Clase Abierta del Presidente de la Nación, Javier Milei, en el Instituto Hoover, de la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos

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Clase Abierta del Presidente de la Nación, Javier Milei, en el Instituto Hoover, de la Universidad de Stanford, en California, Estados Unidos

Buen día, muchísimas gracias por permitirme tener el honor de estar aquí con ustedes y por poder transmitirles algunas de las ideas que están siendo muy importantes, en lo que tiene que ver con el gobierno que nosotros estamos llevando, en la Argentina. Naturalmente, que yo en ningún momento dejo de ser economista y hay cuestiones que se vuelven súper- importantes, sobre todo en lo que tiene que ver con la toma de decisiones y en la charla, de hoy, me quiero focalizar en uno de los temas, que desarrollo en mi reciente libro, titulado: “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, básicamente quiero ir sobre lo que – técnicamente – se denomina un fallo de mercado, que se define como no convexidad, es decir cuando hay estructuras de mercado concentradas y cómo la regulación termina matando la innovación y el crecimiento económico.


En ese sentido, básicamente, la charla va a estar estructurada, en cinco partes: lo primero que voy a hacer es plantearles la lógica de la estructura conceptual de lo que voy a estar presentando, que son los elementos fuerzas, que están detrás de la argumentación y obviamente una vez que hago esto, voy a empezar a elaborar donde yo considera que la estructura neoclásica tiene un problema, un fallo, un error y que eso deriva en intervención del Estado y que eso es lo que termina matando el crecimiento económico.


Básicamente, el primer elemento de la estructura conceptual es una idea de Mises, quien señalaba que solamente había dos sistemas económicos en forma polar: por un lado, el capitalismo de libre empresa y en el otro extremo el socialismo real. Esa idea, combinada con un trabajo de Hayek, muy famoso, que es el libro: “Camino de servidumbre”, que señalaba que cada vez que aparecía una intervención del Estado el resultado terminaba siendo peor que lo que había originalmente. Hay una frase de Milton Friedman, que pasó mucho tiempo aquí, en el Instituto Hoover, que decía que, en general, “la corrección de un fallo de mercado, por parte del Estado termina siendo peor, que lo que teníamos originalmente” y básicamente, entonces, lo que señalaba Hayek, en “Camino de servidumbre” es que cada vez que había una intervención el resultado era peor y que eso motivaba a los políticos a nuevas intervenciones y eso generaba que no sólo el sistema funcionara peor, sino que implicaba cada vez mayor peso del Estado y que esa dinámica a la postre, llevaba al socialismo y por ende llevaba a la miseria.

Por lo tanto, es importante saber cuáles son las lógicas y las dinámicas, que también, conllevan a eso. El primer punto que tiene que ver con la imposibilidad del socialismo fue planteado ya, en 1922, por Mises, en su libro: “Socialismo”, y lo que decía es que el socialismo era inviable porque no podía hacer cálculo económico, es decir – concretamente- si uno lo que está haciendo, en una transacción, es intercambiar derechos de propiedad y que eso es lo que genera un registro histórico que se llama precios y que eso funciona como un mecanismo de transmisión de señal, donde los agentes se coordinan: algunos serán compradores; otros serán vendedores y que frente a la existencia de divergencias habrá ajustes, es decir, que el sistema de precios es un mecanismo de transmisión de información de coordinación y de ajuste.

Entonces, el evento central se dispara por el intercambio de los derechos de propiedad. Por lo tanto, cuando aparece el Estado e interviene, lo que está haciendo es interferir sobre el derecho de propiedad. Y al interferir en el derecho de propiedad, la señal empieza a tener ruido y cuanta más intervención hay, cuanto más se vulnere y violente el derecho de propiedad la señal, que se transmite, es cada vez es peor y en el límite, en el socialismo real y sin propiedad privada no hay sistema de precios y por ende el sistema se derrumba. Por eso, en todos los lugares - donde se aplicó el socialismo - fue un fracaso en lo económico, en lo social y en lo cultural y además como exacerba la violencia de los políticos han terminado asesinando a 150 millones de seres humanos.


La otra cuestión que también es muy importante y que entra dentro de estos problemas, que se van generando con la presencia, del socialismo y la intervención del Estado es que, además, se genera una incompatibilidad de incentivos porque si ustedes van a estar ganando dinero y se esfuerzan para ganar dinero – como decía Milton Friedman, la responsabilidad social del empresario es ganar dinero, porque si lo hace es un héroe.
Porque básicamente lo que está haciendo es generar bienes de mejor calidad, a un mejor precio.


Por lo tanto, es un creador de bienestar. Y si ustedes intervienen y con el argumento de la distribución del ingreso y de la desigualdad y ese tipo de cuestiones, con las que el socialismo ataca, la contraparte es que ¿para qué me voy a forzar si me van a quitar el fruto de mi trabajo? Y si no me puedo apropiar del fruto de mi trabajo – entonces – no tiene sentido trabajar. Es más, de hecho, la presencia del socialismo lo que hace es abortar los procesos de descubrimiento. Y eso no es un tema menor; de hecho, Hayek señalaba que “el mercado es un proceso de descubrimiento”. Hayek, esto lo plante en términos de la discusión sobre la distribución del ingreso, al decir que no había tal cosa como una torta, sino que esa torta era una torta que se iba creando, que se iba descubriendo, en la medida que el proceso de mercado iba tomando lugar, pero esto es muy importante porque la injerencia del Estado lo que termina haciendo es rompiendo el proceso de descubrimiento, que es – básicamente- la innovación. Supongamos dos individuos, que no están conectados y uno genera un producto y tiene un desecho. De hecho ese desecho querría sacárselo de encima, hasta estaría dispuesto a pagar porque alguien se lleve ese desecho y sucede que- en la otra parte - puede haber otro individuo que ese desecho le podría servir como insumo y estaría dispuesto a pagar por el mismo, pero entonces aparece un tercer individuo que descubre que una oportunidad de negocio, que es comprarle al primero y venderle al segundo y eso lo hace porque va a sacar un beneficio y si ese beneficio que en realidad le está arreglando el problema a dos individuos, con lo cual es maravilloso.


