Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la cena anual de camaradería de las Fuerzas Armadas, Edificio Libertador
Señores y señoras. Buenas noches a todos y a todas.
Como cada año nos encontramos nuevamente en esta cena anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas. Aunque este encuentro es siempre oportuno para profundizar la fraternidad entre los hombres y mujeres de nuestras fuerzas, hoy nos vemos en un año emblemático para nuestro pueblo. Este es el año en que celebramos cuatro décadas ininterrumpidas de democracia, el ciclo más largo de respeto institucional que nuestra historia recuerda.
En lo personal, este encuentro significa algo más para mí; es la última celebración de la que participo en mi condición de Presidente de la Nación y, por consiguiente, de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Con semejante contexto, es un tiempo propicio para la reflexión y el análisis de lo que hemos hecho y de los desafíos que debemos enfrentar.
Al asumir la Presidencia de la Nación en diciembre del 2019, me propuse poner fin a un tiempo de desatención política de nuestras oficiales, nuestros oficiales, suboficiales y soldados. Sus salarios padecían, no solo un retraso significativo, sino que gran parte de ellos, tenían la condición de ser sumas no remunerativas que afectaban derechos en materia de la seguridad social. El presupuesto apenas atendía el pago de remuneraciones y la mantención cotidiana de las Fuerzas y su equipamiento. Las industrias militares enfrentaban un creciente proceso de abandono a quien nadie atendía.
En ese escenario me propuse poner en valor el rol de nuestras Fuerzas Armadas. Entendí imperioso devolverles las herramientas necesarias para que recuperaran el prestigio y el reconocimiento social que merecían para garantizar la defensa de nuestra soberanía y las riquezas naturales, la libertad y la dignidad de nuestro pueblo.
Convencido de todo ello, ya en el año 2021, firmé la Directiva Política de Defensa Nacional, que inauguró un nuevo ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional, que tendrá como resultado final un nuevo Plan de capacidades militares que actualizará el dictado en el año 2011. Este Plan contendrá el diseño de instrumento militar de los próximos 20 años. Para poder alcanzar ese objetivo entendí fundamental generar el Fondo Nacional para la Defensa, el FONDEF.
De esa manera, hemos logrado la recuperación, modernización y adquisición de sistemas de armas y capacidades militares, de acuerdo a los lineamientos establecidos en el ciclo de Planeamiento de la Defensa Nacional. El poder contar con los recursos que conforman el FONDEF permitirá, en el tiempo, asegurar un mejor equipamiento y, de ese modo, poder incrementar nuestra capacidad de disuasión y de control soberano del territorio.
Buscamos promover una política de Estado que vincule, de modo virtuoso, la Industria Nacional para la Defensa con el desarrollo científico y tecnológico. Actuando de este modo, beneficiamos a las provincias y localidades donde se encuentran radicadas las diferentes empresas vinculadas a la defensa, alimentando así el desarrollo de las economías regionales y favoreciendo el federalismo.
Con la existencia del FONDEF, impulsamos la cooperación tecnológica regional e internacional, otorgamos previsibilidad a la producción, fortalecemos vínculos estratégicos y mejoramos las condiciones de seguridad y de trabajo de nuestras Fuerzas Armadas.
Argentina es un país Bicontinental, con una vasta extensión territorial, que representa la octava superficie del mundo. Esto requiere de Fuerzas Armadas formadas y con capacidades para la defensa. Por eso, además del despliegue territorial, llevamos a cabo acciones que potencian la capacidad de vigilancia y control del espacio aéreo y del espacio marítimo, fundamentalmente, en aquellas áreas que resultan decisivas para la defensa de nuestra soberanía.
Atendiendo a semejante realidad, pusimos especial hincapié en la formación, con el propósito de que sea congruente con el contexto actual y genere las actitudes necesarias para el presente, pero por sobre todo, con proyección al futuro. En este sentido, implementamos en las Escuela Superior de Guerra, el ciclo de Formación del Oficial de Estado Mayor, para Oficiales del Cuerpo de Comando de las Fuerzas Armadas, y se puso en pleno funcionamiento el Instituto de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas, para la formación de Oficiales y Suboficiales en esta especialidad.
