Palabras del Presidente de la Nación, Javier Milei, al recibir la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid, España
Buenas tardes. Muchísimas gracias, presidente de la comunidad de Madrid, por esta distinción. Muchísimas gracias por tu forma de ser. Muchas gracias a todos los que están aquí presentes.
Es para mí un verdadero honor recibir esta condecoración y, tal como señalaba la presidente, en algún sentido lo he dicho en otros discursos: nosotros venimos del futuro a contarles una historia que es deseable evitar, es la historia del daño y la decadencia que causa el socialismo. Argentina, a fines del siglo XIX, era el país más rico del mundo. Hoy, después de más de 100 años de socialismo empobrecedor y populismo violento, Argentina, al tipo de cambio oficial, cayó a 140 del ranking mundial paralelo.
Recibimos el país en esa situación, con más de 13 años de caída del PBI per cápita, más del 50% de pobres y una situación escandalosa, donde un país que produce alimentos para 400 millones de seres humanos, donde la presión fiscal sobre el sector productor de alimentos es del 70%, es decir, que el Estado se queda con el alimento de 280 millones de seres humanos, hay cerca de 5 millones de argentinos que no les alcanza para comer. Esa catástrofe es la virtud del socialismo: generar pobreza.
Es por eso que quiero comentárselos y alertarles sobre los riesgos y cómo funciona ese modelo, porque no es necesario tener que llegar a una situación tan extrema como la que llegó a Argentina, sería bueno evitarse todos esos dolores. En especial, yo venía hacia acá y voy viendo Madrid, y es tan hermoso. No dejen que el socialismo les arruine la vida es la consigna. Y el punto es, cuando iniciamos en la carrera electoral, ya en la primera etapa, cuando estaba por ir por una banca de diputados por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nosotros ya hablábamos de lo que era el modelo de la casta. El modelo de la casta, básicamente parte de una premisa socialista que dice que donde hay una necesidad nace un derecho. Ahora, esa definición tiene un problema. El primero es que las necesidades son infinitas, y el tema es que los derechos alguien los tiene que pagar y los recursos son finitos. Por lo tanto, esa inconsistencia, ese conflicto entre necesidades infinitas y recursos finitos, requiere de una solución. Aquellos que creemos en las ideas de la libertad, en el capitalismo de libre empresa, donde consideramos que el mercado es un mecanismo de cooperación social, donde voluntariamente se intercambian derechos de propiedad, consideramos que ese trabajo lo hace el sistema de precios. Y no hay nada mejor que pueda resolver lo que resuelve el sistema de precios, que probablemente haya sido una de las mayores invenciones humanas en la historia de la humanidad.
Sin embargo, los socialistas no creen en eso; creen en un monstruo horrible y empobrecedor llamado justicia social, una idea realmente aberrante. Hayek hablaba de algo que llamaba palabras comadrejas: cada vez que ustedes le ponían un adjetivo a algo, destruía el sentido original de la palabra, en este caso, justicia social. La verdad es que la justicia social es profundamente injusta y profundamente violenta, porque la justicia social lo primero que hace es violentar la igualdad ante la ley, porque a algunos les quita y a otros les da, y eso antes está precedido de un robo, porque los impuestos no se pagan voluntariamente, se pagan a punta de pistola, a cambio de que si no los paga uno, va preso. Entonces, está precedido de un robo y de un trato desigual ante la ley. Por lo tanto, la justicia social nunca es justa; es profundamente injusta. Además, suelen enarbolar cuestiones nobles, pero la discrecionalidad siempre juega una mala pasada, siempre hay filtraciones. Bastiat hablaba de las porosas manos de los políticos.
Quizás no es la del político directamente, quizás es la de un hermano, la pareja o lo que fuera. El que quiere entender, que entienda.
