Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la presentación del Plan de Promoción de Trabajo Registrado y la ampliación de la protección social para 250 mil trabajadores rurales, en Concordia, Entre Ríos
Muchas gracias a todos y todas por estar aquí, feliz de estar nuevamente, en Entre Ríos, de estar en Concordia, esta ciudad enorme, pujante, que ha generado tantos hombres y mujeres importantes, de aquí, de Entre Ríos; feliz también porque estoy en el corazón de la producción, de un lugar donde se producen estas maravillosas naranjas, donde se producen mandarinas, arándanos que el mundo entero disfruta; feliz porque vamos – poco a poco – saliendo del problema que, hace dos años, nos condenó a vivir con esta sensación tan espantosa de vivir todos los días con temor a contagiarse y a una suerte peor.
Decía, el otro día, en una reunión con gente de la cultura, que fueron dos años horribles, donde sentimos que la muerte caminaba entre nosotros y ni siquiera sabíamos muy bien cómo enfrentarla, cómo evitarla y tuvimos que aprenderlo. No fueron dos años fáciles para mí, no fueron dos años fáciles para nadie, fueron dos años muy difíciles, pero yo lo que tengo que confesarles que gobernar – en un contexto de esa naturaleza – es realmente muy difícil, ningún ser humano fácilmente tiene que enfrentar el momento de gobernar en un tiempo de tantas limitaciones, tantas restricciones, tantas muertes. Es muy doloroso, es muy doloroso, pero lo enfrentamos y vamos saliendo. Y nos criticaron y se opusieron y propusieron que fuéramos a las calles a jugar con la muerte y sin embargo, muchos más argentinos entendieron el riesgo y nos acompañaron.
Y yo siempre voy a estar agradecido a los Gobernadores, que gobernaron, en este tiempo a la Argentina. Por eso siempre mi gratitud eterna – Gustavo – porque si no hubieras sido Gobernador de Entre Ríos, tal vez, todo hubiera sido más difícil, en Entre Ríos. Gracias siempre Juan, gracias siempre mi querido Juan Manzur, porque si no hubieras estado en Tucumán, tal vez, todo hubiera sido más difícil, en Tucumán, como si me hubieras acompañado, como me acompañó Gustavo, nuestra política y todo hubiera sido más difícil. Gracias al Senador Kueider, gracias los Diputados nacionales, gracias a los dos, ahí lo veo a Blanquito, ahí lo veo a Mario, gracias a todos porque ellos también nos acompañaron en nuestro esfuerzo de hacerle entender a un país y a una sociedad del riesgo que corríamos y las dificultades que enfrentábamos.
Bien dijo Claudio, que – en ese tiempo – nosotros tuvimos que multiplicarnos y de repente veníamos preparados para encender la economía, impulsar la producción e impulsar el trabajo y todo eso debimos restringirlos por recomendación de los que sabían, de la Organización Mundial de la Salud, de los médicos, de los infectólogos y tuvimos que repensarnos todo el plan, pero en el plan que repensamos nunca estuvo ausente lo primordial: en estos tiempos de pandemia qué cuidamos y qué privilegiamos. Entonces, nunca dudamos que lo primero que debíamos cuidar fuera la salud de los argentinos y argentinas y que lo primero que debíamos proteger era a los que más débiles eran. Los últimos serán los primeros que vamos a atender, primero… los últimos, primero los que han quedado hundidos en el pozo de la pobreza, primero los que trabajan, primero los que trabajan en la informalidad. Todos ellos fueron objeto de atención de nuestras políticas, en este tiempo que vivimos. Y para nosotros es grato ver los resultados, porque llegamos a todos; nos ocupamos – como decía Claudio – de aquellos que, la Argentina, ni siquiera tenía registrado como ciudadanos, no sabíamos qué hacían, esos 9 millones de personas que recibieron el IFE. La Argentina no sabía a qué se dedicaban esos 9 millones de personas, no sabíamos si trabajaban en la informalidad, si estudiaban, no sabíamos qué hacían y llegamos a ellos. Fueron 9 millones de personas, casi una cuarte parte de nuestra población total desconocida por el Estado, pero llegamos.
Y llegamos, también, a los trabajadores formales, con el ATP, como decía Claudio, y eso permitió que muchas empresas pudieran seguir funcionando y pudieran seguir trabajando con el auxilio, que el Estado le dio, para seguir manteniendo los puestos de trabajo, aún cuando no se estaba produciendo. ¿Y por qué lo hicimos? Porque estábamos convencido que iba a haber un momento, que está muy cercano, en donde la apertura iba a llegar, todos íbamos a poder recuperar la habitualidad de nuestras vidas, todos íbamos a poder ver esta planta produciendo a pleno y lo que teníamos que garantizarnos es que esto no se cierre, que esto siga en pie, que esto siga vigente.
