Palabras del presidente de la Nación, Javier Milei, en la presentación de su libro en el Luna Park
Javier Milei: Hola a todos. Muchas gracias a todos los que se han hecho presentes, en esta verdadera fiesta de la libertad. En primer lugar, además de darle las gracias al Jefe, a mi hermana, además también quiero darle las gracias a cada uno de mis ministros que están presentes; darles las gracias a diputados y a senadores que están aquí festejando la fiesta de la Libertad. Y como uno no puede ser ingrato, che, hay que darle las gracias al de la Fundación Feria del Libro, que con el intento boicot nos regaló esta fiesta. Gracias kirchneristas. Parece que ibas a necesitar más de diez salas José Hernández para recibir esto.
Bueno, ahora vamos, porque en el fondo vengo a presentar mi reciente libro que se llama “Capitalismo, socialismo, en la trampa neoclásica”. Y, en realidad, el subtítulo es "De la teoría económica a la acción política". Por lo tanto, el libro está estructurado en tres bloques. Un primer bloque es la introducción, en la introducción lo que nosotros hacemos es presentar los discursos más emblemáticos que hemos dado desde que estamos aquí en política.
En ese sentido, el primero de los artículos que tiene la introducción es el discurso de aceptación del Doctorado honoris causa en el ESEADE, que es un artículo donde hago un recorrido de cómo fui mutando mi pensamiento a lo largo de los años, desde ser lo que se llama un post keynesiano, un keynesiano marxista, hasta convertirme orgullosamente en un discípulo de la escuela austríaca, liberal libertario, anarco-capitalista.
Después, el segundo artículo básicamente es la charla, el discurso de Davos, el día que le dijimos al mundo: ‘Argentina está presente y viene a levantar las ideas de la libertad como nadie en el mundo’. La tercera conferencia que aparece en esta introducción es una conferencia que di en CIPAC en Washington, donde explico los riesgos que implica abrazar las ideas neoclásicas en materia de monopolios y, a la luz de eso, cómo la regulación económica termina destruyendo el crecimiento económico. Es cierto que este artículo podría ser parte de lo que es la parte 1, que son artículos técnicos, pero dada la relevancia que tuvo ese discurso y que se complementa con el discurso de Davos, es que lo van a encontrar ahí. Por otra parte, el cierre de esta sección es básicamente el discurso de apertura de la Asamblea Legislativa, es decir, ese famoso discurso donde fui y me paré frente al Congreso y les dije todo lo que queríamos los ciudadanos argentinos decirles en la cara, y se los dijimos.
Les puedo asegurar que los acompañaría cantando, pero violaría la independencia de los poderes. ¿No les parece que ya tengo bastantes quilombos? Bien.
Che, para que Mondino me va a pedir horas extras.
Bien, en lo que se llama la parte 1 del libro, está propiamente lo que tiene que ver con la estructura de esta idea de capitalismo, socialismo y democracia. Y ahí ustedes van a encontrar cinco artículos: hay uno donde se plantea el problema desde la perspectiva de la historia del pensamiento económico y es donde yo trato de rastrear el problema dentro de la teoría económica, que después lo voy a explicar, aparecen todos estos problemas por la teoría neoclásica. Hay un segundo artículo que plantea la misma problemática, pero desde mi campo de especialización, que es el crecimiento económico y que ese artículo después va a quedar ligado cuando vamos a la parte del modelo macroeconómico de la parte 2.
Por otra parte, el tercer artículo es el artículo, si ustedes quieren, donde queda mayormente concentrado, es un artículo que está en inglés, publicado en el Polgrave de Economía Austríaca, donde convocaron a los austriacos más importantes del mundo. Parece que algunos, que saben mucho, se los olvidaron y, por error, entre ellos. Y en ese artículo va a estar, es un artículo, además, escrito en honor a Jesús Huerta de Soto.
