Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, al asumir la presidencia del Consejo Federal del Partido Justicialista, desde el estadio "Defensores de Belgrano", desde Nuñez, CABA.
Muchas gracias a Cristina de verdad, hermosas palabras, hermoso discurso; gracias a todos y a todas por estar acá; gracias José Luis, un aplausos para José Luis, que hizo posible no que lleguemos a este punto sino que hizo posible que el Partido Justicialista nos convoque y nos vuelva a unir para terminar con un tiempo difícil de la Argentina.
Todos nosotros somos hijos de aquellos que aquel 17 de Octubre del año ´45 salieron a la calle para reclamar por un Coronel que había tenido el atrevimiento de darles derechos a un sector muy importante de la sociedad argentina que no los tenían, a los que trabajaban; salieron a la calle para reclamar la libertad, y detrás del reclamo de libertad de ese General había un pueblo que se ponía de pie de una vez y para siempre para decir que la Argentina no podía seguir viviendo en un sistema donde unos muy pocos sacaban ventajas y millones padecían sin derechos.
La discusión de entonces, la discusión que se encerraba detrás el Braden o Perón en aquella elección del 24 de febrero del año ´46, era una discusión que duró mucho tiempo y que persiste, la discusión es cómo nosotros distribuimos los ingresos, qué parte queda en mano de los que trabajan y qué parte queda en manos de los que arriesgan como empresarios. La discusión era también cuál es el rol del Estado en ese debate, porque muchos querían un Estado protector de los intereses de los pocos, un estado que no atienda las necesidades de millones. Pero ese día con el Peronismo todo cambió, y con Perón, y con Evita empezaron a llegar derechos que los argentinos necesitaban: el derecho a sindicalizarse, que impidió que los empresarios, los patrones, pudieran sojuzgar a su, los sindicatos que empezaron a dar obras sociales y servicios importantísimos a los que trabajan. Después Evita garantizó el voto de las mujeres, que hasta entonces no existían, y así un sector de la sociedad fue incorporándose con derechos al resto de la sociedad que en aquel entonces prevalecía con sus intereses y con sus ventajas. En el medio hubo muchas otras cosas, yo soy hijo de la universidad pública gratuita, que fue gratuita por la acción del peronismo, con Perón se terminaron los aranceles, entonces fue posible que los hijos de los obreros llegaran a la Universidad, y el sueño de “mi hijo el doctor” fue posible porque Perón lo hizo posible.
Y en el 55, cuando empezó la violencia política más espantosa, con aquel bombardeo que sufrió la Plaza de Mayo, y después con el golpe de Estado de septiembre, la discusión volvió a ser la misma, cómo distribuimos los ingresos, pero esta vez los que asaltaron el poder lo que garantizaron fue que los más poderosos se hagan dueños del sistema otra vez, y entonces nuestros sindicalistas terminaron presos, los que fueron diputados, nuestro líder terminó exiliado, el cadáver de Evita fue robado para que nadie lo tenga presente, pensaron que robando el cadáver de Evita iban a borrarla de la memoria de los argentinos. Pero esa impronta que Evita había dejado era tan enorme que nunca nadie la olvidó a Evita.
Tardamos muchos años, 18 años de exilio de Perón, y muchos años para que el Peronismo vuelva al poder en el año 73, y en el año 73 la discusión era la misma, ¿cómo distribuimos el ingreso? Y por eso Perón llamó al pacto social, llamó a sindicalistas, llamó a los
empresarios y dijo “discutamos en esta mesa cómo distribuimos el ingreso de la Argentina”. Perón se murió y en el 76 los argentinos vivimos una tragedia que nunca vamos a olvidar, que fue el golpe fatídico del 24 de marzo, faltan pocos días, dos días tan solo, para que tengamos que recordar esa fecha tan ingrata.
