Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto del Frente de Todos, desde Tecnópolis
Buenas tardes a todos y a todas; muchas gracias compañeros y compañeras; muchas gracias: déjenme – antes de que yo les cuente algunas ideas que traigo para ustedes, para los argentinos y argentinas, que nos están viendo. Este es un tiempo muy difícil, muy difícil el que nos tocó pasar, repletos de dolor, algunos se cansaron mucho, algunos están apenados por la situación y en momentos así vale la pena recurrir a los ejemplos, a los ejemplos de los que no bajan los brazos, a los ejemplos de los que siguen peleando, a los ejemplos que dan cuenta de que la voluntad nunca se doblega.
Ya lo hizo Cristina, pero quiero pedir un aplauso grande para Estela, para Tati y para Tita, que son para todos nosotros un enorme modelo de conducta, un modelo enorme para todos nosotros. (APLAUSOS). Pero quiero pedirles un aplauso más, quiero pedirles un aplauso muy fuerte para nuestro Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Gracias Adolfo, gracias Tita, Tati y Estela, gracias. (APLAUSOS).
Gracias por estar acá acompañándonos, porque nos dan mucha fuera. Ustedes no saben lo que representan para nosotros el ejemplo de ustedes, de corazón gracias. Gracias a los Gobernadores y quiero pedir un aplauso enorme para todos los Gobernadores, que hoy, nos acompañan y también para nuestros candidatos, para Leandro, para Vicky; para Carlitos, en Córdoba; para Camau, allá en Corrientes. Gracias Máximo, gracias Sergio, gracias Axel. (APLAUSOS). Gracias Cristina, gracias por todo, gracias a todo.
Gracias a todos porque esto que nos pasó lo pudimos llevar adelante con todas y todos juntos y unidos. Mire cuando días atrás escribí ese artículo – al que hizo referencia Cristina – la verdad me puse a contar cuántos días exactamente habíamos podido gobernar en tiempos de sanidad y no en tiempos de desborde sanitario y para mí sorpresa eran 99 días. El día 99 de haber asumido estalló la pandemia y nos cambió todo el libreto, todo lo que teníamos preparado también y veníamos con un impulso muy fuerte que debimos alterarlo por las exigencias que esa pandemia que - tan bien describió Cristina - asomaba ante nosotros.
Yo me acuerdo que – en los primeros días de febrero – había estado en Europa trabajando para resolver, con Martín, el problema del Fondo, de nuestra deuda con los acreedores privados y ningún presidente me habló del riesgo de la pandemia, ninguno, salvo Merkel, la canciller alemana, que me preguntó si yo había tomado cuenta del daño que podía causar, ese virus – que dicen – viene de China. Y la verdad es que –francamente – le contesté lo que sabíamos, que era un virus que atacaba fundamentalmente en el invierno y que nosotros estábamos en el verano y que podíamos tener tiempo de prepararnos. Pero un mes después cayó implacable, en la Argentina. Me fui de Europa, volví a la Argentina y se desató, en Europa, una ola de contagios tremenda.
Y esas son las imágenes – de las que habla Cristina – esas imágenes que nos llegaban de Italia, de Francia, de España, de Alemania misma, de Estados Unidos. Entonces, no podíamos entender cómo podía pasar que se saturarán los sistemas de salud como se saturaban. Y la verdad es que dijimos: “bueno, a barajar y dar de vuelta; somos peronistas y hay que ponerle el pecho a esta nueva realidad”. Y allí fuimos a levantar un sistema de salud, que había desaparecido, pero no era que había desaparecido un ministerio, había desaparecido un sistema, había terminado con la salud pública.
El ministro de Salud, que después bajó al rango de secretario, cuando ese ministerio desapareció, y que hoy es candidato, en la Ciudad de Buenos Aires, dijo públicamente que hay que reconocer que en el gobierno anterior la salud pública no era una prioridad y lo dicen y cuando uno se los recuerda nos dicen: “ah, ya vienen a hablar del pasado”. Pero el pasado fue hace dos años y porque hiciste todo eso los argentinos tuvimos que arremangarnos para poner en pie un sistema de salud de salud que estaba absolutamente destruido. Y en vez de dedicar tiempo para darle la atención, que ya empezaban a reclamar los que se contagiaban, tuvimos que dedicar mucho esfuerzo a levantar los hospitales, que habían dejado a medio terminar, a construir esos hospitales de emergencia, esos hospitales modulares, más de 30, que hicimos con “Kato”, distribuidos a los largo y a lo ancho del país, donde se necesitó fuimos, a nadie le preguntamos qué ideología tenía. Y así pusimos en marcha, más de 3.000 camas de terapia intensiva, con sus respiradores y a nadie le preguntamos qué pensaba, lo hicimos juntos.
