina nació - como Argentina - en 1860, estrictamente, con la unificación de Buenos Aires, Argentina era un país de bárbaros y en 35 años se convirtió en la primera potencia mundial. Si lo pudimos hacer - en el siglo XIX - por qué no lo vamos a poder hacer ahora que, además, contamos con mejores condiciones tecnológicas a nivel global. Hay que animarse, hay que salir de la mediocridad.
Es decir, una Argentina potencia con niveles de vida parecidos a Australia, Nueva Zelanda, Italia, España, Estados Unidos, o sea, el que les guste, Irlanda, no sólo no es una locura, sino que es el destino manifiesto si mantenemos este camino. No tengan dudas: ese es nuestro destino, si logramos respetar algunos preceptos básicos de la economía como el equilibrio fiscal, la estabilidad monetaria y también si logramos abatir ese Kraken de muchas cabezas, que es el costo argentino; un país, donde la inflación será tan sólo un mal recuerdo, y crean que lo voy a lograr, donde los argentinos habremos recuperado la capacidad de hacer cálculo económico y cada cual podrá planificar, ahorrar, invertir y ser el dueño de su propio destino; un país, donde es el que produce y no el Estado el que elige qué insumos utilizar, a quién contratar, a quién le vende y a qué precio; un país, donde se puede importar tecnología de punta para mejorar la competitividad sin pagar dos o tres veces su valor, por culpa de aranceles confiscatorios; un país, donde cada uno puede disfrutar del fruto de su trabajo, sin temor a que le roben o – incluso - lo maten por algo tan básico, como un celular; un país, donde se pueden comprar televisores al contado y una casa en cuotas y no al revés, como sucedía, hasta hace muy poco acá; un país, donde no hay que cruzar la frontera para hacerse de un par de zapatillas de buena calidad, a buen precio; un país con impuestos mínimos, retribuidos con servicios de calidad, no con municipios, provincias y un Estado Nacional voraces cobrando el mismo impuesto tres veces para brindar servicios paupérrimos las tres veces; un país, donde no se habla de ganancias extraordinarias para cobrarte más impuestos cuando tuviste un buen año porque si el fin moral de todo negocio es ganar plata ¿cómo puede ser extraordinaria una ganancia?
Aquí quiero hacer un punto porque me parece interesante. No hay nada más aberrante que hablar de este concepto de cobrarle más a las ganancias extraordinarias y demás. Supongan que ustedes tienen una economía de dos sectores: lo voy a hacer fácil, y - por algún motivo - ya sea o porque cambiaron las preferencias de la gente o porque hubo un problema que causó un shock negativo sobre la oferta de uno de los bienes, ustedes tienen un cambio de precios relativos. No sé, supongan, no sé, viene un terremoto y se pierde una parte de la economía; obviamente que los bienes que estaban ligados a ese sector van a contraer la oferta y eso va a ser que el precio sea más alto; es decir, ese precio relativo, en ese sector, va a ser más alto. Lo mismo cuando apareció el problema de los barbijos, es decir, ahora ese precio relativo más alto, esa ganancia extraordinaria, en realidad es una señal que está diciendo a dónde asignar el capital, a dónde mover el capital, cómo reasignar el capital. Por lo tanto, si usted castiga ese resultado extraordinario, lo que está haciendo es dificultar y poner palos en la rueda para resolver el problema; es decir, usted necesita que esa señal de precio fluya para que los recursos se reasignen y de esa manera resolver el problema. Esto es la misma discusión que del tipo de cambio real, que son un fastidio ya… por suerte los econochantas ya se calmaron bastante. A ver, si yo tengo equilibrio fiscal, tengo constante la cantidad de dinero, no tengo elementos de la política económica, que estén generando un problema artificial, ahora si yo tengo un problema del sector, y lo voy a hacer con un ejemplo. Supongamos que tengo una economía de transables y no transables, y por algún motivo, no sé, viene un terremoto y me rompe la mitad del sector no transable. Eso haría que el precio de los no transables, ¿qué tiene que pasar? Tiene que subir. Entonces, ¿qué? En la lógica de los econochantas, me estarían diciendo que el tipo de cambio real está apreciado porque estaría subiendo mucho el precio de los no transables, entonces cómo lo querrían arreglar los econochantas, devalúa, devalúa, devalúa, el tipo de cambio está atrasado, devalúa, devalúa. Es interesante porque si yo devalúo, o sea, les hago caso y devalúo, ¿cuál es el problema? El problema es que yo necesitaba mandar los recursos al sector no transable y devaluando qué es lo que hago, rompo la señal de precios y, por lo tanto, no termino nunca de resolver el problema. Es decir, Argentina tiene ese problema desde que tenemos esa maldita institución - llamada Banco Central de la República Argentina - y utilizan el Banco Central para corregir problemas del sector real. No, los problemas del sector real se arreglan en el sector real. Es decir, lo único que puede hacer el Banco Central es mantener la inflación a raya, algo por lo cual trabajamos activamente.
