Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en la ampliación del Módulo de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de Misiones, en Posadas.
Buen día a todos y todas, gracias por estar acá.
Es muy grato para alguien que se educó en la escuela pública y en la Universidad pública, seguir ampliando y mejorando las condiciones de desarrollo de la educación pública, es definitivamente gratificante. Y nosotros realmente creemos en eso –yo la escuchaba recién con atención a la rectora cuando contaba que, bueno, tenían todo un proyecto, pero nadie les financiaba llevar adelante este proyecto. Eso lo que deja al descubierto es que en el país hay dos formas de ver las cosas, los que creemos que el Estado debe estar presente para aprobar la inversión en el desarrollo educativo, y los que creen que no, que eso es un problema del sector privado y que en todo caso el acceso al estudio es suerte de cada uno. Nosotros no creemos eso, nosotros creemos que el Estado tiene que estar muy presente para favorecer la educación, la capacitación en un tiempo, lo digo una y otra vez para que todos lo entendamos – en donde la verdadera riqueza de las sociedades está en el conocimiento.
Nosotros y siempre me pregunto yo si lo que protagonizaron la Revolución Francesa se habrán dado cuenta que, en este momento, estaban cambiando una era y la Revolución Industrial pasó entre nosotros sin darnos cuenta que la Revolución Industrial estaba transcurriendo y creo yo que estamos viviendo una nueva revolución, que es la revolución tecnológica, donde la educación, el conocimiento, el desarrollo de las ciencias y la tecnología son centrales, centrales, absolutamente centrales.
Estuve días atrás anunciando el comienzo de las obras de una sede de la Universidad “Arturo Jauretche”, en Berazategui, estuve después inaugurando un edificio, parecido a este, en la Universidad “Arturo Jauretche”, allá en Florencio Varela, en la provincia de Buenos Aires; estuve, ayer, en la Universidad de San Martín, una universidad que ha crecido y se ha desarrollado en el conurbano de un modo realmente ejemplar. Estoy hoy aquí, trayendo obras, que amplían, - en este caso a las instalaciones de la Facultad de Bioquímica y Farmacia -, pero amplían las condiciones para que se eduquen y para que enseñen, en la Universidad Nacional de Misiones y voy a estar, el miércoles, inaugurando en Ushuaia, el nuevo edificio de la Universidad de Tierra del Fuego. En verdad, nosotros estamos desarrollando 177 obras, intervenciones, edificios íntegros como este; algunos cambios estructurales de edificios, en todas las universidades del país, absolutamente en todas y eso ¿por qué lo hacemos? Porque – a diferencia de otros – nosotros creemos que la educación, el desarrollo del conocimiento, la ciencia y la tecnología son centrales para que el desarrollo argentino ocurra. Porque las sociedades más ricas, como digo siempre y a riesgo de repetirme y que ustedes me hayan escuchado alguna u otra vez decirlo – no son las sociedades que tienen petróleo, que tienen plata, que tienen litio, son las sociedades que han sabido desarrollar la tecnología para extraer todas esas riquezas y son las sociedades que han aprovechado la ciencia y el conocimiento científico para agregarle valor y poner en valor esas materias primas. Y eso es lo que la Argentina necesita hacer. Por eso nosotros apostamos tanto a la educación pública, porque estamos convencidos que en la educación es donde reside el famoso fenómeno de la movilidad social ascendente.
No sé cómo es aquí, pero ayer que estuvimos en la Universidad de San Martín, el 65 por ciento de quienes estudian en esa facultad son primera generación de estudiantes, de familias que nunca habían podido acceder a la universidad y cuando estuve, en Florencio Varela, esa cifra trepaba al 85 por ciento. ¿Y eso de qué habla? Habla de la necesidad de seguir desarrollando las universidades y de seguir acercando las universidades a la gente.