Gracias a los amigos dirigentes de Defensores de Belgrano, por darnos este lugar, pero también porque en esta cancha se le rinde memoria a un compañero desaparecido, el patito Suker, a quien tuve la oportunidad de conocer cuando yo militaba. Y en la memoria del patito está la memoria todos los que sufrieron en esos años trágicos de la dictadura, algunos en el exilio, algunos dejaron su vida y a otros simplemente los hicieron desaparecer de la faz de la tierra pensando una vez más como pensaron con Evita, que haciéndolos desaparecer, desaparecían sus ideas ,y no pasó eso.
Ahora, en el 76 el debate fue distinto, la discusión fue otra, en el 76 ya no empezaron a proponernos discutir la distribución del ingreso, eran años en que en el mundo se imponía la idea de la distribución del trabajo, y a la Argentina le tocaba ser un productor de materias primas, simplemente, ese era el rol que le tocaba a la Argentina por la división internacional del trabajo, y empezó el más cruel proceso de desindustrialización que la Argentina haya recordado y haya vivido, todo el esfuerzo del Peronismo por industrializar la patria se perdió repentinamente en esos años. En esos años la Argentina fue postergada una vez más a ser el granero del mundo y a no tener industria, y otra vez empezó a afianzarse el juego de los especuladores, otra vez el mundo financiero empezó a prevalecer por sobre el mundo productivo, y la Argentina no solamente se postergó en la pérdida de derechos, en la vida perdida, en el exilio, también se postergó económicamente.
A partir de entonces la discusión, en la Argentina sigue siendo la misma: desarrollo o especulación financiera; cómo distribuimos el ingreso de los argentinos.
En diciembre de 2015, los que ganaron aquella elección eran también cultores de la idea de que, en la división internacional del trabajo, nuestro rol era alimentar, al mundo, ya no se animaron a decir que debíamos ser el granero del mundo, empezaron a decir que debíamos ser el supermercado del mundo. Y así, una vez más, el desarrollo industrial quedó postergado, y así vimos caer 3.000 pequeñas y medianos empresas; y así – lo veo ahí a Antonio – la UOM fue perdiendo trabajadores y con la UOM, SMATA y un sinfín de actividades industriales, que fueron perdiendo espacio, en el desarrollo económico de la Argentina.
Nosotros llegamos con Cristina, con Sergio, con Máximo, con Axel, con José Luis, con todos los que estamos aquí para poner de pie al país, para volver a industrializarlo a través del desarrollo; para volver a hacer que cada región del país pueda desarrollarse con trabajo genuino para cada habitante, en cada región de la Patria, para eso llegamos. (APLAUSOS).
Para nosotros no es un debate cuál es la prioridad, la prioridad es desarrollarse y distribuir equitativamente, esa es la prioridad. No heredamos la mejor Argentina, heredamos una Argentina muy dañada, una Argentina que estaba en terapia intensiva y en terapia intensiva terminó contagiándose el COVID. Ante tanta desgracia tuvimos un acto inteligente: que fue el de estar unidos, el estar juntos y cerca, el darnos cuenta que divididos permitía que los sinvergüenzas de siempre se hicieran del poder, en desmedro de la gente que más lo necesita.
En verdad, era una frase muy sentida de José Luis, pero yo decía – en aquel entonces – la unidad no debe dolernos, debe ponernos felices, “porque todos unidos triunfaremos”, dice nuestra marcha. No sé quién escribió ese verso, pero fue sabio, fue definitivamente sabio y en la unidad logramos el triunfo; en la unidad fuimos capaces de enfrentar una tremenda pandemia; en la unidad volvimos a recuperar la economía y el trabajo; en unidad cuidamos la salud de nuestra gente; en unidad estamos vacunando a todos los argentinos y a todas las argentinas, mientras hay otros que se levantan de la cama – hacen Zoom – y nos critican y escriben libros, donde no son capaces de admitir – ni cercanamente – el desastre que han cometido. Tanta autocrítica que nos piden a nosotros y no son capaces de darse cuenta el daño que le han causado a la Argentina. Y hablan y escriben; la diferencia es que nosotros sí sabemos lo que tenemos que hacer, porque tenemos en nuestras entrañas el proyecto. (APLAUSOS). El proyecto es un proyecto integrador, es un proyecto federal, es un proyecto sin desigualdades, es un proyecto de inclusión y trabajo, es un proyecto que no quiere favorecer la especulación financiera. Nadie nos tiene que enseñar eso, está en las raíces del peronismo, corre por nuestras venas.
