Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la promulgación de la Ley Bio y Nanotecnología, desde el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias.
Buen día a todos y a todas. Gracias querido decano por abrirnos las puertas, gracias por recibirnos en el Instituto para nosotros es una alegría encontrarnos cada vez que nos toca hablar de estos temas.
Decía quien nos recibió que este es un Instituto que proyecto Néstor, que empezó a construir Cristina, que se paralizó durante 4 años y que se terminó durante nuestro mandato. Y la verdad es un poco lo que me toca vivir muchas veces, muchas veces, y yo lo celebro porque lo que eso demuestra es que hay una lógica que nos vincula, hay un común denominador que nos vincula, de Néstor hasta aquí, donde entre otras cosas apostar al conocimiento, apostar a la educación, apostar a la ciencia y a la tecnología es para nosotros central, definitivamente, es central.
Cuando yo lo fui a ver a…, yo estaba en Santa Cruz con Néstor después de que Néstor había ganado las elecciones y quedaban pocos días para asumir. Y…, en verdad porque no se presentó a la segunda vuelta el candidato con el que tenía que competir Néstor, entonces nos fuimos de apuro a Santa Cruz a armar el Gabinete. Y armamos el Gabinete. Y nos quedaba vacío Educación, no teníamos un nombre para Educación. Y yo le dije a Néstor, yo era Legislador de la Ciudad de Buenos Aires en esos días, le dije, che Néstor mira que en la Ciudad de Buenos Aires hay un muy buen ministro de Educación, ¿Quién es? Daniel Filmus. Yo no lo conozco me dice, Néstor, no yo tampoco, pero como soy Legislador veo lo que hace y sé que es muy bueno, de verdad tendríamos que hablarlo. Bueno y, ¿quién le habla? Es verdad, yo me vuelvo a Buenos Aires y lo hablo. Y entonces nos encontramos, lo cite a Daniel, que a todo esto era candidato a vicejefe de Gobierno de ese momento, y nos encontramos en un bar en Santa Fe y Coronel Díaz. Primera vez que nos veíamos, esta es la realidad porque es más yo era la banca opositora, así que…(RISAS), no nos tratábamos particularmente bien, pero era un gran ministro, todos los sabíamos en la Ciudad de Buenos Aires en ese entonces. Y entonces, claro, le digo, mira, le propuse a Néstor que vos seas el ministro de Economía. Pero, yo no lo conozco a Néstor. Bueno, pero lo vas a conocer, le digo. Entonces Daniel dudaba porque su gran duda era, ¿pero voy a poder hacer algo en el Ministerio de Educación? porque si no podemos hacer nada, ¿cuál es el destino que me toca? y dudaba, dudaba, dudaba porque también la Argentina de los años previos no había apostado a la educación, no había apostado a la ciencia, no había apostado a la tecnología, dudaba. Y yo que lo conocía a Néstor, le decía, no dudes porque mira que este tipo le importa el tema, de verdad no dudes. Siguió dudando. Y me dijo, pero, Alberto, vos decime un ministro de Educación que haya pasado a la posteridad. Claro, y ahí me mató con esa reflexión, me mató, pero no me iba a entregar. Entonces, sin ponerme colorado, le dije, ¡Sarmiento!, que fue director de escuela en la Provincia de Buenos Aires y que fue el gran padre de la educación en la Argentina. El tipo me miró con cara de este me está cargando, pero le dije tengamos la reunión con Néstor que vas a ver que lo que te digo no es mentira. Y ahí se produjo la reunión de la que habló, Daniel.
Daniel, fue, sin duda, el mejor ministro de Educación que hemos tenido en la democracia hasta acá, esta es la realidad. Y por eso cuando quedó vacante el Ministerio de Ciencia y Tecnología le pedí, vení y hace cargo. Trabaje con él durante los años de Néstor y la verdad hizo un trabajo increíble, un trabajo increíble. Y como lo vi, y trabajamos mucho en esos dos años, lo volví a convocar ahora para que específicamente se dedique a poner en marcha, hacer avanzar, hacer crecer el desarrollo de la ciencia y la tecnología que es como una etapa ulterior a la educación.
No es verdad que le di tantas instrucciones, en eso mienten. La verdad es que le pregunté decime qué ves, decime qué te parece que tenemos que hacer, y ahí dijimos juntos, vamos a hacer esto, esto, esto y esto, y es lo que estamos haciendo.
Ahora, que nos vincula a Daniel y a mí, además, de la amistad de tantos años, que se construyó en todos esos años, y del afecto, y del respeto que nos tenemos, es que tenemos esa mirada en común de la importancia de la educación, del desarrollo de la ciencia y del desarrollo de la tecnología, que es la misma mirada que tuvo Néstor y es la misma mirada que tuvo Cristina. Por eso es que nos sale espontáneamente dedicarnos a esto y prestarle atención a esto.
