Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el anuncio del inicio de la construcción del primer barrio inclusivo para personas externadas del Hospital Nacional y Comunidad Dr. Ramón Carrillo
Buenos días a todos y a todas; muchas gracias, qué difícil este acto, porque todos lloran, todos están emocionados y es difícil contenerse. Gracias Intendente por recibirnos en tu pueblo, gracias Silvina por todo lo que hacés, gracias, de verdad, es muy importante, gracias queridos compañeros ministros, que tanto me han ayudado en este tiempo y que tan bien han hecho las cosas, a los dos gracias.
Es un día raro, porque está frío, está lluvioso, se hace difícil llegar,
pero la verdad, nos convocó la alegría, es un día lleno de Sol, es un día lleno de felicidad. Acá adentro está pasando algo distinto a lo que el exterior muestra y lo que está pasando, acá, es que estamos refundando un sistema de salud, que es algo que debo confesar, empecé a prestarle particular atención, con la pandemia, porque todo lo que tiene que ver con la salud mental ha sido siempre – entre nosotros – una suerte de tabú, un tema del que no queríamos hablar,
un tema que nos incomodaba. Y por eso esta lógica del tratamiento manicomial, de encerrarlos. Nosotros, que enseñamos Derecho Penal, decíamos que hay personas que cometen delitos porque tienen alteraciones de sus facultades mentales y para ellos vamos a dictar medidas de seguridad para que no se dañen y no hagan daños a terceros.
Y la verdad la medida de seguridad era encerrarlos en un manicomio, permítanme usar esa palabra, aunque sé que hoy, políticamente, no es correcto usarla, pero encerrarlos allí y dejarlos allí, en una suerte de silencio, en una suerte de lugar del que además todos preferiríamos no hablar y ha llegado la hora de hablar de la salud mental, es necesario hablar de la salud mental. Porque además la salud mental tiene múltiples facetas: la salud mental del que tiene una discapacidad; la salud mental del que tiene trastornos psiquiátricos, que deben ser atendidos médicamente y que perfectamente se pueden recuperar y que no es el modo de recuperación aislarlo, en este sistema manicomial, que hasta el día de hoy, tuvimos.
Y cuando con Carla pensamos esa Ley de Salud Mental, gran mérito de Carla, porque además soy abogado y se dan cuenta que yo sé poco y nada de esto, con lo cual a darle a cada uno el mérito que corresponde, pero cuando me lo explicó, cuando me lo planteó, rápidamente entendí la importancia de esa ley, rápidamente entendí la importancia de esa ley y rápidamente la impulsé porque a la Argentina le hacía falta. Y me dio una gran tranquilidad, un día, que hablando, con el director general de la Organización Mundial de la Salud, me dijo: “ustedes han dictado una ley, que es ejemplo, en el mundo y sigan por ese camino porque es el que hay que seguir para darle una buena atención, en materia de salud mental”. En un tiempo, en donde la humanidad vio trastocada su salud mental, porque le tocó afrontar un hecho inédito, un hecho inesperado, una situación de enorme gravedad, que se llevó 10 millones de vidas, en todo el mundo, y que nos dejó alterados, simplemente, porque no estábamos preparados para vivir eso.
