Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la conferencia “Desafíos globales: una perspectiva latinoamericana”, desde la Universidad The New School, New York.
Muchas gracias a todos y todas por estar aquí. Gracias al rector por su carta, gracias a la decana por sus palabras. Gracias a mis amigos Mike y Margarita, nos conocimos hace muchos años allá en Argentina y sé perfectamente de la preocupación genuina que tienen, el interés genuino que tienen sobre lo que le pasa a América Latina y lo que le pasa a la Argentina en particular.
Esos lazos que fundamos en aquellos años, donde yo era jefe de Gabinete de Néstor, debemos mantenerlos, sostenerlos, profundizarlos. La New School es un lugar maravillo para pensar. Un tiempo que, además, nos obliga a repensar cómo el mundo funciona.
Escuchaba con mucha atención las palabras de Mike y para mí es un enorme honor estar aquí en el lugar donde estuvieron antes tantos amigos y tantas personas a las que yo quiero y valoro desde lo más íntimo. Saber que acá estuvo Néstor, que ha sido para mí una persona central en mí pensamiento y en mí vida política.
Miren, anoche terminaba de escribir el discurso que tengo decir en un rato ante Naciones Unidas. Y la verdad es que las palabras de Mike me invitan a una reflexión que seguramente se las repetiré en un rato en ese discurso. La verdad es que en el mundo en el que vivimos es otro, es otro, pero no es otro porque ha cambiado en su estructura. Es otro porque ha dejado al descubierto las debilidades y las miserias que el mundo ofrecía hasta la llegada de la pandemia.
La pandemia termino siendo una suerte de velo que se corre ante todos para dejar al descubierto el sistema injusto en el que vivíamos, las carecías, las debilidades estructurales de ese mundo. De repente, siempre lo digo, algo imperceptible a la vista humana fue capaz de arrasar millones de vidas en el mundo y no distinguía entre pobres y ricos, entre poderosos y débiles. Pero además dio vuelta las economías del mundo y de repente los bonos de los países más desarrollados se desasían ante la mirada de toda una humanidad que no sabía qué camino tomar. Yo recuerdo que volví de una gira por Europa, en los primeros días de febrero del año 2020, y a los 15 o 20 días se desató el problema en Europa, y el 19 de marzo se desató en Argentina y en América Latina. Y la verdad es que llamaba tratando de buscar experiencia a mis amigos europeos Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Ángela Merkel. Y trataba de preguntarles qué estaban haciendo para enfrentar ese momento que nadie esperaba en la dimensión de tragedia que finalmente fue. Y era muy impactante porque nadie sabía cómo reaccionar.
Y de repente la ciencia nos recomendó que para poder enfrentar la situación del COVID lo que teníamos que hacer es volver a las fórmulas de la Edad Media, aislarnos, separarnos del conjunto. Y eso dejó consecuencias tremendas en las sociedades que hoy tenemos. Sociedades que ven realmente una afectación psicológica por lo que ese tiempo representó. Hoy en día eso es objeto de estudio y de preocupación de los gobiernos cómo la salud mental ha quedado alterada después de semejante crisis. Porque en esa crisis muchos perdieron sus trabajos, muchos perdieron sus comercios, los chicos se vieron afectados en la educación, las universidades se cerraron. Yo me acuerdo…, yo sigo dando clases de tanto en tanto en la Universidad de Buenos Aires y tuve que darlas por ZOOM, a distancia porque no podíamos reunirnos en un aula.
Todo eso deparó consecuencias que hoy se expresan en la sociedad moderna. Además, demostró la desigualdad en la que el mundo vive, en los países pobres murieron 4 veces más personas que en los países desarrollados. Y cuando la ciencia encontró una vacuna para poner fin al avance del virus vimos la tragedia de la concentración que le mundo enfrenta. El 10 por ciento de los países más ricos se quedaron con el 90 por ciento de las vacunas, el 90 por ciento de los países que quieren desarrollarse no tuvieron más opción que andar buscando y rogando por vacunas en el mundo. Nosotros en Argentina logramos avanzar bien con las vacunas y logramos estar prácticamente empezar el proceso de vacunación junto con los países europeos, pero dio mucho trabajo, costó muchísimo lograr ese objetivo. Y allí quedo en evidencia la enorme desigualdad en la que vivimos.