Escuché recién de la presidenta de la fundación las palabras de Houssay, yo no sabía que lo había dicho Houssay muchos años antes que yo, claramente él era un aventajado porque la verdad no quiero ni competir con Houssay, lo que digo es que está claro que él hablaba de lo que no se conocía, de hacia dónde se iba, dónde era el mundo de lo desconocido, yo hablaba desde lo empírico. ¿Qué me demuestra la realidad de los hechos? Que las sociedades en la actualidad, las sociedades verdaderamente ricas son las que han desarrollado la educación, la ciencia y la tecnología. Que uno pude tener todo el petróleo del mundo y todo el gas del mundo, pero si no tiene la ciencia y la tecnología para poder extraerlo, no es rico, no es rico. Y siempre pongo los mismos ejemplos vayan y miren a Finlandia, vayan y miren a Noruega y dense cuenta cómo trabajaron. Noruega sabía que en su mar tenía mucho gas, pero hasta que no desarrolló la tecnología para sacar el gas offshore, no lo sacó. Y hoy es el segundo productor de gas de Europa. Y es una potencia en materia de producción de gas offshore en todo el mundo.
La historia de la Ley que hoy estamos prorrogando, que es una Ley que impulso Daniel y que con Néstor le dijimos avancemos, la Ley de nanotecnología, y que ahora nosotros estamos prorrogando con esta Ley que estamos (INAUDIBLE), tiene también una historia linda y acá hay un protagonista de esa historia. La verdad es que nosotros habíamos mandado la Ley y la Ley se venció sin que sea tratada. Y vino Daniel un día y me dijo, yo era jefe de Gabinete y me dijo, escucha hay un proyecto de un senador radical que es muy parecido al nuestro porque para no perder tiempo voy y habló y ponemos en marcha ese proyecto. En todo caso tendríamos que ponernos de acuerdo para corregir algunas coas, pero no perdamos tiempo haciendo una nueva Ley, volviendo a montar todo, sí hay un proyecto de Ley de un radical entrerriano. Estaba hablando del proyecto del senado Zimmermann, que está acá con nosotros. (APLAUSOS). Y en realidad, Daniel fue a verlo y efectivamente le dijo…, mira vos tenés un proyecto presentado muy parecido al nuestro porque no lo vemos de corregir en algunas cosas, nos ponemos de acuerdo y vamos con tu proyecto, con lo cual, cuando la política quiere encontrase, puede encontrase. Y cuando la política quiere aplicar racionalidad a la política puede hacerlo y puede lograr estos resultados. Nosotros hoy estamos prorrogando una Ley que estuvo en el ánimo de Daniel, de Néstor, mía, de Cristina, pero necesitamos de la Ley del Senador Zimmermann para que podamos poner en marcha lo que nosotros queríamos. Esa es el principal motivo que a mí me da la esperanza de que una vez por todas el desarrollo de la ciencia y la tecnología se convierta en una política de Estado y dejemos de discutirlo. Porque en tanto y en cuanto nosotros no ponderemos la importancia y la trascendencia que significa para el desarrollo de un país y para el desarrollo de una sociedad la ciencia y la tecnología estamos perdidos, estamos perdidos. Por lo tanto, lo que necesitamos es garantizarnos que esta ley que estamos promulgando, lo que me dice el Secretario de Economía del Conocimiento, que ya tiene la reglamentación casi hecha para que podamos discutir y sacarlo rápidamente, lo que necesitamos es que garantizarnos que entramos en una senda que siga en el futuro gobierna quien gobierne, porque ahí está la riqueza de la Nación Argentina, en ese desarrollo.
Hoy estamos en un instituto que condujo y creó Alberto un enorme científico argentino, me encanta verlo a Gabriel Rabinovich sentado en primera fila acompañándonos. La Argentina tiene científicos magníficos, magníficos, algunos más reconocidos internacionalmente, otros menos, pero trabajadores incansables en búsqueda del futuro, cabezas privilegiadas que tenemos que saber ponderar. Estuvimos el otro día en la CONEA viendo lo que estamos haciendo en materia de energía atómica. Los barbijos que usamos, que son una creación de los científicos que trabajan en la Universidad de San Martín, si no me equivoco, que ahí esa aplicación de la nanotecnología, yo soy un abogado, se darán cuenta que a mí me tienen que explicar primitivamente cómo funciona todo esto, porque no lo entiendo fácilmente, pero me explicaron que esos barbijos tenían la particularidad de haber puesto partículas de cobre en el barbijo, y el cobre efectivamente terminaba con el virus.