Nosotros vemos a quién quedó sumido en la pobreza y allí vamos a tenderle la mano para sacarlo de allí y volver a ponerlo en el escenario social; y estamos al lado de quien se quedó sin trabajo y estamos al lado también del empresario que necesita ayuda para seguir produciendo y para seguir generando trabajo. Nosotros sabemos muy bien a quiénes representamos, lo tenemos muy claro. Nosotros llegamos al mundo de la política para representar a los que no tenían voz, para representar a los desposeídos, para representar a las cabecitas negras y a los descamisados. Fuimos el hecho maldito del país burgués, pero en realidad fuimos a quien más alegría le trajo, a la inmensa mayoría de los argentinos que trabajan. (APLAUSOS).
Algunos nos miran, piensan que el recuerdo de nuestros hombres y nuestras mujeres significan un culto a la necrofilia, pero en verdad lo que tenemos es historia, y estamos orgullosos de esa historia. Pareciera ser que la modernidad es producto de las élites, que las vanguardias son las únicas capaces de representar la modernidad, pero nada ha sido más moderno que el peronismo, que ha sabido adaptarse, en cada momento de su historia, para sacar del pozo a los que estaban mal. Y ese ingenio, esa capacidad de encontrar salidas creativas que no son habituales, o no son fáciles de encontrar en un mundo lleno de dogmas, eso fue capaz de hacerlo el peronismo.
Nada hay más moderno que el peronismo, nada, absolutamente nada, y una vez más tuvimos que recurrir a nuestra capacidad y a nuestro ingenio para hacer frente, esta vez – como le gusta decir a Axel – a un virus imperceptible al ojo humano, pero que era capaz de llevarse consigo las vidas, sin diferenciar entre ricos y pobres; poderosos y débiles. Y fuimos capaces, una vez más, de recrearnos, de repensarnos y de encontrar una salida para sobrellevar tanta angustia, tanto malestar, tanto dolor. Por eso somos peronistas, porque sabemos muy bien a quiénes representamos, porque sabemos muy bien cuáles son los intereses que debemos defender; porque sabemos muy bien, que esta Argentina es desigual, porque sabemos muy bien que en esa desigualdad algunos crecen y muchos se postergan, mucho más se postergan y nosotros lo que queremos es que nadie viva en la postergación y en el olvido. (APLAUSOS)
Y por eso trabajamos, y por eso queremos, en esta nueva etapa, que empieza hoy, en el peronismo abrir nuestras puertas, convocar a todos, convocar a los jóvenes, a los chicos y chicas, a los que muchos les hacen creer que la política es un hecho perverso de algunos vivos, que viven de ella; el único mecanismo de transformación social que existe es la democracia y la democracia necesita de la política. Así que yo le pido a esos jóvenes, que quieren vivir – como decía Perón, antes que nadie - en un mundo sin contaminación; en un mundo donde el desarrollo no nos condene a enviciar el aire que respiramos o el agua que tomamos; a esos jóvenes, a esas chicas que buscan la igualdad tan necesaria, de la que hablaba recién Cristina, yo los convoco a que salgamos a la calle a militar con más fuerza, que nunca. Estamos aquí con los brazos abiertos para escucharlos, para representarlos, nada nos importa más que el futuro del país y el futuro del país es de esos chicos. Hubo jóvenes que en pos de sus ideas dejaron su vida, no es posible que se tergiverse tanto la acción política, como para que alguien crea que hacer y militar en la política es algo nocivo, en el presente que vivimos. Más política, más grande, más unidad, eso es lo que necesitamos, eso es lo que vamos a hacer. Yo les pido a todos y todas, que con esa vocación sigan juntos, les pido, ahora sí que nos pongamos de pie y para terminar este acto cantemos todos juntos la marcha que nos vio nacer. Gracias José Luis, gracias a todos y todas. (APLAUSOS)