Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en la apertura del VII Congreso Internacional sobre Discapacidad, en el Centro de Convenciones Gala de Resistencia, en Chaco
Muchas gracias. Gracias a todos y todas. Tengo cámaras acá muy cerca, pero quiero contarles a los que nos están mirando por televisión que detrás de estas cámaras cercanas que tenemos, hay una cantidad de gente impresionante. (APLAUSOS)
Cuando, la semana pasada el querido gobernador del Chaco, mi querido amigo Coqui- yo siempre me permito llamarlo, como cariñosamente lo llamamos todos- me dijo: “Mirá, la semana que viene, lunes, te estoy llamando con poco tiempo, pero creo que valdría la pena que te sumes”. Le dije en el acto que sí. Nunca pensé que la trascendencia de este encuentro era tal. Realmente los felicito, Coqui, porque es muy impactante. (APLAUSOS)
Y, ¿saben qué es lo que más impacta? Que tanta gente se convoque por un problema que tenemos que trabajar entre todos y que tenemos que resolver entre todos, que es el problema de las personas con discapacidad. ¿Por qué? Porque nosotros creemos en el sentido comunitario, en el sentido de vivir en comunidad. Vivir en comunidad, supone que todos estemos incluidos y que todos tengamos las mismas posibilidades dentro de la comunidad en la que nos desarrollamos; y a veces, alguno de nosotros no tiene las mismas capacidades que otros para lograrlo, y el deber que tenemos aquellos que no tenemos que sobrellevar una discapacidad, es ayudar a quién sí debe sobrellevarla, a hacerle la vida más fácil, a hacerle la vida más simple. No solamente con las cosas que, gracias a Dios en los últimos años están ocurriendo en el mundo y también en Argentina, que las acaba de mencionar el gobernador. Cuando se dispone que en todas las veredas de todas las ciudades haya rampas para poder subir con una silla de ruedas, o cuando se dispone que los colectivos tengan plataformas que puedan bajar a la altura de la vereda para que alguien pueda subir con su silla de ruedas, cuando hacemos las 123.000 casas que ya hicimos, desde que soy presidente, muchísimas están preparadas para personas que sobrellevan alguna discapacidad, todo eso, son mecanismos de inclusión. Ahora, ¿alcanzan? No, no alcanzan, porque quién sobrelleva una discapacidad también tiene que requerir el auxilio del Estado, y no tenemos que tener vergüenza en decirlo porque no hay mejor plata invertida por el Estado que la plata que sirve para incluir hermanos y hermanas a la comunidad y darle mejores condiciones de vida a aquellos que están reclamando mejores condiciones de vida. (APLAUSOS)
Yo sé que estamos en un tiempo donde en la Argentina debemos elegir, y como debemos elegir a mí me gusta mucho explicarle a los argentinos y a las argentinas que a la hora de decidir tengan muy presente – yo sé que la pandemia nos ha dejado muy decepcionados, muy desilusionados- pero que en el momento de decidir tengan muy presente que no todo es lo mismo en política.
Y como a mí no me gusta aventurar ideas, sino que me gusta concentrarme en algunas cifras concretas, déjenme hacer una comparación con lo que pasaba en Argentina hasta el 2019, entre el 2016 y el 2019, y lo que pasó en Argentina en el 2019 hasta hoy, precisamente en la materia de las personas con discapacidad. Miren, cuando nosotros llegamos la deuda que tenía el Estado Nacional con los prestadores era de 5.100 millones de pesos. Ustedes dirán, ¿quiénes son los prestadores? Los prestadores son quienes llevan a sus hijos a las escuelas, por ejemplo, en micros especiales. 5.100 millones que liquidamos en el término de 90 días. Al día 90 nos habíamos puesto de acuerdo con todos los prestadores, y paramos el enorme enojo que esos prestadores tenían. A partir de entonces, el término de pago se redujo a 45 días, cada 45 días esos prestadores cobran; pero antes que nosotros llegáramos eran entre 100 y 120 días para cobrar lo que se les adeudaban. Ustedes dirán, pero ¿esto es importante? Y bueno, lo que pasa es lo que les pasó muchas veces, que se quedaban sin el transporte para sus hijos o para ustedes mismos porque el prestador no cobraba la deuda que, efectivamente el Estado tenía con ellos.