Y después van a encontrar una aplicación a los impuestos, y esa parte cierra con una aplicación a la batalla cultural y al diseño de políticas, y cómo enfrentar y darle pelea de frente al socialismo del siglo XXI, y la estrategia que fueron construyendo en base a Gramsci con la lógica del grupo de lo que se llamaba el Foro de San Pablo, y ahora Grupo Puebla. Es decir, esos enemigos que, de repente, tratan de voltear a este gobierno porque quieren que sigan el socialismo y la miseria.
Respecto a la parte 2, lo que se presenta ahí es un modelo de macroeconomía intertemporal, que sirve para entender cómo miro yo estos problemas. Donde, además, lo que van a encontrar es que toda la macroeconomía moderna está escrita en términos de crecimiento económico. Básicamente, desde mi punto de vista, en el nivel intermedio, porque en el nivel avanzado el mejor libro es el del doctor Federico Sturzenegger, que está aquí presente. Hay un libro de Barro, que se llama Macroeconomics y trabaja con la idea del modelo de Solow. En ese sentido, yo replicó el tipo de ejercicio, después planteo los problemas que tiene él, Solow y aparece el primer parche, por un problema que se llama eficiencia dinámica, que ese el primer parche es la regla de Phelps, pero es solamente un problema.
Ese modelo después se mejora y se pone en términos de matemática, concretamente, intertemporal, con optimización intertemporal, que es una red, una mejora sobre el modelo de Ramsey de 1928, que se hace a mediados de la década del 60 por dos economistas, uno que llamaba Cass y otro que se llamaba Koopman. Sin embargo, a pesar de eso, no le encontraban la vuelta para explicar el crecimiento económico. Digo, es más, cuando esos modelos fueron testeados en la vida real, solamente explicaban el 15%, y el resto se llamaba residuo. Eso lo voy a decir: el modelo no explicaba nada, todo quedaba fuera del modelo. En ese sentido se hicieron un par de parches, que eso yo lo explicito también cómo se arregla, que es la incorporación del capital humano o la incorporación del progreso tecnológico, y de esa manera ustedes pueden explicar el crecimiento económico.
Sin embargo, el problema es que todos esos elementos están dados de manera exógena, es decir, está todo a dedo y las dinámicas están descritas a dedo, por lo tanto, es un parche con el cual los economistas convivimos, pero tenemos que saber que es un parche. Pero les voy a contar algo, porque mi próximo libro- que lo voy a escribir con el doctor Demian Reidel, que está por acá, el genio ese que está ahí- encontramos la solución, así que ya le estoy avisando que el que viene atrás tiene la solución.
Y después, ustedes lo que hacen es… el pensamiento económico evoluciona hacia los modelos de ciclos reales y después agota un conjunto de supuestos para que se vuelva a aparecer al Solow y quede manejable para el gran público. Pero, a diferencia del modelo de Barro, que baja por el mercado de trabajo, en este caso nosotros bajamos por el mercado de capital. Al bajar por el mercado de capital, no solo derivamos la demanda de trabajo, sino que, además, como el capital es lo que las empresas se llaman activo, del otro lado nos queda la deuda y el equity, o sea, el financiamiento de las empresas. Y eso nos permite integrar el mercado de capitales con el mercado monetario. Y de esa manera, queda todo integrado: dinero, mercado de capitales y el lado real de la economía. Es una contribución bastante divertida.
Y, naturalmente, esto termina con la extensión a una economía abierta. Pero el core del libro es lo que es lo que se llama la parte 1, que es lo que justamente se llama “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”. Entonces, lo primero que hay que pensar es, bueno, es gracioso porque algunos me dicen: “Che, laburás 16 horas por día, digo ¿cuándo escribís? Bueno, ¿cuándo lees?” Bueno, hago lo que puedo.
Pero, en rigor, este paper o este trabajo, si ustedes quieren, arrancó hace 11 años. Yo, básicamente, era… se supone que es mi especialización, crecimiento económico, con y sin dinero, y me encontré con un problema que nos encontramos regularmente los economistas cuando miramos los problemas de crecimiento, que se llama "el palo de hockey". Hay un economista- que en paz descanse- que se llamaba Angus Maddison, y lo que hizo fue estimar el PBI per cápita de los distintos países del mundo a lo largo de la historia, en general podrían ir hasta antes del año cero de la era cristiana, pero no tienen diferencia.
