Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, luego de la toma de juramento del ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, desde el Museo del Bicentenario, Casa Rosada
Buenas tardes a todos y a todas, voy a pedir un segundo, Dani, antes de tomarte juramento para hacer algunas reflexiones. Miren, el mundo está viviendo un momento singular en su historia; siempre digo que por ahí nosotros no somos conscientes del tiempo que estamos viviendo; es un tiempo que ha estado signado por una enorme desgracia, como fue la pandemia, es un tiempo que estuvo signado por una gestión, que nos precedió que nos dejó problemas muy serios, es un tiempo que – cuando empezamos a superar la pandemia – aparece una guerra de dimensiones que, hasta el día de hoy no conocemos, pero que pre-anuncian tiempos muy difíciles.
Y una guerra que no es la que nosotros conocimos, porque es una guerra, que tiene alcance global y que por lo tanto va a repercutir, en la Argentina. ¿Y qué le pasa a la Argentina? La Argentina ha sabido transitar, estos dos años y medio, de un modo realmente significativo. Hemos podido proteger, cuando la pandemia apareció, a los sectores más vulnerables, y pudimos también proteger el trabajo formal. Cuando empezamos a recuperarnos la economía se empezó a recuperar; así cuando hizo falta sacamos la Asignación del Trabajo y la Producción; cuando hizo falta sacamos el IFE, cuando hizo falta sacamos las Tarjetas Alimentar, cuando hizo falta aumentamos las jubilaciones, cuando hizo falta llevamos nuestro auxilio al que más lo necesitaba.
Y cuando pudimos empezamos a recuperarnos y nos recuperamos muy bien, recuperamos la actividad industrial, recuperamos la economía, crecimos un 10,3 por ciento, en el año 2021. En muchos de estos resultados tiene que ver Matías Kulfas y yo quiero agradecerle - honestamente - todo el esfuerzo, toda la fuerza, todo el empeño y todo lo que hizo, en este tiempo. (APLAUSOS)
En este tiempo también yo, que me han escuchado decir, más de una vez, soy un amante del estado del derecho, estoy muy preocupado porque el estado de derecho rija, en la Argentina, y parte de ese estado de derecho para que funcione cabalmente, pasaba por terminar lo que aquel 10 de diciembre, de 2019, califiqué yo como “los sótanos de la democracia”, que era terminar con el espionaje interno; era terminar con la invención de causas judiciales a persona; era terminar con la influencia de los espías en los jueces. Todo eso lo logramos y fue el trabajo enorme, de Cristina Caamaño, a quien también quiero agradecerle. (APLAUSOS).
Le pedí – por favor – que Agustín estuviera acá. Agustín es un amigo de la vida, militamos, de cuando Néstor me preguntaba: “¿quién tenemos, en Rosario?” y yo le contestaba: “se llama Rossi”, y era Agustín. (APLAUSOS). Y de verdad lo perdimos un tiempo en el Gabinete, lo volvimos a recuperar y quiero darte la bienvenida, al Gabinete, de vuelta, Agustín. ¡Bienvenido!
Ahora nos queda a nosotros enfrentar el tiempo, que viene, y lo que tenemos que hacer es, primero, tener presente el escenario, que nos toca; segundo, saber que – como consecuencia de ese escenario – habrá aspectos que nosotros no podremos manejar y que estarán dado por la coyuntura internacional y como tercero y fundamentalmente, si habrá aspectos, que nosotros podremos manejar y tenemos que saber manejarlo. Y en esta tarea estamos todos involucrados, están involucrados los que producen, están involucrados los que trabajan y está involucrado el Estado.
Y yo lo que necesito, ahora, es que todos entendamos, frente al riesgo que tenemos, cuando el Papa mismo nos dice que estamos en la presencia de la Tercera Guerra Mundial, por favor, necesitamos la máxima unidad, necesitamos el máximo esfuerzo de cada argentino y de cada argentina y necesitamos no perder todo lo bueno que hemos hecho.
Les pido a todos, francamente, que entiendan que tenemos que recuperar el salario, que tenemos que mejorar la distribución del ingreso, que tenemos que terminar con la avaricia de ganar, en poco tiempo, lo que la oportunidad no permite ganar en poco tiempo y que ninguna sociedad crece si es que todos no crecemos. Esa sociedad la tenemos que hacer entre todos. Yo estoy seguro, porque vengo preocupándome de cómo esta situación bélica se está desarrollando, en el mundo, desde hace ya varios meses. Lo estoy trabajando con Santiago, estoy trabajando con Martín y vemos con mucha preocupación lo que, en el mundo, está pasando.
Muchos se preguntaban: “¿para qué viaja a Europa?” ¿Saben para qué viajo? Para recordarle al Norte del mundo, que el Sur también existe y que cuando, en el Norte, se tiran mísiles, en el Sur nace el hambre. Y yo no quiero estar ausente de esa discusión porque quiero salvar la dignidad del Sur, quiero que en el Sur el hambre se termine, la desigualdad se acabe y que el Sur pueda crecer. (APLAUSOS).
Para que todo eso sea posible, nadie sobra, todos hacemos falta. Dicho esto, quiero darte las gracias Daniel, gracias porque cuando te llamé también estuviste, una vez más. Con Daniel tenemos una amistad de muchos años. Nos encontró a veces juntos, a veces no, pero siempre la amistad nos unió. Y gracia, enserio, por venir a hacerte cargo en este tiempo. Estamos muy contentos de que estés acá. Llegó tu hora de prestar juramento.