Palabras del presidente, Alberto Fernández, el anuncio del llamado a licitación del Canal Magdalena, en Ensenada, Provincia de Buenos Aires.
Buenos días a todos y todas. Gracias a todos y todas por estar aquí.
Para mí es una enorme alegría poder poner en marcha este llamado a licitación para la construcción del Canal Magdalena, que ya tuvo todas las vicisitudes que explicaron quienes me precedieron en la palabra, lo cual poco me queda por agregar. Sí algunas reflexiones.
La primera reflexión es entender la trascendencia que tiene hoy la navegabilidad hoy en el mundo. El mundo necesita viabilizar caminos navegables, ríos, mares, para poder transportar producción, que va de un hemisferio a otro, del este al oeste, y que definitivamente, hacen a la construcción de la economía de un país y el desarrollo de una sociedad.
Lo que estamos haciendo hoy es abriendo una puerta de entrada y una puerta de salida para muchos buques que hoy en día tienen enormes dificultades para poder hacerlo. Que vienen cruzando el Atlántico de Europa, de África, de Asia, y que tienen que pasar todas las vicisitudes de las que hablaron. Tener que hacer largas esperas frente al Puerto de Montevideo, con todos los costos que esto significa. También mejoran las condiciones de navegabilidad de esos barcos. Los barcos más modernos van a encontrar en este Canal Magdalena, condiciones de navegabilidad más propicias, mejores, más adecuadas.
Creo que también esta decisión genera un polo de desarrollo en una ciudad a la que quiero mucho, que es Ensenada. Es un polo de desarrollo en donde los trabajadores, hombres y mujeres van a encontrar un lugar de trabajo para poder desarrollar, no solamente en su ciudad, sino un lugar de trabajo donde poder llevar el sustento cotidiano a sus familias.
Se ha hecho mucha historia sobre el Canal Magdalena y yo la ratifico, y ahí uno puede ver un poco cómo funcionan las dos formas de ver la Argentina, como siempre digo. Durante estos cuatro años de gestión fui bastante asediado con el Canal Magdalena y muchos creían que yo tenía desinterés en el Canal Magdalena; como también fui muy asediado por la hidrovía, y todos creían que yo tenía mucho desinterés en la hidrovía. Había que buscar las condiciones, después de recibir el país que me dejó Macri, después de pasar la pandemia, y después de pasar la guerra, para poder hacer las cosas que la Argentina necesita hacer. Y ahora estamos pudiendo hacerlo. Y si bien es cierto que muchos trabajaron en esto, yo quiero destacar lo mucho que trabajó y lo bien que lo hizo en el llamado a Licitación -a alguien que no veo y no sé por qué no lo llamamos- que es el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, que tuvo mucho que ver en la construcción del llamado a licitación que hoy estamos haciendo. (APLAUSOS)Y felices de hacerlo.
Así como hoy ponemos en marcha un nuevo tiempo para el Río de la Plata y para la navegabilidad del Río de la Plata, que favorece a toda la Argentina, porque esto es una cuestión del Estado Nacional, ocurre en la Provincia de Buenos Aires, pero es una decisión del Estado Nacional que aprovecha y que repercute favorablemente en la provincia y bienvenido que sea así.
La semana que viene, vamos a estar poniendo en marcha definitivamente el Ente que va a regular el funcionamiento de la hidrovía. Y ustedes dirán: ¿qué es eso? Bueno, eso es federalizar el país. Por la hidrovía viene más de la mitad de la producción agrícola que la Argentina produce. Sale por allí, da las vueltas que contó Axel, para poder salir al Atlántico. ¿Qué característica tenía? Era una hidrovía que estaba concesionada, que el peaje lo cobraba el concesionado, que nos paga un canon, después de cobrar el peaje, que duró muchos años esa concesión. Muchos de los que se enojaban conmigo me pedían urgencia en terminar con esa concesión, la habían prorrogado durante 10 años, pero yo esperé que esa concesión se termine y no la prorrogué más. Y ahí empezamos a trabajar de otro modo. Llamé a los gobernadores de todas las provincias ribereñas, entre ellas Buenos Aires y dije: “Che, vamos a administrar esto entre todos”. Porque, finalmente, la Hidrovía pasa por Misiones, pasa por Corrientes, pasa por Entre Ríos, pasa por Formosa, pasa por Santa Fe, pasa por Buenos Aires, y finalmente llega al Puerto de Buenos Aires.