En ese sentido, lo que sucede es que esa intención se manifiesta en un aumento del gasto público, en un aumento del déficit fiscal. El déficit fiscal tiene que ser financiado, siempre financiado. Ustedes tienen distintas formas de financiar el déficit fiscal. La forma que usa el político más desalmado, más populista, más salvaje, el más mentiroso, es el endeudamiento. El endeudamiento es una forma absolutamente inmoral de enfrentar la situación, porque la deuda no es ni más ni menos que impuestos futuros. Entonces, quiere decir que la fiesta del presente está siendo pagada por el trabajo de personas en el futuro, personas que no votan, personas que ni siquiera nacieron. Es decir, es profundamente inmoral. Están financiando la fiesta del político populista hoy a cambio del esfuerzo de generaciones que ni siquiera pueden manifestarse en las urnas. Además, no es gratis eso tampoco, porque cuando ustedes recurren al endeudamiento de manera pronunciada, eso tiene implicancias en las tasas de interés que se pagan. Al pagarse mayores tasas de interés, porque la economía del fisco empieza a ser más riesgosa, tiene una contraparte claramente negativa: una menor inversión, un menor nivel de capitalización y, por ende, salarios reales menores y peores niveles de vida. Es decir, termina siendo un freno al crecimiento económico. Cuando esta situación queda desmadrada, además, genera estancamiento y decadencia. No en vano Argentina utilizó esta herramienta y llegó a ser el máximo defaulteador de la historia moderna, algo que nosotros, desde nuestro gobierno, estamos cambiando. Nosotros, básicamente heredamos un déficit fiscal del 15% del PBI, donde cinco puntos eran del tesoro y diez del banco central. Contra todos los pronósticos que se hacían de que hacer un ajuste de semejante calibre era imposible, lo hemos hecho en menos de seis meses.
En menos de 6 meses no solo logramos el equilibrio financiero en el tesoro, sino que prácticamente tenemos terminado el déficit cuasifiscal en el Banco Central. Es decir, hicimos un ajuste de 15 puntos del PBI en 5 meses. Es el ajuste más fuerte en la historia de la humanidad, y eso nos permitió empezar a desacelerar la inflación porque no necesitamos más financiar el déficit con emisión de dinero. La inflación, cuando nosotros asumimos, viajaba a un ritmo del 17.000% anual. La inflación mayorista era del 54% mensual, lo que anualizado daba 17.000%. En la última observación fue del 3,5%, es decir, el equivalente a 50% anual. Sigue siendo un número aberrante y horrible, pero respecto al 17.000% que nos dejaron, es muchísimo menos y es un logro enorme.
No solo eso, sino que otro mecanismo que utilizan los políticos cuando ya se quedan sin financiamiento vía deuda es utilizar la emisión monetaria. Argentina, desde que creó su Banco Central en el año 1935, le quitó 13 ceros a la moneda. Podríamos quitarle tres ceros más.
Argentina tuvo dos hiperinflaciones sin guerra. Argentina padece crónicamente un problema de inflación. Y eso también es importante tenerlo en cuenta, porque una de las influencias más nefastas que ha dejado el keynesianismo es creer que la inflación depende de cualquier cosa menos de la emisión de dinero. Es decir, si pasaran por Argentina, se van a encontrar con un montón de economistas diciendo que la inflación es multicausal. Y la realidad es que la única causa de la inflación es la emisión de dinero. Cuando ustedes generan un exceso de oferta de dinero, ya sea porque emiten dinero o porque cae la demanda de dinero (pasan las dos cosas a la vez), eso hace que pierda el poder adquisitivo de la moneda y todos los precios que son de unidad monetaria suben. De hecho, nosotros hemos emprendido esto de cortarle el financiamiento del fisco, no emitimos más para el sector fiscal, y además esterilizamos la compra de divisas por otra ventana.
Tenemos algunos temas aún pendientes de resolución con los pasivos remunerados, pero en principio vamos camino a una situación de emisión cero para terminar definitivamente con la inflación. De hecho, cuando tengamos totalmente saneado el Banco Central, a partir de ese momento vamos a enviar una ley donde emitir dinero sea un delito y que ese delito sea de lesa humanidad. Y si se emite dinero, va a ir preso el presidente de la nación, el ministro de economía, el presidente del Banco Central, todo su directorio, y diputados y senadores que aprueben esas medidas. Y como va a ser un delito de lesa humanidad, automáticamente, si viniera otro gobierno y cambiara esas leyes, siempre va a volver algún liberal y los va a meter presos.