Recuerden que el primero estaba dispuesto a pagar con tal de que se lo lleven; y el segundo estaba desesperado para conseguirlo, para poder hacer su proyecto. Entonces, este tercer individuo – obviamente - que le va a ir bien porque está resolviendo un problema. Y si aparece el Estado regulándolo lo que va a pasar es interferir en ese proceso va a abortar y si el Estado avanza mucho hasta lo va a abortar directamente. Por lo tanto, todos vamos a vivir mucho peor; – probablemente - el caso más emblemático haya sido, durante la pandemia, con los barbijos, si hubieran dejado a la fuerza del mercado libremente hubiera habido muchísimos más barbijos, más rápidamente y mucho más barato. Y el hecho de que se metiera el Estado lo único que hizo fue generar un gran problema.


Naturalmente que, en economías no tan intervenidas, generó daño; en economías súper intervenidas - como el caso de Argentina - hizo que nuestro país tuviera 130 mil muertos por COVID, cuando - si hubiéramos hecho las cosas como un país menos mediocre hubiéramos tenido 30 mil muertos.

Es decir, que el Estado presente, la intervención estatal a los argentinos nos costó cien mil vidas, en un año. Es decir, la intervención del Estado, a la postre, termina siendo una intervención asesina, de manera directa o indirecta. Y esto, es importante porque también esta combinación del mercado como proceso de descubrimiento, más el principio de apropiación de Lot, aquel que señala que “el que lo descubre, se lo queda” es la base del pensamiento, de Israel Kirschner, en estos temas, donde muestra al mercado como un proceso de descubrimiento y que si ustedes se meten a intervenirlo - por el motivo que quieran -, en general se suele hacer por cuestiones de índole distributiva, ustedes lo que van a hacer es daño. Se los planteo en otro caso más y no ahondo más en esto, pero – supongamos – que yo tengo un sistema de equilibrio general y que - inicialmente - está en equilibrio y que - de repente - aparece un problema, como puede ser el de la pandemia y entonces, ustedes, tienen un drástico cambio en la demanda. Ese cambio drástico en la demanda lo que va a hacer es que algunos productos van a ser muy demandados y su precio - naturalmente de corto plazo - va a ser muy alto. Justamente esa señal de precio es lo que va a hacer es atraer los recursos, desde los lugares donde no tienen que estar los recursos e ir hacia donde la gente está pidiendo que haya recursos. Si ustedes en aras de hablar de la distribución del ingreso, de las ganancias, de la desigualdad y demás empiezan a intervenir ese mercado, lo único que van a tener es que el mercado, que se tenía que destruir, se destruye, pero el mercado que tiene que prosperar no prospera y - por ende - a la postre estamos todos muchísimo peor.


Por lo tanto, una de las cosas que es muy importante tener en claro es que la intervención del Estado siempre es mala, porque está basada en la fuerza. Y nada que esté basado en la fuerza puede ser bueno. De hecho, el liberalismo se construye y el respeto, el derecho a la vida, la libertad, a la propiedad y siempre como punto de partida y de base el principio de no agresión. Y si hay un agresor grande e institucionalizado es el Estado. Por lo tanto, siempre la acción del Estado produce daño y cuanto más Estado hay peor nos va.


En esta lógica, entonces, donde la intervención lo que genera es daño esto es tremendo porque el instrumental analítico neoclásico - aún con gente que se sienta libertaria - podría terminar siendo funcional al socialismo si abraza los modelos y toma cuenta de lo que se denomina como fallos de mercado, ya que la definición del fallo de mercado habilita – supuestamente - a una intervención. Ahí yo quiero hacer algunas reflexiones porque una de las cosas que uno nota y cuando uno trabaja, en el mundo de los negocios, es decir uno usa modelos.


¿Por qué? Porque la realidad es compleja, entonces los usa para hacer una simplificación, para poder comprender de mejor manera lo que está haciendo, para focalizarse sobre las cosas que son verdaderamente importantes, pero cuando el modelo no mapea con la realidad, uno tira el modelo. Es decir, no se enoja con la realidad. Si ustedes en una empresa se enojan con la realidad y se quedan abrazados al modelo van a perder sus empleos porque van a estar perdiendo, un montón de dinero. Entonces, lo primero que uno aprende cuando está, en la trinchera, es entender que si el modelo no mapea con la realidad… vuela el modelo. Sin embargo, en el mundo neoclásico cuando la realidad no mapea con el modelo lo llamamos fallo de mercado.


Es decir, les diría que estamos enfermos de fatal arrogancia. Y me incluyo, digo, porque yo he dado clases de Microeconomía, 25 años de mi vida y he leído cuanto libro de Microeconomía daba dando vueltas, leía cuantos modelos y papers salían nuevos, pero todo cambió el día, que leí a Murray Newton Rothbard, en un trabajo, que se llama: “Monopolio y competencia” y ahí ese día mi vida cambió, pero entonces lo que quiero decir es que habilitar ese concepto de falla de mercado y la intervención lo que hace es favorecer el socialismo. Es decir, terminamos siendo funcionales al socialismo. De hecho, dentro de lo que es la estrategia del socialismo, del siglo XXI, y la forma de avanzar sobre las economías y donde Latinoamérica es un gran ejemplo, el socialismo del siglo XXI ha sido muy exitoso en Latinoamérica. Ha tenido un montón de presidentes. Y en Argentina tuvo cuatro períodos kirchneristas; en Uruguay ha tenido a Pepe Mujica, ha tenido a Tabaré Vázquez; en Chile ha tenido a Lago, a Bachelet (dos veces), a Boric; ahora, en Paraguay, han tenido a Lugo; en Brasil han tenido dos gobiernos de Lula, uno de Dilma Rousseff, después Lula nuevamente; tienen a Petro, en Colombia; tienen a Castillo, que estuvo en Perú; a López Obrador, en México y creo que no me estoy olvidando ninguno y después - en España - tienen a Pedro Sánchez, que es algo así como un kirchnerista y ya no diría que es de buenos modales porque no los tiene. ¿Y entonces, qué hacemos?