La pregunta que debemos hacernos es una pregunta ética, de repente no lo pensamos y no le prestamos atención, pero todos los que estamos acá somos sobrevivientes de una pandemia. Hemos logrado sobrevivir a una de las mayores tragedias que la humanidad recuerda. La pregunta que debemos hacernos es si frente a ese velo que se corrió y nos dejó al descubierto todas las inequidades y todas las desigualdades que el mundo vive, no tenemos el deber ético, la obligación ética, la obligación moral de construir algo distinto porque si no lo hacemos entonces tanto sufrimiento no sirvió de nada.
La Organización Mundial de la Salud hasta el día de hoy no puede determinar cuántas muertes hubo. Sabemos que tiene un piso de 6, no sabemos si han llegado a 10 o más los millones de personas que murieron y quedaron en el camino. Tantas muertes no nos deben obligar a revisar cómo funciona el mundo porque está claro, es evidente el sistema financiero internacional concentra la riqueza en unos pocos y distribuye pobreza en millones.
Ayer, hablando con kristalina Georgieva, le decía atención que la pobreza no está solo en los países más pobres. El mayor porcentaje de pobreza lo tenemos lo que somos llamados países de renta media, a los que nunca nos prestan atención porque no somos ricos, pero tampoco somos pobres y entonces quedamos absolutamente alejados del socorro internacional. América Latina es un continente singular, es el continente más desigual del mundo donde la brecha entre ricos y pobres más nos divide, hace décadas que estamos en esta situación, este es el momento de cambiar esa realidad.
América Latina además empieza a mirar con atención lo que le pasa al Caribe. El Caribe es otra zona de riesgo, ya no solo porque padece las mismas condiciones y los mismos bolsones de pobreza que en América Latina, sino también por lo que el cambio climático representa para ellos. Y acá debemos hacer otra reflexión porque de repente los países centrales convocan a trabajar en favor de una solución al cambio climático, a buscar una solución a la emisión de carbono, pero resulta ser que ni el Caribe ni América de Sur ni África fueron los causantes de esta crisis porque no somos emisores de la huella de carbono.
Ahora, a la hora de resolver el problema nos exigen igual que a todos y no nos dan los recursos que deberíamos merecer porque somos acreedores ambientales en el mundo del presente. Si hay que cambiar y hay que poner energías renovables; si hay que pensar en la energía eólica; y hay que pensar en desarrollar el hidrogeno verde; y hay que pensar en producir litio; y hay que pensar en la energía eólica, ¿quién financia todo eso en nuestro países? Que al fin y al cabo somos los que aportamos el pulmón del mundo, los mayores bosques, las selvas que son los grandes emisores de oxígeno, ¿quién nos presta atención? ¿por qué nos exigen del mismo modo si no fuimos los causantes del problema? América Latina también es parte de este mundo. Mike contaba la presencia de Argentina y de la CELEC en el G7, eso no fue casual. Llamé un día a mí amigo Emmanuel Macron y les dije miren yo no entiendo muy bien cómo funciona esa guerra que se desató entre Rusia y Ucrania, parece ser una guerra entre la OTAN y Rusia, parece ser que Europa mira sin reacción a lo que está pasando, allí vuela los misiles, pero están sembrando hambre en el hemisferio sur. Esta guerra no es un aguerra entre dos países, esta guerra ni si quiera es una guerra en un continente, es una guerra que afecta globalmente a todo el mundo. ¿dónde está la voz del sur? ¿dónde está la voz de África? ¿dónde está la voz de Asia? Diciendo pongamos fin a esta guerra.
Emanuel, que en ese momento era presidente de la Unión Europea, atendió inmediatamente lo que le estaba diciendo, me pidió que hable con Scholz, que era quién presidía el G7, y cuando hablé con Scholz de lo plantee, “miren, nosotros tenemos que estar en la mesa de las soluciones, porque este problema este problema no es de ustedes, es nuestro, somos las principales víctimas. Cuando FAO anuncia que la crisis alimentaria que la guerra genera puede deparar 300 millones de hambrientos, está hablando del hambre que va a padecer África, del hambre que va a padecer parte de Asía, del hambre que va a padecer parte de América Latina, ¿cómo no vamos a estar nosotros sentados en esa mesa, si somos las víctimas de
todo este problema?
