Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración de las obras de restauración de la Casa sobre el Arroyo, Museo Casa del Puente, Mar del Plata, provincia de Buenos Aires
Gracias, muchas gracias. Gracias a todos y a todas, gracias por estar hoy aquí.
La verdad que estoy muy contento, no puedo ocultarlo, porque está casa para mí tiene una historia rara, que la cuento siempre. Era un sábado al mediodía y estaba mirando televisión, había por ahí un programa que me entretenía mucho, que no sé si sigue estando, que se llamaba: “En el camino”, “Desde el llano” me gusta menos”. (RISAS) Un programa maravilloso que recorre la Argentina y va mostrando diferentes lugares de la Argentina, y de repente apareció su conductor, contando que en Mar del Plata, en el centro geográfico de Mar del Plata, existía está casa. Y contaba la historia de la casa, contaba la historia de Alberto Williams, de Amancio, contaba que acá durante muchos años funcionaba una radio y que lo que se llamaba La Casa sobre el Arroyo, empezó a llamarse La Casa del Puente, y que la radio se llamaba La Radio del Puente, y que después el lugar quedó abandonado. Que un día el Estado Nacional, advertido del abandono, decidió comprar la casa y la puso a nombre del Municipio de Mar del Plata y que, lamentablemente, con el correr de los años, todo se había deteriorado. Y mostraba las imágenes de tremenda casa, comparable a la casa que pensó Le Corbusier, en La Plata, la que algunos llaman La Casa de la Ventana. Una muestra de lo que se llama la arquitectura moderna, realmente destruida, toda grafitada en su interior, todas las lámparas arrancadas, todos los sanitarios arrancados, en un estado de abandono increíble. Y había alguien, que con mucha devoción, le contaba al locutor, lo que esta casa era, había sido y debía volver a ser. Era Magali. (APLAUSOS)
Y entonces, escuché con atención todo lo que se contaba ahí y pensé -estaba solo en mi casa recuerdo- qué locura, ¿cómo puede ser que esto pase en Mar del Plata, en el centro geográfico de Mar del Plata? ¿Cómo puede ser que en Argentina? Saquemos de lado a Mar del Plata, dejémosla a un lado, no la responsabilicemos de nada. ¿Cómo es posible que en la Argentina se destruya semejante patrimonio cultural? Claro y dije, ¿Cómo hago ahora para saber…? Y entonces entré a las redes y en Instagram encontré una página que se llamaba La Casa sobre el Arroyo y escribí: “Buenas tardes, alguien puede contarme de qué se trata esa casa y explicarme”. Y al rato, como si fuera la respuesta de un oficio judicial, alguien me contaba detalladamente de qué se trataba la casa. Su historia, quién había sido Alberto Williams, quién había sido Amancio Williams, por qué, culturalmente, representaba tanto. Me hablaba de que esta casa estaba en medio de un inmenso bosque. Que a las espaldas o cerca estaba la Universidad -¿Dónde está la Universidad, para atrás?- atrás, esto está bien. La Universidad de Mar del Plata, que pegado tenía un colegio secundario, que era una zona muy céntrica de Mar del Plata y que había ido deteriorándose. Y que ella trabajaba en el área de cultura de Mar del Plata, que se dedicaba a la museología y que si necesitaba más información, con todo gusto me la brindaba. Leí todo y dije: “Perdóname, este es mi WhatsApp. Por favor, ¿me podrás mandar todo el material que tenés sobre ese tema?”, y me respondió: “Sí, cómo no. Quiero saber con quién estoy hablando.” Y le respondí: “Soy Alberto Fernández”. Me dice: “¿Qué Alberto Fernández?”. Le respondo: “Soy el Presidente”. Entonces dudó y le dije: “Te pido por favor, escríbeme y mándame todo”. Entonces Magali, dudando, porque creía que era un empelado el que estaba hablando, me escribió y me mandó todo el material. Lo vi y me impresioné mucho más de lo que había pasado con esta casa. Entonces, al primero que llamé, como bien contó, fue a Tristán, le dije: “Che, Tristán, ¿Vos sabes lo que me pasó el sábado al mediodía? Estaba mirando televisión…” y le cuento toda la historia que les acabo de contar a ustedes. Y Tristán me contesta: “Cómo no voy a conocer la casa sobre el arroyo, si la construyó mi abuelo.” Le respondo: “¿Cómo que tu abuelo construyó La Casa Sobre el Arroyo?”. Y me dice: “Sí, porque nosotros vivíamos en Mar del Plata, y mi abuelo, tenía una de las empresas constructoras más importante de Mar del Plata, y le había encomendado Williams la construcción de esta casa.” No tardé dos minutos en llamarlo a Gabriel: “Gabriel, escúchame una cosa, en Mar del Plata hay una obra de arte arquitectónica, que se llama La Casa Sobre el Arroyo. No me expliques muy bien por qué está en una situación absoluta de abandono, pero solo sabe que es, absolutamente necesario que la pongamos en valor porque no nos dimos cuenta los argentinos que tenemos, acá, una de las obras de arquitectura de arte moderno más importantes del mundo.” (APLAUSOS)
La Argentina tiene la suerte o la desgracia –yo creo que la suerte- que tienen un Presidente que valora mucho el arte, que consume mucho arte, que disfruta de la música. Disfruté recién de la música de Lavandera maravillosa; de ese piano tocado por Lavandera que es maravilloso. (APLAUSOS) Gracias, gracias mi amigo, disfruté de la Soprano marplatense, que nos impactó con su voz. (APLAUSOS) Gracias. Y disfruté de la nieta de Don Alberto Williams, gracias y del bisnieto. ¿Está bien lo que digo? De Alberto Williams, que nos trajo el folklore que se cantaba en esa casa. Y la verdad es que digo que, como decía Alterio en alguna película que premiamos hace pocos días: “La pucha que vale la pena estar vivo”.
