Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la apertura de la VII Cumbre de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, desde el Hotel Sheraton, CABA
Muy buenos días a todos y a todas. Queridos presidentes, presidentas; queridos vicepresidentes, vicepresidentas; primeros ministros; cancilleres; a todas las delegaciones. Es para mí una enorme alegría darle la bienvenida a nuestra querida patria, la Argentina; que parte de nuestra patria grande, que es la América Lantina y el Caribe.
Hoy estamos culminando, los argentinos y la Argentina, puntualmente, el ejercicio de la Presidencia Pro tempore que hemos tenido durante todo el año 2022; que fue un año particularmente difícil, pero donde sentimos que hemos llevado la voz y las posiciones de América Latina a todos los rincones del mundo y nos hicimos escuchar por los problemas que estamos enfrentando.
Antes de rendirles cuenta de lo que hemos hecho, quiero pedirles a todos un enorme aplauso para celebrar el retorno de Brasil a la CELAC. (APLAUSOS). No hace falta decirles lo que significa para un argentino y para el Presidente de Argentina, puntualmente, la alegría de tenerlo al querido amigo Lula presidiendo a nuestra hermana Brasil. Pero también es sin duda muy importante porque una CELAC sin Brasil es una CELAC mucho más vacía, con lo cual, su presencia hoy nos termina de completar.
A lo largo de este año -les decía- hemos pasado momentos muy difíciles por imperio del fin de la pandemia y por imperio de esa guerra que se ha desatado y a puesto al mundo y a la economía y nuestras economías en crisis. Con todos yo asumí un compromiso cuando asumí la Presidencia de la CELAC, que era no solamente cerrarme a los debates, a las discusiones, a los planteos de la América Latina, sino incorporar también las necesidades del Caribe, que sin duda son muchas y en alguna medida distintas a la de la América Latina.
El Caribe más allá de los problemas comunes que tenemos donde el endeudamiento, los problemas de pobreza existen, como en América Latina; tiene un problema adicional, que es el problema del cambio climático. Y en todos los Foros donde estuve llevé la voz del Caribe reclamando la atención por ese cambio climático. Lo plantee en los dos G20, donde Argentina es miembro; lo plantee en Francia; lo plantee ante el G7, cuando nos tocó hablar cómo la influencia del clima repercutía negativamente en un lugar tan importante, de disfrute para millones de seres humanos del mundo, por la belleza natural que el Caribe tiene; y de problemas para los que allí habitan.
Como Presidente de la CELAC, mí primera visita fue a Barbados, precisamente, a hablar con Mia; y que Mia me contara qué era lo que estaba necesitando el Caribe. Y allí hicimos una reunión, por Zoom, con otros miembros de los países caribeños; y me preocupe mucho porque el Caribe estuviera representado por alguien que preside el último país del continente mirando al sur, algo que compartimos con Chile. Y creo que hemos llamado la atención del mundo en ese aspecto; y también creo que hemos dado pasos porque junto a México hemos creado un fondo de asistencia al Caribe, precisamente, para los problemas que el Caribe debe afrontar como consecuencia del cambio climático.
Después, los problemas de la región que todos conocemos perfectamente bien. Vivimos en el continente más desigual del mundo y debemos de una vez por todas encarar un proceso que nos lleve hacia la igualdad y hacia la justicia social en nuestras naciones. Y para eso tenemos que trabajar unidos porque es mucho más fácil lograr esos resultados trabajando juntos, en un mundo donde la globalización existe, que seguir haciéndolo separados.
Me ocupé en este tiempo de reclamar por el respeto a todas nuestras naciones. Y fui a la Cumbre de la Américas y llevé la voz de América Latina reclamando el fin de los bloqueos que países latinoamericanos aún padecen. Los bloqueos son métodos muy perversos de sanción; no a los gobiernos, sino a los pueblos y, por lo tanto, no podemos seguir permitiéndolo. Cuba lleva un bloqueo ya más de seis décadas y eso es imperdonable; Venezuela padece otro tanto y nosotros tenemos que levantar nuestra voz.
