Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración del Primer Encuentro Nacional de Salud Mental, desde Tecnópolis.
Muchas gracias, muchas gracias; muchas gracias a todos y todas.
Tengo la desventaja de ser un abogado hablando entre gente que sabe de medicina, pero trataré de llamar a la reflexión sobre algunas cosas que a mí me preocupan como presidente, como observador de la sociedad actual.
Efectivamente nosotros en el año 2022, allí en el Hospital Laura Bonaparte, pusimos en marcha ese plan de abordaje integral para la atención de la salud mental; ¿y por qué lo hicimos? Básicamente porque nos dábamos cuenta de que algo pasando en la sociedad argentina, que no era solamente la sociedad argentina la que atravesaba esa crisis de salud mental, sino que era un mundo entero, una sociedad en cualquier lugar, en cualquier rincón del mundo uno encuentra esa realidad. Y uno trata de preguntarse qué fue lo que pasó; primero, reconocer que la salud mental fue una suerte de tabú dentro de la salud y dentro de nuestras familias. El enfermo mental, el que sufría una depresión, el que tenía algún tipo de alteración psíquica, era un tabú, era algo que en la familia preferíamos no hablar, era algo que queríamos mantenerlo oculto, queríamos negarlo.
Construimos, como sociedad, lugares espantosos como la Colonia Monte de Oca; que eran lugares de olvidos, de abandono, de personas enfermas -psiquiátricamente hablando-; los arrumbábamos allí, en grandes galpones, donde todos dormían…, no eran dueños (INAUDIBLE) su intimidad; permanentemente medicados para tenerlos tranquilos, y esa no era una buena forma de atender a nuestros enfermos de la salud mental. La pandemia puso en evidencia el trastorno mental que la humanidad vivió; no fue un caso argentino, fue un caso mundial, un caso universal; y quienes estudian lo que pasa en el mundo -acá Eva lo sabe mejor que yo- sabe que lo que estoy diciendo es cierto, no es un problema nuestro, es un problema de este tiempo de la humanidad; es un tiempo donde se alteran los nervios porque todos nosotros, aunque no nos damos cuenta somos sobrevivientes de una pandemia, somos sobrevivientes. La pandemia se llevó 10 millones de personas en el mundo y nosotros logramos escaparle a la muerte, pero en esos días vimos a la muerte caminar alrededor nuestro; y se llevaba seres queridos y algunas veces nos enfermaba a nosotros mismos. Y en una situación de absoluta indefensión porque no teníamos vacunas, remedios, antibióticos, no teníamos nada como para poder enfrentar esa crisis.
Y así se fue alterando nuestra seguridad, nuestra tranquilidad, nuestra paz intima; se fue alterando y fuimos pensando que todo podía ser efímero porque ya no se morían los viejos, se podían morir los jóvenes; y ya no se podían morir los pobres, se podían morir los ricos, cualquiera se podía morir. Allí con la pandemia empezó a darse un proceso que se observó en todo el mundo, el incremento de medicación psiquiátrica. Leía un informe de la Confederación farmacéutica Argentina que dice, por ejemplo, los sedantes en el último año en la Argentina aumentaron un 10 por ciento sus ventas; pero desde la pandemia hasta hoy aumentaron sus ventas los antidepresivos, los antipsicóticos, los hipnóticos y los sedantes. No debo hacerlo, ni voy a preguntarlo, ni me interesa; pero quisiera saber cuántos de los que estamos aquí tomamos un hipnótico, un sedante para dormir, un antidepresivo para sobrevivir; cuántos de nosotros recurrimos a algún tipo de medicación -dada por nuestros médicos- para sobrellevar el momento que estamos viviendo.
En verdad la crisis de la salud mental está atravesando un momento único, único; que nos obliga a prestarle atención, que nosotros como Gobierno le estamos prestando; ¿cómo empezó esa atención? Precisamente con ese plan de abordaje integral que, en el año 2022, presentamos en el Laura Bonaparte; y tratando de cambiar el tratamiento de la salud mental venía dando hasta ahora a los argentinos. Salir de esa lógica manicomial, donde uno entraba y se enfrentaba con las peores imágenes; y tratar de atender al enfermo mental como un enfermo que se puede recuperar, que se puede volver a la convivencia social, ir sacándolo de esa situación manicomial de encierro, para ir permitiéndole recuperar su vida, para ir a su casa, ir poco a poco volviendo a su vida habitual.