Y poner en valor la salud mental no era solamente hacer la ley, era cambiar la lógica del tratamiento de la salud mental, en la Argentina. Anunciamos esa ley, en el Instituto Bonaparte, anunciamos el plan de salud, en el hospital Bonaparte, y ahí me enteré que era la primera vez que iba un presidente a esa institución médica. Y dije: “¿cómo es esto, ¿cómo es posible que no haya habido otro que se haya preocupado por este tema?” y con cierta resignación escucho
que soy el segundo presidente, que viene acá, y la verdad que eso solo prueba la desatención que el tema de la salud mental tuvo, durante años, en la Argentina, producto seguramente del tabú. Y será que a mí me tocó vivir la experiencia de la pandemia para que se me despierte esa preocupación y empiece a atender la necesidad de cambiar las cosas. Y hoy estamos aquí, cambiando las cosas, convirtiendo esta colonia en un hospital comunitario, que ya no solamente tenderá enfermedades mentales, ahora será polivante, en términos médicos, atenderá otro tipo de dolencias y le servirá mucho más a la comunidad cercana. Además, vamos a dotar de todo el equipamiento que haga falta para que se convierta en un buen hospital de comunidad y seguirá atendiendo – básicamente – los problemas que la salud mental requiera y vamos a terminar con esa idea del encierro, en pabellones, que ya empezó – poco a poco – a superarse. Así de los pabellones generales, pasamos a los cuartos individuales o los cuartos compartidos, pero cuartos al fin; y me hablaba siempre Carla, que hay como una suerte de tránsito entre que una persona se recupera y tiene que volver a vivir a la sociedad; y esas casas de tránsito era un tema que había que resolver, por eso está acá mi querido ministro de la Vivienda; un bonaerense formidable, que ya me ha ayudado a hacer 117 mil casas para familias argentinas. (APLAUSOS). Y que además le hemos encomendado hacer estas 50 casas de tránsito para aquellos que dejan estos edificios y pueden empezar a vivir un tiempo de transición en casas propias. Y es un gran paso que damos como comunidad, porque ocuparse de los más débiles también obliga a ocuparse de las personas que tienen estas dolencias.
Yo estoy muy feliz de que lo hagamos, estoy muy feliz de haber cumplido con mi palabra y estoy muy feliz en que de este modo estamos haciendo una Argentina mejor, definitivamente. Y tampoco puedo dejar de ocultar que no sé por qué ocurrió, pero ocurrió; que esto esté pasando el día en que recordamos los cien años del nacimiento de René Favaloro; que fue un hombre inmenso al que tuve el placer de conocer y de ayudarlo en mis años de vicepresidente ejecutivo del grupo Banco Provincia, lo ayudé mucho con su fundación en momento que la estaba pasando mal; y la verdad era un hombre tan sabio como humilde. Y, bueno, en algún lugar Favaloro diré: bueno, mi predica no fue en vano, tuvo sentido. Y a cien años de su natalicio, que estemos haciendo mejor la salud en la Argentina, en este caso la salud mental, es el mejor homenaje que podemos hacerle a Favaloro. (APLUASOS).
Yo quisiera que este impulso que le hemos dado en este tiempo, con el trabajo de usted tres fundamentalmente, no sede, que siga teniendo la misma fuerza, que siga teniendo la misma velocidad, que diga poniéndole el mismo coraje, la misma garra, las mismas ganas; porque es necesario que lo hagamos y es necesario que todo esto se concrete rápido, y que se vea; que podamos mostrarles que esto es el modo, no el que veníamos; que este es el camino, no era el camino que estábamos transitando. Y que de esa manera le demos menor salud a los que la necesitan; y vuelvo a repetir, hagamos una mejor comunidad, hagamos una mejor sociedad. Porque una sociedad, que trata a sus enfermos ocultándolos, marginándolos, condenándolos al abandono es una sociedad horrible, es una sociedad poco solidaria, es una sociedad que se desentiende del dolor del otro. Y en verdad en este postmodernismo ene l que nos ha tocado vivir, donde el individualismo se ha convertido en un culto; volver a recuperar el criterio de solidaridad es muy importante. Porque en una sociedad, una sociedad es un lugar donde todos ganan; cuando en una sociedad algunos ganan y otros pierden, eso no es una sociedad, se parece más a una estafa y nosotros no podemos permitirnos vivir entre estafadores; sí tenemos que darnos el gusto de vivir entre solidarios. Estamos todos en el mismo barco y aquí nadie se salva solo. Hagamos las cosas juntos; trabajemos en unión, trabajemos en unidad. Cuando nos ponemos de acuerdo en las cosas importantes las cosas salen, las cosas las podemos hacer; y hasta dios paró la lluvia para que aplaudamos y festejemos.
Gracias; gracias a todos y todas. (APLAUSOS)