Entonces, en general, ustedes se van a encontrar con una serie desde el año cero de la era cristiana hasta el año 2000, y obviamente que tiene actualizaciones, eso.
Y lo interesante es que cuando ustedes miran el PBI per cápita durante los 1800 años de esa serie, el PBI per cápita está prácticamente constante. La única suba que tuvo fue del 40% en el siglo XVI, es decir, después del descubrimiento de América. Y eso, repartido en 1800 años, daba que la economía crecía en términos per cápita un 0,02%. Es decir, ustedes, para duplicar el PBI per cápita necesitaban 3.500 años. La economía se movía muy lentamente, muy lentamente. Lo interesante es que para el año 1800, en el planeta vivían 800 millones de seres humanos, o sea, no llegábamos a mil millones, y cuando ustedes toman en el año 2.000, la población se multiplicó casi ocho veces y el PBI per cápita se multiplicó por 14 veces.
Eso en economía es un problema enorme, se llama rendimientos crecientes. Y esto el primero que lo vio fue Adam Smith con la idea de la fábrica de alfileres. Pero los rendimientos crecientes en economía se suelen asociar con la presencia de monopolios, y para los neoclásicos los monopolios son malos, porque los monopolios castigan el bienestar. Y la pregunta es si en el año 1800 el 95% de la población del planeta Tierra se encontraba por debajo de la línea de pobreza extrema y en el año 2000 ese número era menos del 10%, habiéndose multiplicado por ocho veces la población y teniendo los niveles de vida como nunca tuvimos en la historia de la humanidad, ¿me pueden explicar que en qué cabeza cabe que entonces las estructuras concentradas sean malas? Era obvio que ahí había un problema, y de eso se trata esto.
Frente a ese problema, dije, entonces, "tengo algún problema raro, con la micro". Después de casi 25 años de dar clases de micro, algo está mal. Y ahí tuve la dicha de encontrarme con un artículo, "El maravilloso Murray Newton Rothbardl”, el padre del anarco-capitalismo, que se llama "Monopolio y competencia".
Lo primero es que es un artículo que ustedes lo pueden encontrar en español, y la traducción está hecha por Alberto Venegas Lynch padre, es decir, el padre del prócer y el abuelo de Berti.
Yo recuerdo que, después de 3 horas de leer ese artículo de 140 hojas, terminé de leerlo y dije “todo lo que enseñé de estructura de mercado durante 25 años está todo mal”. Y ahí me volví austríaco anarco-capitalista, todo. Fue una revelación total.
Porque el problema del monopolio, ustedes tienen primero lo que llamaba Hasley, la diferencia entre el buen y el mal economista en el libro de la economía en una lección, que es la diferencia, es que mientras que el mal economista solamente mira un solo sector, un solo periodo, el buen economista mira el equilibrio general, es decir, no solo mira a un sector, sino que mira todos los otros sectores y no solo considera los efectos de corto plazo sino también los de largo plazo; es decir, el mal economista trabaja con un modelo de equilibrio parcial de un solo bien y de un solo periodo a un modelo de equilibrio general intertemporal.
Entonces, por ejemplo, una determinada marca de autos puede tener el monopolio sobre ese auto, pero compite también con los otros, y hay sustitución. Y ustedes pueden competir
uno con otro. Pero ahora lo voy a hacer más violento. Supongamos que tenemos el caso de una empresa que produce celulares y compite con otras nueve, entonces usted tiene ahí 10 empresas compitiendo y ahora aparece una empresa que logra hacer un celular de muchísimas mejores prestaciones y a un costo muchísimo más bajo, o sea, un bien de mejor calidad, a un mejor precio, ¿qué cree que va a pasar con las nueve restantes? Van a quebrar. Y ¿qué tiene de malo eso? No tiene nada de malo, es maravilloso, si ustedes ahora tienen un teléfono diez veces mejor, diez veces más barato, y les queda un montón de guita para gastar en un montón de otras cosas, vamos.