También nos preocupa que la Argentina se federalice, que es una de las preocupaciones que, con Juan, siempre hablamos. La Argentina es un país que tiene un centro que vive bien, donde está gran parte de la riqueza y tiene periferias, en el Norte y en el Sur, y no es justo vivir en un país así, no hay una Argentina periférica y un país central, hay una Argentina y debemos preocuparnos por la producción y el desarrollo de toda esa Argentina y no sólo de la Argentina central. (APLAUSOS).
Trabajamos y trabajamos incansablemente y creamos el grupo de Gobernadores del Norte Grande para ir escuchando los problemas, que ese Norte tiene y trabajamos y trabajamos incansablemente, cuidamos la salud, preservamos la educación. Tuvimos que inventar nuevas formas de educar porque la presencialidad se hacía difícil y lo hicimos. Y ahora viene una etapa, donde la recuperación empieza a sentirse, donde la producción crece, donde la actividad industrial lleva meses consecutivos de crecimiento, donde el empleo industrial no para de crecer, donde tenemos aún problemas y la inflación es uno de ellos y donde seguimos trabajando, porque más allá de que los precios internacionales de los alimentos hayan aumentado y mucho, hay acá – en la Argentina – un aumento desmedido, producto de la voracidad de los formadores de precios y hay que explicarles que este no es el tiempo de ser voraces, este es el tiempo de ser solidarios, es el tiempo de pensar en los que menos tienen, de pensar en los que más les cuesta ganar un peso para poder alimentar a su familia.
Y seguimos peleando porque esa Argentina más igualitaria, esa Argentina más justa con la que todos soñamos y que me llevó a decir, el otro día, leí luego muchos editoriales y títulos rimbombantes porque dije que aún albergo en mi alma aquel gen revolucionario, que tenía en mi juventud. Miren, en mi juventud era muy pacifista, antes que nada, y sigo siendo muy pacifista y el gen pacifista lo tengo antes que nada, pero esa idea del gen revolucionario no se trata… saben todos que soy un hombre de la ley y un reformista. Pero uno puede ser un reformista y odiar la desigualdad, y puede ser un reformista y odiar la injusticia, que es lo que me pasa a mí. Y yo no quiero convivir ni con la desigualdad ni con la injusticia y gracias a Dios, que mantengo vivo ese gente, que no se ha dormido y no me hecho conformar con tanta injusticia y tanta desigualdad. (APLAUSOS).
La desigualdad la vemos en muchos ámbitos de la vida cotidiana de los argentinos y argentinas, pero acá podemos prestarle particular atención: a esta situación que se da con los que algunos llaman trabajadores de cosecha, otros le llaman trabajadores golondrinas, otros le llaman trabajadores temporarios, hombres y mujeres que trabajan un tiempo, en donde se cosecha y un tiempo dejan su trabajo esperando que los frutos vuelvan a salir. Y en verdad, en ese tiempo muchos de esos trabajadores y trabajadoras, en ese tiempo, que no lo hacen, que no trabajan han tenido el auxilio del Estado para poder sobrellevar el tiempo en que no trabajan y después cuando volvía el tiempo de recuperar su trabajo se enfrentaban a un dilema, el dilema era me quedo con lo seguro, que es mi plan, o me arriesgo y vuelvo al trabajo y no sé qué va a pasar mañana. Eso generó intranquilidad en miles de personas, exactamente en alrededor de 250.000 personas que trabajan de ese modo, que no trabajan sólo aquí, recogiendo mandarinas, naranjas, arándanos, trabajan recogiendo limones, arándanos también, allá en Tucumán o trabajan juntando peras o manzanas, en el Alto Valle del Río Negro, o en cualquier lugar del interior de la Patria, donde vayan a buscar esas economías regionales, que funcionan de este modo y necesitaban resolver el dilema de esta gente, porque el problema terminaba siendo, como dice el dicho popular, muchos sentían que “más vale pájaro en mano…” entonces decían: “no, me quedo con el plan antes de arriesgarlo e ir a trabajar. Ahora lo que saben es que lo que el Estado quiere es que trabajen, pero eso no quiere decir que vamos a estar ausente, cuando ese trabajo no lo tenga y no cobren el dinero, porque el trabajo no está. Y ahora van a dejar de ser incompatibles, la idea de tener un plan social que los auxilié con la idea de trabajar. Porque el objetivo nuestro no es que gente tenga planes sociales; el objetivo nuestro es que la gente tenga trabajo, el objetivo nuestro es dignificar el trabajo. (APLAUSOS).