Una política defensiva, autónoma y cooperativa, tal como lo dicta la Directiva de Política de Defensa Nacional. Requiere recuperar las capacidades que tuvimos y desarrollar otras nuevas capacidades para garantizar un despliegue territorial efectivo de nuestras fuerzas y, así, consolidar su presencia de acuerdo a una visión estratégica del territorio nacional, con proyección hacia la Antártida y el Atlántico Sur.
En esa inteligencia, impulsamos la creación de la primera guarnición militar conjunta en Tierra del Fuego: La Base Integral en Ushuaia. Y logramos que la Base Petrel, en la Antártida, volviera a ser permanente, luego de casi 50 años.
Entendiendo la importancia de la Antártida para nuestro país y para las futuras generaciones de nuestra Patria, en febrero de 2023, viajé a la Base Marambio y pude ver el trabajo inconmensurable que realizan nuestras Fuerzas Armadas y científicos en ese suelo maravilloso. Desde el año 1997, ningún Presidente lo había visitado y para mí fue un orgullo felicitar a todos los argentinos y todas las argentinas que hacen Patria en ese lugar del mundo.
Esta visión estratégica también, entiende la importancia de que las Fuerzas lleguen a todos los rincones del Territorio Nacional.
En consecuencia, estamos avanzando en la construcción de la primera Unidad Militar del Ejército, en Catamarca. Lo que marca el retorno de la Fuerza a esa provincia.
Así mismo, fortalecimos el sistema Nacional de Vigilancia y Control Aéreo Espacial, y el Plan de radarización, mediante el cual, gracias al vínculo estratégico entre el Ministerio de Defensa, La Fuerza Aérea Argentina y el INVAP, se pudo avanzar en la fabricación de radares primarios.
También impulsamos la creación y puesta en funcionamiento del Comando Conjunto Marítimo, que nos permite contar con un organismo permanente para la conducción de las operaciones de vigilancia y control de nuestros espacios marítimos y fluviales de jurisdicción nacional. Todo eso requiere que los hombres y mujeres, que velan por la defensa de la Patria, perciban salarios adecuados a sus responsabilidades.
Hace poco más de un año anuncié la jerarquización salarial para las Fuerzas Armadas; hoy – gracias a la resolución conjunta, firmada en febrero, de este año, entre el ministro de Defensa y el ministro de Economía – puedo decirles, que este mes, ya implementamos el segundo tramo, de la jerarquización, lo que representa alrededor de un 42 por ciento de incremento, de un reordenamiento salarial, que alcanzará – aproximadamente – el 60 por ciento de suba. Este hecho atiende a una demanda justa e histórica del personal militar.
Con el objetivo de tener Fuerzas Armadas acorde, con los tiempos, que corren, producto de un importante consenso entre especialistas, en materia de defensa, se elaboró el proyecto de una nueva Ley de Personal Militar, proyecto que firmé, esta misma tarde, para que – una vez que sea aprobada por ambas Cámaras del Congreso de la Nación – derogue el decreto ley, que rige, desde 1971, una ley que no refleja cuestiones fundamentales, que forman parte del marco normativo, actual, de la defensa, como lo son el gobierno político de la defensa nacional; el principio de la acción militar conjunta y el compromiso con los derechos humanos.
A diferencia de la legislación actual, este proyecto de ley apunta a que la reglamentación de la norma se realice de manera integrada y conjunta, el tiempo que establece al ministerio de Defensa como su autoridad de aplicación y prevé la adecuación del régimen del personal militar a la normativa de defensa nacional vigente y al sistema de justicia militar. También, habilita mecanismos, que facilitan e incentivan el pasaje de categoría de soldado a suboficial y de suboficial a oficial, como incentivo a la capacitación continúa, a la igualdad de oportunidades y al progreso en la carrera militar, haciendo especial hincapié en la trayectoria educativa profesional y promoviendo un proceso continuo y progresivo de desarrollo de las competencias requeridas para contar con Fuerzas Armadas de excelencia.