Los kits que hicimos durante la pandemia, el hecho de que hoy tengamos en desarrollo, el más desarrollado es el de san Martín, pero el de la Universidad La Plata también está involucrada en otro, creo que Universidad de Quilmes también está involucrada en otro: esto está hablando de la calidad de nuestros científicos y del potencial que tenemos si sabemos explotarlo. Y acá se ha dicho muy bien, no es algo que deba hacer el Estado solo, es algo que debemos hacer en conjunto, porque cuando uno mira los números de cómo han crecido las empresas de tecnología en la Argentina, a uno le dan ganas de seguir apostando a ese crecimiento. Y cuando uno ve cómo hemos podido desarrollar en conjunto proyectos enormes entre el Estado y el sector privado, proyectos enormes, a uno le dan muchas ganas seguir adelante.
Cuando yo era candidato fui a Rosario, a una empresa, Bioceres, que me contaron que, entre el sector privado y gente del CONICET, investigadores del CONICE, habían desarrollado el trigo transgénico, el HD4, la semilla HD4, leo porque soy un abogado, se darán cuenta que esas cosas nos la recuerdo fácilmente. Entonces yo me quedé impresionado, me quedé impresionado, que nosotros hayamos logrado desarrollar una semilla de trigo que puede crecer aun careciendo de agua. Y me explicaron cómo habían hecho, que habían sacado un gen del girasol, yo no entendía nada, pero lo cierto es que me decían que necesitaban menos agua y el trigo podía crecer. Piensen ustedes, lo vemos en este momento, una crisis internacional muy grande donde el tema alimentario es central, allá en Naciones Unidas, ayer me llamó Pedro Sánchez para que participe de un encuentro sobre la crisis alimentaria en el mundo.
Piensen ustedes cómo puede cambiar el mundo el contar con esta semilla que puede crecer en algunos lugares donde el agua escasea, estamos hablando de trigo, alimento sustancial para el ser humano, no estamos hablando de semillas para alimentar animales, estamos hablando del trigo. Esto lo han hecho en la Argentina, lo han hecho ustedes, y nosotros tenemos que estar muy orgullosos de todo eso.
Por eso yo quiero contarles, que, así como un día vino Roberto Lavagna y dijo a Néstor y a mí “tenemos que ir adelante con la Ley del Software”, que terminó siendo la ley de Economía del Conocimiento con el correr del tiempo, y vino Daniel con estos proyectos y muchos otros proyectos que llevamos adelante en materia educativa, la Ley de Educación, que garantizó una inversión equis para garantizar que la educación, el desarrollo de la ciencia, los desarrollos de la tecnología sigan creciendo, así estamos hoy dando un paso importante. Para mí la Argentina no tiene futuro si no desarrolla la ciencia y la tecnología, porque si no lo hace seguiremos dependiendo de otros. Cuando hablamos de soberanía lo que estamos queriendo decir es que podamos nosotros hacerlo, que no tengamos que depender de otros.
Fui el otro día a ITEC, la empresa de YPF, que conduce Roberto Salvarezza, y vi como ya han montado un proyecto para hacer baterías de litio, para que el litio deje de ser exportado en bruto y empiece a ser exportado en forma de batería, que incrementa el valor de ese mineral de un modo singular, y lo vi, ¿y quiénes hicieron eso?, científicos argentinos. Y ahora ITEC está trabajando con provincias: Catamarca, La Rioja, para montar la producción de celdas de baterías de litio, allí, esto es un diferencial enorme, enorme, enorme, para la economía argentina, y nosotros vamos a seguir apostando a eso. Bien dijo Houssay, “invertir en educación, en ciencia y tecnología nunca es un gasto, es una inversión”, estamos apostando a crecer y ser mejores, a desarrollarnos, como sociedad y como comunidad que somos, y nosotros creemos firmemente en eso.
Nos pusimos con Daniel, cuando sacamos la Ley de Ciencia y Tecnologia el año pasado, una vara alta, pero dijimos hay que lograrlo, por eso en estos tiempos en los que todos hablan de ajuste, de recortes, qué se yo, yo quiero decirles que en el presupuesto que vamos a presentar hoy a la noche va a haber 500 mil millones de pesos de la Argentina para desarrollar la ciencia y la tecnología en la Argentina. (APLAUSOS) Que eso representa 0,34 por ciento que ordena la Ley que debemos destinar al desarrollo de la ciencia y la tecnología, ¿y por qué lo hacemos? Porque apostamos al futuro, porque estamos convencidos de que ahí está el futuro, y créanme que me alegro mucho, lo veo a Carlitos Linares, a Edgardo, que son compañeros de siempre, pero me alegro mucho verlo senador, me alegra verlo aquí también Senadora, me alegra mucho verlos aquí porque este no es un problema de los que piensan como Néstor, Cristina o Alberto, es un problema de los argentinos, y que tiene que ver con encontrar nuestro destino, tiene que ver con hacernos crecer, tiene que ver con ser soberanos, la soberanía no es una palabra política, es tener la capacidad de ser autónomos y crecer sin depender de otro. Hagámoslo y dejemos de convertir estos temas en temas de disputas, como hicimos aquella vez, cuando Daniel lo fue a ver al Senador y le dijo vamos con tu ley.
Gracias a todos y a todas.