Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el lanzamiento de la Mesa de Trabajo Interministerial “Agenda Malvinas 40 años”, en el Palacio San Martín, CABA
Muchas gracias a todos y todas por estar aquí.
Me reía recién con Santiago, en realidad no quería corregirlo, ni pasarle un machete, no tengo que hacerlo, pero a veces cuando uno habla en público, a veces se equivoca un concepto, y había dicho 1865. Y ya veían que mañana el gran diario argentino iba a decir que cambiamos la fecha de la Vuelta de Obligado, bueno, para que hablen de lo importante, que es la soberanía y de la Vuelta de Obligado, y dijimos aclaremos esa fecha, solamente. Es una buena ocasión. La verdad que es hoy hablamos mucho de Malvinas, que tiene que ver con nuestra realidad del presente, pero es también importante que nos detengamos un minuto en la Vuelta de Obligado, porque la Vuelta de Obligado no fue una batalla más. San Martín, le decía a Rosa, también, que objetivamente la batalla de Obligado, fue una lucha que él llamaba central en la lucha de la independencia de la Argentina.
Cuando uno analiza la lucha de la independencia de la República Argentina, no aparece centralmente la batalla de Obligado. Uno piensa centralmente en el Ejército del Norte, en la batalla del cruce de los Andes, las batallas que liberaron a la América toda, a Argentina, a Chile, a Perú, a Bolivia que era el Alto Perú de entonces, el trabajo de Belgrano, el trabajo de Güemes, el trabajo de San Martín, el trabajo de O’Higgins, el trabajo de Sucre, el trabajo de Bolívar, todos esos enormes nombres que le dieron a este continente la libertad que este continente necesitaba. Y allí rara vez se menciona como una batalla por la independencia a esta Vuelta de Obligado, en donde en realidad era un ejército gaucho, allí en las costas bonaerenses del Paraná, se plantaron y cruzaron cadenas para que los franceses y los ingleses no sigan subiendo con sus mercancías hacia el norte del país. Algunos dicen, lo he leído muchas veces, ninguno de ellos está entre nosotros, estoy seguro, ¿por qué conmemoran una batalla en la que no ganamos? Conmemoramos la valentía de los que emprendieron esa batalla, conmemoramos la inteligencia de los que llevaron adelante esa lucha, porque con muchas menos armas, sin la fuerza de esos ejércitos europeos, tuvieron la inteligencia de cruzar cadenas, enormes cadenas, que ellos mismos forjaron, para evitar que los buques europeos avancen sobre nuestro territorio. Y como dije el otro día, a veces ganar no es vencer, vence el que no baja los brazos, y Obligado, y la Vuelta de Obligado lo que nos enseña es que el que vence, es el que nunca baja los brazos, y sigue su lucha, y sigue su pelea, y sigue su lucha, su lucha. Obligado fue eso, la Vuelta de Obligado fue eso, fue demostrar cómo nos llenamos de coraje aún en la peor adversidad para decir esta es mi tierra, por acá no se pasa, yo cuido mi producción, yo cuido lo que producen en el norte. Eso fue lo que ocurrió.
La dimensión de la soberanía con el correr del tiempo fue cambiando, ya no era solo la soberanía territorial, porque poco a poco los años pasan y el concepto de soberanía va cambiando. Hay muchas formas de ser soberanos en el tiempo que vivimos. La soberanía tiene que ver con un montón de cosas hoy en día, no solo con la producción de armas y con el cuidado de las tierras, también se es soberano si uno puede alimentar a su pueblo y no necesita recurrir a la importación de alimentos, para que su pueblo viva. También se es soberanos si uno produce medicamentos, si uno produce vacunas, y puede cuidar a su pueblo sin la posibilidad de importarlos esos medicamentos. También se es soberano si uno desarrolla su propia cultura, su propia poesía, su propia música, que nos da identidad como pueblo que somos. La soberanía hoy tiene un concepto multidimensional, pero mucho más allá de la defensa de nuestra tierra, que abarca todo esto que les estoy diciendo y seguramente muchas cosas más. Y cuando recordamos el Día de la Soberanía, es muy importante que recordemos la Vuelta de Obligado, que recordemos aquellos hombres y mujeres que lucharon ese día. Es muy importante también que tengamos en claro cuáles son nuestros desafíos del presente, cuáles son las luchas que debemos dar para ser soberanos. Para ser soberanos debemos ser democráticos, debemos ser hombres y mujeres que preservan el estado de derecho. Eso es darnos soberanía social.