El mundo después de haber perdido tantas vidas, no puede permitirse ni darse el lujo de seguir perdiendo vidas en conflictos bélicos, nadie más puede morir, la vida es un valor muy preciado, nos dimos cuenta cómo se pueden perder por la aparición de un virus que no manejamos, ¿cómo es posible que miremos sin reaccionar que se estén matando con balas, con fusiles, con misiles y no reaccionemos? ¿Cómo es posible? La buena América Latina tiene que estar presente, y fue algo que me impuse como parte de la política internacional de la Argentina y de la CELAC.
Irónicamente, es mu y posible, muchos analistas lo escriben en mi país, que América Latina acabe teniendo una oportunidad en esta guerra, porque esta guerra lo que necesita es producir alimentos, y América Latina los produce, y lo que muestra esta guerra es la necesidad de energías, energías que están en América Latina. Detengámonos en la Argentina, permítanme, hacer simplemente esta observación: la Argentina tiene la segunda reserva de gas no convencional del mundo, estamos en condiciones el año que viene prácticamente de autoabastecernos en gas, y tenemos la oportunidad de poner el excedente en otros lugares del mundo que lo necesitan.
Tenemos la cuarta reserva petrolera no convencional, y el mundo todavía usa el petróleo para combustibles no solamente, para mover con combustible no solamente automóviles o micros, sino también industrias y generadores de electricidad.
Nosotros podemos poner toda esa dimensión energética al servicio del mundo, y podemos tener una formidable ganancia, no es solo Argentina, también es Brasil, también es Venezuela, también es Bolivia. Tenemos entre Chile, Bolivia y Argentina el 60 por ciento del litio que el mundo necesita, es litio es la energía de futuro, tenemos los vientos para desarrollar energía eólica y tenemos los vientos para desarrollar hidrogeno verde en la Patagonia, todo eso tenemos, todo eso lo necesita el mundo. La pregunta es, yo quisiera proveerle al mundo todo eso que necesita desde la América Latina, y quisiera que la América Latina gane mucho con esto, porque si desarrollamos todo esto, es inversión que se genera en nuestro continente, es trabajo que se genera en nuestro continente, y es a través del trabajo tener la posibilidad de sacar del pozo en el que cayeron los muchos conciudadanos y muchos hermanos latinoamericanos, en ese pozo de la pobreza, sacarlos y volverlos a poner en el sistema productivo.
Claro que tenemos una oportunidad, lo que no me gusta es que la oportunidad sea producto de una guerra que se ha desatado, porque las guerras no dan oportunidades, encontrar una oportunidad en la guerra es convertirse en un miserable, y nosotros no queremos eso, nosotros queremos desarrollarnos en un mundo en paz; queremos ser actores del mundo de la paz, América Latina es un continente en paz, el Caribe es un mundo en paz, y queremos que esa paz sea el común denominador en todo el mundo, porque lo que empieza a preocuparme es que, desatado el problema bélico entre Rusia y Ucrania, la invasión rusa a Ucrania, empiezan a verse en Europa otros movimientos que empiezan a afectar a otras naciones, la preocupación que me genera Armenia: nosotros no podemos permitir que la idea de la escalada bélica avance, no podemos permitirlo. Y por eso estuvimos, Mike, en ese G7, para llevar esta voz, para llevar este reclamo, para llevar esta demanda. En el norte vuelvan los misiles, en el sur se distribuye el hambre, ¿Cuánto tiempo más vamos a soportar esta injusticia?, eso tenemos que decir, basta, basta, tocamos fondo con la pandemia, ya no nos mientan más, ya está claro cómo es el sistema financiero internacional, ya está claro cómo privilegia a algunos en desmedro de los otros, ya está claro. Nosotros además somos parte del mundo de los países deudores, los países deudores padecemos mucho más esta realidad que hoy tenemos. No hemos generado la deuda, la hemos heredado, y enfrentamos la solución de la deuda con toda responsabilidad, pero tenemos que repensarlo, ayer lo hablaba también con Kristalina, no puede seguir existiendo el sistema de los sobrecargos que triplican las tasas de interés que pagamos los países deudores, después de padecer una pandemia como la que padecimos, no es posible; no es posible que sigamos emitiendo DEX, Derechos Especiales de Giro, para que queden en las arcas de los países poderosos, no es posible, porque seguimos enriqueciendo a los ricos, no es posible. Tenemos que cambiar, y la verdad el mundo nos ha dado una alerta a toda la humanidad, el llamado de atención fue la pandemia, no darse cuenta en qué mundo vivíamos es un acto de necios, es una política, porque seguimos creyendo que la política es la herramienta adecuada para cambiar el mundo, tenemos que tomar nota de lo que nos pasó.
