Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la inauguración de la travesía urbana de la Ruta Nacional N°11, en Resistencia, Chaco
Muchas gracias. Buenas noches Chaco. ¿Cómo les va? Feliz de estar una vez más aquí.
Comentaba Coqui hace un rato, que es la tercera vez que vengo en un año. No sé cuántas veces vine desde que soy Presidente, no sé, debo haber venido 6, 7 veces, 10, no sé cuántas veces vine. ¿9 veces vine? 9 veces. Eso tiene una explicación, la explicación es que llevamos más de 3 años con Coqui, trabajando duramente para que las cosas cambien en el Chaco. Y cada vez que venimos, venimos a poner en marcha algo que nos habíamos comprometido a hacer y que empieza a funcionar. (APLAUSOS) Y eso lo que reclama es, lo que logramos con Coqui, que es alguien a quién conozco desde hace mucho tiempo, respeto profundamente en su condición política e intelectual, y quiero profundamente como amigo.
La verdad requiere -que es eso- que podamos hacer lo que hicimos en este tiempo, arremangarnos, trabajar juntos, en el peor tiempo de la historia, pero no postergar las necesidades de nuestro pueblo, porque tuvimos que enfrentar la pandemia, tuvimos que enfrentar la guerra, tuvimos que enfrentar la sequía, lo único que no nos podemos perdonar es que nuestro pueblo se quede esperando soluciones, mientras todas esas calamidades pesan sobre nosotros. A las calamidades los peronistas le ponemos el pecho y seguimos trabajando, y seguimos haciendo, y seguimos construyendo, y seguimos haciendo patria, y seguimos llevando rutas, y seguimos llevando agua, y seguimos llevando energía en todos los rincones del país, y profundizamos la educación de nuestros pueblos. Y la verdad, nada de eso se puede postergar porque el mundo está difícil, es el mundo que nos tocó, pero en el mundo que nos tocó, lo que tenemos la tranquilidad con Coqui es que: “no nos frenaron Coqui, pudimos seguir haciendo, pudimos seguir avanzando”.
Y también, ver esta maravillosa autovía, que es un símbolo, no solamente de mejorar el tránsito, mejorar la comunicación entre Formosa y el Chaco; y dentro del Chaco mismo, es garantizar las condiciones viales, seguridad vial, tranquilidad para viajar, no correr un riesgo cuando uno se sube a una ruta, todo eso supone todo esto que estamos viendo.
La verdad es que, recién rememoraba en la universidad, que nos han tocado tiempos difíciles, muy difíciles, y que pareciera ser que el mundo se empecina por seguir haciéndonos difícil el tema. Cuando vamos pasando la pandemia, nos llega la guerra, cuando pasamos la guerra aparece la mayor sequía que la Argentina reconoce desde el año 1929, y todo eso afecta la economía, todo eso nos afecta.
Lo que tenemos que ver es cómo sacamos fuerzas e ideas para poder seguir adelante, para que esto no nos frene, porque cuando yo veo esta ruta construida, cuando el otro día estuvimos en el Impenetrable, poniendo en marcha un acueducto, y poniendo en marcha casas que entregábamos allá, donde pocos pueden llegar porque el solo nombre asusta, “Impenetrable” se llama, pero allí viven argentinos y argentinas, pudimos llevar agua y pudimos llevar casas. La verdad es que, lo que uno siente es que no hay adversidad que pueda detenernos si existe la voluntad de seguir adelante; Y que además, todo eso que hicimos, significó para muchos argentinos soluciones. Veo a todos los amigos y compañeros de la UOCRA, bienvenidos compañeros, gracias. Cuando veo las banderas de la UOCRA, estoy viendo una Argentina que trabaja, una Argentina que construye; que construye casas, que construye caminos, que construye acueductos, eso es lo que veo, y esa es la Argentina que necesitamos construir.