Desde el primer día yo vengo diciendo que soy un porteño, pero soy el más federal de todos los porteños, que soy hijo de un riojano, y por lo tanto – de muy chico – conocí lo qué es el Norte argentino y pude contrastar la distancia que hay entre ese Norte, que tanto necesita, tan desigual respecto de la Argentina del Centro, tan distinta a la Ciudad de Buenos Aires y me pareció que era necesario que cambiemos la lógica de nuestro gobierno, que para gobernar a la Argentina teníamos que estar todos juntos, unidos y escucharnos y conocer lo que cada uno necesitaba y así gobernamos todo este tiempo las Gobernadoras, los Gobernadores, codo a codo tratando de pasar un tiempo difícil y lo pasamos juntos. Y en ese tiempo no nos quedamos de brazos cruzados, hicimos muchísimas cosas.
Cristina recordaba el ATP, pero también tratamos de que no se despidan a la gente y exigimos la doble indemnización después y claro cómo no lo íbamos a hacer, si en verdad a nosotros nada nos importa más que el trabajo. En el tiempo que vivimos y desde siempre – para nosotros – el trabajo es lo que más dignifica a un ser humano y para nosotros el trabajo es un motor esencial para que el capitalismo funcione. El capitalismo funciona si alguien invierte y arriesga y otro aporta el trabajo para que la máquina empiece a rodar y los engranajes se vinculen y la producción avance. (APLAUSOS).Cómo no íbamos a cuidar el trabajo, claro que lo íbamos a cuidar.
El problema no está precisamente en esos que llaman los costos laborales, no es un problema de costo, en verdad el trabajo no cuesta, el trabajo se asocia al capital y no es un costo, es una inversión social, que se suma al que invierte y pone el capital y juntos generan ese desarrollo. Nosotros – ninguno de los que estamos acá – piensa que el trabajo es un costo. (APLAUSOS). Por eso lo cuidamos tanto, por eso lo cuidamos.
Lo veo a Sergio Palazzo, lo veo a Hugo Yaski, a José Lingeri, a Andrés, a Héctor, a Carlos, a Hugo, dirigentes sindicales, que todo este tiempo nos acompañaron y estuvieron cerca de nosotros como muchos otros también y a todos las gracias por acompañarnos, por ayudarnos, por estar cerca. (APLAUSOS).
Para nosotros no todo da lo mismo, no todo es igual; no es lo mismo un país que tenga un gobierno al que la salud pública le importe, que un país que crea que la salud puede ser resuelta por el mercado, que el problema de salud de los argentinos pueda ser resuelto por el mercado. No es lo mismo un país donde gobiernen los que creen que la educación pública es un derecho de todo ciudadano, para poder acceder al conocimiento, que los que creen que la educación pública es una desgracia en los que algunos “caen”, o las que creen que las universidades no están hechas para los hijos de los trabajadores, porque – en verdad – los hijos de los trabajadores no llegan a las universidades. Mentira, falso, lo he visto en las universidades de todo el conurbano, lo que he visto, en Villa María; lo he visto en la Universidad de La Rioja, lo he visto en la Universidad de Catamarca, está lleno de primera generación de estudiantes, de familias de trabajadores. (APLAUSOS). Y eso lo que nos dice es que muchos de nosotros hemos entendido que si no llegás a la universidad, la universidad debe llegar a vos, es tan simple como eso, muchos lo sabemos.
Días atrás – celebrábamos con Axel – los 200 años de nuestra Universidad de Buenos Aires, que se creó porque, en aquel momento, estaba Adolfo también allí, homenajeado también por todos nosotros, en ese momento, que se creó porque los hombres y mujeres, de entonces, los criollos, que vivían en la Ciudad, se dieron cuenta que sus hijos no podían seguir estudiando, en Córdoba, en Chuquisaca o en Europa y construyeron su propia universidad. ¿Qué fue lo que hicieron? No llevaron a sus hijos a la universidad, trajeron la universidad a sus hijos. Y no es lo mismo los que piensan que ese no es un rol del Estado, somos muy distintos. Además de haber cerrado el ministerio de Salud, cerraron el ministerio de Trabajo, que para ellos ese es el valor que le asignan al trabajo, lo cerraron el ministerio de Trabajo.