Yo una de las cosas que voy a hacer es detectar estos problemas, proponer algunas soluciones, pero – naturalmente - les aviso que esto es parte de mi próximo trabajo, que estoy escribiendo, con el doctor Demian Reidel, con quien, además, tengo el privilegio de que me acompañe y que sea uno de mis jefes de asesores, pero voy a estar dando algunas pistas de por dónde creo que pasa la solución. Entonces lo primero es definir qué es mercado. O sea, me parece fundamental. Y a veces tengo la sensación de que muchos economistas no saben definir qué es un mercado. De hecho, algunas reflexiones que se hacen me confirman que no saben qué es el mercado.


Y para mí el mercado, de vuelta, es mi definición, o sea, lo que yo opino está – absolutamente - bajo discusión, yo no tengo ningún tipo de problema con eso y es que el mercado es un proceso de cooperación social, donde se intercambian derechos de propiedad voluntariamente. Es decir, ustedes intercambian derechos de propiedad con otro individuo, con otro agente, voluntariamente. Y si ustedes lo hacen voluntariamente, no puede haber error por definición, lo están haciendo voluntariamente. Eso no quiere decir, que supongan que yo voy y me compro un par de zapatos. Y el par de zapatos yo creí que me iba a dar determinada prestación y no me gusta. Bueno, me equivoqué. Pero lo arreglo, pero no hubo ningún fallo esa decisión, es decir, en ese momento que yo tomé la decisión, era lo que yo quería hacer, y lo hice voluntariamente.


Nadie me forzó a hacer esa transacción. Y el único agente dentro de la economía, que hace esas transacciones forzadas es el Estado. Por lo tanto, el único que puede generar fallos adentro de la economía es el Estado. No, el mercado. Porque de hecho el mercado somos nosotros mismos. Si cuando hablan del mercado somos nosotros el mercado, somos nosotros el mercado. Y entonces, ¿por qué tenemos que soportar que alguien - fatalmente arrogante - venga a decir, que yo estoy tomando la decisión incorrecta, si ni siquiera sabe qué es lo que estoy haciendo, o por qué lo estoy haciendo.
Es decir, seguramente, si yo fuera a ver a Los Ángeles Lakers, seguramente, un fan de los Boston Sail, diría que estoy equivocado. ¿A título de qué si a mí me gustan Los Ángeles Lakers yo vi jugar a Magic Johnson ¿Qué me venían a explicar, que estoy equivocado? Me gusta los colores amarillo y púrpura – aparte - el púrpura es el color de la Libertad Avanza, así que me gusta más todavía. Esto es muy interesante, esto a mí me pasa regularmente en la discusión pública; aparece algún problema y algún estatista me dice: “ahí está el mundo de Milei genera estos problemas”. Entonces digo: okay, a ver, vamos a ver si el mundo de Milei genera estos problemas, o sea, aparte que poderoso que estoy generando problemas yo mismo. Entonces, nada, digo porque hay cosas que me pasan por la cabeza que obviamente no las puedo contar porque tengo una restricción que sigo siendo jefe de Estado. Así es que cuando escuchan o cuando ven que hago algo así como un silencio les pido por favor que me entiendan.

Entonces una de las cosas que yo digo es si ustedes creen que hay un fallo de mercado en un determinado mercado la primera prueba que propongo es que se fijen si no está la intervención del Estado porque no sea cosa que en realidad lo que ustedes están percibiendo como un fallo de mercado en realidad es justamente los daños que causa la acción del Estado y si ustedes corrieran al Estado del medio seguramente estaríamos mejor. Entonces, el primer punto es vayan y chequen si está metido el Estado. Ahora, si ustedes vieron, fueron, chequearon y el Estado no está metido, les hago una sugerencia: vayan y hagan el análisis de vuelta porque está mal. Es decir, obviamente, digo, soy un liberal libertario. Nada, lo que voy a dar es fundamentación de por qué digo lo que digo.

Entonces, bueno, la pregunta es, qué fue lo que a mí me motivó todo esto. Una de las cosas que a mí me pasó en Economía, de tanto hacer microeconomía y equilibrio general, fue que cuando apareció toda la literatura moderna sobre crecimiento económico, me resultó muy amigable, ahora, me resultaba de muchísima facilidad a punto tal que me puse a estudiar crecimiento económico y me terminé especializándose en temas de crecimiento económico con y sin dinero. Algo que también está motivado por el hecho de que el economista más importante de la historia argentina, Miguel Sidrauski, era especialista en crecimiento económico con dinero, entonces, tenía ya tenía una cierta atracción por eso y los micro fundamentos me habían resultado de muchísima utilidad y haber dado clases también de economía matemática también me ayudaba. Entonces empecé a trabajar en estos temas.

