Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de lanzamiento de los programas nacionales de Desarrollo de Proveedores y de desarrollo de Parques Industriales, en la fábrica de máquinas Ombú, en Las Parejas, en Santa Fe.
Buenas tardes a todos y todas, muchas gracias, gracias por recibirme aquí, gracias Orlando por recibirme en tu casa; gracias al Intendente por recibirme también, aquí en Las Parejas; querido Omar: esto de hablar último suele ser un honor, pero la verdad que a uno le dejan pocas cosas para decir, porque todo se ha dicho.
Pero quiero hacer algunas reflexiones, por todo lo que se ha dicho, aquí y que tal vez nos ayuden a visualizar hacia dónde queremos ir y hacía dónde no queremos volver. Ayer, 30 de marzo, se cumplieron 40 años de una marcha, que convocó un grupo sindical, en la Argentina, que encabezaba Saúl Ubaldini. La convocatoria de la marcha era: “Paz, pan y Trabajo, pero tenía un lema previo, que era “La Patria convoca al pueblo”. Y eran momentos muy difíciles, que vivía la Argentina, eran tiempos de la dictadura, eran tiempos de terrorismo de Estado, eran tiempos de desapariciones y de muerte y eran tiempos de una economía, que había entrado en un ocaso realmente tremendo.
Ayer, en un acto que hicimos en homenaje a Saúl, a los 25, a los compañeros metalúrgicos, a la UOM que era parte también de aquella convocatoria leí un párrafo – que hoy no tengo encima – donde, quienes convocaban a salir a las calles decían lo que le pasaba a la Argentina y explicaban cómo la apertura indiscriminada de importaciones había terminado con la industria nacional, había generado el desempleo, había postergado el desarrollo de la sociedad argentina y cómo se había desindustrializado el país. La verdad que cuando uno terminaba de leer eso, tenía la sensación de que estaba hablando de lo que nos pasó, hace muy poquito tiempo, de lo que pasó entre el 2015 y el 2019. Y efectivamente en las últimas décadas en que fue derrotado Perón, en el año 55, una pelea por ver qué tipo de país queremos construir, un país que sea el granero del mundo y que sólo se dedique a primarizar su economía a un país que quiera desarrollar la producción, el trabajo, la industria y aprovechar todo el potencial que tiene para producir cereales, oleaginosas, carnes. Hay una enorme diferencia entre ese país especulativo – del que hablaban en 1982, la CGT Brasil – y lo que hoy proponemos nosotros, porque exactamente ese es el país porque el que tantos años muchos pelearon y muchos murieron y muchos dejaron jirones en esa pelea.
En realidad, nosotros tenemos una mirada de país que por sobre todas las cosas es un país que incluye, es un país donde nadie sobra, todos son necesarios. Es necesario, Orlando, demostrando lo mejor del capitalismo, porque hay un capitalismo ético, que arriesga capital, produce, genera empleo y de ese modo distribuye; hay otro capitalismo que es el que vimos en los últimos años y del que Orlando se queja, el capitalismo financiero, que es el mismo capitalismo del que se quejaba aquel documento, en 1982, harto de la timba financiera, harto de la especulación financiera y que decía, que – por favor – dejen de apostar a los títulos, a las acciones, a los títulos y los valores en las Bolsas, dejen de apostar plazos fijos que pagan tasas infinitas y apuesten al desarrollo, apuesten a la producción, apuesten al crecimiento. Es la misma discusión, es exactamente la misma discusión.
Cuando yo me encuentro con muchos industriales todos me cuentan lo qué era el supuesto ministerio de la Producción. Era un ministerio que les recomendaba dejar de producir acá, mandar a producir a China y etiquetar, en Buenos Aires, nuevamente. (APLAUSOS). El supuesto ministerio de la Producción era un ministerio, donde cuando Orlando - si alguna vez tuvo que ir a pedir algo- le deben haber dicho: “mira, dejá de producir y dedícate a ensamblar”. Claro, gracias a Dios que existe Orlando y que existen tantos industriales argentinos que no se resignaron a semejante propuesta, que siguieron aguantando y apostando, sabiendo que un día eso iba a cambiar. Y eso, Orlando, cambió, porque quienes gobernamos en la Argentina, creemos en la producción, el desarrollo y la distribución equitativa del ingreso. Creemos en las tres cosas. (APLAUSOS).
Y para nosotros hacer crecer la industria es generar más empleo, y generar más empleos es distribuir mejor el ingreso y por eso insistimos tanto – y lo sigo mirando al secretario general de la UOM – en que los salarios deben ganarle a la inflación, porque tenemos que recuperar el salario de la gente. (APLAUSOS). Porque el capitalismo – del que no reniego – tiene un acto central, que es el consumidor y un capitalismo son consumidores es un capitalismo que se muere, es un capitalismo que todos los días se pega un tiro en el pie.