Y en un tiempo, donde la riqueza de las sociedades se construye a partir del conocimiento y del saber cerraron el ministerio de Ciencia y Tecnología. Creánme que si algo admiro es haber descubierto ese ejército de científicos, que tiene la Argentina, en el CONICET, cerca de 30.000 científicos. (APLAUSOS). Que fueron olvidados, maltratados, una y otra vez y que – cuando apareció la pandemia – todos estuvieron a disposición del país, de la sociedad, el país somos nosotros y nosotras, somos todos y entonces esos científicos pusieron todo su esfuerzo y todo su empeño en hacer cada uno lo que debía. Se unieron científicos para hacer este barbijo, que es el trabajo de científicos, que están en las universidades del conurbano, que se unieron a una Pyme, que creo era de La Matanza, si no me equivoco, y allí han facturado 1.500 millones de pesos, la unión de los científicos del Estado con una Pyme. Y no es un barbijo cualquier, es un barbijo que tiene una entretela, que mata al virus del COVID-19. Pero no hicieron solamente eso, trabajaron – por ejemplo – cuando teníamos serios problemas para hacer los test, los famosos PCR, que tardaban muchas horas, trabajaron para hacer un sistema de test más rápidos, científicos de la Universidad de Quilmes, de la Universidad de San Martín. Los hicieron para nosotros y lo exportaron a países vecinos, 24.000.000 de dólares, facturados por esos kits, en el medio de la pandemia y no pararon ahí, siguieron. Y sépanlo, nuestros científicos – estoy seguro, que el año que viene – nos van a dar la vacuna contra el COVID, hecha por argentinos y producida íntegramente en Argentina. ¿Y quiénes son los científicos de esas universidades? (APLAUSOS). De la Universidad de Quilmes, de la Universidad de San Martín, de muchas universidades del Gran Buenos Aires. Ellos lo hicieron y no es lo mismo pensar que los científicos están de más o que los científicos son importantísimos para el desarrollo de un país, no es lo mismo, es muy distinto.
Como no es lo mismo entender, la institucionalidad, un día me despierto y dicen que son un títere y al otro día, me despierto, y dicen que soy un autoritario. No entiendo cómo puedo ser ambas cosas al mismo tiempo. No lo entiendo, pero lo que sí veo es que, en este país, cada uno dice lo que se le da la gana y ningún medio es perseguido por lo que dice y ninguna voz periodística es acallada por lo que dicen y si les importa la República, en esa República viven, eh.
Y Cristina nos habló recién, de lo qué pasó con la justicia, y miren la verdad es que la justicia funciona cómo funciona, responsabilidad de los jueces actuar cómo actúan, decidir cómo deciden, pero – en este Gobierno, ahí la veo a Cristina, no tenemos más espías al servicio de los jueces, ya no tenemos más espías espiando a los argentinos y ya no tenemos operadores judiciales, metidos en los despachos, y comprando a los jueces y voluntades. No somos nosotros, eh, no somos nosotros. (APLAUSOS). Los dueños de esas voluntades son los que consiguen medidas cautelares para que Internet, para que la telefonía celular y para que la telefonía por cable, no se conviertan en un servicio público. Ellos son los dueños de esas voluntades, no nosotros. (APLAUSOS). No, nosotros. Ahora en ese país, donde la justicia se mueve con independencia, donde los espías no nos espían, donde la libertad es plena, donde cada uno dice lo que quiere, hasta barbaridades, y nadie se lo impide ese país se parece mucho más a la República, que el país que ellos nos dejaron, donde nada de eso pasaba, donde los dueños de los medios opositores terminaban presos, perseguidos
Donde las voces oficialistas terminaron acalladas, oficialistas de la época de Cristina quise decir, todas acalladas. Ese país, ¿esa es la república de la que hablan? Hicieron hasta una mesa judicial para inventar causas y perseguir con la anuencia de algunos jueces, a otros, jueces además que tienen causas muy raras, el otro día por ejemplo leí con asombro que un juez interpretó que los empresarios pueden justificar una coima diciendo que estaban en estado de necesidad, o pagaban la coima o salvaban la empresa, y de ese modo justificaron la acción de los empresarios, estas cosas pasan en la Justicia argentina.
