Palabras del Presidente Javier Milei en la colocación del Busto del Presidente Carlos Menem en Casa Rosada

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Palabras del Presidente Javier Milei en la colocación del Busto del Presidente Carlos Menem en Casa Rosada

Buenas tardes, muchas gracias a todos los aquí presentes. Mis palabras van a tener dos bloques, en un bloque voy a hacer una breve reseña de la historia política del Doctor Menem y después me voy a tomar el atrevimiento de contar algunas anécdotas que me parecen pertinentes y si no les parece pido perdón ex ante.


Un día como hoy hace 35 años, 14 de mayo de 1989, este hombre que estamos reivindicando hoy era electo Presidente de la Nación. Por eso elegimos esta fecha para hacerle un homenaje y colocar el busto de Carlos Saúl Menem en el lugar que corresponde.


¿Quién era Menem? Podríamos hablar horas de su larga y extensa vida personal y política, pero vamos a hacer una síntesis y tal vez en ella podamos ver algunas características de quien nos trae hoy aquí. Oriundo de La Rioja, abogado, el primer abogado de la colectividad Siriolibanesa en toda La Rioja. Se recibió en Córdoba en 1954 y acá comento algunos datos interesantes que lo muestran como persona y que a su vez describen lo que fue su carrera política.


Apenas se recibe, se le acercan -en ese entonces- del peronismo y le dicen: “afíliate al justicialismo y te designamos fiscal”; Menem contestó que no, que quería dedicarse a la profesión y que no iba a afiliarse por un cargo. Su pertenencia ideológica era innegable, pero sus principios inamovibles. Por un cargo no iba a hacer o dejar de hacer. Tenía otros objetivos y eran muy claros: su primer cargo público fue gobernador, no tuvo escala previa en el Estado, no fue subsecretario, ni asesor, ni director, ni viceministro, ni diputado, ni ninguna otra cosa. Directo a la gobernación. Esto describe, en parte, su audacia. Fue a internas dentro del partido, las ganó y en 1973 fue electo gobernador. Del sector privado a la gobernación. Tal vez sea ese detalle que más lo distinga a Menem respecto al 99% de los políticos de esa época. Era capitalista como su padre, venía del sector privado.


Sabía ganarse la vida sirviendo al prójimo, conviene mejor calidad o mejor precio. La historia cuenta que llegó a tener 11 empleados en su estudio jurídico, sí 11 empleados en La Rioja en un estudio jurídico en la década del 60. Una verdadera odisea, casi una hazaña, quién le hubiera imaginado, tal vez eso explique mucho de lo que fue en su trayectoria la vida política, a la cual entra luego de haber trabajado 19 años en la profesión. Pero ¿Qué más? Fue privado de su libertad desde 1976 a 1981, estuvo preso en un barco en Magdalena, Mar del Plata, Tandil y Las Lomitas. Varias veces al borde de ser desaparecido pero tuvo la custodia de su ángel de la guarda, su hermano Eduardo.


Me emociono porque sé lo que viene de esta parte del discurso, por eso. Una historia que lo pinta de cuerpo entero es la muerte de su madre. En el año 76, cuando lo detienen, se lo llevan preso a Buenos Aires; su madre, Mohibe, en La Rioja, muy triste por su hijo, sufría mucho la ausencia de su hijo, y más aún porque estaba privado de su libertad. Todos hablaban de lo cariñoso que era Carlos con su familia, especialmente con sus padres. Un día lo llevan a declarar a La Rioja, por las causas que le habían iniciado los militares. Su madre lo va a visitar, a donde estaba, declarando y se ilusiona con que lo iban a dejar en La Rioja; detenido, pero al menos en La Rioja. Al otro día de su declaración, lo suben a un avión militar y se lo llevan a Buenos Aires de nuevo.