Claro, pero ahí le vamos a decir algo incómodo a los políticos y es que en realidad los únicos monopolios que son malos, que es la verdadera definición de monopolio que la creó Lord Coke, un visionario Lord Coke, y es la que toma Adam Smith que monopolio es cuando el Monarca o el señor feudal le daba a una empresa la potestad para hacer la única empresa que vendiera ese producto en ese lugar y que si alguien violaba eso le caía con toda la fuerza el Estado encima. Es decir, el monopolio es malo cuando el que está en el medio es el Estado. Por lo tanto, el problema sigue siendo el maldito Estado.
Por lo tanto, la inspiración arrancó en ese momento, y era entonces encontrar dónde estaba el problema en el instrumental neoclásico. El otro elemento que tiene el artículo, porque fíjate que se llama "Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica", es decir, que el sistema neoclásico constituye una trampa y menciono el capitalismo y el socialismo. Eso lo tomo de dos autores: uno es Ludwig von Mises y el otro es Friedrich von Hayek.
Si ustedes revisan la obra de Misses, Misses les va a decir con claridad meridiana que no hay más que dos sistemas. En un lado van a encontrar el capitalismo de libre empresa, capitalismo de libre empresa. Y del otro lado, opuesto, van a encontrar el socialismo real. Ahora, eso es los dos polos. Y el otro libro que yo uso como referencia en esto es un libro que acaba de cumplir 80 años, que es "Camino de servidumbre". ¿Cuál es el argumento de "Camino de servidumbre"? Si pifié a la cantidad de años, le pido perdón. O sea, más o menos son.
En ese sentido, qué era lo que señalaba Hayek, es que cuando un político fatalmente arrogante se metía a intervenir en un mercado porque creía que había un fallo de mercado, el resultado emergente era que funcionaba peor. Y ante esa situación desataba más violencia y frustración por parte del político y lo llevaba a tener un mayor grado de intervención. Y así consecuentemente se iban perdiendo libertades individuales en la medida que el sistema económico funciona cada vez peor. Por eso el camino de servidumbre, el camino hacia la miseria, la trampa que nos lleva a la miseria el buenismo socialista, porque demanda cada vez más intervención y peor va a funcionar la economía, al tiempo que tenemos menos libertad y se bloquea el mecanismo de coordinación y de generación de información.
De hecho, Milton Friedman esto lo había puesto en otros términos y, con esa genialidad que tenía Milton Friedman para este tipo de cosas, dice: "A menudo, la solución del Estado a un fallo de mercado es una solución muchísimo peor." Vaya que tenemos un buen ejemplo con Argentina. Entonces, si teníamos que entender esto, lo primero que había que entender era qué era el mercado. Y esto es muy interesante, porque mi experiencia de interactuar con muchos economistas es que, cuando ustedes les preguntan qué es el mercado, no saben. Es decir, no sé, es como que un médico no sepa qué es una pierna. Qué sé yo, es raro.
Entonces, eso a mí me llevó a explorar lo que es la definición de mercado, al menos mi definición. Yo entiendo al mercado como un proceso de cooperación social donde se intercambian voluntariamente derechos de propiedad.
Ahora, el punto es que, si entonces hay propiedad privada, consecuentemente, no hay Estado. Eso tiene un sentido porque ¿qué es lo que hace el sistema de precios? El sistema de precios es un mecanismo de transmisión de señal, de coordinación y de ajuste. Es decir, cuando ustedes hacen una transacción queda registrado un precio. Ese precio se transforma en una señal que coordina a los agentes, algunos serán compradores, otros serán vendedores, van a empezar a interactuar y, en la medida que oferta y demanda difiera, se van modificando los precios hasta que encuentre el equilibrio. Obviamente que, si en el medio aparece el Estado interfiriendo sobre la propiedad privada, eso genera un ruido en el precio y, por ende, el mercado se descoordina. Y entonces, las cosas empiezan a funcionar mal.