Y déjenme contarles y darles un dato para que vean todo lo que cuesta corregir los daños, que en tan poco tiempo se hacen, y todo lo que cuesta poder lograr el crecimiento y el desarrollo del que tanto hablamos. Entre el año 2003 y el año 2015, el salario real, en la Argentina creció 19 puntos, fue un esfuerzo enorme, pero importante porque el aumento del salario, de ese salario real favorecía el consumo y favorecía la producción interna. Claro que fue importante; ahora entre el 2015 y el 2019, el salario real cayó 20 puntos. Todo lo que se logró a lo largo de 12 años se perdió en tan sólo 4 años. Nosotros – pandemia de por medio – con la regla de que el salario le gane a la inflación, llevamos recuperados 4 puntos, de los muchos que tenemos que recuperar y el trabajo es muy difícil, pero debemos insistir. Porque esta economía, que tiene como tres patas: producir, dar trabajo y distribuir está funcionando muy bien en las dos primeras: en verdad estamos produciendo mucho más, en verdad estamos creando mucho trabajo. Tenemos una tasa de desempleo de las más baja, desde el 2013; estamos en una actividad que es la actividad de maquinaría agrícola, que registró, el año pasado, el crecimiento más alto, desde 1996. Dense cuenta qué momento estamos viviendo de producción y de trabajo, pero no estamos logrando distribuir adecuadamente y eso tiene que ver con corregir los salarios y tiene que ver con que la inflación no se coma los aumentos de los salarios, las dos cosas. Y hay que atender ambos problemas, hay que atenderlos, hay que atenderlos exactamente porque a nosotros, además, nos pasa que llevamos más de una década de una inflación sostenida, en más de dos dígitos. Y ahí hay un problema estructural, de la Argentina, que hay que resolver, pero si a eso se le suma que, después de una pandemia, lo que razonablemente uno debía esperar es que no haya riesgos… más riesgos que una pandemia, ya era suficiente la pandemia, pero parece que alguno no le alcanzó y desató una guerra y por ahí no lo tenemos en cuenta de que los dos países que entran en la disputa bélica está el 35 por ciento del trigo exportable del mundo y está el 70 por ciento del aceite de girasol exportable en el mundo. Y ustedes me dirán: “y esto qué tiene que ver”.
Se acuerdan que hace años que vienen hablando de que vi vimos en un solo mundo que se ha globalizado, y que todos tenemos que ver con todos, las guerras de ahora no son como las guerras de mediados del Siglo XX, no hay un teatro de operaciones donde dos bandos se disparan, es una guerra que se juega con armas, y definitivamente muchas de las balas de la economía nos pegan a nosotros, y no podemos hacernos los distraídos, tenemos que asumir el problema y ver cómo lo resolvemos, porque no voy a decir que el problema inflacionario que tenemos es producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, no, no voy a decir semejante zoncera, pero sí voy a decir que ese problema agrava el problema que tenemos, y que nosotros tenemos que cuidar y tenemos que tratar de minimizarlo. ¿Y cuál es el mayor problema que nos genera? El mismo problema que le genera a todo el mundo, el aumento generalizado de los alimentos, y eso es lo que padecemos los argentinos cuando vamos a un almacena o a un supermercado, a comprar alimentos, ven que esos precios suben.
Hoy me desperté a las siete de la mañana con un mensaje de Martín Guzmán diciéndome “Alemania acaba de anunciar que en el mes de marzo su inflación fue del 2,5 por ciento”, Alemania. Y le contesté, “no te inquietes, ayer España anunció que fue el 3 por ciento”.
En verdad estamos viviendo un momento único, excepcional, claramente excepcional, pero en el que todos deberíamos involucrarnos a encontrar una solución, y esa solución la tenemos que encontrar entre todos, cada uno aportando lo suyo. Lo que no es posible es garantizarle la ganancia a uno y que todos paguen la ganancia del otro, porque eso no es justo, eso no es justo, porque el momento es excepcional, y excepcionales las utilidades que se están logrando, y no puede ser que esa excepcionalidad la paguemos todos y no el que está ganando. Es hora que todos pongamos un poquito, también el que está ganando.
