Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la convocatoria de proyectos para el desarrollo armónico con equilibrio territorial, a través de video conferencia, desde la Residencia Presidencial de Olivos

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Palabras del presidente de la Nación, Alberto Fernández, por la convocatoria de proyectos para el desarrollo armónico con equilibrio territorial, a través de video conferencia, desde la Residencia Presidencial de Olivos

Muchas gracias a todos y todas, gracias por estar aquí. De verdad que hoy hay mucho para decir sobre este proyecto que (inaudible) el Consejo Económico Social, y hay muchas cosas que me vienen a la memoria y que fueron recordados a lo largo de esta, de los que me precedieron con las palabras. Es absolutamente cierto. Cuando estaba muy lejos en mi cabeza, ni anhelaba la idea de que yo podría ser Presidente, que
Enrique Palmeyro y ‘Chino’ Navarro vinieron a plantearme la idea de tratar de conformar un lugar de reflexión, sobre cómo podíamos construir una Argentina distinta, una Argentina más equilibrada, una Argentina donde todos tengan posibilidad de desarrollarse. Y allí salió esa idea de la Argentina armónica, en tiempos muy difíciles de la Argentina como lo es hoy, donde los argentinos parecemos estar enfrentados en veredas distintas y no ser capaces de cruzar la calle para ver dónde podemos encontrarnos, en qué lugar podemos encontrarnos. Siempre digo que lo más virtuoso de las sociedades es profundizar los acuerdos, no profundizar los desencuentros, y a veces siento, como vicio nuestro, que hacemos todo lo posible por encontrar donde no estamos de acuerdo para profundizar y herir en ese lugar, donde el desencuentro aparece. Y eso no es una buena práctica, como sociedad es definitivamente una muy mala práctica, y por eso valoro tanto que el Consejo Económico y Social tenga esta capacidad de articular encuentros en temas muy diversos, pero que siempre tienen un único objetivo que es construir una sociedad más justa y más equilibrada.

Celebro la presencia de universidades, la Universidad de 3 de Febrero, la Universidad de Córdoba con ese magnífico rector que es Juri, lo vi a mi querido amigo Alberto Barbieri de mi Universidad, de la Universidad de Buenos Aires, y me dio mucha alegría de que está participando de todo esto. Me alegro escuchar nombres provenientes de lugares tan distintos, el querido Gringo Castro, la querida Paula, saber que Isela Constantini, que fue alguien virtuosa a la hora de manejar algo púbico, esté ayudándonos en esta instancia. De encontrarme con Enrique Zuleta Puceiro, que efectivamente siempre nos acompañó allá en la gestión con Néstor y nos aportó ideas, como está aportando seguramente ahora. Y sin querer dejar de nombrar a nadie, de verdad celebro que esto lo podamos estar haciendo, porque en el fondo todo este trabajo que se inicia hoy, para el desarrollo armónico con equilibrio territorial, no es otra cosa que algo que me obsesiona, y que si uno revisa la historia para atrás se da cuenta que debe darle mucha importancia a este tema. Objetivamente, la Argentina discute hace muchos años cuál es el modo de desconcentrar los grandes centros demográficos y de contener en su lugar de origen a los argentinos. La verdad es que esta Argentina portuaria, que tiene en Buenos Aires el epicentro de salida de todos sus productos, hace e hizo que muchos argentinos se acerquen hacia este lugar y que se concentren allí grandes centros poblacionales, que muchas veces no les dan confort a todos. Es más, muchas veces concentran el bienestar para pocos y distribuyen miseria en millones. Este tema ya fue discutido en la argentina de la democracia.

En aquel momento, cuando en el Gobierno de Alfonsín se dispuso que la Provincia de Buenos Aires cediera ocho puntos de coparticipación, en favor de provincias del norte, lo que se buscó es darle recursos a esas provincias del norte para que pudieran desarrollarse y dejaran de emigrar norteños de la Argentina hacia el Gran Buenos Aires, pero ese plan fracasó, claramente. La provincia se quedó con menos recursos y con más habitantes, porque los habitantes del norte y de todo el país siguieron llegando al centro urbano del Gran Buenos Aires, convencidos de que allí podrían encontrar una mejor salida y una mejor alternativa para sus vidas, y la verdad lo que encontraron muchas veces, muchas veces, fue frustración, frustración. Y eso pasa porque en los lugares donde ellos nacieron, no encontraron la alternativa de poder desarrollarse y las posibilidades de desarrollo existen, existen, hay que buscarlas, hay que invertir, hay que desarrollarlas.

Siempre digo, trato de sembrar esta idea y a mí me pone tan contento escuchar a ‘Wado’, cuando va por el interior del país y repite esta idea mía que la digo de corazón y realmente es una idea que tengo, esa idea de que tenemos que ser capaces de construir una Argentina que permita a cada argentino y a cada argentina poder encontrar en el lugar donde nació sistemas de desarrollo; poder hacer que allí donde nació encuentre la escuela que lo eduque; la universidad que lo forme; que encuentre trabajo que le dé tranquilidad a él y a su familia; que viva feliz en el lugar donde nació; que tenga formas de esparcimiento; y que finalmente el día que la muerte lo alcance, pueda sacar como conclusión que ha sido feliz de haber vivido en el lugar donde nació.