Entonces, eso también si bien es muy atractivo. Entonces ahora me ponía en conflicto con amigos, porque me ponía en conflicto con los de Chicago, que también son liberales, pero son liberales neoclásicos. Son liberales, déjense de boludear dale. Digo, no entremos en el purismo de la vigésimaquinta serie detrás del desarrollo de Taylor, porque si no, nos comen los zurdos. Si no, podemos volver a esos que hacían reuniones y que un ascensor le quedaba grande, que la onda que le están poniendo a la charla está divertida, pero se supone que estoy hablando de teoría económica.
Entonces, ¿qué es lo que sucede? Ustedes se van a encontrar que la tradición de Chicago, bien en la tradición neoclásica, el único elemento por el cual existe el Estado es porque estamos frente a la presencia de fallos de mercado. Por lo tanto, lo único que justifica la existencia del Estado y el cobro de impuestos es para que el Estado corrija estos fallos de mercado. Pero, ¿qué es lo que pasa? Esa definición a mí no me… con la definición de mercado, no me mapeaba. Y en ese sentido, mi reflexión, que obviamente les va a parecer a alguien un poquito extrema como todo lo que hago. En ese contexto, una de las cosas que yo digo es: los fallos de mercado no existen. Si ustedes consideran que hay un fallo de mercado, lo primero que sugiero es que revisen que no esté la intervención del Estado. Porque si está la intervención del Estado, el problema no es el mercado, el problema no es la gente, el problema son los políticos.
Pero obviamente que, si la definición la dejaba ahí, estaba muy light. Entonces, para hacerlo un poquito más reloaded dije: ‘Y si ustedes creen, aun así, sin que esté el Estado, hay un fallo de mercado, vayan y hagan el análisis de vuelta porque está mal’. Y lo interesante es que el análisis neoclásico y los economistas, yo creo que definitivamente en algún momento enfermamos y perdimos la brújula. ¿Qué es un modelo? Un modelo es una representación simplificada de la realidad. Ahora, si el modelo no mapea con la realidad, una cabeza normal razonable ¿qué hace?, tira el modelo y busca uno que mapee con la realidad. Bueno, los neoclásicos enloquecieron tanto que lo llaman ‘fallo de mercado’. Entonces, ahora hay que encontrar por qué los economistas hacen eso. Entonces, para poder encontrar dónde está el origen de todo eso, ¿qué me hice? Me fui a papá, no vos, a Adam Smith. Vos y tu negocio, qué hacés… El padre de la criatura está ahí. La mamá también.
Entonces, ¿qué es lo que hice? Me fui a Adam Smith. Y lo más interesante es que Adam Smith contenía un modelo de crecimiento económico. El tipo, Adam Smith es a la economía lo que Gauss a la matemática, alguien que se adelantó 200 años a su tiempo. Claro, por eso también era medio loco, no le daba bola a nadie. O sea, Gauss era bastante más complicado.
Ahí voy, ya llego, pero dejen de spoilearme los títulos.
Básicamente, hay dos ideas fuerza en Adam Smith: una es la idea de la fábrica de alfileres, que era lo que decía que si una persona, se dedicaba a hacer un alfiler solo, podía producir 20 alfileres por día, pero si dividían esa actividad en 15 actividades distintas, la productividad per cápita saltaba a 5000 alfileres por día. Una idea que la división del trabajo conduce a que a los rendimientos crecientes, es decir, que el elemento fundamental que explica el crecimiento económico estaba en Adam Smith, una obra publicada en 1776, pero que él la había empezado a escribir en 1766, o sea, 10 años antes. Y la otra idea, que es una de las ideas más maravillosas y que todo el mundo quedó fascinado con eso, es la idea de la mano invisible. Y es que cada uno, guiado por su propio interés, conduce al máximo bienestar general. Por lo tanto, no necesitamos que se meta a nadie en el medio, con que nosotros hagamos lo que queremos hacer, alcanza y sobra, mientras que no le jodamos la vida a nadie.