Qué lindo, demasiado lindo todo esto, porque – en verdad – el arte, muchos no lo observan, o no se dan cuenta, pero así, como los alimentos nutren el cuerpo, el arte alimenta el alma de los seres humanos. Acá tenemos arte, una obra de arquitectura envidiada, en el mundo; cuando ustedes van por el mundo y revisan libros de arquitectura esta Casa sobre el Arroyo existe, como existe la casa, de Le Corbusier, en La Plata, existen. Son dos muestras de la arquitectura moderna única, única. ¿Saben dónde está? En la “Ciudad Feliz” de los argentinos, en Mar del Plata, en esta ciudad hermosa, en esta ciudad donde todos los veranos disfrutan miles y miles de argentinos. Acá está.
Mar del Plata, además, es poseedora de muchas otras obras importantes. Chapadmalal, me propuse poner en funcionamiento todos los hoteles de Chapadmalal. ¿Nos quedan dos, “Kato”? En un mes terminamos todos los hoteles, de Chapadmalal. (APLAUSOS).
Acá me dice Gabriel que estamos para iniciar la licitación del Museo Castagnino, en Mar del Plata. No hace mucho tiempo atrás vinimos y pusimos en marcha la continuidad de los arreglos que ya han comenzado y se realizaron el Palacio Unzué, un lugar emblemático y maravilloso, que tiene Mar del Plata. (APLAUSOS).
Y yo no me voy a ir… paren, paren, déjenme terminar, cuando Magali vino a mostrar a mostrar, a Buenos Aires, con sus fotos, qué sé yo, me dijo: “Y en Mar del Plata existe, también, un lugar que ha quedado abandonado, que era una vieja confitería, que se llamaba Aristón; antes de que termine mi gobierno el Aristón habrá comenzado a ser recompuesto. Y hablaremos con sus dueños para que entiendan que ya no es patrimonio de ellos, que es patrimonio de todos.
Están los dueños, bien, así que pongámonos a hablar rápido para poner en marcha todo. Pero qué quiero decirles, con todo esto. A ver allí hay una… qué me querés decir. Bueno, eso lo hablamos con Giuliano, cuando vuelva a Buenos Aires. No me metas el tren, en este acto, porque se me complica todo, pero me lo llevo, me lo llevo.
¿Qué lo que quiero marcar yo? Que estamos en una ciudad maravillosa, por lo que Mar del Plata, en sí misma es y maravillosa porque es propietaria, dueña de semejantes riquezas culturales, que debemos preservar no sólo para el disfrute de los marplatenses, sino para el disfrute de todos los argentinos.
Yo he visitado y he visto lo que han hecho, en materia de reparación, el ministerio, que conduce Gabriel, y que aquí está la responsable del Área de Monumentos, y la verdad es muy impactante, es muy impactante, porque hubo una Argentina que se animaba a diseñar estás cosas, cuando nadie las pensaba. Se imaginaba diseñar una casa 360 grados vidriada para que, en todo momento, pueda verse el bosque y el verde de la naturaleza, que rodea esta casa, una casa que está puesta, ubicada sobre un arroyo, que cuando pasé, la última vez, estaba seco y hoy corre agua. No es agua del arroyo original, porque está entubada porque los marplatenses hicieron bien el trabajo, en cuidarla en protección de los marplatenses, pero sí está corriendo agua, que hace las veces del arroyo, que originalmente existía.
Disfruten esta obra, es una obra de la humanidad, es una obra de arte arquitectónico única y es marplatense. Acá vivió un músico maravilloso, que eligió Mar del Plata, para inspirarse en las obras que escuchamos, que fue capaz de transmitir sus genes de amor a la música a esa familia, que cantó esa zamba hermosa que nos contó cómo se juntaban con sus amigos a disfrutar de la música en conjunto. Disfrutemos de todo esto, sé que nos tocaron vivir, la verdad, es que me ha tocado vivir como Presidente cuatro años tan horribles – como los que vivieron ustedes – para que les voy a mentir. Y no fue un problema del presidente, fue un problema que asoló a la humanidad, gobernar dos años con pandemia, un año con guerra, un año con sequía es algo que no se lo deseo ni a mi peor opositor. Y eso no lo viví yo solo, lo vivimos todos, pero aun así nunca nos detuvimos, aun así – como dijo Gabriel – preservamos el trabajo, preservamos las industrias, preservamos el arte y nunca nos detuvo toda la adversidad.
Yo les pido que nunca la adversidad nos detenga y que saquemos esa fuerza enorme, que tenemos como pueblo para seguir cuidando nuestra historia, para seguir cuidando el patrimonio cultural, que tenemos. Ahí atrás está nuestra historia y esa historia nos debe inspirar hacia el mañana. Y quiero decir lo último, que hablábamos con Tristán, cuando veníamos rumbo, a Mar del Plata: celebren mucho esta Casa, celébrenla, disfrútenla, sepan que esta Casa ha vuelto a ser lo que es, porque hubo una mujer que se obsesionó con esta casa, es una marplatense, que ama su ciudad como pocos, se llama Magali Marazzo. Te aplaudo, Magali, gracias Magali por lo que hiciste.
Gracias a todos y a todas por haber estado hoy aquí. (APLAUSOS)