Se trata de un proyecto del que participaron ex ministros de Defensa, de distintas orientaciones políticas, que se sustenta en la Constitución Nacional, en los instrumentos internacionales de derechos humanos – ratificados por el Estado argentino – y en el derecho internacional humanitario, por lo que contempla el respeto a los principios de igualdad y de no discriminación de las personas, cualquiera sea su condición de género, orientación sexual, económica o social.
En este sentido prescribe la igualdad de trato y oportunidades en el acceso, permanencia y desarrollo de la carrera militar y con el firme objetivo de erradicar la violencia, por motivos discriminatorios, habilita la presentación de denuncias, por vía directa, en las oficinas previstas para tal fin.
De esta forma, una vez aprobada esta ley, se garantizará que todo el personal militar pueda tener los mismos derechos de ciudadanos y ciudadanas, de acuerdo con la realidad sociocultural de la Nación y a la normativa vigente.
En esta línea me gustaría destacar el rol, que tuvieron los hombres y las mujeres, que forman parte de las Fuerzas Armadas, en las tareas de apoyo y asistencia a la comunidad. Este papel quedó evidenciado, cuando – durante la pandemia – pusieron sus capacidades a disposición de la lucha contra el COVID-19, en lo que fue el mayor despliegue militar realizado, desde la Guerra de las Malvinas.
Durante esta gestión asistimos a un fortalecimiento del rol de nuestras Fuerzas Armadas, en las tareas de apoyo a la comunidad, a lo largo y a lo ancho de la Patria. Así, el Operativo Belgrano y la colaboración en la mitigación de incendios y las tareas de urbanización, en barrios populares demuestran en trabajo articulado en todo el país y el estrecho vínculo, entre los militares y la sociedad a la que sirven.
A 40 años del retorno de la democracia es un orgullo contar con Fuerzas Armadas, que fueron formadas, durante estos años, cuya labor es guiada por los principios y valores democráticos y el respeto a los derechos humanos, que rigen en nuestro país.
Para finalizar quiero hacer mención, a que en este año se cumplieron 41 años de la guerra de Malvinas y 190 años de la usurpación inglesa, sobre nuestro territorio. El reclamo por el ejercicio pleno de la soberanía argentina sobre nuestras islas permanece más firme que nunca, sabiendo que nuestra integridad territorial no será plena, mientras haya una potencia extranjera en Malvinas, haciendo uso de los recursos, que pertenecen – por derecho – a cada argentino y a cada argentina.
Como presidente de la Nación ha sido un verdadero honor ser el Comandante en Jefe, de estas Fuerzas Armadas. Vaya, pues, mi profundo reconocimiento a quienes fueron ministros de Defensa, a lo largo de estos cuatro años: al Ingeniero Agustín Rossi, al Licenciado Jorge Taiana, mis queridos amigos, reciban mi gratitud por el trabajo transformador que han hecho y la honestidad y decencia, que han demostrado al hacerlo.
Mi eterna gratitud también para con los Jefe de cada Fuerza y muy especialmente para con el señor Jefe del Estado Mayor Conjunto, el teniente general, Juan Martín Paleo. Me han acompañado con lealtad, me han respetado como su jefe y siempre han estado dispuestos a poner todo su empeño cada vez que la Patria los demandó, en cualquier circunstancia.
Walt Whitman, el poeta norteamericano, que más leí, en mis años jóvenes, supo escribir que las batallas se pierden con el mismo espíritu con que se ganan; son los triunfos y las derrotas las que hacen noble el espíritu de los soldados y es ese espíritu, que anida en ustedes, el que los hace trascender, en la paz que preserva el estado de derecho y los mantiene alertas, ante cualquier riesgo externo.
Decía San Martín, que los soldados de la Patria no conocen el lujo, sino la gloria. Los invito y las invito a que conozcan la gloria trabajando en el respeto de nuestras instituciones, en el cuidado de nuestros pueblos, en la defensa de nuestra Patria y en la protección de nuestros recursos; que el espíritu que los mueva no decaiga y los conduzca siempre hacía la gloria.
¡Viva la Patria! Muchas gracias. (APLAUSOS).