Entonces, si yo violento esa señal, me pasa lo que me pasa a mí: freno la cantidad de dinero, termino con el déficit fiscal y obviamente que la recomposición de precios relativos va a ser que los no transables estén más caros ¿por qué? Porque durante más de 70, 80, casi 100 años, me dediqué a romper la señal de precios, es decir, no es gratis. Esto también es importante porque – entonces - cuando aparece ese beneficio extraordinario a ese empresario que está cosechando ese beneficio extraordinario, en lugar de perseguirlo, le tendría que estar dando un premio, lo tendría que estar llevando en anda; o sea, de vuelta, piensen en el medio de la pandemia la necesidad de los barbijos; sí, claro que va a ganar un montón de plata, si hay un reacomodamiento de la demanda furioso. Pero ese tipo es el que me está arreglando los problemas, es el que me genera que haya una mayor cantidad de barbijos. En cambio, qué pasa si se mete el Estado y empieza a tocar los precios, ¿qué pasa? Va a haber menos y encima, porque los recursos se quieren mover, del sector A, al sector B, pero como yo le estoy capiando el precio, el sector A se me va a destruir, pero el sector B no se va a expandir.
Entonces, esa idea llena de envidia y resentimiento, la tenemos que combatir, desde ya, porque el que gana plata es un héroe, es un benefactor social porque lo hace vendiendo precios de mejor calidad, a un mejor precio. Entonces, esto no es menor: porque si Argentina va a empezar a generar un proceso de fuerte crecimiento económico, en la medida que ustedes empiecen a generar ese proceso, se van a generar ganancias extraordinarias. Y no le demos lugar a los zurdos de mierda que vengan a decir que eso está mal. Porque ellos que se basan en la envidia, en el odio, en el resentimiento van a venir a hinchar las pelotas con el Coeficiente de Gini, la desigualdad y - en realidad - esos tipos, que están capturando los grandes beneficios, son los que van a hacer de vuelta que Argentina sea un país grande nuevamente. Entonces, demos esa batalla. Sé que me estoy desviando del discurso original, mil disculpas, pero me encantaría leer tus carteles, pero hay un efecto que se llama años, y no veo. Me encantaría poder leerte, a ver ¿qué dice? Sí tengo muchas demandas, hay mucha gente proponiéndome que me vaya a otros países a hacer lo mismo. Voy a tener un problema de nacionalidad.
Entonces, esto lo se los planteo abiertamente porque es el debate que se va a venir, de cara al futuro. Es decir - de acá en adelante - todas las noticias que va a dar la economía argentina son todas buenas. Es más, si ustedes toman hasta el peor número que salió, el último que fue el de la pobreza, si ustedes descomponen entre el primer trimestre y el segundo trimestre, la pobreza es cierto que tocó el 56%, pero ya después, en el segundo, cayó al 51, y no tengan dudas que para - el tercer trimestre - va a estar en el 49. Es decir, si yo tomo los datos de actividad, el último indicador del EMAE dio 1,7. Si tomo – desestacionalizado - el último dato, contra diciembre, la caída del PBI es 0,6; nada si tenemos en cuenta que acabamos de hacer el ajuste fiscal más grande de la historia de la humanidad.
Es más, es un ejercicio heroico, no quiere decir que estoy hablando del número que voy a dar, aclaro, pero para que tengan una idea de la velocidad. Una economía cuando crece fuerte, supongamos, un 5% por ciento - el desestacionalizado - crece 0,4 mensual; el último dato dio 1,7. Eso significa que la velocidad, que mostró el último dato, en una economía como que se mueve a un ritmo del 23 por ciento. Es decir, usted se da cuenta. Porque el otro día me llegó la referencia de cierto periodista imbécil, y lo digo en estos términos para que no puedan saber si estoy hablando de un de un hombre a una mujer, pero lo hizo, en un programa de prime time, en el minuto 47; así es - como verán lo tenemos bien calibrados - a esos delincuentes los tenemos bien calibrados. Pero no se crean que van a tener que ir a buscar en lugares de la grilla hostiles, ojo. Dicho esto, el número que se publicó – ayer - de 1,5 es buenísimo, y sin embargo, ¿Qué hacen? ustedes tienen una economía que se venía destrozando, que iba camino a una híper, que íbamos camino a hacer explotar la pobreza, que íbamos camino a destrozar el nivel de actividad…, porque yo les aviso un ajuste que fue la mitad de que nosotros hicimos, fue el que hizo Duhalde; les cuento que el PBI cayó 11 por ciento y, en el segundo trimestre, que fue cuando lo hizo pleno, cayó 16. Miren los números que les estamos hablando.
Entonces está claro que cuando ustedes tienen la caída, si comparan contra el mismo mes, del año anterior, les va a dar negativo. Bueno, la persona en cuestión hacía todo foco en eso y no en el indicador mensual -desestacionalizado - que el que está mostrando la salida. Eso para que vean la mala intención que tienen, porque – aparte - una cosa es que uno se equivoque una vez, dos veces, ahora se equivoca siempre y siempre para el mismo lado; un econometrista - te diría - que eso se llama autocorrelación, pero nada, salgamos de ahí mejor. Pero - en definitiva - yo lo que quiero impulsar es un país anclado en tres principios fundamentales, que son: el derecho a la vida; el derecho a la libertad y el derecho a la propiedad para todos los argentinos.
