Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el séptimo encuentro del Grupo de Puebla, por videoconferencia
Buenos días a todos y todas; aquí yo en Buenos Aires lamentando no poder estar allí acompañándolos. Saben ustedes cuánto quiero, respeto y cuánto valoro al Grupo de Puebla. Allí hemos logrado concentrar a un número muy importante de dirigentes, de nuestra América latina, también de España, como a nuestro querido José Luis Rodríguez Zapatero, y allí podemos discutir sobre este presente, que nos toca vivir como comunidad latinoamericana.
La verdad son tiempos muy difíciles, decía que estamos tratando de superar un hecho trágico de la humanidad, como fue la pandemia, una tragedia que la humanidad soporta – si es que la soporta – una vez, por siglo. También nos tocó a nosotros, y esa tragedia que nos trajo enfermedad y muerte en muchos de nuestras naciones, en muchas de nuestras sociedades nos hace sobrevivientes y como sobrevivientes, tenemos el deber ético, de aprender de tanto dolor, de asumir las carencias que el mundo y la humanidad tiene y ver de qué manera ponemos en marcha un mundo diferente.
Alguna vez dije – parafraseando al Papa Francisco – que nadie se salva solo, que hace falta de todos, de la solidaridad para hacer una sociedad igualitaria. Si hay algo que dejó en claro la pandemia es la desigualdad que el sistema económico ha generado. Esa desigualdad en la que unos pocos especulan financieramente y ganan mucho y millones tratan de sobrevivir. Esa realidad se convierte en un imperativo ético, que nos obliga a reflexionar, que si después de todo lo que nos pasó lo que vamos a hacer es volver a repetir la historia, entonces no habremos entendido nada, y las futuras generaciones nos recordaran que les hemos fallado.
El mundo se merece un debate distinto porque día a día esa desigualdad que en evidencia. Miren ahora, hoy mismo lo que está viviendo África abandonada a su suerte con las vacunas enfrentando una nueva variante, que pone en jaque a todo el sistema internacional nuevamente, una vez más. Eso ocurre mientras que el 90 por ciento de las vacunas quedaron distribuidas en el 10 por ciento de los países más poderosos de la tierra. Eso no es un sistema de igualdad, eso es una gran injusticia. Nosotros debemos seguir trabajando para que la justicia social llegue de una vez y para siempre, impere entre nosotros, y para que eso ocurra es imperioso que recuperemos las banderas del desarrollo. Vivimos además en el continente, nuestra América Latina, es el más desigual del mundo. El continente donde más distancia existe entre los ricos y los pobres. De una vez por todas no tomamos el toro por las astas, la verdad una vez más nos chocaremos con esa realidad espantosa, que la pandemia dejó al descubierto. La realidad de la desigualdad en las que unos pocos disfrutan y millones y millones.
Es el deber que tenemos, trabajemos unidos, trabajemos por recuperar la lógica de desarrollo productivo para todo el continente. Y hagámoslo, como alguna vez lo hicimos, siguiendo el ejemplo de Artigas, de O’Higgins, de San Martín de Bolívar, de Sucre, de los grandes hombres que unieron a nuestra América Latina. Allí tenemos que ir, ese es el ejemplo que tenemos que seguir.
A la distancia los abrazo con todo mi cariño, celebro cuánto ha evolucionado el Grupo de Puebla, agradezco al Gobierno de México, siempre a su disposición para que este Grupo se mantenga vivo, y gracias a todos y todas por no bajar los brazos. Vencido está aquel que deja de pelear y nosotros estamos peleando. Muchas gracias. (APLAUSOS)