Entonces, ahí, como no podía faltar el aguafiesta y que arruinaba todo y que consideraba Adam Smith como un loco, o sea, el que la vio lo trataron de loco, entonces inventó la idea de los rendimientos marginales decrecientes. Era una idea bastante simple. Decía: bueno, la gente llega y qué hace, se asienta en el campo más productivo y cuando llega más gente
va yendo a campos que son cada vez menos productivos. Y de esa manera aparecen los rendimientos marginales decrecientes. Básicamente, Malthus lo que quería explicar era una cosa verdaderamente aberrante, que se llamaba ‘la ley de hierro en los salarios’, que decía que en la medida que el ingreso per cápita subía, la pasión de los sexos guiaba a la gente tener más hijos y, como tenía más hijos y la productividad marginal era decreciente, había un momento donde eso encontraba un equilibrio. Y si la población se extendía más allá de ese lugar, entonces los salarios reales se destruían y la gente se moría de hambre. ¿Y cómo se le ocurrió a Malthus corregir esto? Con control de natalidad, cuyas versiones modernas son los aborteros.
Que, dicho sea de paso, si ustedes van y leen el libro de Shemot, o sea, el segundo libro del Pentateuco, es decir, el Éxodo, van a encontrar que ya en esa época era un mecanismo para masacrar poblaciones que estaban usando los egipcios para liquidar a los judíos. Y si quieren más, acá en el tiempo, lo que está inspirando toda la agenda asesina de hoy, es el Club de Roma. Cuando se desclasifican los archivos de este hombre Nixon, lo que se encuentra es que, inspirados en todas las predicciones del Club de Roma, que decía que cuando llegáramos al año 2000 no iba a haber lugar para más gente en el planeta y se iba a producir un apagón energético y eso iba a hacer caer la cantidad de producción de alimentos, y nos íbamos a morir y quedar mil millones. Entonces, sugerían impulsar la agenda del aborto. Es decir, lo que se creen tan avanzado con la agenda del aborto, es una agenda que tiene más de tres mil años y es una agenda absolutamente asesina por un par de salames que hicieron malas cuentas.
“Pero el Señor Milei es un negacionista de la ciencia”. Entonces, el análisis continuó, el análisis económico. Obviamente, que en los herederos de Malthus está David Ricardo, está John Stuart Mill, y después de John Stuart Mill aparecen dos siniestros como Rodbertus y Carlos Marx.
Pero, frente al fracaso estrepitoso, por no poder tener una buena teoría del valor, cosa que los rojitos todavía no aprendieron, aparece la teoría subjetiva del valor y aparece la escuela neoclásica. Y ahí aparecen tres vertientes aparece la vertiente de la Escuela Austríaca, que sale de Menger, a partir de un libro que se llama ‘Principio de economía política’, que es de 1871; aparece una línea que baja de William Stanley Evans y otra línea que baja de León Walras, que es la línea del equilibrio general. En esa línea del equilibrio general, cuando se le empieza a poner matemáticas a la economía, un efecto derivado es que aparece un señor llamado Wilfredo Pareto, cuyas ideas influenciaron a un señor nefasto de izquierda que se llamaba Mussolini, quien inventó la doctrina el fascismo y que declara abiertamente que él odia el liberalismo, dice que “dentro del Estado todo, fuera el Estado nada y nada contra el Estado”. Che, qué ignorantes, eso que nos dicen fascistas a nosotros, ¿no?
Y la idea del óptimo de Pareto era que si ustedes tenían una situación donde podían mejorar a alguien sin empeorar a nadie, agárratela con Pareto. A ver, podemos volver al óptimo de Pareto, les aseguro que termino en un ratito y ya viene el plato fuerte con Adorni, con Espert, pero termino tres cosas y vamos.
Che, menos mal que nos terminaron… no pudimos ir a la Feria del Libro si no, a la hora nos teníamos que ir. Así, podemos estar todo el día.