Su madre estaba mirando desde el balcón de su casa, observaba el avión y dijo muy triste: ‘Ahí se lo llevan a Carlos’. Esa misma noche, en medio de esta tristeza, sufre una descompensación y muere al otro día en un infarto masivo. Eduardo solicita a los militares que le permitan a Menem preso en Buenos Aires asistir en La Rioja al velorio de su madre, los militares se lo niegan, la persona que se lo niega fue el general Harguindeguy. Luego Menem sale en libertad, es electo gobernador nuevamente 1983 y reelecto 1987, y en 1989 es elegido presidente por primera vez. A los meses de asumido como presidente, utilizando las herramientas constitucionales, toma la decisión de pacificar a la Argentina a través de numerosos indultos otorgados a militares como así también a guerrilleros. Como así también a guerrilleros.


La historia dice que el primer indulto se lo firmó al mismo General Harguindeguy que le había prohibido asistir al velorio de su madre. Esto le costó a Menem diversas peleas familiares, con el señor Eduardo, por ejemplo. Cuando estaba indultando nada más y nada menos que a quien le había impedido despedir a su madre. Cuando lo consultaron por qué lo hacía, Menem respondía hacia sus personas más cercanas, que lo más importante era pacificar a la Argentina, que eso estaba por encima de las cuestiones personales. Ese era Menem.


Por eso hoy estamos haciendo un acto de justicia, por eso traemos su imagen a la casa desde la que gobernó la Argentina durante más de 10 años. De esta manera estamos reconociendo su liderazgo, su trayectoria política y sus gobiernos. Tres veces electo gobernador, dos veces electo presidente, tres veces electo senador, en todos los casos siempre por el voto popular. No podemos olvidar que Menem recibió una catástrofe hiperinflacionaria y entregó a su sucesor en 1999 un país ordenado, estable y con un PBI per cápita 60% más alto que el del ‘89. Logró ubicar a la Argentina entre los protagonistas emergentes de la nueva globalización. Modernizó las instituciones en 1994 a través de la Reforma Constitucional más consensuada de la historia. Lideró con audacia, intuición y pragmatismo. Nos inspiró a quienes creemos en la libertad a seguir su ejemplo. Por todo esto hoy estamos haciendo homenaje al mejor presidente de los últimos 40 años, al menos. Finalmente, quiero contar algunas cosas más personales y que tengo testigos que son ciertas. La primera que les quiero contar es cuando lo conocí al doctor Menem. Recuerdo que estaba en un programa, en América 24, de Mauro Viale y estaba el doctor Eduardo Menem y, a modo pirañas, salieron varios progres a atacar a Eduardo y a atacar, sobre todas las cosas, al gobierno del Carlos. Digo así porque ya esta es la parte más de confianza, casi le diría. Y en ese contexto, obviamente, yo salí a hacer mi defensa encendida de lo que fue el gobierno de Carlos Saúl Menem, y cuando estoy saliendo del aire y me estaba yendo, de repente me llama un señor, que está ahí, el señor Alberto Kohan; y me llama me dice ¿Milei? sí, y me dice que era él, yo no podía creer; le digo: ¿es usted? sí, sí, te voy a pasar con alguien que quiere hablar con vos.


Bueno, del otro lado estaba Carlos. En ese momento Carlos me agradeció la defensa que había hecho de su gobierno y como consecuencia de ello me invitó a cenar a su casa. Pero como la mano invisible tenía que meter la mano y tenía que producir el orden espontáneo, sucede que el día lunes o martes de esa semana, me llama Martín por un tema absolutamente personal de Martín, cosa que me la confesó después, y cuando Martín me llama yo creí que me llamaba para organizar la cena con Carlos, y Martín muy sabio me dejó correr, digo todo esto, digo, lo sabemos ahora porque me lo comentó el propio Martín, y entonces fue a verificar si esa historia era verdadera, y efectivamente sí era verdadera y entonces organizamos una visita en Belgrano a la casa del Carlos. Y fue muy impresionante lo que me pasó, porque yo recuerdo cuando fue el lanzamiento a presidente del doctor José Luis Espert, habíamos hecho una fiesta en New York City, y entonces se acercó nuestro máximo prócer de la libertad, el doctor Alberto Benegas Lynch hijo y me dijo “Usted no se va a meter en esto, ¿no?”. Dije “No profe, lo mío es la batalla cultural, yo no quiero saber nada con la política”.