Todo esto implica un nuevo rol para el empresariado, en la Argentina que viene. Lo voy a decir bien claro: yo no debo ni puedo, o sea, no debo - en términos morales - y no puedo porque, dada la fatal arrogancia, ser el que comande las decisiones que ustedes deben tomar. Deben ser ustedes quienes las tomen, sabiendo que de este lado hay un Gobierno que los apoya y que está dispuesto a todo por hacer las cosas bien, sino vean lo que estoy peleando para defender el déficit cero o lo que estoy peleando para mantener emisión cero y todo lo que estamos haciendo desregulando todos los días para que, justamente, cada día sea más fácil invertir, en Argentina. Nosotros persistiremos en nuestra misión, aunque la consecuencia sea el ostracismo, porque, como dijo Cicerón: “el desprestigio adquirido por hacer lo correcto, no es desprestigio en absoluto, sino que es la gloria”. Así que, a ustedes les digo: arriesguen, inviertan, innoven y apuesten a la industria y al comercio porque en la nueva Argentina las palabras esfuerzo y mérito tienen significado real y serán recompensadas.
Vinimos a reconvertir, a la Argentina, en la gran potencia, que nunca debió dejar de ser y sabemos que la clave para alcanzarlo es el comercio que convierte a los enemigos en clientes y a los competidores en colaboradores. Por eso no vengo aquí a apelar a su humanidad, sino a su propio beneficio; cuya persecución redunda en beneficio para la sociedad. Esto es Adam Smith, transformado un poco, pero es una adaptación, versión 2024.
Ahora me voy a ocupar - de vuelta - del zurdaje. Hoy me agarraron de buen humor. Hay una frase - repetida hasta el hartazgo por la izquierda bien pensante - que dice: “nadie se salva solo”. Y lo que no entiende la izquierda es que el mercado es – justamente - la demostración de ellos. Y esto a mí me sorprende, que usted le pregunta a un economista y un economista tampoco sabe qué es el mercado. Esto es gravísimo porque preguntar qué es el mercado y que me contesten tratando de poner - en palabras - una curva de oferta y demanda, habla muy mal del profesional en cuestión. El mercado es un proceso de cooperación social, donde los individuos intercambian - voluntariamente - derechos de propiedad. Eso es el mercado. De hecho, si ustedes entendieran así, hay toda una parte de la literatura que ya la erradicarían. ¿Por qué? Porque no podría existir los fallos de mercado, porque para que existan los fallos de mercado debería haber coacción, pero sí es coacción, entonces no son voluntarios, con lo cual violenta la definición de mercado. Fíjese por qué la definición de Alberto Benegas Lich (hijo) sobre liberalismo, que dice: “el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y a la propiedad”. Por lo tanto, no puede haber coacción, porque si ustedes están coaccionando están cercenando la libertad o están impactando sobre los derechos de propiedad. En ese sentido, ahí en lo primero que falla esta gente es que no sabe qué es mercado y, la verdad, que tampoco lo saben muchos economistas.
Entonces, hay un reportaje maravilloso de Alejandro Fantino, a mi ex competidor, del balotaje, que le dice y qué le vas a decir que el mercado le va a hacer la cloaca o el camino a tal persona en un sector vulnerable y Fantino le dice: “para terminar con el versito de que el mercado te salva, pero discúlpame llevamos 40 años haciendo lo opuesto y siguen sin tenerlo”, con lo cual le cobramos impuestos, le cobramos de todo y el resultado no está, con lo cual, por lo menos, no voy a tener nada, pero – por lo menos – tengo más plata, en el bolsillo. Al margen de que me puedo coordinar con otras personas y hacerlo. Entonces, en un mercado libre, para poder salvarnos a nosotros mismos debemos ser útiles para un tercero, proveyendo bienes o servicios de mejor calidad, a un mejor precio. Esto desencadena un círculo virtuoso en el que todos se benefician mutuamente. De vuelta a la idea de la mano invisible. O sea, hoy estoy con papá, estoy intenso. O sea, ayer saqué la bandera de Escocia y la saqué a pasear. Debe ser porque arranqué escuchando, a Rod Stewart, otro escocés. A su vez, es la multiplicación de riqueza lo que permite llevar adelante las más grandes obras de caridad y filantropía conocidas por el humano. No es recibiendo beneficios, sino prestando servicios que hacemos crecer al conjunto.
Por eso, es en honor a los grandes padres de esta Patria que queremos volver a encauzar, a la Argentina, en el rumbo del crecimiento sostenido. Porque, como decía Pericles: “quienes con obras demostraron su valor, con obras deberían recibir su homenaje”. No vinimos a llenarnos la boca inaugurando plazoletas, centros culturales o rutas en mal estado con los nombres de Alberdi, Roca o Sarmiento; vinimos a levantar el testimonio que 100 años de infamia dejaron caer y así volver a poner a Argentina como protagonista de la historia del mundo, como siempre debió haber sido. Muchísimas gracias a todos.
Que Dios bendiga a los argentinos, que las fuerzas del cielo nos acompañen ¡Viva la libertad, carajo!