En un momento me invitaron a dar una charla en el World Economic Forum, no la última que hice tanto escándalo, cuando era una persona más tranquila. Me invitaron a hablar sobre eh sobre demografía y crecimiento y cuando empiezo a mirar esto me encuentro con los trabajos de Angus Madison y me encuentro con algo que todos ustedes conocen, yo igual lo voy a describir, pero seguramente todos ustedes lo conocen que es lo que se llama el palo de hockey. Es decir, esa serie que presenta Madison con dos mil años de historia, es decir, desde el año cero de la era cristiana hasta el año 2000 y que nos encontramos que el PBI per cápita durante 1800 años prácticamente estuvo constante, que solamente hubo un 40% de incremento del PBI por cápita en lo que tiene que ver en el siglo dieciséis, es decir, después del descubrimiento de América y que la verdad es que era una serie absolutamente monótona, una serie que si uno separaba allá por el 1800 y tenía que elegir entre quedarse con Smith o Malthus parecía lo más razonable quedarse con Malthus.

Sin embargo, después de la revolución industrial el PBI per cápita subió cerca de diez veces y eso se da en un contexto donde la población se multiplicó por lo menos por siete veces.


Entonces, frente a esa situación lo que uno ve es que estamos ante la presencia de rendimientos crecientes. Tenemos más gente entrando en el mercado y sin embargo la productividad sube, si el PBI per cápita subía, es decir, lo que pronosticaba Malthus no se daba. La presencia de rendimientos crecientes, es decir, que en la terminología de fallo de mercado se llama “no convexidades” o si ustedes quieren ponerlo de otro nombre en que hay estructuras de mercado concentradas, el problema es que si ustedes lo plantean en términos microeconómicos, eso es un supuesto fallo de mercado, o por decirlo de alguna manera, los monopolios son malos.

Entonces, si los monopolios son malos o las estructuras del mercado concentradas son malas, cómo podemos decir que es malo si cuando en el año 1800 vivía más del noventa y cinco de la población por debajo de la línea de pobreza extrema y en el año 2000 ese número había caído a menos del diez por ciento. Es decir, como algo que generaba tanto bienestar o que generó tanto bienestar desde la óptica de la microeconomía, estaba mal.

Hay varias respuestas, la respuesta más fácil, más simple, más obvia, uno la podría encontrar en un libro muy lindo, un libro chiquito, un libro de divulgación. Es más, en la última edición en español tiene un prólogo mío y mi conflicto con el libro cuando lo conocí. Debe ser por eso que me dediqué a la política porque me encanta el conflicto.

Pero, al margen de la humorada, hay un libro de Henry Hazlitt que se llama “La economía en una lección” y él arranca y dice “Bueno ¿cuál es la lección de economía?” Se para entre el mal economista y el buen economista, dice que el mal economista es el que se focaliza solamente en un mercado en un solo período de tiempo. Mientras que el buen economista no solo mira un mercado, sino que mira todos los demás y no solo considera las consecuencias de lo que pasa hoy, sino que además considera también las implicancias sobre el futuro. Es decir, está hablando de un economista, el mal economista es un economista que solamente hace equilibrio parcial y de un solo periodo y el buen economista hace equilibrio general intertemporal, esa vendría a ser la definición.

Pero digo al margen de esto, lo más importante es ¿cómo rastreamos el problema? ¿dónde está el problema? Entonces ahora les voy a spoilear la respuesta y después voy a dar las explicaciones. Desde mi punto de vista el origen del problema está en la interpretación de la mano invisible, de la idea de la mano invisible bajo la lógica de Pareto que hace que la mano invisible sea incompatible con la idea de la fábrica de alfileres, es decir, los rendimientos crecientes y cuando uno avanza en la estructuración formal del análisis de la eficiencia ¿sí? elegir determinadas construcciones matemáticas hace que entre en disputa la mano invisible con la fábrica de alfileres.

Eso tiene consecuencias analíticas claras y a partir de esa construcción, cuando metemos cuestiones normativas dentro del análisis del equilibrio, es donde empieza a aparecer este conflicto entre la realidad y el modelo que nosotros lo llamamos fallos de mercado. Cuando aparece el problema de las no convexidades tiene que ver con las estructuras de mercado concentradas, con los monopolios. Podemos tener el caso de los bienes públicos.

Hay algo muy divertido con lo de los bienes públicos, solemos discutir en términos de bienes públicos en términos de rivalidad en el consumo y de exclusión. Cuando uno mira entonces, por ejemplo, el caso emblemático que se utilizaba para describir un caso donde no se cumplía la rivalidad en consumo y la exclusión era el tema de los faros.

En una de esas reuniones que tenía Milton Friedman y otros economistas en Chicago solía participar un abogado que obviamente que no estaba contaminado con todo lo herramental neoclásico que estamos contaminados nosotros los economistas de base, entonces, encontraba soluciones muy divertidas, decían que el caso emblemático eran los fallos, este abogado que después ganó el Premio Nobel de Economía y que vivió hasta los ciento cuatro años, si no me equivoco, que se llamaba Ronald Coase ¿qué es lo que hizo? Fue y analizó todos los fallos del siglo diecinueve, un caso emblemático de fallo de mercado y era el caso de los bienes públicos y ahí se requería la intervención del Estado y lo que fuera. Bueno, adivinen qué descubrió: eran todos privados.

Es decir, que los economistas no sepamos describir bien el problema, no está el problema en la realidad, está en que tenemos herramientas que están mal. Esto es un tema, el de los bienes públicos, se los voy a hacer yo ahora y creo que cuando yo se los cuente a ustedes van a creer que esto es un chiste. Pero, créanme que en la vida real no lo es y mucho menos en Argentina. Puede ser que esté afectado por el caso, pero supongamos que ustedes tienen dos comunidades separadas por un río y descubren que si ustedes hacen un puente podrían intercambiar con la otra comunidad, están ampliando el mercado, por lo tanto, van a poner, tener mayor división de trabajo, mayor productividad, mayor bienestar.

Perdón ¿vos tenés una camiseta de Boca ahí? Bien, eso es populismo. No, pero eso era cuando era arquero, no cuenta, pero doblemente populista.