Ahora, en este escenario tan complejo, que es una mezcla de lo que heredamos, que Orlando contó en detalle, y que también el Intendente contó en detalle, la pandemia, que la pudimos sobrellevar, yo me acuerdo siempre cuando me escribió un wasap cuando terminaba el año 2020, y me dijo estoy muy contento, “pudimos exportar el cien por ciento de los granos que produjimos, los pudimos ver salir de nuestros puertos”, con la bajante más grande del Río Paraná, y lo lograron ustedes. La discusión en verdad no es si la industria es más importante que el campo, no hay que pensar en privilegiar la industria o al campo, hay que pensar en que todos deben crecer. Usó un concepto Orlando que lo anoté, porque quería reconocerle el copyright, el derecho intelectual, dijo: “crecer dialogando, en unión y en armonía, así debemos crecer, y así debemos entendernos, y si dialogamos nos vamos a dar cuenta que el campo es tan importante como todo esto que estamos viendo hoy aquí, y si podemos mantenernos unidos, va a ser mucho más fácil el esfuerzo, y si no rompemos la armonía, va a ser mucho más llevadero cualquier sacrificio que nos toque hacer.
Tal vez Las Parejas sea el ejemplo de cómo el campo y la industria se unen, que no son contradicciones, todas estas máquinas las usan los que cultivan sus campos, y con ello facilitan mucho la tarea, vi cómo se construían las máquinas con las que se llenan los silo bolsas, que cuando uno va por el aire en el avión o en el helicóptero veo los campos, todas las rayitas blancas llenas de granos acopiados para la venta, y bienvenido sea, aquí uno solo puede celebrar que esa producción ocurra, lo que debemos entender es que estamos viviendo un momento excepcional en el que todos debemos colaborar, porque el problema de los precios de los alimentos es un problema mundial, que no lo podemos resolver, solos, no es un problema de Argentina, la Argentina se ha potenciado, si la Argentina tiene cincuenta puntos de inflación, debe haber diez o doce puntos que se han incrementado por problemas del agua, y eso lo tenemos que resolver juntos.
El domingo recibo al Director General de la FAO, ¿por qué viene a verme?, por el problema alimentario que hay en el mundo, y por la necesidad que tienen de conseguir alimentos para el mundo. Estuve el miércoles con… que lamentablemente deja la CEPAL y vino a despedirse, y me contaba el problema alimentario que hay hoy en día en Centroamérica, donde no hay ni producción de alimentos, porque cada vez el cambio climático hace más desértica la zona. Estamos viviendo en un mundo que cambia y ha cambiado de una manera vertiginosa, y lo único en lo que seguimos peleando es si queremos un capitalismo productivo o un capitalismo financiero, porque lo que siguen insistiendo en hacer del capitalismo un juego especulativo, siguen resistiendo, son poderosos en todo lo posible para que el mundo no se iguale. (APLAUSOS)
Y en verdad, después de todo el dolor que vivimos con la pandemia, después de todo el daño que han causado, deberían avergonzarse en tener esa conducta, porque la pandemia dejó al descubierto las desigualdades del mundo, en todo momento, en cuanto arrancó hasta hoy, cuando arrancó la pandemia demostró que la especulación servía de poco, porque un virus imperceptible al ojo humano fue capaz de derrumbar todas las economías del mundo. Ahí perdieron ricos, de un día para otro. Cuando aparecieron las vacunas el diez por ciento de los países más ricos concentraban la propiedad del noventa por ciento de las vacunas, y el noventa por ciento de los países de renta mínima, pobres, andaban buscando por el mundo a ver quién le vendía una vacuna. Miren la desigualdad, hoy África sigue teniendo problemas por falta de vacunas, el continente más olvidado del mundo; hoy América Latina, después de todo lo que pasó, antes también, sigue siendo el continente más desigual de todo el mundo. Dense cuenta todo lo que nos queda por delante.
Nosotros fuimos resolviendo problemas, los que heredamos, resolvimos el problema de la deuda con los acreedores privados, resolvimos la deuda con el FMI, una deuda que jamás hubiéramos tomado, una deuda que definitivamente fue un acto de, por lo menos, de irresponsabilidad manifiesta de quien me precedió, y soy generoso, por eso le he pedido a la Justicia que investigue lo que tenga que investigar.
Hemos podido sobrellevarla pandemia, hoy estamos encabezando la lista de los países de más de treinta millones de habitantes que mayor inmunidad ha logrado con el plan de vacunación que hicimos. (APLAUSOS)
Y cuando todo parecía empezar a ponerse en orden, aparece la guerra. Tenemos un horizonte bastante más despejado, porque ya sabemos cómo manejar nuestras obligaciones externas, piensen ustedes que este año deberíamos haber pagado 19 mil millones de dólares, y esos 19 mil millones de dólares hubieran salido de acá, no lo hubiéramos podido pagar, esta es la verdad, pero si hubiéramos querido pagar, nos hubiera obligado a postergar el desarrollo argentino, y es lo que no estamos dispuestos, como no estamos dispuestos a eso, yo les pido a ustedes el mismo coraje que tuvieron aquellos que en 1982 salieron a la calle, pero digámosle basta al pasado y empecemos a construir un futuro en diálogo, en unión y en armonía. (APLAUSOS)