Ustedes saben que yo soy hijo, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, la quiero profundamente a mi querida facultad y universidad. Siempre cuento esta anécdota para que todos entendamos el por qué tiene sentido el desarrollo y la inversión, en el sentido que nosotros lo estamos proponiendo. Cuando la Universidad de Buenos Aires cumplió 200 años tuve la suerte de ser el orador central, en el acto de celebración, en mi condición de presidente, en mi condición de docente y en mi condición de ex alumno de la Universidad de Buenos Aires y me regalaron, allí, un cuadro en donde uno podía ver el acta que daba origen, a la Universidad de Buenos Aires y lo leí con atención y cuáles eran los fundamentos por las cuáles se creaba la Universidad de Buenos Aires. El fundamento era que los hijos de las familias criollas para seguir estudiando no era posible que tengan que viajar a Córdoba, a Chuquisaca o a Europa y por lo tanto tenemos que hacer una universidad cercana para nuestros hijos puedan estudiar cerca de sus hogares. Así nació la Universidad de Buenos Aires. Yo me pregunto: ¿y por qué esa mirada que tuvieron los porteños, no la pueden tener los chaqueños, los formoseños, los riojanos, los patagónicos, los cuyanos, por qué, por qué. Cuando otros piensan que hay que parar de construir universidades, porque dicen, además, que los hijos de los pobres no llegan a la universidad, nosotros creemos que tenemos que sembrar universidades, en todos los rincones de la Patria para acercar las universidades a los alumnos que puedan acceder a ellas. (APLAUSOS)
Y si el número de alumnos crece y hace falta nuevos edificios para albergar y mejorar las condiciones edilicias y el confort de los que estudian y enseñan ¡vaya, eso no es un gasto, es una inversión que puede hacer la Argentina, pues tenemos más alumnos estudiando, tenemos más científicos preparándose, tenemos más cabezas pensando el desarrollo argentino y eso es el futuro.
Ahora estamos, hoy, inaugurando este magnífico edificio, en este palco de la salud, que me contaba mi querido gobernado cómo se había iniciado, cómo se había desarrollado, cómo habían concentrado acá todo lo que tiene que ver con el tema de la salud, con la parte de enfermería, que han desarrollado también. Un tema que nos debe llamar a la reflexión, después de haber vivido… cuando yo llegué al gobierno el ministerio de Salud no existía y ahí hay un fenómeno que yo siempre le quiero recordar a los argentinos para que no olvidemos: la viruela se había vuelto a convertir en una enfermedad, en la Argentina; era una enfermedad que se había erradicado, gracias a la vacunación constante. Y llegamos y la viruela había vuelto a aparecer en la Argentina y en la Aduana quedaron abandonadas millones de dosis de vacunas contra la viruela y el gobierno que me precedió, había cerrado el ministerio de Salud.
Claro porque algunos creen, que en verdad, este es un problema del mercado y esto lo tienen que resolver el mercado y algunos creen que el acceso a la vacuna tiene que ser un problema de cada uno nosotros, si la podemos pagar la vacuna que nos brindan y otros creemos que no, que el Estado está para garantizar la salud, de los que viven en la Patria y la salud somos todos y todas, no los que tiene, todos y todas. Y la pandemia, lamentablemente, digo así porque fue una experiencia horrible, pero sí nos permitió poner en valor la importancia de la salud pública, sí nos permitió entender la importancia de la salud pública, en una comunidad. Porque si nosotros no hubiéramos terminado en tiempo récord y acá siempre digo que mi querido Gabriel Katopodis, mi ministro de Obra Pública, deberá ser recordado como el Carrillo de la obra pública, esta es la verdad, porque construyó en tiempo récord y no sólo construyó hospitales que había quedado a la deriva, como muchas obras en el país, sino que también construimos 34 hospitales modulares que hicieron falta para poder atender a los argentinos, en todos los rincones del país fueron esos hospitales. Y además le pusimos toda la tecnología necesaria para que sean hospitales con camas de terapia intensiva capaces de atender el problema que la pandemia nos representaba.