Coqui fue muy explicitó en contar todo el esfuerzo que se hizo en los años de su gestión y en estos últimos 4 años también. La verdad es que, no voy a aburrirlos –además no puedo competir con él porque tiene los números mucho mejor que yo, y tiene los datos mucho más seguro que yo- de lo que estoy seguro es que de cada cosa que dijo Coqui fue cierta, que no ha mentido, que todo lo que dijo que hicimos, lo hicimos, que todas las aspiraciones que tuvimos, en el año 2019, cuando arrancamos juntos esta travesía fuimos cumpliéndolo y tengo la tranquilidad – como dice “Coqui”- que el compromiso que asumimos aquel día fueron cumplidos hoy, que es una tranquilidad que también tengo yo como presidente, es una tranquilidad que yo también tengo como presidente. Me pasa, acá en el Chaco y es algo que reviso cada vez que voy a una provincia.
Ustedes saben que en la campaña de 2019 yo le pedía a cada Gobernador saber cuáles eran las cinco obras centrales, que necesitaba su provincia para poder avanzar, porque yo sé que nosotros vivimos en un país que dice ser federal, pero que no lo es, es un país inmensamente concentrado. Entonces, quería saber qué era lo que necesitaba cada rincón de la Argentina y hoy tengo la tranquilidad de que esos cinco compromisos, en cada provincia, prácticamente se han cumplido en un cien por cien, en todo el país. Y no hemos fallado, lo pusimos como temas prioritarios y no hemos fallado. Y también tengo una tranquilidad, que he trabajado incansablemente, en estos cuatro años, para que el Norte Grande sea parte de la Argentina, que se integre a la Argentina, que se desarrolle como la Argentina necesita que se desarrolle.
Se está viviendo un momento singular, porque el Norte Grande tiene riquezas que el mundo necesita: allá más en la zona andina el litio, pero acá también toda la producción agropecuaria, ganadera, toda la producción alimentaria, que el mundo está reclamando y el desarrollo de la hidrovía, que ahora ya no es más potestad del gobierno nacional, está manejada por un ente del que son parte todas las provincias litoraleñas de la hidrovía. Y eso es hacer federalismo y también hacer federalismo es poder acercar la vivienda a quienes lo necesitan en los lugares más alejados de la Patria, como lo hicimos en El Impenetrable hace días atrás; llevar agua porque en el siglo XXI todavía estamos discutiendo qué argentinos tienen agua y quiénes no.
Acá me van a ver por cuarta vez, no sé si será la quinta, pero una vez más me van a ver, allá por el mes de julio, y vamos a estar con “Coqui” inaugurando el acueducto más largo, que va a llevarle agua a 400.000 chaqueños y chaqueñas, que lo están necesitando. (APLAUSOS). Y en el medio, seguramente, vendré más de una vez a inaugurar algún colegio, alguna nueva sede universitaria, a poner en marcha las licitaciones para construir el segundo puente, que una a Chaco con Corrientes. Piensen ustedes que tenemos un puente que fue creado para que circulen 3 mil autos y hoy circulan diez veces esa cantidad de autos, vaya si hace falta hacer ese segundo puente, así que vamos a seguir estando acá viéndonos las caras, rindiendo cuentas, celebrando, festejando, poniéndole el pecho a la adversidad, sin bajar los brazos convencidos de que tenemos que construir ese mañana, donde el Norte Grande tenga toda la posibilidad de desarrollarse sin salir del Norte Grande. Eso es lo que necesitamos.
Cuento siempre que hace cuarenta años atrás mi generación, que vivió los años 70, y vivió los años de la dictadura y los padeció, como los padeció la Argentina, mi generación tenía una utopía que era la utopía de la democracia, soñábamos que alguna vez y para siempre, en la Argentina, se terminen esos movimientos pendulares que hacían que un ratito se gobierne en democracia débiles y sobrevengan gobiernos dictatoriales fuertes, feroces, sangrientos, asesinos como el último que nos tocó vivir. Y la verdad teníamos esa utopía de la democracia y creíamos que era posible construir esa democracia y empezó esa democracia, aquel 10 de diciembre de 1983, hace 40 años y la empezamos a caminar la democracia con muchos miedos porque la verdad los riesgos de la democracia eran muchos. Cada dos por tres aparecía un uniformado diciendo algo que no debía; algunos se pintaban las caras tomaban cuarteles y nos amenazaban con doblegar la democracia y cuando eso pasaba las primeras veces, la Plaza de Mayo, se empezaban a llenarse espontáneamente de argentinos que no querían volver a la dictadura y no querían volver a perder la democracia. Y la democracia tuvo que sortear muchísimos escollos, en 40 años, porque no fueron 40 años fáciles, en el medio pasó la revolución conservadora de Thatcher, de Reagan, que postergó a toda la América Latina; pasó Trump que postergó a toda América Latina y que postergó a la Argentina también, nos endeudaron una y otra vez y sin embargo siempre preservamos la institucionalidad democrática.