Esta es una situación muy particular, porque el trabajo aparece periódicamente y desaparece periódicamente y hay que darle una solución y esta solución, que estamos hoy presentando, es una solución que ha contado con el acuerdo de los que producen, de los productores de las distintas regiones, y que también ha sido una propuesta de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), justo es reconocerlo y hoy lo celebramos porque estamos encontrándole una respuesta a un dilema de 250.000 argentinos. ¿A ustedes nos les parece que eso es algo que tenemos que celebrar? Claro que lo tenemos que celebrar, claro que sí, y además estamos resolviendo el problema de un montón de productores, que no tiene mano de obra, porque precisamente mucha gente, frente al dilema dice: “más vale pájaro en mano… y no me arriesgo a volver a trabajar porque puedo perder el plan”. Bueno, este dilema se terminó. (APLAUSOS). Estamos dando un paso muy importante para que todos vuelvan, poco a poco, a recuperar el trabajo. Yo siento que la pandemia ha dejado demasiado al descubierto las injusticias, de este mundo, las desigualdades, las cosas que se hicieron mal.
Miren ustedes con el cambio climático lo que nos está pasando, con el río Paraná, que nos ha obligado a constituir una mesa de urgencia para resolver todos los problemas que genera la bajante, del río Paraná. ¿Y eso es producto de qué? Eso es producto de que han alterado el mundo con la tala del Amazonía, y eso es producto de que le mundo se ha recalentado por esa vía. ¿Cuándo vamos a parar y empezar a ocuparnos de cuidar el mundo? En este mundo, que es tan contaminado, tan maltratado, tan degradado por la humanidad la pandemia nos da una oportunidad de repensar todo y repensar todo quiere decir estas cosas, que estamos haciendo, que estamos hablando. ¿Podemos vivir en un mundo que se siga degradando y que – de repente – nos deja sin agua, en el río Paraná? Y así sin agua no solamente para la navegabilidad y el transporte de grandes producciones argentinas, que salen por el río Paraná, camino al Atlántico, sino también sin agua a ciudades cercanas, sin riego a la producción, que a orillas del Paraná se produce. ¿Hasta cuándo vamos a seguir degradando eso? Nosotros lo que necesitamos es – partir de todo lo que nos pasó – construir una sociedad que nos incluya a todos, donde todos tengamos un lugar, donde todos tengamos un rol que cumplir y donde todos seamos compensados por el esfuerzo que hacemos: los empresarios por el riesgo que corren, por la producción que generan y por el trabajo que dan; los trabajadores por el esfuerzo cotidiano para trabajar y su esfuerzo, su cabeza y su inteligencia. Nosotros tenemos que marchar – poco a poco – a construir ese país, no es imposible construirlo, no hacen falta revoluciones, donde corra sangre, lo que hacen falta es la honestidad intelectual de admitir lo injusto del tiempo que vivimos y tener la ética de reconocer que la política ha nacido para resolver los problemas, que la convivencia genera, los problemas de injusticia y desigualdad que la convivencia generan, donde unos poco se quedan con mucho y millones padecen. Eso es lo que nosotros queremos discutir, no es otra cosa. (APLAUSOS).
Y cuando nosotros estamos promoviendo esta solución, de que los planes, de algún modo, convivan con el trabajo lo estamos haciendo también pensando en los producen, porque nosotros necesitamos que todas estas naranjas se exporten, porque la Argentina necesita que su economía salga al mundo y que esa exportación traiga dólares, a la Argentina, en un tiempo en que además tenemos que cargar una deuda increíble, que ninguno de los que está acá ha firmado, ninguno de los que está acá ha querido, pero que todos los que estamos acá vamos a tener que pagar.
Yo cuando miro para atrás, cuando Cristina dejó el gobierno había alrededor de110.000, 120.000 planes sociales; hoy hay cerca de 700 u 800.000 planes sociales. ¿Qué pasó en el medio? Saben lo que pasó que se degradó, la Argentina, se degradó el trabajo y esos planes no fueron pensados con la lógica que hoy estamos pensando, que es que los planes sirvan para recuperar el trabajo, fueron pensados con un criterio asistencialista, de condenar a una parte de la sociedad, a sobrevivir en la miseria con los planes. Y yo lo que quiero es que la gente viva dignamente con trabajo; son dos cosas distintas. (APLAUSOS). Nosotros es eso lo único que nos ha movido, en tiempos de pandemia – antes de llegar al gobierno – y ahora que la pandemia está terminando.
