Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández en el acto de conmemoración del bicentenario de la autonomía de Catamarca, desde esa provincia.
Buenas noches a todos y a todas; muchas gracias. Buenas noches Catamarca, feliz cumpleaños Catamarca. Muchas gracias por recibirme con tanto afecto, con tanto cariño. Gracias, no compañero, nunca bajamos los brazos, gracias catamarqueñas y catamarqueños, de corazón. Gracias querido Gobernador por hacerme participar de una ceremonia tan hermosa, felicitaciones a los que nos dieron su arte al comienzo, que fue un espectáculo maravilloso. A Víctor con su canción para Catamarca; gracias Lucia por el himno que no conocía y pude leer la letra, qué himno tan hermoso tienen los catamarqueños. Les voy a decir algo, que noté leyendo la letra del himno, es un himno hermoso porque enaltece la Catamarca toda, pero es un himno hermoso porque enaltece cada lugar, de Catamarca y marca el detalle de cada rincón y de cada lugar, de cada municipio, de cada pueblo, de cada zona, de cada región de Catamarca. Cuando uno termina de leer las estrofas de ese himno la Catamarca entera está reflejada en ese himno. Felicitaciones de corazón, Lucia, una gran idea.
Ustedes saben, que en este tiempo que nos toca vivir, me toca pasar por varios Bicentenarios. Días atrás estuve, en Perú – en la asunción del Presidente Castillo – y allí recordamos los 200 años de la Independencia de Perú, producto de una batalla fundamentalmente de la Batalla de Ayacucho y estuvimos, en Ayacucho, esa batalla que San Martín con otros hombres libraron, y que permitió que finalmente San Martín, en Lima, declarara la independencia de Perú.
Días atrás, también estuve en Salta, recordando los 200 años de la muerte de un tremendo general, que tuvo la Argentina, que fue Don Martín Miguel de Güemes, el hombre que ayudó a San Martín, mientras San Martín iba por el Pacífico, después de liberar a Chile, hacia Perú y tratando de contener las tropas realistas, allí en el Norte, Güemes se ocupó de hacer con su guerra de guerrillas ese ataque y esconderse, atacar y esconderse, eso era exactamente lo que le había pedido San Martín y logró contener a las fuerzas realistas. Era un hombre inmenso que tuvo, el Norte argentino, Don Martín Miguel de Güemes.
Hace días atrás, conmemoramos los 200 años de la universidad que me enseñó y la universidad, en la que educo: la Universidad de Buenos Aires y hoy estoy, acá, celebrando los 200 años de la autonomía de Catamarca. Miren cuánta suerte tengo del tiempo que me toca vivir.
Catamarca, lo sabe Raúl, lo sabe Lucia, es una provincia a la que yo quiero mucho. Mi padre, riojano, ahí lo tengo al Gobernador de la provincia, donde nació mi padre, se fue a los 12 años de su Rioja natal, a estudiar en el Colegio Nacional de Buenos Aires y allá después hizo su carrera de Abogado, en la Universidad, y tenía la manía de hacernos pasar los veraneos, en La Rioja y Catamarca; veníamos a La Rioja, primero, y después a Catamarca, con lo cual uno tiene un recuerdo muy vivido de su infancia, acá, en Catamarca. Siempre recuerdo el Dique Las Fresquitas, la Cuesta del Portezuelo, lugares que han quedado grabados en mi memoria y en mi afecto, de modo imborrable y que por lo tanto para mí, hoy, no es un día más, para mí es muy importante estar aquí, invitado por el Gobernador para conmemorar los 200 años de la autonomía catamarqueña. Creánme que lo siento con mucho orgullo estar, hoy, aquí, acompañándolos a ustedes. (APLAUSOS).
Catamarca es una provincia muy importante, del Norte argentino, ha dado hombres trascendentales para la Argentina, no sólo su caudillo Don Felipe Varela, también hombres de la talla de Fray Mamerto Esquiú, que el 4 de septiembre será beatificado por el Sillón de nuestro Papa Francisco. Fray Mamerto Esquió fue un hombre muy importante no sólo en su aspecto clerical, sino también en su oratoria. He tenido la oportunidad de brindar sermones en su condición de Fray, que han pasado a la historia. El que dictó el día, en que la Constitución Argentina fue jurada y reconocida como tal, que parte de esas palabras las recordó recién el Gobernador; su Oración por la Paz llamando a la unidad de todos los argentinos.