40 años después yo les puedo contar a ustedes que la utopía, que para muchos de nosotros era una quimera, un sueño inalcanzable, quiero decirles que las utopías se pueden volver realidad, se pueden hacer realidad. Ahora que la democracia está consolidada, que esta Avenida de llama la “Avenida de la Democracia”, en homenaje a todos los que construyeron la democracia a lo largo de 40 años, ahora que construimos esa democracia yo les propongo – y alguno me lo habrá escuchado decir ya – que construyamos una nueva utopía, porque no podemos vivir en paz con la Argentina que vivimos. La Argentina que vivimos es profundamente desigual, es esa Argentina concentrada – de la que hablaba Gabriel – que lleva rutas y lleva trenes al puerto, pero que no lleva accesos al resto del país ¿Entonces, cuál es la nueva utopía que nosotros tenemos que construir? La utopía de la igualdad, no vivimos en un país igualitario, vivimos en un país profundamente desigual, que tiene un centro rico y tiene periferias pobres. Ahora, desde hace cuatro años, tenemos un Norte que ya no es pobre y que está decidido a desarrollarse y que empieza a desarrollarse y tenemos un Sur, que tiene las energías que el mundo está demandando: el gas como energía de emergencia; el litio, en el Norte; el hidrógeno, en el Sur con los vientos patagónicos.
Yo los invito a todos ustedes que esa utopía de la igualdad la construyamos entre todos porque la utopía – finalmente – si es un sueño colectivo indefectiblemente se vuelve verdad, pero hace falta que todos estemos convencidos de eso, aun cuando hayan voces que nos desalientan, que nos dicen que la política no sirve, que nos dicen que en la política todos somos iguales. No, no, no. Hubo un tiempo de la política, no muy lejano, hace cuatro años, que abandonaba las universidades públicas y que creía que las universidades en el interior del país no hacían falta, que no hacían falta escuelas técnicas, que no hacían falta jardines de infantes, que no hacían falta educación primaria. Creían que la salud pública no era necesaria, era un tema que tenía que resolver el mercado. Creían que las casas se arreglaban con los créditos UVA, y abandonaron a millones de argentinos a dejarlos sin techo; pero hay otra forma de ver la política, están los que seguimos creyendo que la educación pública es el modo de motorizar para el desarrollo social, los que seguimos creyendo que la salud pública debe estar presente para cualquiera que lo necesite, y que esa es responsabilidad del Estado, que eso no puede quedar en manos del capital privado, que debe haber un designio, una política determinada que permita garantizar estas cosas.
No somos todo lo mismo. Por eso, quien me precedió, entregó 14.000 viviendas, con un crédito que se llamaba UVA. Y por eso nosotros vamos a entregar en unos días más, la vivienda número 100.000 en la Argentina, donde el que paga una cuota, paga una cuota que se adecúa de acuerdo al salario de lo que cobra, no de acuerdo al dólar, no de acuerdo a la inflación. No somos todo lo mismo, esa Argentina de la igualdad debemos construirla, y yo esa utopía la tengo más viva que nunca. Yo lo que les pido es que esa utopía no me dejen soñándola solo.
Antonio Cafiero fue alguien a quién yo quise mucho, que defendió mucho la democracia en los primeros años en que se instauró. Tenía una frase que siempre repito, decía: “Quién sueña solo, solo sueña; pero quién sueña con otros puede transformar el mundo”. Yo les pido que sueñen conmigo. Sueñen conmigo esa Argentina igualitaria, sueñen conmigo esa Argentina Federal, sueñen conmigo esa Argentina industrial, sueñen conmigo esa Argentina productiva, sueñen conmigo ese Chaco inmenso, sueñen conmigo este Norte Grande, formidable que tiene la Argentina, y hagamos verdad esa utopía de la igualdad, de una vez y para siempre. Gracias Chaco.