Ahora, parémonos en las prestaciones, parémonos en las pensiones no contributivas, de las que hablaba recién el querido Coqui. Durante toda la gestión del gobierno que me precedió se entregaron 163.198 prestaciones no contributivas. Se dieron de baja, además, 170.000 prestaciones no contributivas, o sea, 170.000 argentinos y argentinas que cobraban prestaciones no contributivas dejaron de cobrarlas por decisión del gobierno. Dejaron cajoneadas, sin respuesta, 140.000 pedidos de pensiones no contributivas. Repito, 163.000 otorgaron, 170.000 dieron de baja y 140.000 cajonearon. A las 163.000 que ellos entregaron, nosotros entregamos 350.000 pensiones no contributivas. (APLAUSOS) Más del doble. ¿Se acuerdan de que les dije que dieron de baja a 170.000 pensiones no contributivas que se judicializaron? Las 170.000 pensiones no contributivas se restituyeron todas, cada una de ellas. (APLAUSOS)
Logramos también dar 40.000 pensiones más, aparte de todo esto que acabo de decir, producto de mecanismos más ágiles para acceder a la pensión no contributiva. La pensión contributiva, como bien dijo el gobernador, no es un beneficio que tienen las personas con discapacidad, es un derecho que tienen las personas con discapacidad. Y esta mirada es muy distinta, porque si yo creo que es un beneficio, puedo otorgarlo o puedo no otorgarlo, pero si creo que es un derecho, solo debo reconocerlo, y punto. Esta diferencia, no es una diferencia menor, es una diferencia central. Claro, con Coqui aprendimos de Evita, que donde hay un derecho, hay una necesidad, y para ellos donde hay un derecho, hay una necesidad de un decreto que lo derogue, esa es la diferencia. (APLAUSOS)
Lo que sí quiero marcarles es que, la situación de las personas con discapacidad es una situación que a todos nos atañe, no es un problema que debe resolver la persona con una discapacidad, es un problema que debemos resolver todos. Así como otorgamos derechos a las minorías, tenemos que otorgar derechos y darles mejores condiciones de vida a las personas que tienen algún tipo de discapacidad; porque está visto que, si les damos condiciones, las posibilidades de desarrollo y progreso de ellos existe. Lo dijo muy bien el director, contó ejemplos: el Capitán del Equipo de los Murciélagos, que nos dio una satisfacción a todos los argentinos, Fernando, y podría nombrar muchos más. (APLAUSOS)
Ahora yo vuelvo a repetir que nosotros debemos entender este tema como un deber de la sociedad para con el conjunto de los argentinos y argentinas, que viven ella. El Papa Francisco siempre dice que ha quedado probado que nadie se salva solo, nadie se salva solo.
Y también nosotros como miembros de una comunidad tenemos el deber ético de tenderle la mano, al que nos está necesitando, porque no somos mejores personas haciéndonos los distraídos ante el sufrimiento, el padecimiento o a las carencias que otros soportan, que lo ético es ocuparnos del problema del otro, porque cuando sé que hay un problema en el otro ese problema empieza a ser mío y mi deber es empezar a resolverlo. Y si bien es cierto que Galeano veía las utopías como algo lejano, que nunca se alcanzan, la historia cuenta que las utopías – a veces – se hacen realidad.