Fray Mamerto Esquiú fue un hombre muy importante para la historia argentina y también para la religiosidad cristiana es un hombre muy importante y por eso ha sido beatificado. Allá – en la Casa Rosada – tenemos una capilla, en la planta baja, cuando el Papa Francisco beatificó al Cura Brochero, allí fui yo, a poner, en la capilla una imagen del Cura Brochero y el 4 de septiembre, cuando Fray Mamerto Esquiú sea beatificado vamos a poner en la capilla de la Casa Rosada la imagen de un catamarqueño: de Fray Mamerto Esquiú. (APLAUSOS).
Lo cierto es que Catamarca ha vivido este tiempo tan difícil porque el mundo se volvió difícil. Fue un tiempo de enfermedad, de dolor, de caídas, de muertes y la verdad que tuvimos que hacer un enorme esfuerzo, porque veníamos también con la ilusión – aquel 10 de diciembre del 2019 – de poner rápidamente a la Argentina en pie; en tres meses solo habíamos conseguido resultados realmente tan alentadores que nos hacían sentir que podíamos lograr los objetivos fácilmente, cuando aquel 19 de marzo del año 2020, nos encontró la pandemia. Y la pandemia de la que veníamos se nos sumó una nueva, una era una pandemia política; la otra fue una pandemia real. Pero lo cierto es que, ese día, entendí más que nunca la importancia de estar unidos, y aunque había dicho – el 10 de diciembre de 2019 – que yo iba a hacer un gobierno donde iba a haber un presidente, trabajando junto a 23 Gobernadores y un Jefe de Gobierno de la Ciudad, ese día, el 19 de marzo de 2020, me di cuenta que era imperioso que trabajemos unidos y que trabajemos juntos, porque – definitivamente – nuestra gente, los hombres y las mujeres de nuestro pueblo nos iban a reclamar esa unidad para poder sobrellevar la enfermedad, los contagios y el dolor que causa la muerte. Y lo hicimos y no escatimamos ningún esfuerzo, hicimos lo que prometí el primer día: primero… los últimos y allí fuimos a ayudar a los que estaban en peor situación, en un escenario muy difícil, un escenario donde ni el ministerio de Salud había quedado, donde los ministerios nacionales habían quedado en bancarrota, donde después de muchos años el sarampión volvió a instalarse como una enfermedad, en la Argentina.
Y en ese escenario tuve que juntar fuerzas, codo a codo, con los Gobernadores, con los Intendentes, las Intendentas, las Gobernadoras y poner el pecho a ver cómo salíamos y así construimos hospitales, casi una treintena de hospitales modulares, distribuidos en todo el país; hospitales de campaña, que el Ejército distribuyó a lo largo de todo el país para que nadie, en la Argentina, si se enfermaba, se quedara sin la atención de un médico y entonces pusimos, además, cerca de 4.000 camas de terapia intensiva, con un respirador, para que nadie en la Argentina, si se enfermaba, se quedara sin la atención que necesitaba. (APLAUSOS).
Y sabíamos también que, con la pandemia, la actividad económica se retraía; algunos me decían: “dejá que se enfermen los que hagan falta, pero no cierres la economía”, pero lo cierto que a mí me preocupaba que la gente padeciera, y entonces fuimos allí a auxiliar a los que más lo necesitaban, a todos, a todos, auxiliamos con la Asignación Universal por Hijo; después nos dimos cuenta del problema que pasaban las madres que tenían hijos, de menos de seis años, primero y después de catorce años y creamos la Tarjeta Alimentar y llevamos la AUH y la Tarjeta Alimentar a cada rincón de la Argentina para todas esas madres, que lo necesitaban y el Estado estuvo presente, no los dejamos solos. (APLAUSOS).