Yo estoy convencido de que podemos hacerlo, porque en la Argentina hay muchas formas de desarrollo. Me acuerdo, cuando veía el video, algo que una vez me comentó Roberto Urquía, que es un gran amigo, un hombre que ha montado en la industria alimenticia un verdadero imperio, que exporta, que produce maíz, que produce granos, que alimentos, que produce aceite. Un día, en el medio del conflicto de la resolución 125, Roberto que era Senador por Córdoba en aquellos días, vino un día y me dijo “Alberto, hay muchas oportunidades en muchos lados”, “en el norte, allá en Catamarca, en la Rioja, en los lugares más secos, donde la tierra es casi un desierto, crece una planta que se llama Jatropha, y esa planta es capaz de producir un aceite formidable y nadie lo está explotando, nadie. Y a mí me quedo siempre grabado eso. Y cada vez que fui a Catamarca o a la Rioja, preguntaba “che, ¿ustedes no tienen acá una planta que crece y se llama Jatropha y que no la están explotando suficientemente y aprovechando?” Porque crece de modo silvestre, y la verdad necesita nada para crecer. Con el tiempo hallé en ese mismo norte olvidado, casi desértico, con poca agua, me enteré que crecía una planta parecida a la Jatropha, que era la Jarilla, y la Jarilla terminaron descubriéndose ciertas virtudes de la planta, que hoy en día se usan para el desarrollo de muchos cosméticos. La Unión Industrial en la Argentina, el año pasado,
premió a una pyme que desarrolla productos para el pelo, shampoo, acondicionadores para el pelo, todos hechos en base a aquello que proporciona la Jarilla. Y averigüé y esa pyme tiene un acuerdo con el Gobierno de La Rioja para producir jarilla, en esas zonas desérticas que tiene La Rioja, y le ha dado vida a muchos lugares de La Rioja que hoy cultiva, producen la Jarilla y viven mejor allí en el lugar donde han nacido. Y me acuerdo de esto dos ejemplos, que tienen que ver con lo que yo siento es la parte más olvidada de la Argentina, que es el norte argentino, y que tenemos que dotarlos también de elementos, de instrumentos, de herramientas, para que este sueño de poder nacer, crecer, desarrollarse y morir en el mismo lugar, donde uno nace, se concrete, porque nada hay más doloroso para el ser humano es el desarraigo. Cuando uno escucha hablar a un exiliado, y lo escucha hablar del tiempo del exilio, se da cuenta que el
desarraigo le ha dejado una herida imposible de cerrar, simplemente por hacer estado lejos de su tierra. El exilio a veces lo provocan las vicisitudes políticas y es muy desgraciado que así sea, pero a veces el desarraigo es una forma de exilio al que la falta de desarrollo condena a muchos argentinos.

Por eso, este plan de pensar en una Argentina armónica, como se expresaron Enrique y el ‘Chino’ hace unos años atrás, que hoy lo podamos institucionalizar, que haya un jurado a quien nadie le pregunta como uno piensa, no le pregunta si quiere el mismo país que nosotros, y seguramente todos estamos de acuerdo con que queremos a un país donde el desarrollo sea más armónico, más equilibrado. La verdad a mí me pone muy contento, muy contento de que podamos empezar a trabajar en esto, que además no sea todo este trabajo un trabajo teórico que termine en un informe, sino que sea un trabajo práctico donde se propongan cosas, donde alguien lo evalué. Y que cuando esos proyectos tengan entidad y nos permitan lograr los objetivos de garantizar el arraigo en esas tierras, poder saber que contamos con qué financiarlo porque si no todo esto que estamos haciendo hoy seria meramente un trabajo teórico, poder contar con el financiamiento del FONPLATA es central para que todas estas ideas de las que estoy hablando y muchas otras que ustedes tendrán se conviertan en realidad. Hay, como siempre digo, una Argentina más desarrollada que es la Argentina del centro, pero hay dos Argentina periféricas el norte y el sur. Y nosotros no nos podemos permitir eso. la Argentina es una y nosotros tenemos que garantizar que la armonía del crecimiento alcance a cada argentino y a cada argentina. Y eso, definitivamente, lo debemos hacer entre todos, porque es un imperativo ético evitar el desarraigo, porque nadie puede hacerse el distraído y nadie puede desconocer que el desarraigo solo lastima el alma, solo genera frustración, solo nos aleja de nuestros seres queridos, solo nos aleja de nuestras raíce y nos implanta en un lugar donde tenemos casi que empezar de nuevo.

Yo celebro que hayamos tenido este encuentro hoy, y celebro que con velocidad nos pongamos a trabajar en eso, porque como ‘Wado’ ahora casi como un apóstol de mis palabras repite cada vez que va al interior “lo que más queremos es de que un jujeño disfrute de Jujuy, que un misionero disfrute de Misiones, que un cordobés disfrute de su Córdoba, que un mendocino disfrute de su Mendoza, que un rionegrino disfrute de su Río Negro, que alguien nacido en Ushuaia disfrute de su Tierra del Fuego, y no tenga que pensar en qué momento de su vida va a tener que irse creyendo que en otro lugar lo espera el progreso”. El progreso debe ir hacia ellos.

Gracias a todos y todas por la ayuda que están dando, y gracias a todos y todas por tener la capacidad de mancomunarse en la búsqueda de un objetivo en común que nos va a ser una mejor sociedad.

Desde acá los abrazo y les agradezco. Muchas gracias. (APLAUSOS)