Bueno, descubren que sería bueno hacer un puente ¿qué es lo que pasa? Si fuera solamente un problema de los privados ¿saben qué hacen? Se ponen de acuerdo y juntan y arman el puente, le buscan la vuelta. El problema es cuando está el Estado, entonces el Estado va, le cobra impuestos a todos y hace el puente. Pero después hay un montón de personas que viven del Estado. Entonces, ¿qué hacen? Empiezan a buscar, hacen el Ministerio del Puente y empiezan a buscar dónde hacer puentes. Llega un momento en que hicieron todos los puentes que se podían hacer, entonces crean el Ministerio del Agua para poner agua para después hacerle un puente. Ustedes se ríen, les pido que revisen el organigrama de la función pública. Por suerte, acá tengo conmigo a este profesional formidable, maravilloso, que es mi ministro de Economía, Luis Caputo, que es el que está llevando a cabo la motosierra y de eso estamos sacando un montón de cosas.

Quiero decirles que a mí me pone muy contento cuando aplauden a mi ministro de Economía porque no solo está haciendo el ajuste más grande de la historia argentina, sino que es el más grande en la historia de la humanidad, por profundidad y en cantidad de tiempo. Cuando uno junta lo que estamos haciendo en el Tesoro y en el Banco Central, de hecho, llevamos más de trece puntos del PBI ajustados. Eso, si ustedes lo planteaban en otro momento, nos crucificaban a los dos en el medio de la 9 de Julio, que es donde hay un obelisco, una cosa alta y grande ahí. Lo subo a las presentaciones y lo aplauden, es un cambio de época. La gente está despertando, está despertando a las ideas de la libertad y el hombre que lo está llevando a cabo es el querido Luis Caputo, que está aquí presente, gracias.

Obviamente que hay otro tipo de supuesto fallo de mercado y que lo podríamos analizar, las externalidades. Ustedes toman el caso de las externalidades, las externalidades en consumo es para evitar ese punto, para que no haya un problema de circularidad en la resolución del equilibrio del problema general. Pero ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir, va a llegar un momento en que se va a morir de hambre, con lo cual, va a decidir de alguna manera para no morirse. Es decir, entonces no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque a la postre alguien lo va a resolver. Los casos de externalidad en producción, ¿cuántas veces vieron en los libros de texto lo de la empresa que contamina el mar o el agua? En realidad es un problema de definición de propiedad, de hecho, una de las cosas brillantes que también resolvió Coase, era el tema de resolver estos problemas asignando derechos de propiedad.

Otra cuestión más es la de información asimétrica, donde obviamente está claro que mejor que no se meta al Estado porque nosotros podemos resolver ese problema mejor estando en la trinchera que alguien que lo va a mirar desde el Everest. La otra cosa también sumamente arrogante es el tema del fallo de coordinación como consecuencia de un problema de dilema de los prisioneros. Si ustedes se fijaron, hay un supuesto fuerte en el dilema de los prisioneros: los prisioneros no pueden interactuar.

Ustedes se dan cuenta que ese supuesto tan simple tiene un nivel de violencia institucional grosero, y entonces, como agarro y meto ese nivel de violencia institucional grosero, ahora necesito un organismo violento para resolver el problema de coordinación como si los agentes fueran idiotas y los agentes no son idiotas, son inteligentes. El problema es que hay un montón de sátrapas metidos en el medio que se llama Estado y que viven de nuestra plata y que por eso generan estos problemas ¿para qué? Para vivir ellos de eso y no para que nosotros estemos mejor.

Es decir, ellos se auto crean su propia demanda ¿por qué? Porque tienen el poder coercitivo del Estado en el medio. Es decir, el tipo que está en el Estado se fija qué puede regular, una de las cosas que les va a pasar con los reguladores y esto es importante que lo tengan en cuenta, es que, como están en esa oficina y necesitan justificar por qué están calentando la silla, crean regulaciones para justificar su existencia y nos arruinan la vida a todos. No es menor porque tiene implicancias directas sobre cómo esto impacta negativamente sobre la innovación, por ejemplo. Bueno, regulan porque no saben, regulan porque tienen que calentar la silla, regulan por lo que sea y nos están arruinando la vida.


Les digo más, cuando ustedes tienen monopolios y esto es importante porque ya sabemos que el crecimiento lo vamos a tener que explicar por el lado de los rendimientos crecientes, cuando ustedes empiezan a regular y miran cualquier modelo de regulación, una de las cosas que pasa es que cuando ustedes regulan, dado el marco normativo que implica el modelo competitivo, regulan a esos monopolios para que se parezcan lo más posible al modelo competitivo y si no lo logran, bueno, que parezca la solución de segundo mejor, que es la Ramsey.

En ese contexto, esa regulación lo que va a hacer es eliminar la cuasi renta y si ustedes eliminan la cuasi renta, están eliminando los incentivos para innovar y si ustedes regulan asimilando las empresas competitivas y les quitan la cuasi renta, lo que están haciendo es matar la innovación y por ende están matando el crecimiento económico. Por lo tanto, cuando ustedes se ponen a regular, ¿cuál va a ser la contracara? Va a ser que no van a crecer. ¿Cuál es la región del mundo que menos crece? Por escándalo, Europa ¿y por qué? Porque están atestados de regulación, se fanatizaron tanto en generar un modelo que se parezca al modelo competitivo que mataron los rendimientos crecientes. Es decir, mataron las cuasi rentas, al matar las cuasi rentas, no tienen incentivos a invertir. Si no invierten, no hay innovación, por ende se quedaron sin crecimiento económico, por lo tanto no dejemos que estos fatalmente arrogantes nos destruyan la vida con regulaciones, vayamos a una sociedad muchísimo más libre y que si el problema es la teoría económica, tratando de ver en dónde está el error de la teoría económica, que el mundo se parezca a una teoría económica que tiene errores que venía de un mundo que no tenía crecimiento.