Allá con el doctor (inaudible) recordábamos David Baigún, un abogado, profesor nuestro, o mío, que luchó mucho tiempo por vivir en ese estado de derecho, y porque la Argentina recupere, con el estado de derecho, la identidad democrática que el pueblo argentino quiere. Ser soberanos también es no tenerle que pedir permiso a nadie para hacer un programa de Gobierno, y eso tiene mucho que ver con no endeudarnos. Siempre el que se endeuda, el que se endeuda para gastarla, no el que se endeuda para construir, el que se endeuda para gastarla, la verdad que indefectiblemente termina condicionado, no hay otro modo. Los acreedores nos condicionan siempre, porque cuando nosotros tomamos una deuda, y esa deuda la usamos para pagarle a otros que vinieron a hacer sus negocios a la Argentina, o permitirles a otros que se lleven el dinero de la Argentina que trajeron para especular, la verdad que lo que estamos haciendo es contrayendo una deuda y condicionando nuestro futuro por los acreedores. Ser soberanos también es recuperar la capacidad de manejar esa deuda, de modo tal que el pueblo argentino no sufra a la hora de pagarla.
Y no es una tarea fácil, es una tarea enorme, donde la diplomacia tiene mucho que ver, mucho que ver. Que en el G-20 hayamos obtenido, como obtuvimos, como declaración de las mayores potencias del mundo, y que tienen que ver directamente con nuestro futuro como deudores, es un triunfo de la diplomacia, de la diplomacia argentina. La soberanía la ejercemos diariamente, la ejercemos cuando hablamos de la soberanía alimentaria, de la soberanía cultura, de la soberanía en materia de medicamentos, y también cuando vamos a otros lugares del mundo, y le pedimos al mundo que entienda que no podemos seguir viviendo en un universo tan desigual, donde unos pocos concentran tantos, y donde la pobreza se distribuye entre millones. Somos parte de un mundo al que la técnica económica llama países de renta media, no somos ni pobres, ni ricos, los ricos tienen el problema resuelto, y a los pobres les prestan atención los ricos de tanto en tanto, y tal vez más por culpa que por convicción. Y a los países de renta media vivimos en un limbo, donde nadie nos presta atención, pero en esos países a los que llaman países de renta media está concentrada el 60 por ciento de la pobreza del mundo. Nosotros tenemos que llamar la atención para ser soberanos de lo que es ser país de renta media en los tiempos que vivimos. Y ese yo creo que fue el gran triunfo que obtuvimos en el G-20, fue el gran triunfo, que el mundo viera que hay una franja de países de renta media, que en verdad se parece mucho más a los pobres, que a los ricos. Hay que trabajar, porque fijando esas posiciones vamos dando pasos y vamos recuperando soberanía. Y soberanía es la protección de nuestros recursos naturales, preservarlos, recursos que además en muchos casos son finitos, se agotan, con el que medran grandes potencias. Si nosotros hubiéramos tenido el desarrollo científico y tecnológico para extraer el petróleo, el gas, otra sería nuestra suerte, seríamos dueños absolutos de toda esa riqueza, pero no lo somos. Se ocuparon que no desarrollemos la ciencia y la tecnología para sacar todos esos bienes que la tierra tiene.
Nosotros somos también acreedores ambientales en este mundo, porque somos parte del pulmón del mundo, allí en El Impenetrable, en la Selva Misionera, en los Bosques Patagónicos, todo eso es una producción de oxigeno que nos hace soberanos, que nos hace acreedores ambientales en un mundo que reclama que, cada vez más, cuidemos el ambiente, terminemos con el carbono, con el metano y los gases que contaminan, y cada vez más reclama ese oxigeno que todo ese verde da. Y ahí también somos soberanos y somos dueños de una riqueza incalculable, y somos soberanos también cuando cuidamos nuestros recursos marítimos. Ese mapa maravilloso que el Congreso argentino aprobó por unanimidad y que Naciones Unidas también reconoció. Fíjense que raro es el mapa, ¿no? Si uno lo mira entero, la Tierra del Fuego está en el centro del país, ¿no? Qué maravilla, miren que maravilla es la Argentina, miren lo inmensa que es, miren cuanto mar nos rodea y cuanta riqueza tenemos en ese mar. Dense cuenta de lo importante que podemos ser. Ese mapa tiene que estar colgado en todos los municipios del país, en cada oficina pública para que los argentinos entendamos claramente la dimensión de nuestra patria, para eso.
