Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el segundo encuentro del Consejo Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y de la Pesca Artesanal, en el CCK

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el segundo encuentro del Consejo Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y de la Pesca Artesanal, en el CCK

Buenas tardes a todos y todas, gracias por acompañarnos, gracias: miren la verdad es que el motivo que nos convoca da lugar a muchas reflexiones, la verdad muy emotivo todo lo que acaba de decir Julián. Y estamos viviendo un tiempo del mundo, donde el mundo ha cambiado y está cambiando. No tenemos muy en claro si es para bien o es para mal, pero entre la guerra y la pandemia, ha quedado muy en evidencia lo injusto del mundo, las desigualdades a las que el mundo nos somete, lo hemos visto muchas veces repetidamente, en los últimos tiempos.

En la pandemia con países más poderosos, que podían hacerle frente mejor a la pandemia y con países más postergados – como el nuestro – que además había caído en un proceso de endeudamiento tenebroso, donde era muy difícil enfrentar el problema.

La desigualdad se manifestaba en muchos lugares, se manifestaba en la ausencia de una educación pública suficiente, en la ausencia de una salud pública necesaria, pero justo decir, que hace muchas décadas que la Argentina está promoviendo un sistema justo y desigual y que está dado fundamentalmente por la emigración de aquellos que están en pequeños pueblos, del interior del país y que creen encontrar en las cercanías de las grandes ciudades un futuro. Así se construyó el conurbano, así se construyó el Gran Córdoba, así se construyó el Gran Rosario, así se construyó el Gran Tucumán, así se construyó el Gran Mendoza, gente que decía:” allá cerca de la ciudad voy a encontrar un mejor futuro” y lo único que encontraron muchas veces fue postergaciones.

A lo largo de toda mi campaña yo repetía, que yo que soy hijo de un riojano, tengo un enorme amor por la Argentina, y a mí me duele mucho cómo está construida esta Argentina, esta Argentina que tiene un centro muy rico y tiene dos Argentinas periféricas: al norte y al sur a las que les cuesta mucho crecer, mucho, les cuesta mucho desarrollarse. Y precisamente de ese norte y de ese sur es donde emigran buscando un mejor futuro, cerca de las grandes ciudades.

Y muchas veces lo que encuentran es frustración; dije en la campaña – una y mil veces – que el país va a ser un país federal. El día en el que nazca, en el pueblo más pequeño del norte argentino pueda nacer allí, pueda encontrar la atención sanitaria que necesita, pueda estudiar, pueda vivir feliz con su familia, pueda encontrar un trabajo, pueda capacitarse en una universidad, pueda construir su propia familia, pueda disfrutar en su propia familia y pueda morirse, después de haber vivido feliz, en el mismo lugar donde nació. Ese día, recién, la Argentina va a ser un país federal, porque esa posibilidad no la tienen todos los argentinos y argentinas, hoy en día. (APLAUSOS). Y es por eso que muchos emigran, buscando en las grandes ciudades un futuro, que muchas veces no encuentran. Esa desigualdad hay que quebrarla y a muchos argentinos nos cuesta entender lo qué ha pasado y cómo esta realidad se fue constituyendo, con el correr del tiempo.

Yo mismo, cuando empezó la campaña, allá por el año 2019, y tuve las primeras charlas con Emilio y me hablaban de la economía popular, yo decía:” de qué me están hablando estos tipos, de qué me hablan”: Y lo decía honestamente, créanme no lo decía negando el tema, pero me era difícil entender de qué se trataba eso. Y me decían: “mirá que es un fenómeno que ha llegado para quedarse, porque lo que Argentina ha sufrido, en el año 2001, fue un golpe tremendo; en los años de Macri ha sufrido, también, un golpe tremendo. Han dejado a muchos sectores de la sociedad sólo con la posibilidad de rebuscársela para ver cómo salir adelante y lo que necesitamos no es dejarla al margen para que sobreviva, necesitamos meterlas en la sociedad a esas mujeres y a esos hombres para que, precisamente, puedan crecer y puedan desarrollarse.

