Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación de la agenda productiva federal del Consejo Económico y social, desde el Salón Argentina del Centro Cultural Kirchner.

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación de la agenda productiva federal del Consejo Económico y social, desde el Salón Argentina del Centro Cultural Kirchner.

Muchas gracias a todos y todas. Gracias por estar aquí. Felicitaciones a los que han merecido el reconocimiento que hoy le han dado. Gracias al Consejo Económico y Social por el trabajo que viene haciendo. Gracias Gustavo por todo el esfuerzo.

Miren, cuando estaba por asumir un día vino a verme mi querida amiga Alicia Bárcena, ayer estuve tres horas charlando con ella de todo lo que le pasa al mundo y de lo que pasa en la Argentina. Alicia es aún hoy la directora ejecutiva de la CEPAL. Y en verdad su aporte es importantísimo, importantísimo, de un enorme valor. Y ayer hablábamos de la necesidad de seguir trabajando para que el mundo entienda que no podemos seguir en el mundo en el que vivíamos, que el mundo en el que vivíamos era profundamente injusto y que era necesario que cambie. Que cambie en sus lógicas de producción, pero, fundamentalmente, que cambie en sus lógicas especulativas para que favorezcan una mejor distribución del ingreso en el mundo.

Alicia es una persona que piensa como nosotros y, por lo tanto, es muy grato hablar con ella. Está dejando la CEPAL los próximos meses y es esta yendo a trabajar con mi querido amigo Andrés Manuel López Obrador. Ella es mexicana, con lo cual, retornara a su tierra. Pero lo que le pedí es que siga muy cerca nuestro porque la ayuda que nos ha dado es incalculable, incalculable. Ahora, ustedes dirán, ¿por qué me cuenta todo esto? porque la verdad ayer con Alicia compartí una serie de reflexiones sobre el estado actual de las cosas, sobre las cosas que debemos hacer, sobre las cosas que debemos cambiar, sobre la oportunidad que tenemos para que ese cambio ocurra.

Nosotros venimos de hace dos años planteándole al mundo que el mundo no es justo. Y además debimos atravesar un tiempo, que fue el tiempo de la pandemia, donde esa desigualdad y esa injusticia quedó revelada ante nosotros. Primero, la primer reflexión que todos debimos hacer y todos debemos hacer es, nosotros somos conscientes que de repente apareció un virus imperceptible al ojo humano y que atacó a todos por igual. No diferenció entre ricos y pobres atacó a todos por igual y atacó a todas las economías del mismo modo. Algunos tenían más espalda para soportar esos padecimientos, otros teníamos menos, pero la verdad es que nos atacó a todos. Nosotros nos dimos cuenta cómo esas burbujas financieras se pinchaban en un segundo por la presencia de esa realidad. Nosotros advertimos que en verdad lo único que quedo en pie fue la inversión genuina, la inversión real, lo que se invirtió en empresas, lo que se invirtió en producción, lo que se invirtió en fabricas eso es lo único que quedo en pie. Si nosotros somos conscientes de eso lo primero que tenemos que hacer es poner en un lugar de privilegio, en un lugar de reconocimiento al que invierte para que se produzca, para que se de trabajo y para que se desarrolle (APLAUSOS). Es lo primero que tenemos que hacer y tenemos que explicar, claramente, que en verdad lo que queremos es ese capitalismo, ese capitalismo que invierte, arriesga, da trabajo, produce, genera desarrollo, que no es lo mismo que crecer porque el crecimiento muchas veces queda en el bolsillo de unos pocos mientras la miseria se distribuye en millones (APLAUSOS). Y el desarrollo permite que el crecimiento sea para todos, sea equilibrado e igualitario. Y en verdad yo no tengo ningún interés en crecer tengo interés en que la Argentina se desarrolle que son dos cosas distintas, muy distintas.

Y le decía ayer a Alicia, mira, lo hemos visto por qué lo seguimos discutiendo. Siempre recurro a una frase de un sociólogo americano Berger que alguna vez en una de sus obras, no tengo idea con cuál de los libros que leí de él, me dejo pegado en la mente una frase que siempre repito. La mayor muestra de decrepitud de una sociedad es al momento en que una sociedad discute lo obvio. Y yo lo que siento es que es tan obvio lo que estoy diciendo que no deberíamos discutirlo más, ¿No nos dimos cuenta lo que paso? Piensen ustedes que la pandemia apareció, afectó mucho a los países muy pobres, afectó mucho a los países muy ricos. Pero fundamentalmente puso en evidencia la inutilidad de la lógica de la especulación financiera porque todo desapareció en un minuto. Y también dejo en evidencia que la inversión productiva se mantuvo en pie. Y que si el mundo se recupera es porque esa inversión productiva quedo en pie porque en verdad la pandemia fue como una bomba neutrónica se llevó vidas, pero dejo las estructuras en pie. Y si pudimos recuperarnos es porque esas estructuras existían, lo que no existía era el dinero de los especuladores se había evaporado, había desaparecido.