Me acuerdo – allá por el año 2010, que había venido Néstor Kirchner, un primero de mayo, acá a Entre Ríos, y cuando llegó allá me dijo: “el Pato Uribarri, el Gobernador de entonces, me está volviendo loco, con la ruta 18, hay que ver eso, cómo se hace”. Yo ya estaba fuera del Gobierno, se ve que – después – lo habló con Cristina y ella empezó esta ruta y después, repentinamente, durante cuatro años, se paralizó todo. Ahora cuando uno piensa lo qué es esta ruta y la trascendencia que esta ruta tiene para el desarrollo regional, de una provincia, como Entre Ríos, se pregunta por qué paralizaron este trabajo. ¿Por qué condenaron a cuatro años más de espera a los entrerrianos? Porque esta ruta, que une a Concordia con la ciudad de Paraná, pero que de allí se une a Santa Fe, a Córdoba y permite ampliar, con una autopista, todo el corredor biogénico, ¿por qué se paralizó? ¿Quién explica esto? ¿Quién explica que cuando Gaby llegó al ministerio de Obras Públicas el 70 por ciento de las obras públicas estaban paralizadas. ¿Quién se hace cargo de esto? Porque, además, nosotros estamos haciendo esto y todo esto se tramitó y en estos momentos tenemos 1.800 obras públicas en trámites, en funcionamiento, haciéndose. Y ayer o antes de ayer inauguramos 100, ese día.
Y nosotros no hemos parado nunca, porque la obra pública no solamente es un gran movilizador de la economía, sino que es esencialmente un mecanismo de desarrollo regional, donde la obra pública llega las regiones se movilizan; donde las rutas llegan las economías se movilizan. Y así como pensamos en ese desarrollo pensamos en el desarrollo humano y llevamos entregadas- el martes o lunes, no me acuerdo – si Dios quiere vamos a entregar con Cristina las 20.000 primeras viviendas, desde que llegamos al gobierno, 20.000 y se van a construir – de aquí hasta fin de año – van a estar en proceso de construcción 100.000 viviendas más, eso es dignidad para la gente, para que la gente tenga un techo. Hoy tener un techo es un derecho humano, no es otra cosa. Es simplemente un derecho de cualquier persona.
Estamos muy convencidos de lo que estamos haciendo, estamos muy convencidos de que el Estado tiene que estar presente en todo, en la educación, en la salud. Nos dejaron un sistema sanitario diezmado, me acuerdo cuando Gustavo me hablaba y me decía: “mirá voy a ver si termino aquello, voy a ver si termino lo otro”. El hospital de Gualeguaychú, otro compromiso que el gobierno había tomado y que después se desentendió y que lo siguió el gobierno provincial para poder favorecer la atención, en la pandemia, y ahora nosotros vamos a contribuir con el gobierno provincial para que Gualeguaychú tenga su hospital. Ahora, ¿qué es esto? Esto es hacer lo que el mercado no hace y dejen de confundir a la gente. Ninguna empresa… cuando nosotros revisamos – con Gabriel – los famosos proyectos de la participación pública-privada, las famosas PPP y las empezamos a eliminar. Las empezamos a eliminar porque era un negocio para otros, no era un negocio para la Argentina. Y después que las eliminamos y llamamos a licitación para hacer las mismas obras, las obras costaban un tercio de lo que las PPP estaban programas que cuesten. Eso es lo que le pasó, a la Argentina, ni siquiera con esos precios hicieron las obras, eso es lo que le pasó, a la Argentina.
Dejaron 11.000 viviendas terminadas sin entregar para que nadie recuerde que esas casas las hizo Cristina. Y a mi qué importa que recuerden quién hizo las casas, lo que me preocupa es que los argentinos y argentinas tengan un techo. Qué me importa quién hizo las casas, si las hizo Cristina o las hice yo o la haya hecho cualquiera. Esa es la desaprensión que vivimos, ese fue el tiempo de desaprensión que vivimos. Olvidarnos del federalismo, olvidarnos del desarrollo y así, cuando uno iba al ministerio de la Producción, lo que le recomendaban era reconvertirse para dejar de ser empresario y empezar a ser importador. Eso es lo que vivimos, cuando un iba a pedir un crédito, le cobraban tasas del cien por cien, y le recomendaban mejor que juegue a lo financiero que daba mejores resultados. Esa fue la Argentina que hicieron y ahora vienen a explicarnos que quieren hacer otra Argentina.
Yo sigo con la vocación de siempre de que una vez y para siempre los argentinos empecemos a tirar todo para el mismo lado, y que la pandemia nos haya enseñado que la solidaridad es un valor muy importante, entre nosotros, que la solidaridad nos hace mejores seres humanos, y nos hace ser mejores sociedades, nos hace ser una mejor sociedad. Porque una sociedad, donde uno se salva y el otro padece, esa no es una sociedad, esa es una estafa, es otra cosa.
Yo, hoy, quiero aprovechar esta visita mía, a Entre Ríos, para renovar mi pacto con los entrerrianos, para decirles que viene un tiempo mejor y que fueron dos años muy difíciles pero los dos años que vienen vamos a tener la revancha, que nos merecemos para que hagamos de una vez y para siempre la Argentina que nos debemos. Vamos a vivir la vida que queremos. Gracias a todos y todas. (APLAUSOS).