Fíjense que yo que sé Derecho Penal, a ese juez, me preguntaba cómo era posible que se animaran a escribir y a firmar semejante cosas, alguna vez espero que el Consejo de la Magistratura lea esas cosas, y vea cómo era la conducta de esos jueces, porque los jueces además de ser dignos, honestos, deben saber Derecho y deben impartir justicia, eso deben hacer los jueces. Pero finalmente quería yo plantearles, antes de pasar a lo que más me importa, este escenario que tan bien describió Cristina, sumarle algunas miradas que tengo sobre este tiempo que nos toca, llevamos adelante -como dijo Cristina- en todo el país, un proceso de vacunación impresionante, que nos permite hoy estar tan cerca de la inmunidad tan añorada, tan cerca de empezar a vivir el día, tan cerca. Las vacunas fuimos a buscarlas solitos, las encontramos solitos, cuando trajimos las rusas nos dijeron que estábamos entregados geopolíticamente al marxismo, dijeron eso, pero cuando fuimos a buscar las vacunas a Oxford no dijeron que éramos monárquicos, a nosotros no nos importó, fuimos a Rusia, fuimos a Oxford, fuimos a China y fuimos a los Estados Unidos, donde hubiera vacunas, como dijo Cristina, y mal que le pese, nos dijeron que la vacuna era veneno, nos dijeron nunca va a llegar la segunda dosis, nos dijeron no van a tener vacunas para los chicos, mal que les pese, tenemos un alto porcentaje de la Argentina vacunada, más del ochenta por ciento de los mayores de 18 años tienen al menos una dosis ya dada. (APLAUSOS)
Y fuimos capaces de hacerlo, porque en la adversidad ellos son nuestro ejemplo, en la adversidad nos arremangamos, ponemos el pecho y vamos adelante, que escriban lo que escriban, dediquen las tapas que quieran, gasten la tinta que se les dé la gana, mi obligación es con el pueblo, mi obligación es con los hombres y mujeres de la Argentina, el resto me importa un bledo, perdónenme que se los diga así. (APLAUSOS)
Pero en verdad, contado todo esto, que es casi un poco desahogarme, después de un tiempo muy difícil que nos tocó, desahogarme con mucha racionalidad, con mucho cuidado, lo que pasó, lo que hicimos, lo que nos queda pendiente, porque somos conscientes que de todo lo que nos queda pendiente, estamos muy lejos de haber hecho todo, pero lo que sí veo es que ese día cien está muy cercano, y lo que yo me planteo es qué vamos a hacer el día ciento uno, ¿vamos a seguir en esta disputa miserable que nos proponen, en estas disputas sin contenidos, donde los grandes problemas que tenemos los argentinos no están en la mesa de debate? Este día ciento uno, ¿van a ir al Congreso a proponernos bajar las indemnizaciones? ¿El día ciento uno, van a venir a proponernos precarizar a los que trabajan? Ya lo hicieron una vez, les decían a los empresarios echalos, y después a los echados les decían convertite, ahora vas a ser un emprendedor, convertite en monotributista y ya no estás desocupado, sos un monotributista emprendedor, y era gente abandonada a su suerte, era simplemente eso. (APLAUSOS)
¿Cómo va a ser el país que queremos construir? ¿Va a ser un país donde después de construir mesas judiciales, perseguir gente judicialmente, y que el acusado se fuga al Uruguay y nadie responde? ¿Ese es el país? ¿O vamos a ser un país donde en verdad la Justicia funcione como debe funcionar, que la Justicia sea independiente definitivamente? Es lo que más deseo, independiente de todos los poderes, de los políticos, de los fácticos y de los económicos, de todos los poderes.
¿Qué país vamos a construir, el país donde las universidades sobran, o el país donde las universidades hacen falta? ¿Qué país vamos a construir, el país en donde en la salud de los argentinos queremos que el Estado esté presente para auxiliarlos cuando lo necesitan? ¿El Estado o el país donde cada uno se salva como puede?
Escucho decir ahora que muchos jóvenes, cansados de la pandemia, agotados de lo que les ha tocado vivir, tienen algunos gritos presuntamente revolucionarios, un cambio. Miren: nadie se ha ocupado más de la juventud que el peronismo, nadie, siempre para nosotros la juventud fue una preocupación y un tema del que debemos ocuparnos, pero además nosotros no somos los que creemos que el futuro es de la juventud, el presente es de la juventud, los problemas de la juventud hay que resolverlos ya, y tenemos que resolver para la juventud los problemas de empleo, los problemas de educación, los problemas de alimentación y crecimiento, esos son los problemas que tenemos que resolver. ¿Y ustedes piensan que lo van a hacer los que vociferan y gritan, pero finalmente defienden los intereses de los poderosos? ¿Qué detrás del grito de la libertad gritan libertad para que todo siga igual? Yo les pido a los jóvenes que no bajen su vocación de transformación, que no bajen esa voluntad que tienen revulsiva de cambiar la injusticia de la sociedad en la que vivimos, pero que no se dejen manipular por los que gritan y ensucian con el solo pretexto de que nada cambie en la Argentina, no dejen que eso ocurra, porque la Argentina tiene un presente para ustedes, no tiene un futuro, tiene un presente, y debemos cambiar este presente rápidamente, y lo estamos haciendo desde el Gobierno, con los planes que promovemos para la juventud para el trabajo, para el trabajo, así como tenemos que terminar con los planes y convertir planes en trabajo, tenemos que generar trabajo para los jóvenes, para que nuestros hombres y mujeres jóvenes tengan un lugar donde empezar a trabajar, y es lo que estamos haciendo. (APLAUSOS)
Nosotros no hablamos, nosotros es más lo que hacemos, mucho más lo que hacemos que lo que hablamos, ellos hablan, en eso de verdad han ganado experiencia en hablar, pero no en hacer, porque cuando estuvieron no hicieron nada de lo que hablaron. A mí me parece que ha sido tan triste la experiencia de la pandemia, porque la pandemia finalmente nos obligó a vivir con miedo, a temer al contagio, a vivir con la muerte caminando entre nosotros, nos obligó a vivir un tiempo horrible. Si después de tanto horror no aprendemos entonces tanto padecer no habrá tenido sentido, y para mí yo quiero que tanto sufrimiento que pasamos nos haya servido para ser una Argentina más solidaria.