Y es un aprendizaje que tenemos que hacer todos como sociedad, porque muchos de ellos, yo los vi, cuando pusimos en marcha el Hospital Ramón Carrillo, lo que era la Colonia Montes de Oca, muchos de ellos también eran hasta abandonados por sus familias, en un acto de negación; recuerdo una película argentina de hace algunos años atrás de María Luisa Bemberg, creo que era “De esto no se habla”, que hablaba precisamente de una familia que había tenido un hijo con una discapacidad y lo ocultaban porque no querían hablar de eso. De todo eso es de lo que tenemos que hablar para cambiar el abordaje de la salud mental en la Argentina, de todo eso tenemos que hablar, porque sino, no lo vamos a resolver.
Lo primero que tenemos que hacer es darnos cuenta cómo actuamos, lo mal que hicimos; lo segundo que tenemos que hacer es que nos pasó una catástrofe que fue una pandemia que alteró la salud mental de todos, y a todos nos puso en alerta, y a todos nos ha sensibilizado mucho más, todos sentimos que el riesgo se ha potenciado y que nuestra inseguridad es mucho más alta. Por eso también se dan los fenómenos que se dan, por eso algunos creen que la culpa la tienen los africanos que migran a Europa o la culpa la tiene algún sector social y por eso vuelve a renacer el nazismo y por eso vuelven a renacer políticas negacionistas, ¿por qué? Porque aprovechan de la inseguridad de todos ustedes para hacerles creer que detrás de esas políticas hay en verdad un acto de protección a ustedes; aprovechan ese momento de alteración psicológica que vive el mundo, no pasa en la Argentina, pasa en todo el mundo. Lo que nosotros estamos viendo acá no pasa solo en la Argentina, pasa en todo el mundo, en cualquier rincón de Europa está pasando, pasa en América Latina; están aprovechando nuestra debilidad como sociedad, nos ven débiles, claro, es que estamos débiles, si somos sobrevivientes, cómo no vamos a estar débiles, claro que lo estamos; ahora, el deber que tenemos como sociedad y el deber que tiene un gobierno es sacarles esa sensación de debilidad y de desprotección que tienen y devolverles seguridad, devolverles firmeza, devolverles confianza, devolverles tranquilidad para que sean dueños de su libertad, para que puedan ejercer su libertad a pleno, para que se hagan dueños de su vida. Y esta es una tarea que tenemos que asumir como comunidad, los médicos hacen su parte, y hacen mucho, los enfermeros, las enfermeras, todo el personal de la salud saben siempre la gratitud eterna que guardo para con ellos. Pero también veo que trabajadores sociales se han sumado a la tarea y está muy bien que lo hagan, porque el problema que tenemos es el que acabo de decirles, no es otro.
Y hay un elemento más, que al problema de la salud mental que vivimos como sociedad hay que incluirle el problema de las adicciones, que en la juventud está haciendo estragos, y que no podemos mirarla como si no pasara nada, no podemos mirarlo así; adicciones de todo tipo, de drogas duras a drogas más blandas y adicciones al alcohol que están alterando la vida de nuestros jóvenes. Todo eso tiene que ver con la salud mental, todo eso tiene que ver con el abordaje del problema.
Yo celebro que la Argentina sea Sede de un Encuentro Mundial sobre la salud mundial, pero lo que quiero es que todos nosotros tomemos noción de lo que nos pasa, hagamos una lectura correcta de lo que vivimos, seamos capaces de encontrar la solución que tenemos que encontrar para nuestra sociedad no ocultando nada, asumiendo los problemas y actuando en consecuencia.
Yo estoy aquí no porque sepa mucho del tema, estoy aquí porque la historia me obligó a conocer algo del tema, pero estoy aquí como un ciudadano como ustedes para decirles entiendan lo que estamos viviendo, entiendan lo que estamos pasando, entiendan que todos, o muchos, millones de argentinos y argentinas el primer recurso que encuentran ante un estado de decaimiento anímico es recurrir a psicofármaco que le levante el ánimo; y entiendan que hay muchos motivos para estar desanimado, pero para salir del desánimo hay que ponerse de pie, levantarse, camina y tener un Estado que los ayude a hacerlo. Gracias a todos y todas por estar aquí. (APLAUSOS).