“Pero mire que lo necesitamos de este lado”, quédese tranquilo profe, la política no es lo mío. Mi visión no estuvo muy acertada. No importa, lo importante es que haga los goles ahora. Y a la inflación le estamos ganando, quédense tranquilos. Programamos una visita a la casa de Carlos y, cuando llegué, Carlos me saludó con mucho afecto, me dio un beso, un abrazo y, en ese momento, me dijo algo que me dejó helada la sangre. Me dijo: “vos vas a ser presidente de la Argentina, pero lo vas a hacer mejor, porque vos no solo tenés la intuición y el coraje, sino que tenés el conocimiento”. Yo le dije: “Carlos, yo odio la política”. Me dice: “yo nunca me equivoco”. “Pero Carlos, no me gusta la política”. “Vos escúchame, nunca me equivoco”.


Después comenzó la charla y tuvimos toda una charla de economía, digamos, muy buena por cierto. Interrumpió la charla y me volvió a decir lo mismo de que iba a ser presidente y yo me resistía. Y bueno, después vino la segunda parte de la charla, donde el Carlos fue el Carlos, ya entenderán de qué hablamos y así terminó la charla. Y cuando terminó la charla y nos íbamos, el Carlos me volvió a repetir lo que me dijo cuando me había recibido, yo ya no tenía fuerzas para decirle que no, o sea, frente a un hombre con tanto olfato ya, digamos, no había más argumentos y vaya que acertó, porque justamente estoy parado aquí, siendo Presidente de la Nación y con el honor de poder estar inaugurando este busto el Doctor Carlos Saúl Menem.


No es menor donde está ubicado este busto. Si ustedes se fijan, aquí está el busto de Bartolomé Mitre. ¿Por qué Mitre? La importancia de Mitre, porque más allá de la enorme labor de Urquiza de poner en práctica la Constitución de Alberdi del ´53, a partir del ´54, con el triunfo, supongamos que una parte dice que fue triunfo, otra parte dice que no, pero sea por lo que sea, digo un acuerdo, digamos, para unificar Buenos Aires a las Provincias Unidas del Sur, de constituir a Argentina y, a partir de ese año, cuando se empieza a aplicar la Constitución de Alberdi; de ser un país, literalmente, de bárbaros, en 35 años nos convertimos en la primer potencia mundial. Vaya que sí tiene relación poner al que inició con fuerza ese proceso y a alguien que trató de sacar de la barbarie por la que vivió durante gran parte del Siglo 20 la Argentina y ponerla de pie nuevamente, como fue Carlos Menem. Obviamente, hay una reasignación de bustos, y obviamente, que tiene todo un sentido. Está el busto de Sarmiento, alguien con un coraje fuerte, un hombre que si bien era culto no era el adalid de las formas, pero tenía el coraje que tenía que tener para hacer las cosas que hizo, y ser uno de los grandes presidentes de la historia Argentina, ser un precursor en la idea del capital humano como factor de crecimiento y que dicho sea de paso también le decían el loco. Después, digamos, está el busto de Carlos Pellegrini. Carlos Pellegrini asumió en el medio de una crisis monumental y cuando Pellegrini asumió hizo lo que tenía que hacer, sin importar las consecuencias políticas de ello, hizo lo que tenía que hacer. Cuando Pellegrini termina esos dos años, donde ponen caja la economía Argentina y deja las bases para que se reinicie el proceso de crecimiento, va a salir por el Congreso y un asesor le dice “Mire Don Carlos, no salga por la puerta principal, salga por el costado”. Él vivía a unas pocas cuadras del Congreso, dice “Porque los ánimos están caldeados”. Es decir, él había hecho lo que tenía que hacer, había hecho el ajuste, le había puesto la cara al ajuste y en ese momento no era tan fácil comunicar como es ahora.