Acá tengo a varios gobernadores de nuestra Argentina, lo tengo a Gildo, lo tengo a Raúl, lo tengo a Ricardo, lo tengo a Camau, lo tengo a Gerardo, lo tengo al Coki, miren, ese norte grande hace años que reclama ser atendido, fueron atendidos por Néstor y por Cristina y después fueron sumergidos en el más cruel de los olvidos, a Gildo le faltaban treinta kilómetros de gasoducto para tener gas en todo Formosa, y no se lo hicieron porque era Gildo, pero no le complicaron la vida solo a Gildo, le complicaron la vida a todos los formoseños y formoseñas. A todo el que le faltaba agua que llega al Impenetrable, y no se lo hicieron porque era Coki. Nosotros tenemos que igualar y terminar con la Argentina de las asimetrías, una Argentina de centro muy rica, bienvenida sea, que recobre impulsos, que produzca, pero lo que no quiero es ver tanta riqueza en el centro y tanta necesidad en el norte y tanta necesidad en el sur, tanta necesidad, tenemos que aprender a igualar en la Argentina, y en la Argentina se iguala, vamos a igualar el día que un jujeño tenga las mismas posibilidades de desarrollo que existen en la Ciudad de Buenos Aires; el día que un fueguino tenga las mismas posibilidades de desarrollo que existen en la Ciudad de Córdoba, ese día vamos a ser una sociedad igualitaria, no antes, pero para ser esa sociedad de verdad yo necesito que todos los argentinos y las argentinas entiendan de lo que estamos hablando, eso exige cambiar los paradigmas que hemos tenido hasta hoy, exige dejar de confrontar en la necedad y confrontar para la construcción; exige renovar ese contrato social del que alguna vez habló Cristina, que nuestra voluntad siga intacta, los que parecen no tener esa voluntad son ellos, y la verdad es que yo creo que ante tanta desigualdad, ante tanto dolor sufrido, ante la oportunidad que nos da la historia de empezar de cero y construir otro tiempo, yo les pido a los que nos votaron y hoy dudan, a los que no nos votaron, les pido por favor que el día cien estemos juntos para terminar con tanta desigualdad, para terminar con tanta decadencia, para terminar de una vez y para siempre con el dolor que esta pandemia nos ha dejado, y que tanto dolor no sea en vano, que tanto dolor nos haya servicio, más allá de que la solidaridad es un valor, que no podemos vivir en paz sabiendo que el otro sufre.
Yo les pido a todos ustedes, compañeros y compañeras, que estemos más convencidos que nunca, la historia nos sometió al peor de los exámenes, vamos a aprobarlo, con nuestro pueblo, con el acompañamiento de nuestro pueblo, y cuando cien amanezca, y nos saquemos de nuestras caras esos trapos que cubren la mitad de nuestros rostro, salgamos con toda la fuerza, porque será el momento en que en la Argentina las fábricas funcionen al cien por ciento, el empleo funcione al cien por ciento, el turismo se despliegue en toda la Argentina, que se termine el martirio que empobrece a los que tienen hoteles, los que tienen restaurantes, los que tienen bares, esa Argentina que tenemos que construir solidariamente, depende de nosotros, que no nos convenzan del derrotismo que quieren imponernos, somos un país maravilloso, una sociedad maravillosa, se ha levantado una y mil veces, sigamos el ejemplo de esas mujeres, sigamos el ejemplo Adolfo, y con esa fuerza que ellas tuvieron pongámonos de pie para vivir la vida que queremos. Gracias compañeros y compañeras. (APLAUSOS)