Así es que, también vamos a terminar definitivamente con la inflación en la Argentina. Lo estamos terminando con el déficit fiscal, con el cuasi fiscal, y estamos terminando con la inflación. Y se están viendo los frutos, porque después de haber pasado el peor momento durante el último trimestre del año, hoy empiezan a ver mejores indicadores de actividad que muestran mejoras. Los índices de difusión ya superan el 50%, es decir, la cantidad de sectores que están expandiendo ya supera el 50%, y los indicadores líderes llevan más de 2 meses mostrando registros positivos. En definitiva, se puede hacer.
El otro mecanismo que utilizan los políticos es subir los impuestos. Y cuando ustedes suben los impuestos, en el fondo no es ni más ni menos que una expropiación. En el fondo, lo que están haciendo es matar el crecimiento económico, están violentando el derecho de propiedad. Y si ustedes violentan el derecho de propiedad, no hay incentivos para ahorrar, no hay incentivos para invertir y, por ende, la economía se estanca.
Todas estas aberraciones en la Argentina, hace más de 100 años que las padecemos, y han generado esta tremenda decadencia como pocas veces visto en la historia de la humanidad. Pero afortunadamente, los argentinos despertaron, despertaron a las ideas de la libertad, despertaron y entendieron que no se sale más con populismo, se sale con responsabilidad, se sale con capitalismo, ahorro y trabajo duro, diría el profesor Anxo Bastos. La salida es el liberalismo, por eso, nosotros - y esto a mí me resultó muy sorprendente cuando hacíamos nuestros actos de campaña; el cierre lo hacíamos con una frase de nuestro máximo exponente de las ideas de la libertad, el profesor Alberto Venegas Lynch hijo-, que dice que “el liberalismo es el respeto y respeto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones son la propiedad privada, los mercados libres, la no intervención estatal, la división del trabajo, la cooperación social y donde solamente se puede ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad y mejor precio”. Es decir, donde los verdaderos héroes son los empresarios y los emprendedores, no los burócratas que nos persiguen, que persiguen a la prensa, que mienten, que roban y que en el fondo destruyen a un país, y sobre todas las cosas, producen un daño mucho más complicado que deteriora el tejido social porque el socialismo está basado en la envidia, el odio, el resentimiento y el trato desigual frente a la ley. Si es necesario, no tienen problema en recurrir al asesinato, porque donde se aplicó el socialismo de manera pura fue un fracaso en lo económico, cultural, social, y nunca se olviden que asesinaron a más de 100 millones de seres humanos.
Por lo tanto, para mí siempre es muy grato venir a España. Es muy grato visitar a grandes amigos. Hoy tengo la posibilidad de estar con Isabel, a quien tanto aprecio y admiro, admiro por su enorme batalla, por esos discursos maravillosos, que no me pierdo la oportunidad de verlos por YouTube. Por eso digo que estoy tan feliz acá. Pero, sobre todas las cosas, para alertarles del riesgo que tienen enfrente. Porque, además, cuando el socialismo entra a jugar, a calar, la lógica del camino de servidumbre de Hayek; cada vez que se hace una intervención, el funcionamiento es peor. Y, por ende, eso lleva a más intervención.
Para finalizar, quiero contarles dos frases, una de Mises y una de Hayek. La frase de Mises dice que el conocimiento en la economía lleva al liberalismo. Y una frase de Hayek que dice que, si los socialistas entendieran de economía, no serían socialistas. Bueno, parece que una de las excepciones que hacen a la regla la hacen ustedes con el señor Sánchez, que evidentemente, a pesar de haber estado en economía, no entendió o le gusta mucho el Estado para llevarse puestos a los españoles. Pero tengo esperanzas de que estén despertando, como despertaron en Argentina. Yo recuerdo que, cuando arranqué la campaña, en el cierre dije que yo no venía a guiar corderos, venía a despertar leones. Y parece que ese rugir, desde un lugar alejado de Sudamérica, empezó a llegar a todo el mundo. Ya dio una lección a Europa recientemente y creemos que en el mundo volverán las ideas de la libertad, que son las únicas que traen prosperidad. ¡Muchísimas gracias!