La caja de Edwards puede ser muy divertida cuando no hay crecimiento en una economía estática, igual que Malthus, igual que los rendimientos marginales crecientes, pero ese no es el mundo real. ¿Qué hago? ¿Me quedo con el modelo o me quedo con la realidad?
Como la realidad me pone incómodo, me quedo con el modelo y digo que el problema es la realidad. No caigamos en esa locura porque en esa locura nos vamos a destruir nuestras vidas.

Bueno ¿y ahora qué hacemos? ¿a dónde vamos? Una de las cosas que hice fue decir, no voy a relatar toda la historia porque no me da el tiempo y bueno, haber estudiado historia del pensamiento económico tiene algunas ventajas como saber donde hago el corte ¿no? Dije: “Vayamos a Adam Smith, vamos a poner como punto de inicio a Adam Smith". Si bien, seguramente ustedes estarán al tanto de que yo soy liberal libertario, adhiero a la escuela austríaca de economía, que en realidad filosóficamente soy anarcocapitalista y que en la vida real soy minarquista. A diferencia de mis colegas, yo no tengo una visión negativa de Adam Smith, de hecho, Adam Smith me parece una suerte de genio total. Para mí, Adam Smith es a la economía lo que ha sido Gauss a la matemática. Es decir, alguien que estaba 200 años adelantado a su época y fue el que la vio. Nosotros, como tenemos una forma muy particular de hacer política, los analistas tradicionales nos cuestionan y nosotros nos mofamos de eso y les decimos: "No la ven". Bueno, Adam Smith la vio. En ese sentido, básicamente, desde mi interpretación de Adam Smith, lo maravilloso de Adam Smith es que tenía implícito un modelo de crecimiento económico.


El modelo de Adam Smith en "La investigación sobre la naturaleza y la causa de la riqueza de las naciones", para los amigos "La riqueza de las naciones" lo que tiene es un modelo de crecimiento económico. De hecho, la idea de la fábrica de alfileres es la idea de los rendimientos crecientes porque decía, si yo tengo una persona haciendo alfileres, una persona sola, aun cuando fuera muy buena ¿qué iba a poder producir? Veinte unidades y no más que eso. Ahora, lo que decía es que, cuando dividía el trabajo en quince actividades distintas, la producción de alfileres per cápita saltaba a cinco mil. Es decir, ustedes habían incrementado en quince veces la planta, en términos de personal y la producción había pasado de veinte a cinco mil per cápita.


Después dice algo que es muy interesante y que a la luz de lo que se viene tejiendo y tallando respecto a las interpretaciones del futuro, en especial la maravilla que implica la inteligencia artificial, que es la exacerbación de los rendimientos crecientes, sobre todo para aquellos equilibrios distópicos. Yo les diría, no le tengan tanto miedo a los equilibrios distópicos porque la idea de la fábrica de alfileres y los rendimientos crecientes y la división del trabajo, tiene un límite. ¿Y el límite cuál es? El tamaño del mercado.


Yo no voy a llevar quince empleados a la fábrica de alfileres y entonces tendría cincuenta mil, setenta y cinco mil alfileres que vender. Si no los puedo vender, no voy a ir a ese nivel de división del trabajo. Voy a ir al nivel que me soporta el mercado. No piensen el proceso solo del lado de la oferta, piensen que también está la demanda, no volvamos a caer en los problemas que caímos en el pasado con el odio a la máquina, es decir, con los luditas.


Porque, a ver, el día que Edison inventó la lamparita, claro, los fabricantes de velas estaban muy enojados. Estaban muy enojados y entonces, la realidad es que fue maravilloso lo que hizo Edison ¿no? Porque eso me permitió tener un bien de mejor calidad, a mejor precio, llegó a más gente, además generó más trabajo y además me ahorré dinero y pude gastar en otros bienes. Es decir, una máquina de generar bienestar. Es decir, los que generan progreso tecnológico son máquinas de generar bienestar. Pero nunca pueden ir más allá del límite del mercado, salvo que haya innovación que haga que todos seamos más ricos, que todos estemos mejor.

Entonces, no tengamos miedo. No pidamos regulaciones porque no entendemos de qué se trata. Tratemos de entender de qué se trata y no de regular. Es decir, nunca la libertad puede ser mala, lo malo es no ser libres. Nunca es mala la innovación, de última, podemos discutir los valores sobre los que está construida la innovación y si los construimos sobre los valores del libertarianismo, digo, ¿quién podría estar en contra del respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo o en defensa del derecho a la vida, la libertad, la propiedad basado en el principio de no agresión? ¿Cuál es el problema con esto? ¿Quién está en contra de esto? Solamente ustedes podrían ser exitosos sirviendo al prójimo con mejor calidad, a mejor precio. Pero hay un límite: el límite es el tamaño del mercado. No tengan miedo, no regulen el progreso tecnológico, este va a tener como contraparte la demanda.


¿O acaso ustedes creen que van a generar progreso tecnológico para cosas que no existen? ¿Cómo van a hacer semejante locura y van a estar hundiendo un montón de dinero en eso? Si en realidad ese dinero viene de seres humanos ¿van a tirar plata para tirar plata? Yo no conozco empresarios que se dediquen a quemar plata por deporte.


La otra cosa que también tiene muy interesante la obra de Adam Smith es que contemplaba el aprendizaje en la práctica, es decir, el modelo del trabajo, además contemplaba el progreso tecnológico. Porque básicamente lo que decía Adam Smith era que una persona en su trabajo, cada vez que lo iba haciendo más veces, lo hacía cada vez mejor. Es decir, que en algún momento encontraba formas de producir lo mismo pero utilizando menos trabajo y llegaba a un salto discreto. Ese salto discreto lo llamamos progreso tecnológico.


