Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la presentación de la Ley de Educación Ambiental Integral (EAI), desde la Residencia Presidencial de Olivos
Muchas gracias a todos y a todas por estar aquí, gracias a quienes están allí también.
En verdad miro así alrededor y yo vengo de otro siglo, ¿no? Como dice la canción de Alejandro del Prado, con dos X y un tango, en el siglo XX y en otro tiempo. En un tiempo donde el Medio Ambiente se descuidó y mucho, vaya si se descuidó, y el ambiente en verdad fue dejado en un segundo plano. Lo que se llamó el desarrollo fue cada día más desatendiendo el ambiente en el que vivimos, la tierra que cultivamos, el aire que respiramos, el agua que disfrutamos, todo fue pasando como a un segundo plano, en procura de un desarrollo que, entre comillas, que hacía cada vez menos vivible el planeta. Y pareciera ser que el problema ambiental es una demanda del futuro, pareciera ser que quisiéramos alcanzar un futuro mejor y nos fijamos objetivos de acá a diez años. En verdad el problema ambiental es un problema del presente, no es un problema del futuro. Y por lo tanto, aunque vengo de otro siglo de aquellos que están demandando un tiempo distinto, la verdad es que me doy cuenta qué hay que hacerlo ya ese presente, hay que construirlo ya cotidianamente. Y que eso también supone un cambio de cultura, un cambio de paradigmas, entender el desarrollo de otro modo.
El desarrollo industrial no permite cualquier cosa, que es un poco la demanda que nos viene en este tiempo. El desarrollo exige primero un crecimiento igualitario, pero fundamentalmente, en lo que estamos hablando, un crecimiento que no contamine, que no haga menos vivible el país en el que estamos, el barrio en el que estamos, el campo en el que estamos, el lugar donde estamos. El desarrollo exige que podamos alcanzar el objetivo de vivir más cómodamente preservando el ambiente en el que vivimos.
Me han escuchado decir otras veces que la mejor muestra de lo que el hombre fue capaz de hacer con su planeta, nos lo dio el tiempo de pandemia, porque en el tiempo de pandemia pasó algo singular, pasó que el mundo tuvo que recluirse en sus casas, tuvo que encerrarse. Y entonces dejó de circular con sus autos, dejó de tirar basura por las calles. Y de repente descubrimos cosas rarísimas, descubrimos que el agua se volvía más transparente, que el cielo y el aire se hacían más respirable, que la tierra se volvía más verde y más productiva, que había animales salvajes que cuando nos ven en las calles no salen pero que de repente en muchas localidades empezaron a salir ¿Y saben por qué cambio el mundo? Porque los que nos encerramos fuimos nosotros.
Entonces, ese mejor aire, esa mejor ahí, esa mejor tierra, esa mayor libertad de muchos animales que viven rodeando zonas urbanas y que de repente se
Metieron en la urbanidad y empezaron a transitar, lo que estaba dando cuenta es que nadie le hizo más daño al mundo que los seres humanos. Y ha llegado la hora de que esto cambie, no hay otra forma. Esto debe cambiar, debe cambiar, pero no debe cambiar pensando en el futuro, debe cambiar pensando en el presente, porque no se puede seguir viviendo con la lógica del presente, porque cada acto de desatención al ambiente es un poco más de daño que nos infringimos a nosotros mismos. Y por eso, cuando hablé con Juan y con Nico de esta Ley, lo que les plantee es la necesidad de empezar a educar a las nuevas generaciones sobre la importancia del ambiente, algo que a mi no me enseñaron, que en aquel siglo no nos enseñaron, no nos enseñaron. Si nos enseñaban cómo podía aumentar la productividad, pero no existía lo que hoy es el derecho ambiental, por ejemplo, no existía, no existía. E hizo falta que la contaminación nos enferme, para que nos demos cuenta de la necesidad de mantener nuestra casa común en condiciones vivibles.
Por eso, esta ley yo creo que es muy importante, se lo comentaba el otro día, hace un tiempo atrás, hace un mes atrás, al Presidente de Francia, yo creo que es muy importante, porque lo que estamos es generando conciencia en las nuevas generaciones, desde pequeños, de la importancia de cuidar el medio ambiente. Cuidar el medio ambiente es cultivar sanamente aquello que comemos, cuidar el medio ambiente es cuidar el agua con las que se produce en zonas casi desérticas, como Mendoza, donde el agua tiene un valor enorme, cuidar el medio ambiente es cuidar también cómo se vive en la urbanidad, cómo hacemos que el hacinamiento humano de las grandes ciudades respete condiciones mínimas de salubridad en la convivencia. Eso tiene que ver con la sanidad del agua, con los cuidados de las aguas servidas, con la división de la basura entre basura orgánica y basura recíbanle. Todos aspectos que para una generación como la mía son casi todas novedades, pero que no pueden seguir siendo novedades, que es imperioso que lo entendamos y lo asumamos como una necesidad social. Y esta ley, que estamos promulgando hoy, lo que hace es poner en cabeza del Estado y de los que educan y de todos los actores involucrados, la obligación de educar a nuestros chicos desde muy chiquitos, de que todo esto tiene un valor superior, que cada árbol que se cuida es más oxígeno que respiramos, que el agua que no se contamina es mejor agua que bebemos y disfrutamos, que el agua que no se derrocha sirve para regar las vides en Mendoza y muchas otras plantas, que son necesarias para nuestra alimentación, que aquello que cultivamos sin agregar agrotóxicos para preservar esa contaminación y hacer una producción alimentaria ambientalmente más valiosa, hace también a la salud nuestra. Todo eso puesto en cada día de escuela va a hacer que esto para mí todavía sigue siendo novedoso y sigue siendo una pregunta que veo cotidianamente, pero cómo no me di cuenta, pero cómo no lo pensé, pero cómo no lo aprendimos, pero cómo nadie lo enseñó, todas esas preguntas desaparezcan y se vuelva cotidiano el entender que es mejor vivir en un mundo donde la vida no se convierta en riesgo, donde el comer no se convierta en un riesgo, donde el tomar agua no se convierta en un riesgo donde el respirar no se convierta en un riesgo. Y eso debemos hacerlo antes que nada con educación. Hoy estamos dando un paso, yo creo que muy importante, pero no para el futuro para el presente.
Muchas gracias a todos y todas por estar aquí. Y gracias a los ministros por el trabajo que hicieron. Gracias. (APLAUSOS)