Y entonces descubrimos, también, que había argentinos – que Wado de Pedro, nuestro ministro del Interior, tenía registrado por su DNI- pero que no teníamos ninguna idea de a qué se dedicaban, de qué vivían, qué hacían y empezamos a buscarlos. Cuando empezó todo esto le pregunté a Matías Kulfas, que por ahí anda: “cuánto calculás que son”. “3 millones”, me dijo. Bueno, vamos a buscarlos para darles el auxilio, que necesitan y cuando terminamos de contar habían 9 millones de argentinos que la Argentina tenía invisibilizados y esos 9 millones de argentinos recibieron el IFE. Y el IFE sirvió también para paliar los efectos de una pandemia que era impiadosa, con la sociedad.
Cuando las primeras vacunas empezaron a circular, por el mundo, y el mundo empezó a aplicar las primeras vacunas, Argentina empezó también a aplicar las primeras vacunas y ya terminando diciembre, del año pasado, empezamos a traer las primeras vacunas. Empezamos a vacunar como los países centrales del mundo, en aquel momento. No era fácil porque si hay algo que ha dejado en claro la pandemia es que vivimos en un mundo muy injusto y muy desigual, vivimos en un mundo, donde pocos tienen mucho y donde millones tienen nada. Y entonces descubrimos que el 90 por ciento de las vacunas estaban en el 10 por ciento de los países y tuvimos que salir a buscar vacunas y los encontramos. Entonces, fuimos a Rusia y trajimos vacunas; y fuimos a Oxford y trajimos vacunas; y fuimos a China y trajimos vacunas y fuimos a Estados Unidos y trajimos vacunas. (APLAUSOS)
Y si entraban 24 vacunas, a cada provincia le correspondía una, no hubo ninguna provincia privilegiada ni ningún lugar privilegiado, es la idea, la convicción de que la Argentina es una, todos somos argentinos y todos tenían que recibir la vacuna que le correspondía, y distribuimos desde entonces la vacuna en función de la proporción de habitantes que cada provincia tenía, empezamos a vacunar, algunos dijeron que envenenábamos gente, algunos nos denunciaron supuestamente por envenenar, pero nosotros no claudicamos, seguimos buscando vacunas, y no nos hacían bajar los brazos, estábamos convencidos de lo que teníamos que hacer. Y trajimos las vacunas, y llevamos vacunas, y hoy tenemos la tranquilidad de que alrededor del 70 por ciento, 80 por ciento de los mayores de 18 años ya tienen por lo menos una dosis de la vacuna; que más de alrededor del 50 por ciento de los mayores de sesenta años tienen ya las dos dosis por lo menos. Y estamos vacunando ahora a los adolescentes de entre 12 y 18 años, hemos empezado a hacerlo, y quédense tranquilos, porque no voy a parar hasta que el último argentino y la última argentina haya sido debidamente vacunado. (APLAUSOS)
Con la vacuna el horizonte de salida a este tiempo tan gris que nos tocó vivir, nos está permitiendo encontrar ese horizonte, esa puerta de salida, ir recuperando la economía, poco a poco, y con alegría veo que los comercios se abren, que la actividad industrial, los trabajos se multiplican. Que en la construcción los trabajos se multiplican. Piensen ustedes que en un año y medio hemos entregado 20 mil viviendas, y el gobierno que me precedió en cuatro años entregó 11 mil. (APLAUSOS)
Piensen ustedes que de aquí a fin de año vamos a estar construyendo 100 mil viviendas para argentinos y argentinas, y que cada una de esas viviendas va a estar dando trabajo a tres argentinos y argentinas, 300 mil personas motorizadas detrás de la construcción de las viviendas, que los argentinos y las argentinas necesitan, simplemente.