Vamos a la idea del óptimo de Pareto. La idea del óptimo de Pareto decía que si ustedes tenían una situación en la cual para mejorar a alguien tenían que empeorar a otro, entonces estaban en un óptimo. Si ustedes tenían una situación donde podían mejorar a alguien sin joderle la vida a nadie, ustedes podían hacer una mejora paretiana. O sea, no había un óptimo. Y si esa situación ustedes las van corrigiendo, cuando se agotan esas ganancias de bienestar están en el óptimo de Pareto. O sea, la idea para una economía estacionaria parecía bastante razonable.
Ahora, ¿qué es lo que pasa? Tal como dijimos, ese mundo que hubo del año cero al 1800 desapareció con la revolución industrial, y la economía empezó a crecer y las mejoras en la calidad de vida se empezaron a notar. Y una de las cosas que se empezaron a dar cuenta los economistas es que había rendimientos crecientes, es decir, que ese mundo que había planteado Malthus para confrontar con Adam Smith no tenía sentido. Entonces, aparecieron dos economistas, uno Alfred Marshall, el otro Allyn Young, que empezaron a explorar cómo explicar el crecimiento económico, es decir, cómo meter adentro de la teoría económica el problema de los rendimientos crecientes. Y en paralelo, entonces, empezaron a trabajar economistas en los fundamentos microeconómicos para generar estructuras de competencia con monopolios. Entonces, ahí aparece el modelo de competencia monopolística de Chamberlin, y por otro lado aparece la teoría del monopolio de Joan Robinson.
Ahora, todo esto pasaba allá por la década del 20 del siglo pasado. Viene la gran depresión, la gran depresión implica un fuerte revés para la Escuela Austríaca y frente a ese revés que sufre la Escuela Austríaca, por más que había otras cosas para explicar este problema, aparece una de las cosas más oscuras en la historia de la humanidad junto al marxismo, ¿qué aparece? ¿Quién? ¡Keynes, bien!
Bueno, entonces, eso implicó reventar todo el análisis económico. Implicó volver, de hecho, implica en algún sentido, en términos de teoría del valor, volver a la teoría del valor trabajo. Implicó romper un montón de cosas. Pero, obviamente, como un mecanismo siniestro e inconsistente, a partir de la década del 50 empieza a fallar y empieza a funcionar mal. Frente a la situación en que empieza a funcionar mal y donde, evidentemente, esa idea del multiplicador era violar la restricción de presupuesto, es que la economía empieza y busca retomar la tradición de respetar la restricción de presupuesto. Y, en función del trabajo que había aparecido sobre existencia del equilibrio a inicios del siglo XX en un economista, que matemático, que se llamaba Abraham Wall, aparece las obras de Mackenzi, Debreu y Arrow. Voy a contar una infidencia, ya la conté una vez, la voy a contar de vuelta. Miren, el modelo, cuando yo leí el modelo de Debreu, libro de hebreo, se llama "Teoría del Valor", les puedo asegurar que tiene una belleza matemática que es súper inspiradora. Les voy a decir algo, casi que les podría decir que la disfruté más que mi primer Playboy. Es una licencia poética.
Entonces, ¿qué es lo que hacen esos modelos? Es trabajar sobre la idea de la existencia de la unicidad y la estabilidad. Es decir, si el equilibrio existe, si es único y si es estable. Es decir que, si ustedes le meten una perturbación y se corre del equilibrio, a ver si el modelo vuelve. En ese sentido, ¿cuál es el punto? Que hasta ahí no hay problema, porque necesitan armar una construcción topológica para que se pueda aplicar un teorema de punto fijo, como el de Brower o como el de Cacutani, según trabajen con fusiones o con correspondencias. El problema radica cuando, sin fijarse qué era lo que había atrás de esa matemática, quieren meter la idea de la optimalidad. Y cuando van a meter la idea de la optimalidad que estaba profundamente relacionada con la idea de la mano invisible, empiezan a exigirle a esas funciones que empiecen a generar valores máximos. Y eso hace para que si yo tengo funciones de demanda que salen de maximizar la utilidad, funciones de oferta que salen de maximizar los beneficios; por lo tanto, si esas funciones son continuas en un conjunto compacto, cerrado, acotado, con esas características, si las funciones continuas el equilibrio existe y es único.