Un día nos enteramos, acá en Iguazú lo hicimos, pero además – de repente –el mundo empezó a demandar respiradores automáticos y descubrimos que en Córdoba los estaban haciendo y los estaban vendiendo al mundo y tuvimos que prohibir la exportación y sí lo que garantizamos es que hubieran 4.000 respiradores automáticos distribuidos en toda la patria. La pandemia – lamentablemente – nos dejó un número mayor de 100 mil muertos, pero lo que nunca decimos es que la pandemia contagió a más de 10 millones de argentinos y argentinas, es decir que a casi 10 millones de argentinos salvamos, a 9 millones 900 mil argentinos a esos los salvamos. ¿Y quiénes los salvó? Los salvaron los enfermeros y las enfermeras, los médicos y las médicas, los salvaron los farmacéuticos y las farmacéuticas, los bioquímicos y las bioquímicas, los terapistas, esos salvaron la vida de los argentinos, y ¿Cómo lo salvaron? En hospitales públicos, porque nosotros creemos sí, que la salud debe ser un tema de Estado y el Estado debe invertir para garantizar la salud de los argentinos. Y después llegó la vacuna, 113 millones de dosis dadas, gratuitamente a millones de argentinos y argentinas que lo necesitaron, y eso nos convirtió en el país con más de 30 millones de habitantes con mayor inmunidad en el mundo.
Y ayer, en esa Universidad de San Martín, ya están ingresando la fase 3 de la vacuna contra el Covid hecha por argentinos. Y muchos de ustedes, alguien que crea en los Mercados dirá: “Pero, ¿para qué te pusiste a hacer una vacuna, si finalmente ya hay una oferta de vacuna en el mundo? Las hacen los norteamericanos, las hacen los alemanes, las hacen los rusos, las hacen los chinos”. Mire, yo fui a comprar esas vacunas y no saben lo que me costó conseguirla. Ahora no la voy a tener que comprar más, las vamos a hacer en Argentina. (APLAUSOS) La vamos a hacer en Argentina porque científicos del CONICET aquí veía, pero no la veo ahora… a la Directora que estaba en el laboratorio, que era una investigadora del CONICET. Investigadores del CONICET, investigadores de la Universidad de San Martín, con empresas privadas han logrado desarrollar, una de las dos vacunas que vamos a tener contra el Covid. Y esto ustedes dirán ¿Para qué sirve?, bueno, creo que vamos a tener que vacunarnos como contrala gripe, todos los años para cuidarnos del Covid. Y lo que sí no vamos a tener que hacer más es, deambulando por el mundo para ver quién nos vende una vacuna, porque la vamos a hacer aquí.
Y además, ya hemos dejado planteada, el desarrollo científico necesario para pensar en otras vacunas que hagamos en Argentina. Que el Estado esté presente en la educación, demuestra cómo la educación también puede servirnos para desarrollar el material sanitario, los medicamentos, las vacunas que nos hacen falta para sobrevivir en un mundo difícil.
Con lo cual, yo siento que este es un momento muy grato. Estamos mejorando la educación pública, junto con Jimmy, este extraordinario Ministro de Educación que tenemos, que además es en materia universitaria tiene un ex partís singular. Me pone muy contento además que estemos desarrollando esto, en una provincia, que siempre lo destaco, ha apostado al desarrollo tecnológico como pocas provincias argentinas. Las escuelas robóticas, todo el desarrollo robótico, todo el emprendimiento que recién pase y quedamos con Daniel impresionados por el edificio del Silicon misionero, que se va a llenar de empresas tecnológicas, que le va a dar trabajo a argentinos y argentinas que están particularmente preparados para eso. Miren, esa es la mejor apuesta que puede hacerse. Un edificio además sustentable, con energía solar. Eso es lo mejor que podemos invertir como Estado. Hacer eso es lo que debemos hacer, si es que pensamos en el futuro.