Y la gente estaba enojada con el “Gringo”. Para qué, otro cabrón. Se abrochó el frac, se calzó la galera, tomó su bastón y se fue caminando por las escalinatas hasta su casa. Y, obviamente, le dijeron de todo menos bonito. Sin embargo, la historia lo recuerda como el piloto de tormentas. No en vano, cuando se lanza la Convertibilidad, el 1 de abril de 1991, el billete que elige el doctor Domingo Felipe Cavallo para ese billete era, justamente Carlos Pellegrini, el piloto de tormentas. Y la publicidad decía: “Argentina vuelve a tener peso”, y vaya que lo logró.


Y naturalmente, como no podía ser de otra manera, está el busto de Julio Argentino Roca, dos veces presidente de la Argentina, el primer presidente argentino que fue elegido dos veces presidente, y que si no fuera por el Carlos, hubiera sido el mejor presidente de la historia. Respecto a esto, quiero comentar sobre por qué digo lo que digo, o sea, digo, sobre que el gobierno de Menem fue el mejor de la historia, o sea no es algo que inventé yo. Hay un trabajo maravilloso que se llama “Passing the buck” de Gerardo Della Paolera, Bozzoli e Irigoin, que básicamente lo que hace es desarrollar el índice de presión macroeconómica para poder comparar a lo largo de toda la historia los distintos gobiernos de la República Argentina. Y cuando hace ese trabajo te muestra que el primer gobierno de Menem es el mejor gobierno de la historia Argentina, mientras que el segundo gobierno de Menem, tan criticado, ocupa el tercer lugar, o sea que está malo no fue como dicen.


Pero frente a las críticas y el tema de la joya de la abuela, y todo, digamos, las críticas que hacen los mediocres para desprestigiar las cosas buenas que se hacen. En ese contexto, Gerardo Della Paolera y sus coautores deciden corregir dicho índice, limpiando el efecto de las privatizaciones. Y aún a pesar de eso, el primer gobierno de Menem sigue siendo el mejor de la historia y el segundo cae en el sexto lugar. Así es que, les duela o no, ha sido el mejor presidente de la historia.


De hecho, entre los tantos privilegios que me ha dado la vida, entre ellos está haber conocido a uno de los autores que es Gerardo Della Paolera, y dice “Si ese índice pudiera contemplar las reformas microeconómicas, los dos gobiernos de Menem ganarían por escándalo”. Así es que, digamos, si hay algo que dije siempre es que fue el mejor presidente de la historia, y hoy vengo y lo reafirmo con el honor y el orgullo de estar estrenando este busto. Ahora sí, por último, una anécdota probablemente mucho más divertida, sobre todo si se llegan a poner en contexto y lo visualizan, porque muestra el liderazgo de Menem, ¿Por qué Menem era un líder superlativo?


Había volado por los aires el Plan de Bunge y Born, digamos, había colapsado el modelo de Erman González y estaban en Olivos, estaban justamente Cavallo y estaba Guido Di Tella, hombre brillante si lo subo. Y…, esto me lo contó Gerardo Della Paolera, porque estaba ahí en Olivos. Y el Carlos mientras que entre Domingo y Guido se estaban matando a ver cómo le encontraron la vuelta, bajó Menem, presto para jugar al tenis, con pantaloncito blanco, remerita blanca, las dos muñequeras blancas, la vincha, o sea todo un Vilas, la raqueta y las pelotas. O sea, mientras que los otros dos estaban matándose, Menem viene casi vestido de Vilas. Entonces les dice que se iba a ir a jugar al tenis y que cuando volvía tuvieran todo terminado. Efectivamente, cuando volvió, digamos, estaba todo en orden.

¿Por qué menciono esto? Porque tiene que ver con el liderazgo. Un verdadero líder se muestra y queda en claro por las personas que lo acompañan. Y si hay algo que caracterizó al gobierno de Carlos Menem, fue de haberse rodeado siempre de los mejores. Nunca tuvo miedo de rodearse de gente talentosa, y eso era lo que lo mostraba como el líder mayúsculo que fue.

Y si al menos algo en que creo que puedo estar más cerca de poder copiarlo es, justamente, rodearme de los mejores, y que estoy verdaderamente orgulloso del equipo económico y de todo el equipo de gabinete que tengo, con el cual vamos a sacar a la Argentina adelante. Muchísimas gracias.