Es decir, que Adam Smith no solo tenía contemplado los rendimientos crecientes, tenía el problema de la división del trabajo bien definido, sino que además tenía un modelo de crecimiento que contemplaba el progreso tecnológico. Todo en el año 1776 siendo que además le costó diez años escribir el libro. Si eso no es ser avanzado, no sé qué es ser un avanzado. Y lo otro que era interesante eran los mercados libres y la intervención mínima del Estado. Y el corolario de eso es la mano invisible. Que cada uno, guiado por su propio interés, conduce al bienestar general.

En el plano monetario, Adam Smith tenía un modelo de patrón oro. Ahora, una vez que tenemos la obra de Adam Smith, está claro que hoy es fácil, ya conociendo los resultados, sabemos que Adam Smith tenía razón. Pero en ese momento no era tan evidente. Parados en 1776, no era tan evidente. Y por eso ustedes tienen que en el año 1801, si no me equivoco, pero por ahí apareció el trabajo de Malthus y la idea de los rendimientos marginales decrecientes. No parecía algo alocado a la luz de lo que habían sido, por ejemplo, los mil ochocientos años anteriores. Y además, antes del año cero tampoco difería mucho de lo que fue después hasta el 1800 y eso tenía un sentido porque decía que cuando alguien llegaba, ocupaba la mejor parcela de tierra y cuando llegaba el segundo, ocupaba una menor y así sucesivamente.


Entonces la productividad marginal era decreciente ¿sí? Eso hacía que los salarios reales, cada vez fueran menores y eso, después lo interactuó con la pasión por los sexos, llegó a la ley de hierro de los salarios y derivó en un montón de relaciones aberrantes que no vamos a estar discutiendo ahora, pero relaciones aberrantes que ya venían desde muchísimos años atrás. No es el eje de la discusión en este momento ir ahí. Esa idea fue continuada por Ricardo, por Stuart Mill, hasta que llegó a Marx. La realidad es que en ese momento es cuando aparece la teoría neoclásica, superando a los clásicos, con la teoría subjetiva del valor. Ahí aparece Menger por un lado y Léon Walras, los menciono porque es importante ya que en algún momento la teoría económica va a tener que volver atrás en una parte de la historia, después de Keynes, y eso dio una base relevante de dónde se van a nutrir.

En ese sentido, ya cuando estamos entrando al siglo veinte, se empieza a hacer evidente que el análisis de Malthus estaba mal, que lo que había planteado Adam Smith estaba bien, que estaba el problema de los rendimientos crecientes y que si uno quería explicar el crecimiento económico con rendimientos constantes a escala y con el herramental neoclásico, en ese formato no funcionaba y mucho menos con rendimientos marginales decrecientes.


Los dos primeros que vieron esto fueron Alfred Marshall y Allyn Young y empezaron a ver cómo podían hacer para meter la cuestión de los rendimientos crecientes dentro de la estructura de los modelos para poder explicar el crecimiento económico. Este debate era tan importante y tan intenso que es cuando se empieza a discutir sobre el monopolio y ustedes ahí se van a encontrar con la teoría del monopolio, como la de Joan Robinson o modelos muy interesantes como el de Chamberlin con la competencia monopolística. Es decir, había todo un clima de época para tratar de ver dónde estaba el problema de los rendimientos crecientes y cómo meterlos en lo que hoy llamaríamos análisis macroeconómico o crecimiento económico para explicar el crecimiento económico, había un problema concreto. Pero apareció Keynes y el problema con la aparición de Keynes es que todo el marco analítico que existía previo lo destruyó. Es decir, la "Teoría General" es una obra maestra, pero una obra maestra del mal, del terror. No me quiero poner a hablar sobre Keynes porque si yo hago esto se me van a ir siete horas y tengo un montón de reuniones a las que no voy a llegar.


¿Cómo funcionaba el análisis macroeconómico pre-Keynes? Digo, no se llamaba macroeconomía, pero no importa, hoy lo podemos pensar así. Eran lo que se llamaban modelos de naturaleza intertemporal, donde la interacción entre ahorro e inversión determinaba la tasa de interés, la que se llama la tasa de interés Wickselliana, es decir, como la tasa de interés siendo un mecanismo de coordinación intertemporal que no es ni más ni menos que el precio relativo de los bienes presentes respecto de los bienes futuros y en el mercado de dinero se determinaba el nivel de precios. O sea, que era un modelo de características intertemporales donde en el mercado de bienes se determinaban los precios relativos y, en términos intertemporales, ahorro e inversión determinaban la tasa de interés y eso tenía que tener todos los precios relativos alineados en términos de bienes para que todo coincidieran que tenían la misma tasa de interés para que no haya arbitraje intertemporales.

Ahí lo que hizo Keynes fue romper todo lo primero que hizo es crear una función de consumo dependiendo del ingreso lo cual en términos de los que entienden de equilibrio general eso es una aberración las funciones de equilibrio general no contemplan cantidades contemplan todos los precios, de hecho un modelo de equilibrio general viene determinado por las preferencias las dotaciones y la tecnología y si sacan las funciones de exceso de demanda dependen de los precios no hay el ingreso, no aparece ahí, el ingreso se deriva de vender mis dotaciones y de la participación que tengo en los beneficios, con los precios está toda la información.

Pero como Keynes no era economista y solamente había tomado un curso con Marshall, que era el campeón del equilibrio parcial, se le ocurrió meter en la función de consumo el ingreso y le rompió la intertemporalidad al consumo. Por ende, el ahorro pasaba a ser un residuo después de la inversión. Es interesante la "Teoría General" porque tiene un capítulo hermoso describiendo cómo son los criterios de inversión y en el otro dice que básicamente los "animal spirits" determinan la inversión. Tengo versiones más groseras, pero no puedo decirlas como jefe de Estado.