Sabemos que la pandemia además ha generado el desánimo, el desaliento, entre muchos habitantes del mundo. Muchos han perdido el horizonte de proyección de sus vidas, desesperan, y en la desesperanza de esos es donde siembran el odio, la violencia, los viejos fascismos que vuelven a reaparecer en el mundo. Lo que pasó con Cristina en Argentina hace pocos días es el resultado de ese odio, y negarlo no nos hace bien. Ahora, eso no pasa solo en Argentina, pasa en todo el mundo, uno ve cómo las derechas recalcitrantes avanzar en Europa, uno lo ve, nosotros no debemos permitir que eso pase. No hay ningún problema con las derechas democráticas, pero las derechas que promueven el odio y la violencia no deben tener caída en el mundo que hoy vivimos, como tampoco las izquierdas extremas que promueven el odio y la violencia. Tenemos que construir un nuevo sistema internacional, más igualitario, más equilibrado y más equitativo, donde todos tengamos un lugar, pensar en un mundo donde algunos quedan excluidos y otros quedan al amparo del sistema, ese no es un buen mundo, ese no es un buen mundo, nosotros podemos construirlo, yo tengo la certeza de que América Latina está repensando su rumbo, vivió cuatro años horribles durante la administración de Trump, en esos años perdimos el BID, perdimos la OEA, terminamos en América Latina discutiendo temas que no eran de los latinoamericanos, se construyó el Grupo de Lima, se construyó el PROSUR, intentó destruirse el MERCOSUR, se hizo trizas el UNASUR. Llegó gracias a dios Andrés Manuel López Obrador a México y por primera vez en muchos años un mexicano en vez de mirar al norte empezó a mirar al sur, América Latina empezó a cambiar. En Bolivia estuvimos con Andrés Manuel que acoger a Evo Morales y a García Linera, que eran víctimas de los asaltantes del poder en Bolivia, avalado, patrocinado por la OEA, y avalado por el Gobierno de Trump. Salvamos la vida de Evo, y un año después lucho Arce volvió a ser presidente de Bolivia, y Gabriel Boric ganó el Chile, y Gustavo Petro ganó en Colombia, y Lula está dando pelea en Brasil, dios quiera que le vaya bien y los brasileños lo acompañen.
Dense cuenta que tenemos una oportunidad, pero la oportunidad que tenemos debe convocar nuestra ética, nuestra ética no es aprovechar las ventajas que una guerra nos da, es exigir la paz para empezar un mundo que nos incluya y que nos permita salir ganando sin necesidad de que la muerte y la sangre se esparza por el mundo.
Muchas gracias Mike, muchas gracias a todos y todas por estar aquí. (APLAUSOS)
MIKE.- ¿Argentina, quiere colaborar con Chile y con Bolivia en el tema de Litio en el futuro?
PRESIDENTE. - Muchas gracias Mike. El Litio claramente tiene que ver con la energía del futuro. El secreto claramente de América Latina es que el Litio no se exporté sin ser tratado y sin ser convertido en baterías. Nosotros tenemos una empresa de YPF, que se llama Y-TEC que es la petrolera estatal, que ha empezado a desarrollar ya las baterías de Litio y ¿Cuál es la idea? Que Argentina sea proveedora de baterías y no proveedora de Litio solamente.
Como bien dije, no conozco ese artículo del New york Times, pero como bien dije, la verdad es que, entre Bolivia, Chile y Argentina, se concentra casi el 60 por ciento del Litio que hoy el mundo tiene. Cuando estaba acá, nos enteramos que en Formosa que es una provincia del Norte, que no sabíamos que tenía Litio, también apareció Litio. Con lo cual, tenemos una gran posibilidad de que el litio sea provisto al Mundo y que podamos proveer baterías de Litio.
