Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la ceremonia de homenaje a los fallecidos por el Covid-19, Centro Cultural Kirchner, CABA
Buenos días, gracias por estar aquí: esta es una ceremonia de recogimiento y reflexión, en homenaje a las personas fallecidas, por el COVID-19. Con esta pandemia estamos presenciando un verdadero cataclismo, que azota a la humanidad.
Los millones de personas fallecidas – hasta ahora – han conmocionado, al mundo entero, así como nos interpelan – en lo más profundo – las casi 100.000 personas fallecidas, en nuestro país.
Estamos, aquí, en memoria de cada una de las personas, que fueron víctimas fatales de la pandemia; cada una de ellas tenía un nombre, una vida; cada una de ellas tenía hijos, hijas, hermanos, madres, padres, familiares, amigos. Todos y todas tenemos afectos, que han perdido su vida, en este tiempo; ausencias que han dejado vacíos, en sus familias, vacíos en nuestra sociedad; ausencias que provocan desosiego y desconsuelo.
A quienes se han ido, en este tiempo doloroso, no los olvidaremos nunca. Cada uno de nosotros ha sido afectado – de muchos modos – por esta pandemia. El mundo se ha ensombrecido, hemos perdido seres queridos, hemos perdido vínculos. El virus es invisible al ojo humano. Todavía es – en parte – desconocido, pero es agresivo, destruye y genera mucho dolor.
La pandemia abre un vacío y edifica un muro inmenso que nos impide abrazar a otros; impide tantas cosas importantes, impide vivir una parte de la vida. Nuestras perdidas han abierto heridas, que tendremos que curar; curar de manera personal y familiar; heridas que tenemos que sanar como sociedad.
En nombre de toda la sociedad argentina quiero expresar que es infinita nuestra gratitud, con todos los trabajadores y trabajadoras de la salud. Hacen un esfuerzo inmenso en la pandemia, pues trabajan – sin pausa – para salvar vidas. Nuestro agradecimiento, también, a todos los trabajadores esenciales, que – cuando la población debió quedarse en casa – fueron a cumplir sus tareas para que la comunidad pudiera seguir funcionando.
La gratitud a los científicos y científicas por entregar sus conocimientos y su amor, en todo momento; nuestro agradecimiento a toda la sociedad, que mantiene los cuidados necesarios. También – nuestro profundo reconocimiento – a cada persona que trabajar por traer, trasladar y aplicar vacunas.
Este tiempo tan doloroso, que nos ha tocado atravesar, nos ha hecho ver la vida de un modo distinto; nos damos cuenta del valor de la solidaridad y entendemos lo peligroso que puede ser el egoísmo, en una catástrofe, como la pandemia. Todos y todas hemos sentido una profunda conmoción, que trataremos que se convierta en aprendizaje y sabiduría para construir un mundo mejor.
En medio de tanta desazón no dejamos de hacernos un sinfín de preguntas: ¿seremos capaces de soñar y hacer un mundo que conviva mejor con el planeta? ¿Construiremos los caminos para una sociedad intensamente solidaria? ¿Se multiplicará una nueva forma de imaginar un futuro común? ¿Podrá la humanidad crear más anticuerpos contra la indiferencia? ¿Se hará viral esa voluntad? Está en cada uno de nosotros, que este homenaje pueda multiplicarse, después de esta ceremonia.
A cada una de las personas, que se fueron las llevaremos siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones…siempre. Sabemos, hoy, más que nunca, que el mundo es uno solo, y también sabemos, más que nunca, que la Argentina es una sola.
Por eso, honramos a las personas, que hemos perdido. Sanar requiere mantener vivo el recuerdo de cada uno y de cada una. Cada argentino y argentina depende de los demás. Nuestro homenaje - después de haber transitado este tiempo de dolor - será construir una Argentina unida y solidaria, que cuide siempre la salud de sus habitantes. Lo mejor, que podemos hacer como sociedad, es que tanto pesar se vuelva fuerza e impulso para construir el futuro, de nuestro país, con diversidad y sin divisiones irreconciliables.
Cuidemos a la Argentina, cuidémonos entre todos y todas; juntos y juntas derrotaremos a la pandemia. Recorramos unidos ese camino: cuidar, recuperar, reconstruir. Así podremos, mirar el futuro, con memoria y también con esperanza.
Una vez más gracias por estar aquí.