Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en acto de entrega de los premios Azucena Villaflor 2021, desde el Museo del Bicentenario, Casa Rosada.
Muchas gracias, muchas gracias a todos y todas, gracias por estar acá: gracias Cristina, me voy a poner, acá, para no darles la espalda.
Hoy es un gran día, un día en el que celebramos el Día de la Democracia, que conmemora aquel 10 de diciembre, que terminó con la tragedia argentina de la dictadura genocida, que nos tocó vivir; ese día coincide con el Día Internacional de los Derechos Humanos, en un país que – de Néstor en adelante, con una interrupción en el medio –ha hecho gala de trabajar incansablemente porque los derechos humanos se respeten, y porque los derechos humanos – violados en el pasado – sean enjuiciados y castigados como corresponde.
Esa conducta que ha tenido permanentemente la Argentina, como país, nos ha permitido que hoy presidamos el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. (APLAUSOS). Y allí está el embajador que, en nuestro nombre, preside ese Consejo, gracias Embajador. Y es muy gratificante que hayamos logrado eso, porque es el reconocimiento a una política: el compromiso con la verdad y la justicia. Lo hacemos todos los días, desde el primer día que, con Néstor llegamos, y después Cristina, en sus dos mandatos y ahora yo. Y para mí es muy grato premiarlos, toda gente que quiero, toda gente que valoro, toda gente que merece el Premio, que están recibiendo. Cada uno de ellos, cada una de ellas ha hecho mucho por esta Argentina, mucho.
Lo hicieron abogados, como Lucila o como Hipólito Solari Yrigoyen, que defendieron a gente perseguida, en la dictadura. Yo lamento que no esté, aquí, Hipólito Solari Yrigoyen y espero y espero que pronto se mejore, pero siempre creo que es un gran merecedor del Premio porque no defendió a los que pensaban como él, defendió a los que eran perseguidos, más allá de cómo pensaban. Y lo mismo Lucila y lo mismo muchos otros abogados, que – en esos tiempos difíciles – se hicieron cargo de la defensa de los perseguidos.
Y yo celebro que este Premio, hoy, lo reciba mi querido Adolfo, orgullo para todos nosotros, nuestro Premio Nobel, un hombre que con su ejemplo marca la conducta de todos nosotros. (APLAUSOS). Y estoy contento de que la mamá de Demonty, hoy este recibiendo este premio, porque hoy, también, vivimos situaciones de violencia institucional, que debemos erradicar, no debemos hacernos los distraídos y debemos ser muy severos, con los que ejercen ese tipo de violencia. (APLAUSOS).
Y estoy contento que un cineasta, que ayudó tanto a encontrar a Azucena Villaflor esté recibiendo este premio también. (APLAUSOS) Y estoy muy contento que dos Madres a las que quiero tanto: Tati y mi querida Estela, estén recibiendo este premio, que son absolutamente merecedoras de este premio, por la lucha incansable y por el ejemplo que con otras Madres y con otras Abuelas -ahí la veo a la querida Lita, la veo a la querida Vera- como ellas, han demostrado que hay qué hay que hacer en los momentos más difíciles que la Argentina ha vivido. Uno las ve aquí, tan Madres y tan Abuelas, pero han tenido el coraje que una sociedad no tuvo para enfrentar una dictadura de una crueldad increíble, y eso siempre se los vamos a reconocer, merecido tienen este premio, orgullosos estoy de que lo reciban.
Nos vamos a ver en la plaza seguramente. Solo quiero decirles que la democracia y los derechos humamos, como bien dijo Horacio, como bien dijo Adolfo, son conceptos que marchan de la mano, la democracia tiene que ver con el estado de derecho, y el estado de derecho tiene que ver con garantizar libertades, seguridad a cada ciudadano y a cada ciudadana, y a mí me complace mucho que yo, que soy un hombre del derecho y que revindico cotidianamente la vigencia del estado de derecho, hoy nos esté acompañando mi querido “Pepe” Mujica, que ha sido víctima de la falta de estado de derecho con un encarcelamiento de muchos años, y que nos hizo disfrutar de su presidencia en Uruguay. Y estoy muy contento que mi amigo Lula, que ha sido perseguido injustamente, que ha sido condenado injustamente, tenga la reivindicación que merece, la de un hombre de bien que nunca vulneró al derecho y que siempre luchó por la democracia.
Y estoy seguro que estas palabras que yo digo son absolutamente compartidas con mi querida Cristina, los dos sabemos lo que vale la democracia, lo que valen los derechos humanos, y lo que valen en estos tiempos, en que la democracia es asediada por posiciones extremas, intolerantes, xenófobas, homofóbicas, en este tiempo todos sabemos lo que vale la unidad de los sectores populares.
Feliz día de la democracia y feliz día de los derechos humanos, y felicitaciones a todos y a todas, de corazón. Gracias.