En Bolivia el Litio es propiedad del Estado. El Estado lo desarrolla directamente, su explotación está en manos del Estado. En Chile acaba de ser dispuesto un recurso estratégico, fue considerado un recurso estratégico. Y yo creo que en Argentina también debemos considerarlo un recurso estratégico, dejando a salvo que el Litio en la Argentina, por el sistema federal que tiene es propiedad de cada una de las Provincias. Pero debemos pensarlo como un recurso estratégico porque el mundo está demandando Litio y va a demandar durante muchos años. Toda la Industria Automotriz está demandando Litio. Por lo tanto, tenemos que ver el modo en que trabajamos juntos. Con Boric y con Arce lo hemos hablado muchas veces y empezamos ya a trabajar para que aprovechemos mejor está fortaleza que Dios nos ha dado en estas tierras.
MIKE. – Desde el punto de vista de la actual posición del flujo de energía, uno de los casos es el cambio climático y si ¿Argentina tiene políticas de migración en esta situación?
PRESIDENTE.- La Argentina ha desarrollado mucho las energías renovables, tenemos las condiciones para poder hacerlo y cuenta con esa segunda reserva de gas, vuelvo a repetirlo, no convencional que nos permite utilizar una energía de transición, según ha dicho la Unión Europea, que es el gas. Hasta que logremos el objetivo de que todo sea energía renovable.
La Argentina tiene una historia de recibir migraciones, no es de ahora, es de siempre. Muchos hermanos latinoamericanos han venido a la Argentina buscando un lugar para crecer, de Uruguay, de Paraguay, de Bolivia, de Chile. En estos últimos años de Venezuela, de Colombia, de Ecuador, menos de Brasil, pero tenemos también hermanos brasileros. Con lo cual, Argentina tiene una historia de inmigración que empezó, básicamente, con la inmigración europea, a comienzos del siglo XX y que siguió después. con mucha inmigración latinoamericana.
En verdad, los inmigrantes que Argentina recibe no son víctimas centralmente de la cuestión climática, son víctimas de las condiciones de desarrollo o de desarrollo de sus países y muchas veces creen o piensan que en Argentina pueden encontrar esa alternativa que no tienen en sus países de origen y nosotros los recibimos muy bien.
Ahora, la Argentina está también afectada al cambio climático como todo el mundo. Padecemos sequias que antes no padecíamos. Hemos tenido la bajante más enorme que en la historia ha tenido el Río Paraná, que es un río muy importante que empieza en Brasil y sale al Río de la Plata y de ahí muchas embarcaciones salen al Atlántico y hemos tenido una enorme con eso. El cambio climático en Argentina se vive, no se vive con la magnitud que se vive en el Caribe, fundamentalmente, en el Caribe insular. Hay que escuchara Mia Mottley, la Primer Ministro de Barbados, para entender la gravedad del problema climático en esa región. Y yo como presidente de la CELAC le preste particular atención al problema climático en el mundo insular del Caribe.
Tenemos que socorrerlos, tenemos que prestarle atención, vean ustedes lo que está pasando en Puerto Rico ahora. Eso es algo que constantemente se repite una y otra vez con más frecuencia y con más virulencia en el Caribe. Hemos creado con México dentro de la CELAC un fondo para ayudar a socorrer cuestiones de catástrofes, situaciones de catástrofes que se viven como consecuencias del cambio climático, solo en el Caribe. Y ayer cuando hablé con el presidente de la CAF, le prepuse que la CAF, el Banco de Desarrollo Latinoamericano, ahora, se sumé en la tarea de fondear recursos para poder hacer frente a las demandas que tiene el Caribe.
Yo creo que de América Latina es la zona más perjudicada, más complicada. Pero de toda América Latina y también Argentina sufre las consecuencias del…, nosotros vemos como retroceden los glaciares que tenemos, enormes glaciares de la patria, y como han retrocedido en los últimos 50 años. Hay que acordarse de que en los últimos 50 años se perdió un tercio de los glaciares que hay en el mundo. Eso habla de la dimensión de la crisis.
MIKE.- Muchas gracias. Este año Argentina se unió (INAUDIBLE) y esperamos que pronto se una a los BRICS. ¿Estarían ustedes interesados en trabajar con México y Brasil para crear nueva arquitectura financiera? Que permite recrear industrias no alineadas con el Fondo Monetario.