La provincia apuesta mucho a la educación, al desarrollo científico y tecnológico, por decisión provincial, y ese es un gran mérito del gobierno provincial. Y, ¿nosotros qué hacemos? Sumarnos y apoyarlo, porque acá viven argentinos y argentinas y el gobierno nacional es de los argentinos y las argentinas. Y argentinos y argentinas hay en todos lados, no solo en la Ciudad de Buenos Aires, en todos lados.
Y por eso estamos hoy acá, y vamos a seguir estando porque así como estamos poniendo en marcha estas obras, así como tenemos 100.000 becas Progresar, así como hicimos, o estamos haciendo jardines, miren, en los próximos meses, vamos a poner el financiamiento para que la Universidad desarrolle dos ampliaciones edilicias en Oberá y en San Vicente. (APLAUSOS) En total en la provincia vamos a invertir 1.227 millones de pesos más para que la educación terciaria, para que la educación universitaria, los posgrados sigan siendo una realidad acá en Misiones.
Y además, les cuento que como la educación también nos preocupa, es más allá de lo universitario, estamos previendo invertir 1.400 millones de pesos para desarrollar 4 escuelas técnicas en Apóstoles, en Campo Grande, en Cerro Azul y en Posadas. (APLAUSOS)
Vivimos en un país que es singular, de verdad. Somos un país distinto en América Latina. Una vez me lo preguntó Angela Merkel, ¿Por qué éramos tan distintos? Somos un país muy distinto porque este es un país donde los derechos se fueron ampliando sistemáticamente. Algún día Sarmiento y Alberdi creyeron que la educación debía ser pública y debería ser gratuita e iniciaron un proceso educativo, donde el Estado tenía mucho que ver. Donde ellos creyeron en la igualdad del acceso a la educación. Y eso después siguió con otras acciones que siguieron en la Argentina, con la Reforma Universitaria del 18’, que permitió abrir la libertad de cátedra, el cogobierno en las universidades. Después con Perón, cuando volvió gratuita la universidad pública.
Así como ampliamos esos derechos, la Argentina se caracterizó por ampliar los derechos siempre. Perón amplió derechos cuando permitió la sindicalización de los trabajadores, cuando les dio el aguinaldo, cuando les dio las vacaciones pagas, cuando empezó a pensar en la salud de los trabajadores, cuando creó la Universidad de los trabajadores, que es la Universidad Tecnológica Nacional hoy. Eva ya pensó en mayores igualdades cuando trabajó para igualar a las mujeres a los hombres y darles el derecho al voto a las mujeres. Y ella ahí, tal vez, sembró la semilla de lo que fue esa marea verde que uno ve en el país reclamando igualdad entre el hombre y la mujer, que todavía no está lograda porque todavía nos hace falta que esa igualdad llegue, por ejemplo al plano laboral, y que por el mismo trabajo hombres y mujeres cobren los mismo y no una mujer cobre menos que un hombre. Esa ampliación de derechos que existió cuando Cristina puso la AUH, que existió cuando yo llevé adelante la Ley de (INAUDIBLE), la Ley de los 1.000 Días para que la madre que quisiera tener un hijo tuviera la tranquilidad de que el Estado iba a cuidar su salud durante el embarazo y los primero 3 años de su hijo. Eso es lo que nos hizo una sociedad distinta.
Ahora, fíjense ustedes que cuando yo hablo de ampliación de derechos, estoy hablando de un Estado presente, porque el único que amplia derechos es el Estado, el único que abre la puerta para que los derechos se amplíen es el Estado. Cuando en el Estado están los que creen que derechos solo tienen unos poco, toda esta posibilidad se clausura.
Estoy muy feliz de estar acá en tu provincia, querido Oscar. En la provincia de todos y todas ustedes. Estoy muy feliz de estar inaugurando este edificio, querida Rectora, querido Decano que lo vi por allí. Disfrútenlo, es el Estado pensando en el futuro de los argentinos y las argentinas, y en este caso, de los misioneros y las misioneras. Muchas gracias a todos ustedes.