En el mercado de bienes, en lugar de determinar la tasa de interés, pasa a determinar el ingreso, y con ese ingreso determina la demanda de trabajo que, frente a una oferta de trabajo, determina el salario. Esto tiene varios problemas porque le falta determinar el nivel de precios y la tasa de interés. Decide determinar la tasa de interés en el mercado de dinero, lo cual es una locura porque la tasa de interés existe no porque existe el dinero, sino porque existe el tiempo. Además, ¿cómo va a haber tasa de interés en un modelo de un solo período? No tiene sentido, la tasa de interés es una cuestión esencialmente intertemporal. Por lo tanto, obviamente no tenía teoría del capital ni nada por el estilo ¿Qué hizo? Bueno, determinó que el nivel de precio de la economía era un mark-up sobre salarios, es decir, otra aberración. Destruyó toda la teoría del valor. Obviamente, semejante monstruo no podía funcionar y entonces, cuando quedó claro que la teoría keynesiana no funcionaba, se manifestó con la aceleración de la inflación.


¿Qué pasó entonces? El multiplicador implicaba una violación de la restricción de presupuesto. Dijeron "che, se nos fue la mano, vamos a volver a las bases". Pero como la escuela austríaca había sido derrotada en ese contexto histórico, decidieron volver sobre la línea de Walras, y se apalancaron sobre el trabajo de Abraham Wald, un joven matemático que en la década del 20 hizo una demostración de existencia de equilibrio sin tener teoremas de punto fijo, un verdadero genio y con la llegada de los teoremas de punto fijo de Brouwer en el 56 y el de Kakutani en el 57, el primero para funciones y el segundo para correspondencias, empezamos a trabajar sobre el análisis del equilibrio general.


En el equilibrio general básicamente estudiamos si el equilibrio existe, si es único y si es estable. La maravilla de los teoremas de punto fijo es que si estamos trabajando con conjuntos que son cerrados, acotados, convexos y con funciones continuas, podemos aplicar el teorema de Brouwer. Entonces el equilibrio existirá, será único y estable. En el caso de correspondencias, el equilibrio existirá, no sabemos si es único, pero si hacemos algunos supuestos adicionales, ya sea del lado de la demanda o de la oferta o de ambos, nos podemos asegurar la unicidad y la estabilidad.


El problema aparece cuando queremos meter el óptimo de Pareto, es decir, agregar propiedades de bienestar al equilibrio que ahora sabemos que existe, es único y es estable. La idea es que si cada uno guiado por su propio interés, llámese “maximiza su utilidad” conduce al máximo bienestar general y necesitaríamos que todos los agentes estarían maximizando. Pero cuando lo planteamos en términos de consumidor, no hay problema, el problema aparece por el lado de la firma.


Uno de los problemas es que no pueden aceptar los rendimientos crecientes porque en ese caso las funciones de producción serían funciones convexas y no podrían encontrar un máximo salvo que lo encuentren en un borde, lo que implicaría que se quedan con toda la economía. Cuando miran y hay varias empresas, quiere decir que no es un problema. En una economía con un solo agente, eso ocurrió en el comunismo y ya sabemos que fue un fracaso porque no podía computar precios, por lo tanto, no funciona.


Entonces, se decidió mirar para otro costado y dejar eso así. En el libro de Varian, que seguramente es el mejor a nivel intermedio ¿saben cuántas veces se menciona la palabra empresario en el libro? Ninguna ¿y empresa? Cuatro veces. Firma, sí. Es decir ¿ustedes creen que la función del empresario es solamente resolver un Lagrangiano? Sería bastante fácil la labor del empresario y eso se perdió acá, lo que nos impide capturar correctamente el problema de los rendimientos crecientes.

Ese problema de querer hacer el análisis de bienestar llevó a utilizar malas construcciones matemáticas que nos hacen quedar con rendimientos constantes a escala o marginales decrecientes. Si hay algo que la realidad difiere del modelo, lo llamamos fallos de mercado, y eso habilita la intervención. Cuando habilitamos la intervención, el resultado es peor.


Cuanto más avancemos con el tema de las regulaciones, más vamos a estar matando los rendimientos crecientes, la generación de beneficios y los incentivos a innovar. Si matamos los incentivos a innovar, no crecemos más.


Sugiero leer activamente un trabajo de Murray Newton Rothbard, el inventor del anarcocapitalismo, que se llama "Monopolio y competencia", dentro del libro "El hombre, la economía y el Estado". El tercer tomo se llama "Poder y mercado", pero es parte de la misma obra donde Rothbard se vuelve anarcocapitalista. Esto les abrirá los ojos y verán que los monopolios no son malos. Si tengo 10 empresas y una crea un producto, como un celular de mejor calidad a mejor precio, las otras nueve van a la quiebra. Pero ese empresario es un benefactor social porque me está dando un bien de mejor calidad a un mejor precio, lo que me permite consumir otros bienes y ahorrar dinero,es decir, me está facilitando la vida. No importa si lo ahorra o lo reinvierte en su empresa, porque eso generará mejores productos y salarios, ahorrarme más plata y hacer un montón de otras cosas, fantástico ¿cuál es el problema?


Miren, este tipo es tan malo, tan villano que saben que hace, todo el dinero que gana lo entierra en el piso. Bueno, si hiciera eso, está quitando dinero de la economía y por lo tanto el nivel de precios es menor y es lo que deseamos todos, por lo tanto bajando los precios, no tengamos miedo, vayamos hacia adelante, seamos optimistas. No sabemos cómo será el futuro, lo único que sabemos es que va a ser mucho mejor y va a ser muchísimo mejor si en el medio sacamos al Estado de toda nuestra vida. Muchísimas gracias.