PRESIDENTE.- Dos cuestiones. La primera, la Argentina ha pedido formalmente su incorporación a los BRICS. Yo he tenido la oportunidad de hablarlo personalmente con el presidente Putin, con el presidente Xi Jinping, con el primer Ministro Modi, de India, con el presidente Bolsonaro, solo me quedó hablar con el Gobierno de Sudáfrica. Y yo espero que rápidamente, que prontamente, nos dejen sumarnos a los BRICS porque vemos que allí hay una alternativa de desarrollo para Argentina que puede servirnos y mucho. Pensar en cambiar la estructura financiera internacional es un desafío muy grande porque decimos todo esto, pero la Argentina también es parte del Fondo Monetario Internacional. No tenemos la misma potencia y el mismo poder que los países centrales. Ahora lo que yo sí creo es que es posible que sí los resultaros electorales en Brasil ocurren como presagian las encuestas, nosotros podamos tender una línea mucho más simple de comunicación y de trabajo entre México, Brasil y Argentina. Hoy eso es un poco más difícil porque los gobiernos no están exactamente alineados del mismo modo. Y tenemos que ver si podemos concretar algo que con Brasil venimos hablando hace muchos años y que justo es decirlo lo hemos hablado también con el Gobierno actual de Brasil, que es la idea de integrarnos en una moneda común, Brasil y Argentina. Piensan ustedes que Brasil y Argentina son parte del MERCOSUR y que el MERCOSUR es aproximadamente el 70/75 por ciento del producto bruto Sudamericano. Con lo cual, la integración a través de una moneda común sería maravilloso y si lo pudiéramos concretar sería maravilloso y sería el comienzo de salir de estos sistemas internacionales que nos ayudan un poco, pero es mucho más lo que nos castigan.
MIKE.- Muchas gracias. Una pregunta final, usted describe América Latina y el Caribe como región de paz. Y hay una perspectiva que el cambio climático es un peligro que puede cambiar las cosas e incentivar más conflictos. La pregunta es, ¿si CELAC va a colaborar con (INAUDIBLE), en Latinoamérica el cambio climático y para evitar conflictos en la región.
PRESIDENTE.- América Latina es un territorio de paz, yo creo que porque ha vivido mucho dolor en sus diferentes naciones, Chile lo padeció a Pinochet, nosotros padecimos al dictadura que nos dejó 30 mil desaparecidos, Colombia ahora está discutiendo en la Comisión de la verdad qué es lo que le ha pasado, y los primeros datos dicen que hay 800 mil víctimas de la guerra contra el narcotráfico. América Latina no se puede dar el lujo de seguir discutiendo con las armas en la mesa. Por eso creo que hemos aprendido toda la importancia de la paz y por eso valoramos tanto la convivencia democrática. Y es por eso nos alteramos tanto cuando los violentos, los profetas del odio asoman en las democracias y realmente afectan la convivencia democrática. Yo entiendo que todos estamos trabajando fuertemente en los desafíos que nos impone el cambio climático y trabajados mancomunadamente, efectivamente, en la CELAC, el Caribe es parte de la CELAC y por lo tanto Latinoamérica le está prestando hoy particular atención al CARICOM, particular atención como antes no lo hacía. Nosotros habíamos hecho el UNASUR y el Caribe era otra cosa. Y ahora lo que sentimos es que el Caribe es uno más de nosotros, ese es el gran avance que logramos con CELAC. Y claro que tenemos que trabajar y sin querer lo respondí antes, por eso nosotros creamos con México ese fondo de ayuda a los países insulares del Caribe para frente a los problemas que el cambio climático genera en esos países. Ahora lo que necesitamos garantizar es que el cambio climático lo podamos transitar en paz, que no sea una causa más de discordia en nuestras sociedades. Los activistas del cambio climático son gente pacífica, son esencialmente pacifistas, que se quejan de cómo el mundo ha cambiado para peor, con lo cual, allí no tenemos ningún problema. Gracias a dios que existen esos activistas. El problema de América Latina es ver cómo garantizamos el trabajo y la alimentación para cada uno de esos habitantes, cómo terminamos con la brecha entre ricos y pobres tan enorme que existen en nuestro continente. Y para eso tenemos que trabajar juntos y aprovechar las oportunidades que se nos dan. Queremos ser proveedores de alimentos al mundo, queremos ser proveedores de energías en el mundo, peor queremos que todo esto ocurra sin una guerra de por medio. Muchísimas gracias. (APLAUSOS).