Y en ese mapa están las Malvinas, las Malvinas son, fueron, son y serán argentinas. Mal que le pese a algunos, mal que le pese alguno, no cabe ninguna duda del derecho que nos cabe sobre esas tierras. Algunos minimizan esas tierras las ven tan alejadas que hasta se animan a decir que paguemos vacunas, entregando las islas. Eso me asombra un poco, más me asombra que lo digan en público, ¿no? Que impactante porque en esas Islas quedaron la vida de centenares de argentinos. Acá tenemos un héroe de Malvinas, el General Balsa. Con que facilidad, con que facilidad, olvidamos lo que esas islas representan para Argentina, con que facilidad nos olvidamos el esfuerzo, la vida que dejaron allí cientos de compatriotas jóvenes. A los que les pedimos que vayan y recuperen esas islas en un momento de la Argentina políticamente muy alocado, pero la locura no estaba en quienes peleaban, la locura está en quienes mandaban en Argentina. Por lo tanto, para cada uno de los que dio, hizo su esfuerzo por esa lucha démosle el aplauso a lo más grande que tenemos. Aquí esta Esteban también que es de un grupo de exmilitantes, compañeros excombatientes, militantes también, excombatientes de Malvinas, grandes hombres a los que a todos les agradezco de corazón, y un aplauso para ustedes. A Malvinas no la vamos a cambiar ni por vacunas, ni por deudas, vamos a pelear hasta que Malvinas vuelvan a ser argentinas. Y si a algunos se le cruzo la idea que la vaya abandonando, porque no es un Presidente que está decidido es la argentinidad toda que quiere recuperar ese pedazo de tierra que nos robaron y que es nuestra, y por la que murieron muchos argentinos y por el deber que tenemos moralmente de reivindicar esos argentinos, no vamos a parar hasta que las Malvinas vuelvan a ser argentinas.
Cuando hablamos, cuando hablamos de soberanía, siempre, terminamos hablando de Malvinas, siempre, porque allí esta nuestra soberanía territorial quebrada, rota, enmasillada. Que nadie nunca nos robe el amor por Malvinas, que nunca nadie nos quite el derecho que tenemos sobre esas tierras. Nunca olvidemos que no fue hace dos siglos, el año que viene 40 años, fueron allí a dejar su vida cientos de argentinos y cientos de familias sufrieron esas muertes y eran argentinas también. Tenemos un deber con la memoria de cada uno de ellos. Vamos a seguir trabajando, como bien dijo Santiago, por la vía diplomática tratando de convencer al mundo de que Las Malvinas son argentinas, así lo haremos. Y lo que yo les pido es que en este Día de la Soberanía recordemos que estamos viviendo un momento único en la historia de la humanidad, estamos superándolo, es el tiempo de la pandemia. La humanidad no vive pandemia todas las décadas. Las vive si las vive una vez en el siglo, bueno, a nosotros nos tocó en este tiempo, pero lo estamos superando, lo estamos superando por el esfuerzo conjunto de un Gobierno convencido en la necesidad de generar la inmunidad necesaria con las vacunas, pero fundamentalmente lo estamos logrando con la conciencia de cada argentino y de cada argentina de vacunarse. A diferencia de lo que pasa en otros lugares del mundo en Argentina nos vamos a vacunar. A diferencia de lo que pasa en otros lugares del mundo en Argentina nos vamos a vacunar, y el número de vacunados cada vez crece más, y en la media que ese número crezca mayor será la inmunidad que logremos.
El desafió que tenemos por delante es que el año que viene, a 40 años de la lucha de Malvinas, entendamos cabalmente que significa ser soberanos. Aprovechemos el homenaje que merecen quienes dejaron allí su vida, para que entendamos de una vez y para siempre lo que importa ser soberano como patria, que la palabra patria existe, que no es una palabra vieja, que ser parte de la patria es lo que nos vincula y que por esa patria debemos volver a ser soberanos, que no es otra cosa que la posibilidad de recuperar el derecho a decidir por nosotros mismos.
Gracias a todos y todas, mañana feliz Día de la Soberanía. Muchas gracias. (APLAUSOS)