Y me costaba entenderlo, porque yo decía: “bueno, pero eso es la economía informal”. Y me contestaban: “no, no es la economía informal, es otra realidad, es otra realidad. No hace mucho tiempo vino el “Gringo” Castro a tomar un café conmigo, en la Casa de Gobierno, alguien a quien quiero mucho y respeto más, y el “Gringo” me dice: “Alberto, para que entiendas esto, todo es distinto en nuestras vidas, porque nosotros tenemos una lógica con la que hemos crecido, a lo largo de todos estos años, que ya no son uno, o dos, son décadas, donde aprendimos a compartir, le damos un valor supremo a la solidaridad. Nosotros hacemos vida comunitaria, comemos juntos, nuestros chicos toman el té en merenderos juntos, todos los barrios se mueven para ayudarse entre sí y entre todos vamos construyendo una realidad económica distinta, que la economía formal no atrapa, no alcanza a ver, no logra entender”.

Cuando lo llamé a Julián, espero que ya la hayas descubierto porque sos ministro de Agricultura, lo llamé porque sabía de lo mucho que conocía el tema y – efectivamente – le dije: “no toques el tema de la agricultura familiar”, porque estaba seguro que la agricultura familiar es parte de esa economía, que llamamos economía popular, que necesita que la sociedad la registre, que necesita que la sociedad la ayude, que necesita que la sociedad la impulse, que necesita que la sociedad la haga crecer. ¿Para qué? Para que los agricultores cosechen, generen alimentos para los argentinos y no tengan que pensar en dejar el lugar donde han nacido para ir buscando un futuro mejor en otro lado. (APLAUSOS).

No, no se trataba de una cuestión personal de que quiero mucho al secretario de Agricultura Familiar y no quería que lo echen, se trataba que sabía que tenía un secretario de Agricultura Familiar que sabía lo que tenía qué hacer, que sabía que entorno a él había muchos compañeros – como el “Gringo”, como Emilio y muchos otros – que podían ayudarlo a encausar esto y porque definitivamente yo creo que esa economía popular y esa agricultura familiar sea parte de la economía argentina, eso quiero. Y entonces nos propusimos con Julián y dijimos: “mirá, tenemos esta ley, que databa del 2014, ¿no, Julián? Y que nunca había sido reglamentada, una ley sin reglamentar es lo mismo que la nada misma, porque es como tener un auto sin nafta. Una ley necesita que se reglamente para lo que dice la ley se cumpla. Y le dije: “che, vamos a reglamentar eso”. Y ahí venía el segundo problema: ¿y cómo financiamos esto? Porque este es el gran problema. Recién un compañero de ustedes que me mostraba lo que él producía en Jujuy me decía que trabajaba mucho con el pico y con la pala y que tenía muchas ganas de tener un tractor y que necesitaba un tractor. Miren lo que me pedía: un tractor. Claro, pero es muy difícil acceder a un tractor en esas condiciones y nosotros lo que tenemos que resolver es el modo a que accedan a ese tractor. Porque además si accede al tractor va a irle mucho mejor en la producción y a todos nos va a ir mucho mejor. A él le va a ir muy bien y a todos nos va a ir muy bien porque tendremos más alimentos, tendremos alimentos de mejor calidad.

Veía a esas mujeres que nos contaba la historia de la lana de ese pueblo de cinco mil habitantes y hoy tiene una décima parte de eso. Se quedaron, apostaron. Si no me equivocó me dijeron que empezaron con seis ovejas y hoy tienen treinta y producen lana y tejen y venden. Y esa leche riquísima que se llama Matria. ¿De dónde es Matria?: de Maipú.