Y lo que tenemos que hacer también es trabajar para garantizar y fortalecer la institucionalidad en nuestra región. Creemos en la democracia; y la democracia está, definitivamente, en riesgo; después de la pandemia hemos visto cómo sectores de ultra derecha se han puesto de pie y están amenazando a cada uno de nuestros pueblos. Y lo que nosotros no debemos permitir es que esa derecha -recalcitrante y fascista- ponga en riesgo la institucionalidad de nuestros pueblos. Lo hemos visto una y otra vez; lo vimos, primero, con el golpe que vivió Bolivia, que gracias a dios solo duró un año y “Lucho” Arce pudo volver elegido por su pueblo a la Presidencia de la Nación. Lo vimos hace pocos días cuando la locura invadió las calles de Brasilia, a una semana de haber asumido el Presidente Lula; y lo padecemos en nuestros pueblos sistemáticamente, aquí en Argentina también cuando alguien intentó matar a nuestra vicepresidenta. Y nosotros eso no lo debemos permitir, no lo debemos permitir. Y tenemos que trabajar unidos y tenemos que ser categóricos en la defensa de la democracia y de las instituciones. Es algo que América Latina se debe y es algo que América Latina no puede soslayar.
Creo que se nos abre una nueva oportunidad; volvió la CELAC, ahora estamos en una CELAC completa con Brasil. Y la oportunidad de unir a la región es un imperativo que se nos impone sobre nosotros, y tenemos que lograrla. El mundo ha tenido cambios; después de la pandemia la globalización no funciona tal como funcionaba; la globalización también dejó en evidencia las carencias del sistema económico. Cuando uno advierte que diez personas, en el mundo, tienen el mismo patrimonio que el 40 por ciento de la humanidad, uno se da cuenta de la injusticia de este mundo. En pandemia pudimos ver cómo se distribuyeron las vacunas y cuando vimos que el 90 por ciento de las vacunas era destinada al 10 por ciento de los países centrales; a los países centrales, que representan el 10 por ciento de la humanidad, ahí también nos dimos cuenta de lo injusto que era el mundo.
Ahora, tenemos todas las posibilidades de crecer juntos, tenemos todas las posibilidades de desarrollarnos unidos. Lo único que tenemos que hacer es profundizar nuestros diálogos, respetarnos en la diversidad. Todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes y, por lo tanto, más allá de cómo cada pueblo decida en la diversidad debemos respetarnos y en la diversidad debemos crecer juntos.
Creo que tenemos una gran oportunidad por delante; creo, definitivamente…, ayer con el querido Presidente Lula pudimos avanzar en la relación bilateral entre Argentina y Brasil; y así como avanzamos nosotros debemos avanzar con todo el continente; ese es un esfuerzo que debemos hacer, sabiendo que es un esfuerzo que bien vale la pena porque tiene que ver con el progreso de nuestros pueblos y que no podemos demorar más. La realidad es que tenemos convertir todos estos deseos y todas estas palabras en instituciones y en hechos. Tenemos que hacer que la integración sea una realidad, tenemos que hacer que la integración sean acciones que nos permitan avanzar y progresar.
Yo les doy las gracias a todos y a cada uno de ustedes por haber estado aquí hoy acompañándonos. Tengo la tranquilidad que en este año puse a la América Latina en el lugar del concierto de las naciones que América Latina merece. Tengo la tranquilidad de haberle dicho al norte; que mientras en el norte vuelan misiles, en el hemisferio sur se profundiza el hambre. Tengo la tranquilidad de haber pedido y reclamado ante todos los Foros que la guerra se termine y que deje de condenar al hambre a la América Latina. Tengo la tranquilidad de haber pedido ante todos los Foros el fin de los bloqueos. Tengo la tranquilidad de haber promovido con el grupo del contacto, del que somos parte también con México, y donde el Presidente de Colombia, con el Presidente de Francia, pudimos volver a llamar al dialogo a Venezuela; tratando que la convivencia democrática en Venezuela sea una realidad. Tengo la tranquilidad de haber hecho todo eso. Tengo la tranquilidad de haberme ocupado de acercar vacunas a los pueblos de América Latina que lo necesitaban. Con esa tranquilidad los recibo hoy, y con esa tranquilidad los impulso a que de una vez y por todas entendamos que solos valemos poco, que unidos podemos tener una fuerza arrolladora; y que ha llegado el momento de hacer del Caribe y de la América Latina una sola región, que defienda los mismos intereses para el progreso de nuestros pueblos. Muchísimas gracias. (APLAUSOS).
Ahora debo dar un golpe con este martillo y dar por inaugurada la sesión, con lo cual, dejó así inaugurada la Cumbre de la CELAC. (APLAUSOS).