¿Qué quiero decir con esto? que nosotros tenemos que construir otra realidad porque esa realidad no sirve de nada, es muy frágil, un virus puede terminar en segundos. Y quiero decir también que la pandemia nos demostró la desigualdad en otros momentos, por ejemplo, en el momento en el que empezamos a encontrar la solución porque en ese momento el 10 por ciento de los países más poderosos guardaron para si los 90 por ciento de las vacunas que se producían. Y el 90 por ciento del mundo penaba por tener una vacuna y penaba por el mundo buscando una vacuna. A nosotros nos criticaban mucho en eso días, pero la verdad es que íbamos a donde nos vendían vacunas. Nos vendía vacunas Rusia, íbamos a Rusia; nos vendía vacunas China, íbamos China; nos vendía vacunas India, íbamos a la India; nos vendían vacunas los americanos, fuimos a los americanos. Porque la verdad lo que en ese momento ocurrió es que los países centrales se guardaron las vacunas ellos y no la destituyeron en el mundo. Y ahí también entendimos la importancia que tiene para un país que la ciencia y la tecnología se desarrolle. Porque si hubiéramos sido capaces de haber desarrollado nuestra propia vacuna a la velocidad que lo necesitábamos no hubiéramos tenido este problema. Ahora, lo estamos haciendo, no vamos a tener una vacuna vamos a tener tres o cuatro. Ahora tenemos tres o cuatro vacunas en marcha producto del trabajo en conjunto de la actividad privada con universidades públicas y con el CONICET. Y yo lo celebro, pero en aquel tiempo tuvimos que vivir ese momento.

La primer pregunta que yo ayer me hacía con Alicia era, ¿qué necesita la humanidad para darse cuenta de la injusticia? ¿Qué más necesita? Algunos datos dicen que más de 6 millones de personas han muerto por la pandemia, que muchas más se enfermaron. ¿No nos alcanza tanta muerte para decir cambiemos? Esto así no puede seguir, ¿Qué más necesitamos? Pero parece que la humanidad no aprende porque después de semejante dolor, de semejante tragedia, de que semejante hecho tan traumático se desata una guerra. Una guerra entre los poderosos Estados Unidos, Rusia y Europa en el medio. Y las guerras del presente no son las guerras que conocimos donde había un teatro de operaciones donde se disparaban balas. Es una guerra donde se disparan misiles, se mata gente, se avanza con tanques, se bombardea de aviones, pero es una guerra donde la economía entra en juego y como nos hemos globalizados todos quedamos afectados por esas guerras.

Entonces siempre digo yo que a mí me encantaría tener un presidente que me cuente sus experiencias, pero la verdad es que gracias a dios ningún presidente tuvo la experiencia que tuve yo. De tener que gobernar en una pandemia en un país destruido como el que recibimos. Y la verdad es poca la experiencia que me pueden brindar desde ese punto porque las salidas que tuvieron, y que aprovecharon muchos, yo no las tuve. Ahora, lo que sí quiero soñar es que esta sensación que tengo yo de que tanta muerte y tanto dolor no haya sido en vano y podamos empezar a construir un país diferente donde tanta injusticia desaparezca, donde tanta desigualdad desaparezca, donde la pobreza sea un problema no de los pobres sino de todos nosotros, eso podemos hacerlo posible (APLAUSOS).