En ese caso, y además si suponemos que los efectos directos superan los cruzados, además es estable. Ahora, para conseguir la propiedad de optimalidad necesito la maximización y para eso erróneamente la economía neoclásica le exige a esas funciones que sean, para que tenga un máximo y que sea único, estrictamente cóncavas. Y eso es falso porque ustedes podrían tener una función creciente y cuando saturan en el límite tendrían el máximo. Es más, en ese caso además… digo, ese problema lo que implicaría quizás es un problema de índole empírica que tiene que ver con la naturaleza de que quedaría una sola empresa.
Pero, en realidad, es que está mal diseñado el análisis. Y a partir de este mecanismo nefasto aparecen problemas, porque trabajar con los rendimientos constantes a escala no nos permite explicar el crecimiento económico. Y cuando esto que tenemos no convexidades, lo llamamos "falla de mercado" y, entonces, nos peleamos contra los monopolios o nos peleamos contra los bienes públicos. ¿Cuántas veces les dicen los políticos, “no, porque esto es un bien público y lo debe proveer el Estado”? Mire, el mejor ejemplo que se creó de bienes públicos lo inventó Samuelsson, que eran los faros. Un bien público tiene dos características: uno es el tema de la rivalidad, no, un bien que tiene rival es si lo consumo yo, no lo puede consumir otro. Eso es rivalidad en consumo. Y otra es la no exclusión, si me lo dan a mí, no puedo excluir a otros; por ejemplo, la luz, yo estoy consumiendo esta luz y, sin embargo, no hay rivalidad en el consumo, la podrían consumir todos ustedes, no es un problema, y además, el que me está dando esa luz me la da a mí, no lo puede excluir a ustedes, o sea, el faro tiene esas características, es justamente la definición de bien público puro.
Entonces, apareció un abogado que no tenía la cabeza contaminada con todo el aparato neoclásico e iba a las reuniones que organizaba Milton Friedman en su casa en Chicago. Les digo que al pobre Ronald Coast le hacían un bullying de novela, pobre Coast, cobraba lo loco, pero el tipo era un genio. Entonces, ¿qué hizo? Ah, con que los faros, o sea, son bienes públicos. Entonces, ¿qué hizo? Revisó todos los faros del siglo XIX. ¿Qué creen que descubrió? Eran todos privados. ¡Vamos!
Otros problemas que aparecen son los casos de las externalidades, que también fueron resueltos por Coast asignando derechos de propiedad. Después están los problemas de información asimétrica, y también el sector privado tiene sus propias soluciones para tratar los problemas del riesgo moral, de la selección adversa y crear su propio signaling. ¿O acaso no nos estamos haciendo una panzada con el principio de revelación?
Y otro caso más es lo que se llama “el fallo de coordinación”. El ejemplo más claro es lo que se llama “el dilema de los prisioneros”. Pero nadie se dio cuenta que cuando hacen el supuesto para tener el dilema de los prisioneros, los prisioneros no pueden interactuar. Es decir, que no es que no se puede encontrar la solución, la solución no se encuentra porque en el medio está quién, el maldito Estado que no los deja interactuar. Por lo tanto, si levantan ese supuesto, nada de problema del dilema a los prisioneros. Por lo tanto, toda esta idea de los fallos de mercado, porque no mapea contra nuestro modelo ideal de Arrow Debreu, lo único que hace es favorecer la intervención del Estado y cada vez que interviene el Estado genera un falso adicional en el funcionamiento del mercado que hace que demande más intervención; y que de esa manera nos terminan condenando al maldito socialismo, que es contra lo que tenemos que pelear de una vez por todas. Muchas gracias.