Y voy a terminar mis palabras diciendo algo, que he repetido muchas veces , en los últimos discursos; miren mi generación que padeció la dictadura, que padeció los desaparecidos, que padeció el exilio, padeció las muertes mi generación tenía una utopía, después de la guerra de Malvinas, era que volviera la democracia y que la democracia dure para siempre. Y para nosotros, que – por entonces – teníamos veintitantos años, nos parecía casi una ilusión imposible, pensar que la democracia iba a durar, porque además, apenas empezó Alfonsín, el gobierno, el 10 de diciembre, de 1983, empezó a ser hackeado una y otra vez por militares, que se pintaban la cara y fuimos sobrellevándolo y el 10 de diciembre, de este año, la Argentina cumple 40 años de democracia ininterrumpida, entre nosotros. (APLAUSOS). ¿Y por qué fue posible eso? Eso fue posible porque hubo una decisión de conjunto de toda la sociedad argentina de respetar, de una vez y para siempre, las instituciones y no permitir nunca más que un golpista se haga del gobierno para hacernos padecer al resto de los argentinos. La democracia vale mucho, vale mucho, es muy importante.
Ustedes chaqueños han votado y van a volver a votar, se lo dice un porteño, que llegó al gobierno comprometido a gobernar con los 24 Gobernadores. Reconozco que es mi amigo, reconozco que lo admiro, reconozco que tienen en él una capacidad incomensurable, pero les pido que no olviden lo que “Coqui” Capitanich hizo todos estos años por el Chaco. Les pido que no lo olviden, fue un gran Gobernador, no pierdan la oportunidad de tenerlo nuevamente como Gobernador. (APLAUSOS). Se los pido porque “Coqui” tiene la misma sensibilidad que tengo yo sobre las necesidades de los más humildes y yo veo como semana a semana me llama y me dice: “ya estemos muy cerquita de terminar el Acueducto de El Impenetrable o el acueducto que está más cercano, que le va a dar agua a 450.000 chaqueños y chaqueñas. ¿En qué está pensando “Coqui”, en su elección? No, está pensando en todos ustedes, como hoy está pensando en todos los que viven, en el Chaco y está pensando en cómo hacer mejor la vida de los que viven, en el Chaco, con una discapacidad. (APLAUSOS).
Ahora, yo les contaba aquella utopía, que teníamos los de mi generación, y esa utopía se hizo realidad. Ahora vivimos en democracia, elegimos, tenemos las posibilidades de expresarnos. Nadie nos conduce con un fusil en la mano y cada dos años vamos a las urnas y ponemos un voto y elegimos, y tratamos de corregir lo que está mal. Si aquella utopía se hizo realidad que porque el conjunto social argentino decidió que nunca más quería dejar de vivir en democracia. Ahora la democracia la tenemos y esta democracia que logramos ¿es suficiente para que seamos felices? No, porque logramos democracia pero no logramos una sociedad justa, no vivimos en una sociedad justa, vivimos en una sociedad profundamente injusta. La injusticia se marca en muchos lados, se marca en la desigualdad social, donde algunos concentran muchas riquezas y muchos distribuyen mucha pobreza, pero también se marca en el mundo de la discapacidad, donde aquellos que necesitan de la ayuda del conjunto no encuentran la ayuda del conjunto necesariamente. Ahora yo quiero que la utopía que todos nosotros tengamos, que la utopía de toda la Argentina sea vivir en un país con justicia social y en un país igualitario. Esa es la utopía que debemos ponernos en la cabeza y en este punto… bueno, yo empecé diciendo que la utopía para muchos es una idea siempre inalcanzable. Antonio Cafiero, a quien acompañé en mis años jóvenes en la militancia, tenía una frase que yo siempre repito y que vale la pena repetirla ahora. Cafiero decía: “quien sueña solo, solo sueña, pero quien sueña con otros puede cambiar el mundo”. Yo tengo el sueño de vivir en una sociedad más justa – por favor – sueñen conmigo porque si soñamos todos juntos vamos a hacer la Argentina justa, que nos merecemos. (APLAUSOS).
Gracias “Coqui”, gracias a todos y todas.