Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en la inauguración de la muestra fotográfica “ESMA, Memoria Argentina para el Mundo”, en el Consulado Argentino, en Nueva York, EE UU.
Buenas noches a todos y a todas, gracias por estar aquí. En verdad nos convoca lo que nos ha convocado, durante mucho tiempo, que es garantizar la búsqueda de la verdad y seguir reclamando justicia. Y en verdad, aquí, lo que le estamos pidiendo al mundo es que preste atención a un lugar emblemático de la tragedia argentina.
Quiero disculparme en nombre del Presidente Castillo, del Perú, que tuvo que irse, pues él quería hacer uso de la palabra, pero los tiempos se complicaron, así que le agradezco mucho su presencia y lo disculpo, que fue lo que me pidió que hiciera. Pero sigamos hablando acerca de lo que nos convoca, hoy, hace ya un tiempo venimos trabajando para que la UNESCO reconozca como sitio de la memoria a la Escuela de Mecánica de la Armada, que ha sido para los argentinos un lugar trágico; allí se cometieron todas las atrocidades, que Marcela Losardo, enumeró recién, que pueden ver en esa sala, en esta muestra fotográfica resumida, de lo que significa la ESMA, ya no sólo para los argentinos, sino para la humanidad toda.
En realidad, vivimos un tiempo hoy singular, donde una vez más se renuevan las posiciones más extremas, más violenta, del peor fascismo que uno pueda conocer y por lo tanto preservar estos sitios para que la memoria colectiva se sostenga es importante, porque el mundo no puede retroceder, el mundo no puede admitir que hechos, como los que se vivieron en la ESMA, puedan volver a suceder, no debemos admitirlo. Acá, tenemos hoy sobrevivientes de la ESMA y tenemos, también, muchos representantes de organizaciones de derechos humanos, que junto a las Madres, a las Abuelas, siempre recordadas por nosotros y que merecen todo nuestro reconocimiento porque han tenido la inclaudicable lucha de buscar la verdad y de pedir justicia.
En este tiempo tan difícil, donde uno ve la violencia permanentemente asomada, bueno hemos visto lo que le pasó a Cristina, hace poquito, la verdad es que yo quiero rescatar este punto, porque la verdad es que las víctimas de esta tragedia, las familias que han visto desaparecer familiares, que han visto asesinar a familiares, los hijos que se quedaron sin padres, porque los genocidas, o los mataron o los hicieron desaparecer, después de someterlos a torturas, en realidad, en todos estos años no vi a ninguna de estos familiares de hacer justicia por mano propia y siempre reclamaron fue la verdad y la justicia y fueron incansables, nunca nadie empuñó un arma contra un genocida y eso habla bien de la sociedad argentina y de las víctimas, habla muy bien. En tiempos, donde la crueldad fascista sobrevuela la Argentina, donde los presuntos discursos libertarios convocan permanentemente a la violencia y al odio, de verdad, es que debemos recordar, cómo actuaron las verdaderas víctimas del genocidio, que vivió la Argentina, actuaron como se debe actuar en un estado de derecho, reclamando verdad y reclamando justicia.
En la Argentina hemos hecho de la defensa de los derechos humanos una acción permanente, tenemos el triste privilegio de haber juzgado a los genocidas, digo triste privilegio porque hubiera querido que nunca el genocidio hubiera existido, pero fuimos capaces de juzgarlos respetando las garantías del debido proceso y hoy hay más de mil sentencias a torturadores, asesinos, desaparecedores, de la Argentina. Y eso habla de que fuimos capaces de recuperar la justicia y el estado de derecho, aún para juzgar a los que habían violentado el estado de derecho y fueron capaces de cometer tantas atrocidades.
Hoy estamos, aquí, aprovechando la Asamblea Anual de las Naciones Unidas, presentando esta muestra itinerante, llamando la atención del mundo todo, diciendo que la mejor forma de que estas cosas no ocurran y no se repitan es preservando la memoria. No hace mucho tiempo atrás, mi querido amigo Gabriel Boric, nos visitó, en la Argentina, y me pidió que lo acompañara a conocer la ESMA y la verdad se me mezclaron un montón de recuerdos allí; me acuerdo cuando Néstor me pidió que fueran con el Jefe de la Armada, de entonces, a ver el lugar porque el Estado Nacional se iba a hacer cargo del lugar pocos días después y me acuerdo cuando entré al Casino de Oficial, lo qué pasaba en ese Casino de Oficiales y me di cuenta de que nadie de los que hubieran estado ahí podían no conocer lo que estaba pasando, en ese lugar, y fue un impactó que nunca olvidaré. Conocí a “capuchita”, ese lugar donde muchos padecieron el encierro, el secuestro, la desaparición y la tortura y conocí, también, los lugares donde torturaban y conocí también donde una de las desaparecidas terminaban pariendo a sus hijos, que después – como acá tienen un caso – terminaban siendo entregados en la clandestinidad a sus familiares o a otras personas.
La realidad es que no quiero que eso vuelva a ocurrir y creo que la Argentina puede ser un ejemplo o un modelo para ver, para mostrarle al mundo que esto nunca más ocurra, como bien dijo Marcela, no sólo en Argentina sino en ningún lugar del mundo, en un tiempo – insisto – donde no sólo, en la Argentina los discursos del odio crecen, se propagan, encuentran en una sociedad conmovida por el drama de la pandemia un campo para hacer florecer estas lógicas y estas ideas y entonces es muy importante que seamos capaces de poner en valor lo que nosotros hicimos, en la Argentina, juzgando a los genocidas y lo que nosotros hicimos, acá en la Argentina recuperando la ESMA, que es un lugar de memoria, donde hay organismos del gobierno nacional, donde hay organizaciones de derechos humanos, y donde esta el Museo, ese lugar siniestro, que supo ser el Casino de Oficiales.
Yo les agradezco a todos y todas por estar aquí, en verdad – creánme – que siento que estamos dando un paso importante para decirle a la humanidad no dejemos que esto se repita en ningún lugar del mundo. Nosotros lo hemos vivido, hemos sabido superarlo con el estado de derecho, enjuiciando a los culpables y recordando a cada una de las víctimas. Verdad y justicia sólo esto. Gracias a todos y todas por haber estado, hoy, acá. (APLAUSOS)