Estuve ayer o antes de ayer en San Juan, el 18 de enero en San Juan tembló la tierra, y allí en Pocitos, un municipio de San Juan, muchas viviendas precarias cayeron, el 19 de enero, al día siguiente, fui a ver lo que había pasado, y les garanticé que nos íbamos a arremangar y a volver a construir las casas que ellos necesitaban, hoy allí mismo, donde el 18 de enero hubo un terremoto, se están construyendo, y el avance de la construcción es muy avanzado, 837 viviendas para sanjuaninos y sanjuaninas que un terremoto los privó de un techo. (APLAUSOS)
Y como lo hacemos con los sanjuaninos lo tenemos que hacer con todos, lo hacemos con catamarqueños, con catamarqueñas, con riojanos y riojanas, con misioneros y misioneras, querido Oscar, Gobernador de Misiones, que también estás aquí, lo hago con todos, a ninguno le pregunté de qué partido venía; a ninguno le pregunté cómo pensaba; a ninguno le exigí que nos acompañe en decisiones de gobierno, a ninguno, porque los gobernadores cuando gobernamos, gobernamos para el pueblo, no gobernamos para gobernadores, gobernamos para el pueblo. Y a mí lo que me preocupa es que en mi pueblo argentino nadie más padezca. (APLAUSOS)
Estamos trabajando muy fuertemente por este norte grande, porque este norte grande, siempre digo, ha sido una y otra vez olvidado, la Argentina es un país que parece tener una Argentina central y dos periferias, una periferia al norte y una periferia al sur, y la verdad yo no me siento tranquilo y feliz viviendo en una Argentina con semejantes periferias la Argentina es una, debe integrarse, debe lograr que se desarrolle cada rincón de la Argentina, y que aquel que haya nacido en Catamarca, encuentre en Catamarca la posibilidad de crecer, estudiar, trabajar, hacer su familia, vivir feliz en Catamarca, disfrutar su Catamarca y morirse un día feliz de haber vivido en Catamarca, y no como ocurre hoy en día tener que emigrar en búsqueda de mejores horizontes, esa Argentina yo no la quiero.
En esta Argentina que padece la pandemia hubo un catamarqueño que hoy todos conocemos y recordamos, Carlos Malbrán, que fue un hombre que se educó en Buenos Aires, estudió en Europa, un médico ejemplar, que hizo del estudio de los virus y de la infectología su tema central, su vida fue eso. Malbrán es otro catamarqueño, el Instituto Malbrán se llama Instituto Malbrán por lo que ese catamarqueño hizo en su lucha contra las epidemias y contra las pandemias. Allá en la Casa Rosada tenemos un salón que se llama el Salón de los Científicos, en los próximos días Carlos Malbrán estará también en el Salón de los Científicos. (APLAUSOS)
Ustedes dirán por qué nos cuenta el Presidente que en la Casa Rosada va a estar Fray Mamerto Esquiú o va a estar Carlos Malbrán, se los cuento porque quiero que la Casa Rosada sea la casa de la Argentina ,y que toda la Argentina esté adentro de la Casa Rosada, y que los grandes hombres y mujeres de la Argentina tengan un lugar de reconocimiento en la Casa Rosada, eso es lo que quiero, porque la Casa Rosada tiene que salir de Buenos Aires y mezclarse con el interior de la Patria, y ver lo que le pasa al interior de la Patria, es lo que más me preocupa. (APLAUSOS)
Hemos hecho un gran esfuerzo social y conjunto, hemos perdido afectos, todos hemos perdido afectos, todos hemos perdido gente que quisimos, quiero aprovechar para mandarle mi afecto y mi solidaridad, mis condolencias a la familia del exgobernador, Brizuela del Moral, que tuve el gusto de conocerlo cuando yo era Jefe de Gabinete y él gobernaba esta provincia. Y más allá de las diferencias ideológicas que podíamos tener, era un hombre de bien de la política. Mi recuerdo, mi solidaridad y mi afecto a quienes lo han querido. (APLAUSOS)
Por lo tanto en estos 200 años de Catamarca lo que les pido es que más que nunca tengamos la convicción de que hay un futuro muy cerca, y que lo único que no tenemos que hacer es cruzar la puerta que nos lleva hacia un futuro mejor, dudando de lo que nosotros somos, algunos nos quieren convencer de que somos argentinos y que la Argentina es un país invivible, que la gente se quiere ir: nosotros estamos orgullosos de Argentina, yo esto orgulloso de cada hombre y de cada mujer de mi pueblo, han tenido una fortaleza, una y otra vez, y siempre han demostrado una capacidad de levantarse como muy pocos otros pueblos en el mundo. Y yo lo que les pido ahora, es que ahora que nos estamos levantando, que estamos vacunándonos, que se está recuperando la economía que estamos saliendo de la pandemia, por favor, caminemos hacia el futuro, no volvamos para atrás, para atrás solo tendremos hospitales cerrados, escuelas cerradas, universidades cerradas, gente sin trabajo.
Catamarca: ¡feliz aniversario, feliz 200 años y feliz cumpleaños Gobernador! Gracias a todos y a todas.