Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la ceremonia por el 30 aniversario de las Cumbres Iberoamericanas (videoconferencia), desde Casa Rosada.
Muchas gracias, querida Rebeca; muchísimas gracias su Majestad Felipe VI; muchas gracias presidente del Gobierno español, mi querido amigo Pedro Sánchez; colegas, queridos amigos, querida amigas: celebro este encuentro, que estamos teniendo hoy.
Quiero mandarles un abrazo fraterno, desde acá, desde donde termina América del Sur, para todos ustedes, en cada uno de los puntos cardinales, donde estén.
Es un gusto poder participar de este evento, que nos reúne precisamente como una comunidad, que somos, un espacio en donde conmemoramos 30 años, de aquella primera Cumbre, que se realizó en Guadalajara, 30 años que nos encuentra hermanados frente a los grandes desafíos, que nos deja una pandemia, pero también ante los desafíos, de una reconstrucción más justa y más resiliente. Lo hacemos habiendo dado muestras sobradas de una solidaridad fraterna, que hoy, se evidencia en capacidades productivas, dinámicas de cooperación, en materias de vacunas de nuestros distintos países.
Desde Argentina acompañamos con hechos concretos esas lógicas de solidaridad y fraternidad, como lo ha hecho también España, con la donación de vacunas, a países de América Latina, durante la pandemia. Por eso, desde Argentina, hoy, estamos donando, un millón de dosis de vacunas, contra el coronavirus. Como dice el Papa Francisco, aquí nadie se salva solo.
Yo reitero el compromiso de la Argentina para contribuir a la consolidación de este espacio regional, y de corazón agradezco los esfuerzos, de España, de la secretaría pro tempore, de la República Dominicana y de la institucionalidad construida, primero con Enrique Iglesias, siempre ese uruguayo que tanto queremos todos y después por Rebeca, que hoy está aquí, trabajando de coordinadora de este encuentro, a través de lo que fue la Secretaría General Iberoamericana, esos puentes de unidad hay que cuidarlos entre nuestras naciones. Esto es lo que debemos tener muy presente, y me parece que estamos viviendo un momento único del mundo, donde se combina una crisis asimétrica sanitaria, climática y económica. Para esto es urgente proveer liquidez al sistema financiero multilateral de desarrollo. Con ese objetivo siempre como prioridad, Argentina, ha venido impulsando –en diferentes instancias – lo hicimos ahora en el G20, en el COP24, en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y en esta propia Conferencia Latinoamericana hemos siempre propiciado impulsos para que la región pueda acceder ante el financiamiento externo, en una emergencia, como la que hoy vivimos.
Debemos repensar la arquitectura financiera internacional para abordar la problemática de los países de ingresos medios, en los países de ingresos medios hay un sesenta por ciento de la pobreza del mundo, los países desarrollados tienen sus problemas resueltos, los pobres son auxiliados, y esos países tienen una suerte de zona gris a la que nadie les presta atención, cuando acumulan un porcentaje de pobreza tan grande. Explorar esas nuevas alternativas para el fortalecimiento de la Banca Multilateral de Desarrollo, el mejor aprovechamiento de los Derechos Especiales de giro del Fondo Monetario Internacional, son tareas que debemos encarar para el futuro. La reciente emisión de Derechos Especiales de Giro por parte del Fondo Monetario Internacional, objetivamente constituye una oportunidad, o permanecen inutilizados de formas legales, democráticas, o las movilizamos para superar las barreras del atraso y la marginalidad que nuestra región hoy exhibe. Esta es la hora de que innovemos en materia financiera, y que la creatividad política surja de nosotros, con el común valor de la solidaridad. Por eso tenemos que insistir una vez más en la posibilidad de que los estados que no requieren estos Derechos Especiales de Giro, puedan cederlos voluntariamente hacia otras naciones que sí lo necesitan. Lo venimos planteando en cada encuentro multilateral que tenemos, queremos impulsar un pacto entre los países desarrollados y los países latinoamericanos y caribeños, para utilizar en la capitalización de los bancos nacionales de desarrollo y que sea acompañado por la creación de un fondo de transición que los apoye con garantías para fortalecerlos. Nuestra banca regional, estoy pensando en el BID, en la CAP, el Banco Interamericano, el Caribeño, deben ser capitalizados con el esfuerzo de todos los países bajo una premisa que es que al menos que el cincuenta por ciento de sus carteras a proyectos que tengan que ver con el cambio climático, eso es una obligación que tenemos como mercado.
En esta Cumbre también deberíamos promover una relación más intensa con el Banco Europeo, tal vez un cambio una respuesta efectiva a la entrada a la Unión Europea. Tambien es fundamental que las estrategias de recuperación adopten enfoques de género, de diversidad y de derechos humanos, para darle una respuesta efectiva a problemas estructurales que se han in iniciado en este último año y medio.
En síntesis, necesitamos un sistema iberoamericano 2.0, que movilice recursos, que incorpore en el sentido tecnológico para superar la de la pandemia, el daño ecológico y la exclusión social. Estoy convencido que unidos tenemos un futuro, pero divididos solo tendremos años de soledad y de desamparo. Muchas gracias