Siempre me pregunto -yo- ¿cómo es esta Argentina que ordeña la vaca en Córdoba, la trae a General Rodríguez para pasteurizar y después la devuelve a Córdoba? Claro, en el medio sé que se cerraron 27 mil tambos. Lo que yo tengo que hacer es abrir los 27 mil tambos para que la Argentina, toda la Argentina tenga leche. (APLAUSOS)

Entonces, creo que a pesar de que el mundo nos genera todas las incertidumbres que antes les dije, haya algo muy positivo en el mundo. Los seres humanos que habitamos esta tierra, el globo, el planeta, nos hemos dado cuenta que estamos destruyendo el planeta. Y también, nos hemos dado cuenta, que en busca de producir más alimentos no estamos, tal vez, produciendo los mejores alimentos o los alimentos más sanos. Y hay una mirada que se vuelca hacia lo ecológico que es muy importantes y que ahora, como quiero meter a la economía popular en la economía, les digo: hay un mercado enorme en el mundo entero para vender productos ecológicos. ¿Y quiénes pueden producir esos productos ecológicos?: La agricultura familiar. Y entonces ¿A la Argentina le importa todo esto?: Claro que le importa todo esto ¿Cómo no le va a importar? ¿Cómo no va a importar que podamos exportar esa miel deliciosa que probé recién? cuando la Argentina es un gran exportador de miel. Miel producida con criterios ecológicos, preservando el medio ambiente, cuidando que los animales no sean transmisores de ningún tipo de insecticida o de algo que pueda lastimar la calidad de esa miel. Tenemos enormes oportunidades para hacer esto, enormes oportunidades. Pero para que estas oportunidades sean ciertas, definitivamente, como la agricultura familiar está en manos de sectores débiles de la sociedad argentina, lo que tenemos que hacer es empoderarlos. Empoderarlos es ayudarlos a estar en condiciones de poder crecer. Muchos me dicen: “mira, que cada uno juegue la suya y el mérito le dará el triunfo”. El mérito solo es posible si todos tienen las mismas condiciones. En iguales condiciones el mérito puede hacer subir a alguno. Pero cuando uno está allá abajo y el otro está aquí arriba. Este pobre le va a costar mucho, por mucho mérito que ponga, le va a costar mucho alcanzar y nivelar esta realidad. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Tratar de que este llegué acá y acá, cuando estén los dos iguales apliquemos el mérito, no antes.

Ahora, para que esto crezca y para que esto ocurra, lo que necesitamos es que haya recursos. ¿Para qué vamos a mentir?
Lo que me pedía el compañero cuando me hablaba del tractor que necesitaba, era un crédito. Eso me pedía. Me pedía dinero para producir más. Y eso es lo que me pidieron todos. El que tiene las naranjas más dulces de la Argentina, según me dijo, el correntino. Porque son naranjas cien por cien ecológicas. Y voy a probarlas. Los que producen y las que producen esa leche Matria, que además es exquisita. A mí me encanta desde chico tomar leche, es una leche exquisita la que me dieron a probar hoy.

Para que todo sea posible lo que necesitamos es que haya recursos. Ayer hablaba con Gustavo Veliz y hablando de este acto. Gustavo hablaba con el Gringo y yo le decía: “Gustavo, nosotros no podemos ir a decir que estamos reglamentando la ley si no tenemos recursos para que esta ley funcione. Eso no es posible, eso no tiene sentido, eso es casi una mentira más. Entonces lo llamé hoy a Julián, y le dije: Julián ¿Cuánta plata te dio el Banco Mundial para resolver proyectos agropecuarios? Me mostró lo que tenía y le dije: Bueno acá saca cien millones de dólares para la agricultura familiar, para que la agricultura familiar pueda hacerse realidad en la Argentina. (APLAUSOS)
Alguien dirá: bueno están tomando un crédito, en la Argentina se están endeudando. Sí, no estamos endeudado para que la Argentina produzca, para que la sociedad se desarrolle, para que la igualdad exista, para que el trabajo nos llegue a todos y a todas. Sí, nos estamos endeudado para eso. (APLAUSOS)

Quiero transmitirles mi compromiso de siempre. Estoy convencido que tenemos que entender que la única sociedad que puede progresar es donde todos y todas somos reconocidos. Una sociedad que incluya a todos y a todas. Que no deje a las márgenes de la sociedad a ninguno y a ninguna. Y que eso que tanto me costó entender, que llamaron economía popular es una realidad que si somos inteligentes va a hacer mejor la vida de los que están en esa economía popular y van a ayudar hacer una Argentina más fuerte y más poderosa con la producción de esa economía popular. Cuenten conmigo. Yo cuento con ustedes. Gracias a todos y todas.