Fragmentos de las palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la 63° Cumbre del Mercosur en Río de Janeiro
Señor presidente; querido amigo “Lucho”, mi queridísimo amigo Lula: me van a permitir dos segundos para agradecerle a Lula sus palabras iniciales: Lula tiene la maldita costumbre de agradecerme que lo haya ido a ver cuando estaba injustamente encarcelado y la verdad es una pésima costumbre de Lula, porque la verdad lo único que hice es hacer lo que se debía hacer y nunca uno está en deuda porque alguien hizo lo que se debía hacer. Lo único que hice fue reclamar por la libertad de un hombre que estaba injustamente encarcelado y que se lo sometía a un proceso con el único propósito de que no fuera candidato a presidente, de Brasil, y antes de eso fuimos, con mi querido amigo Celso y Carlos Ominami, a verlo al Papa, y hablamos con otros líderes del mundo para advertir lo que estaba viviendo Lula. Así que no me tenés que agradecer nada, Lula, lo haría por vos y por cualquiera que sufriera lo que sufriste vos, una y mil veces. Lo que no me perdonaría – definitivamente – es no haber hecho lo que debía hacer, eso sí no me lo perdonaría y tengo la tranquilidad que hice lo que debía y tengo la tranquilidad, que allí, en ese abrazo, que nos dimos en esa pequeña celda sellamos una amistad de por vida, que – efectivamente – no va a morir nunca, seamos o no seamos presidentes.
Fue la misma obligación que sentí, cuando debía rescatarlo a Evo, de Bolivia, frente al golpe militar que se dio, en Bolivia, golpe cívico militar, o cívico policial, no sé cómo fue, que se vivió, en Bolivia, pero lo único que sé es que fue un hecho trágico del continente y que lo único que tenía que hacer era salvar la vida de ese hombre injustamente proscrito, perseguido y expulsado del poder y cuando lo sacamos – con Andrés Manuel – lo traje rápidamente, a Argentina, y un año después, “Lucho” fue presidente y ahora tenemos que ayudar para que, en Bolivia, todos ayudemos, a la fuerza que apoya a “Lucho”, y terminemos las diferencias internas, porque esas diferencias siempre dividen y lastiman a la democracia. Sabes cuánto te quiero y sabés que estoy con vos siempre, siempre.
Me quería tomar este permiso inicial para agradecerte Lula, la verdad que para mí también es una alegría terminar mi mandato en tu compañía, con tu abrazo, con tu compañía, con tu afecto. Mejor final no se podría tener y por eso digo nosotros nunca vamos a dejar de ser amigos. El otro día me lo dijiste por teléfono y – definitivamente - hemos vivido algo que nos selló de por vida y eso no se rompe con nada, no se puede romper con nada.
Así que bueno, te seguiré molestando cada vez que venga a Brasil, te seguiré llamando, seguiré queriendo saber de vos; volveremos a trabajar con el Grupo de Puebla para garantizar que el progresismo no se muera, en América Latina; volveremos a trabajar en el peronismo para que el peronismo recupere su fuerza, en Argentina.