Ayer tuve una charla con amigos de la UIA y con amigos de la CGT, una primera charla, en la que tienen que estar muchos más. Y les planteaba, miren, hemos probado mil formas nos peleamos, discutimos, algunas veces nos bombardearon, bueno, porque una vez no probamos de sentarnos en la mesa contarnos que nos pasa, hagamos una suerte de terapia de grupo y encontramos una solución en conjunto, dialogada. Pero démosle una oportunidad al dialogo como a Lennon que le pedía al mundo que le den una oportunidad a la paz, argentinos démonos la oportunidad una vez al dialogo para ver si podemos construir algo nuevo, algo distinto (APLAUSOS). Y en verdad yo sé que todo el proyecto de futuro de país, eso que acaba contar en su maravilloso discurso o explicar en su maravilloso discurso Gustavo y explicar con tanto detalle en su presentación Matías, eso es una Argentina que proyectamos a futuro y eso tiene que seguir trabajándose en este ámbito con la participación de todos y de todas. Pero la Argentina tiene urgencias, y las urgencias también debemos resolverlas, ahí lo vi a Roberto que pelea día a día para ver cómo controla el mayor problema que tenemos en la Argentina, que se llama inflación, que hay que entender que en gran medida es problema nuestro, porque es cierto que la inflación se complica por el escenario internacional, pero ayer hablábamos con Martín y de los cincuenta puntos de inflación que la Argentina ha tenido, debe haber diez que tienen que ver con la guerra y el contexto internacional, pero hay cuarenta que son nuestros. Eso hay que revisarlo, eso está mal, eso nos daña a todos, porque entre otras cosas el capitalismo necesita de la gente que consuma, un capitalismo que prescinde de los consumidores es un capitalismo que se mata, que se suicida, y lo que tenemos que garantizar es el consumo de nuestra gente para que ese capitalismo siga vivo, para que el que invierte tenga ganas de invertir y seguir invirtiendo para crecer, y nada lastima más que la sensación de crecimiento que la inflación, porque lo que sentimos es que lo que ganamos no nos alcanza, nos dura poco, no nos deja ahorrar, no nos deja crecer a futuro.

Nosotros tenemos como sociedad el deber de tomar este momento que es fundacional, no lo pudimos hacer antes, la verdad que lo vengo proponiendo hace mucho tiempo, pero lo que es cierto es que el escenario no estaba dado. Porque era muy difícil pensar este escenario cuando teníamos cien mil millones de dólares de acreedores privados, tuvimos primero que resolver ese problema, y cuando terminamos ese problema, era muy difícil proyectar el futuro, con una deuda de 25 mil millones de dólares con el Fondo, y que este año nos obligaba a pagar 19 mil millones de dólares, había que despejar esos problemas para poder empezar a pensar en el futuro. Ayer lo hablábamos, ese escenario ha empezado a despejarse, ahora ya tenemos claro dónde está el horizonte, ya sabemos que no vamos a tener que desembolsar 19 mil millones de dólares que hubieran postergado a millones de argentinos, y sabemos que tenemos que crecer, sabemos que tenemos que producir más. Miro con tranquilidad que la tasa de desempleo baja; miro con tranquilidad que hay un millón trescientos mil argentinos que viven de un plan que el Estado les da, porque lo que necesito es que esos argentinos vuelvan al trabajo formal, porque no son argentinos que no trabajan, son argentinos que trabajan pero que no tienen ninguno de los derechos que tienen que tener. Y también me doy cuenta que en la Argentina, por las crisis recurrentes, ha nacido algo que se llama economía popular, de la que por ahí el Chino Navarro habló antes que yo, no lo sé, pero que nosotros tenemos que reconocer como un dato de la realidad, a mí costó mucho entenderlo, allí hay una economía que se mueve al margen, que incluye a millones de personas, y que nosotros no podemos hacer de cuenta que no existen, que nosotros tenemos que darles un marco regulatorio distinto al de la economía formal, para abrazarlos, para incorporarlos, para hacerlos parte de la sociedad argentina. (APLAUSOS) Porque con la honestidad que debemos hablarnos, esa economía ha llegado yo creo que, por mucho tiempo, y no podemos esperar que el crecimiento derrame sobre ellos, el derrame no existe, ya lo vimos muchas veces, muchas veces nos hablaron de derrame, el derrame no existe, no existe, lo que se derrama va al bolsillo del poderoso, no va a los pobres, no va.