Ahora, nosotros lo que queríamos era que recuperemos el control de esa vía navegable porque eso hace a nuestra soberanía, hace a nuestra capacidad de resolver y de decidir. La concesión se terminó, y le dije a la Administración General de Puertos, que contrate, que haga un contrato corto para llevar adelante las tareas de balizamiento y las tareas de dragado y al cabo de un año de gestión de qué nos dimos cuenta. Que habíamos ganado 20 millones de dólares, el Estado Nacional había ganado 20 millones de dólares. ¿Y eso qué nos dice? Y que esos 20 millones de dólares se quedaban en los bolsillos de otros y no del Estado Nacional.
Ahora, estamos haciendo algunas pequeñas correcciones y la semana entrante vamos a firmar el decreto, definitivo, que defina y ponga en funcionamiento ese ente que va a funcionar, en la Ciudad de Rosario, que es una ciudad emblemática, a orillas del Río Paraná y que va a cuidar también los recursos de los argentinos. Porque esa hidrovía es muy valiosa y no sólo para los argentinos, también para el sur de Brasil y también para Paraguay.
¿Y qué estamos haciendo con todo esto? Recuperando los derechos soberanos que la Argentina tiene; dejar de tener un estado estúpido que deje en manos privadas, lo que podrían ser recursos que el estado preserve para la gente, porque esos 20 millones que la Argentina ganó son recursos que se vuelven en distribución en favor de la gente. Tanto que se habla de la distribución del ingreso y ¿cómo piensan ustedes que se distribuye el ingreso? Haciendo los hospitales, las escuelas, los caminos, las rutas, los trenes que la sociedad necesita para funcionar. Así se desarrolla, así se distribuye.
Lo hicimos con la hidrovía, que para nosotros es muy importante, pero la hidrovía era como que no terminaba de cerrar, sino tenía la construcción del Canal Magdalena, porque precisamente para salir al Atlántico ocurría eso que contaba Axel que se tenía que salir de aguas jurisdiccionales argentinas y eso significaba también un costo para quienes lo hacían.
Ahora, nosotros en estos días vamos a firmar una serie de acuerdos, con el presidente de Uruguay, y yo pensaba porque efectivamente ocurrió todo eso que contó Axel, que ya hubo un llamado a licitación, que se frustró, quedó parado y los papeles desaparecieron, todos se desinteresaron y la Argentina no avanzó en la construcción de este puerto, que si se hubiera construido tendríamos, hoy, una ventaja superlativa, pero lo que sí avanzó fue el mayor dragado, sobre la parte uruguaya, del Río de La Plata. Y eso me pone muy feliz por los hermanos uruguayos, pero saben lo que no me hace feliz, que no hayan preservado los derechos argentinos, como preservaron los derechos uruguayos, que los gobernantes argentinos no hayan preservado los derechos argentinos como los gobernantes uruguayos preservaron los derechos uruguayos. (APLAUSOS). Eso me apena profundamente, pero es un tiempo donde esto debe cambiar, es un tiempo donde la palabra soberanía no es un grito de guerra, es una realidad, es un tiempo donde debemos poner en valor los recursos que tenemos, que son muchos. Y ponerlos en valor es ponerlos al servicio de los que producen, de los que trabajan. Eso es lo que hace falta.
Por eso, en estos tiempos, en que se aproximan elecciones y hay mucho barullo, en la política, que haya todo el barullo que quiera haber, pero – por favor – nunca nos olvidemos que debemos estar más unidos que nunca porque la división nuestra sólo permite, que otra vez se frustre la construcción del Canal Magdalena, que este puerto no tenga la dimensión y la trascendencia, que objetivamente, debe tener, que no se generen los puestos de trabajo que todo esto puede generar y que la Argentina – una vez más – vea postergadas sus ilusiones. Por favor, miremos hacia el futuro, trabajemos unidos para que la derecha maldita nunca más vuelva a gobernar la Argentina.
Gracias a todos y todas. ¡Viva el Canal Magdalena, viva la provincia de Buenos Aires y por sobre todas las cosas viva la Patria!