Allí también tenemos que darnos un trabajo, en un mundo además que nos somete a infinitos exámenes, porque todo esto que debemos que hacer lo tenemos que hacer en una sociedad que reclama, con razón, con motivo, el fin de las desigualdades en materia de género, y eso hay que atenderlo, y todo lo que construimos tenemos que construirlo con perspectiva de género, incluyendo, aceptando la diversidad, pero es un aprendizaje que como sociedad hay que hacer, y todavía a muchos les cuesta, yo ya estoy, ¿deconstruido se llama Malena?, pero a muchos no, eso hay que hacerlo, no es posible que en los tiempos que vivamos por un mismo trabajo gane menos una mujer que un hombre, y no es posible que se elija primero a un hombre antes que a una mujer, no es posible, eso hay que cambiarlo, el mundo lo reclama, la sociedad lo reclama, vamos a ser mejores haciendo esas cosas.
Pero también vivimos en un mundo que nos reclama cuidar el clima, hemos visto hace un mes atrás incendiarse el diez por ciento del territorio correntino. Un año antes vimos incendiarse y muchos bosques nativos del sur de la patria, no es un problema del futuro, es un problema del presente, algo tenemos que hacer para evitarlo. Argentina tiene que tener una nueva Ley de Bosques Nativos, una nueva ley que cuide los montes, porque en esos bosques, en esas selvas, en esos montes está el oxigeno que necesitamos.
Y el mundo debe reconocer que los que queremos convertimos en el pulmón del mundo tenemos derechos, Néstor decía ”Argentina es acreedora ambiental”, y tenía razón, porque es mucho más el oxígeno que brinda que el carbono que emite, sin embargo nadie me reconoce esa condición de acreedores ambientales, hay que dar una pelea en el mundo para que me lo reconozcan, como seguimos dando la pelea por las sobre tasas en el Fondo Monetario; como seguimos dando la pelea para que de una vez por todas los organismos internacionales hagan un plan financiero para financiar la resiliencia de la pandemia. Nosotros tenemos una gran pelea por dar por delante, y tenemos urgencias, como la inflación, y tenemos proyectos, este proyecto que yo algo mencioné en mi discurso del 1° de marzo, que es un proyecto que además piensa en la Argentina como un todo, es un proyecto que además privilegia a lo que yo llamo la periferia argentina, porque la Argentina ha sido construida con una zona núcleo y con dos periferias al norte y al sur, y la verdad es que Argentina son todos, argentinos es el formoseño, y argentino es el que vive en Río Negro o vive en Ushuaia, argentinos somos todos, y no es posible seguir construyendo una Argentina con un centro opulento y con periferias al norte y al sur que sufren, porque eso no es ético, no es ético como ciudadanos argentinos que somos, no es ético, lo ético es que cada argentino tenga la oportunidad de desarrollarse en el mismo lugar donde nace, eso es lo ético, eso es lo que debemos lograr. (APLAUSOS)

Yo siento que vamos en el camino correcto, creo que en materia económica ya tenemos un modelo, que hemos sometido al Congreso, que no ocultamos, ya sabemos a dónde queremos ir, ya sabemos lo que tenemos que hacer, no esperen de nosotros mi ajustes ni retracción de la economía, esperen que sigamos creyendo y creciendo con criterios de igualdad. Logamos que la producción crezca, logramos que el trabajo crezca, pero no logramos todavía que la distribución sea más justa, y en gran medida la distribución no es más justa porque la inflación mete la cola. Tenemos que trabajar en eso, y lo que yo les pido a todos es que nos ayuden, no es un problema de un Presidente, es un problema de una sociedad que puede recuperarse, tiene todas las condiciones, a veces miro lo que el mundo reclama, es como esos grandes almacenes que había antes en donde uno iba y compraba desde la ropa hasta el arroz, todo lo tenemos, ¿qué necesitan? ¿litio? Tenemos; ¿qué necesitan, cilicio? Tenemos. ¿Qué necesitan, hidrógeno? Tenemos. ¿Qué necesitan, gas? Tenemos. ¿Qué necesitan, petróleo? Tenemos. ¿Qué necesitan, alimentos? Tenemos. Pongámonos en orden y aprovechemos tantas oportunidades, y entendamos que todo eso que el mundo reclama y que tenemos, está muy bien que se lo vendamos al mundo, lo que no está bien es que eso se convierta en un problema para los argentinos. (APLAUSOS)

Como dije el primer día, yo sigo apostando al diálogo, les doy las gracias a todos, gracias Hugo por estar acá, gracias Carlitos, una alegría verte. Felicitaciones nuevo Secretario de la UOM, felicitaciones, gracias Miguel por estar acá, gracias Gildo querido, gracias Ricardo querido, y escuché que estaba Anabela, no sé, no la veo, pero si está mi saludo también, y gracias a todos y todas por el esfuerzo, gracias Héctor por acompañarnos, a todos gracias y les pido que con más convicción que nunca dense cuenta la oportunidad que tenemos, una vez probemos en ponernos de acuerdo.
Gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)