Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el acto de firma del Convenio de Adhesión entre el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat y sindicatos nucleados en la CGT y la CTA, en el Museo de la Casa Rosada
Muchas gracias a todas y a todos por estar acá, gracias Jorge por el trabajo.
La verdad Jorge interpretó mejor que nadie lo que era una preocupación mía desde el primer día, que era que en la Argentina cada familia tenga un techo. Hoy en día tener un techo es un derecho humano, y tenemos que preservarlo, y tenemos que garantizarlo. Y a uno sentía tanta impotencia de casas maravillosas que había quedado construidas en el año 2015 y que por razones inentendibles, que no son otras que la miserabilidad política, no fueron entregadas a la gente que lo necesitaba, simplemente. Así que le dije a Jorge, “metele pata”, él había sido ya un gran intendente de su querida Avellaneda, “metele pata” y hagamos lo necesario no solamente para entregar esas casas, sino también para construir otras que hacen falta en cantidad. Y me parece que tuvo una gran idea de convocar a los representantes de los trabajadores para que nos ayuden a hacer llegar esas casas a gente de trabajo que lo están necesitando. Con lo cual, celebro que la CGT y la CTA estén juntas hoy, me quedo con el de Argentinos Juniors, Héctor, no lo tomes a mal, pero que estén juntos, que estén juntos, para trabajar por la gente, para trabajar por sus afiliados, para trabajar por sus trabajadores de todos los gremios, porque acá han entrado todos los gremios en esta posibilidad de hacerle llegar casas de trabajadores y trabajadoras.
Eso, insisto, me hace muy feliz, es un paso que estamos dando creo que importante, porque darle una casa a una familia, es darle tranquilidad, que no se las estoy dando porque la han pagado y ellos se ocupan de cumplir sus compromisos. Ellos hacen el esfuerzo y nosotros hacemos el esfuerzo que tenemos que hacer, pero la verdad es que el esfuerzo que el Estado haga por darle un techo a una familia siempre es grato. Créanme que si hay un momento que me gratifica y me reconforta es este instante, donde veo un matrimonio con sus hijos resolver un problema tan enorme como el problema de la vivienda. Y lo disfruto, y lo disfruto, porque eso le da sentido a nuestra actividad política, le da sentido a la gestión de gobierno, lo disfruto mucho, y disfruto mucho además que todos nos comprometamos en eso, que estén los representantes sindicales trabajando en el mismo camino, en el mismo sentido.
Piensen ustedes que cuando Jorge llegó al ministerio, me vino con un plan para que desarrollemos en tres años, que nos permitirá construir 260 mil viviendas, más o menos, al cabo de tres años. Ese plan cuesta 10 mil millones de dólares, en términos actuales, eso es la cuarta parte de la deuda que otros tomaron con el Fondo Monetario Internacional irresponsablemente en un año. Piensen ustedes que con la mitad de lo que deberíamos pagarle el año que viene al Fondo, nosotros podríamos construir las 260 mil viviendas. Yo digo estas cosas para que todos entiendan la gravedad de la decisión que han tomado otros, la irresponsabilidad con que se tomó esa decisión y los costos sociales que esa decisión apareja, porque eso es dinero que está destinado a salir de la Argentina y a postergar el futuro de argentinos y argentinas, que es precisamente lo que no quiero que ocurra. Y por eso, cuando otros me apuran a renegociar con el Fondo, yo digo “miren, mi urgencia son los que no tienen casa, mi urgencia son los que no tienen techo, mi urgencia son los que no tienen trabajo, mi urgencia son los que han caído en el pozo de la pobreza”. Esa es mi mayor urgencia, no acordar con los acreedores. Con los acreedores quiero acordar, pero quiero acordar en términos que no nos postergue a los argentinos. Quiero que entiendan lo que ha pasado y que cada uno asuma la responsabilidad que le cabe, porque prestarle semejante cantidad de plata a devolver en tres años a un país que estaba en default, hay responsabilidad por todos lados y que cada uno asuma la responsabilidad que le cabe.
Pero yo no quiero convertir este acto tan lindo de entregar casas en un momento de reflexión, aunque bien vale la pena la reflexión. Nosotros estamos empeñados en que cuando el 2023 llegue, podamos cumplir ese objetivo que Jorge se propuso y yo avalé: Construir casas para 260 mil familias en la Argentina, en todo el país, porque lo que siempre busco es que es que cada argentino pueda encontrar su modo de progresar en el mismo lugar donde nació, que no tenga que emigrar de su tierra, de su pueblo, de su ciudad para buscar un techo, que lo puede encontrar aquí ese techo y que allí pueda estudiar, que pueda trabajar, que allí pueda construir su familia y que allí pueda vivir feliz y que un día se muera, después de haber vivido muy feliz en su tierra. Eso es lo que buscó. Y nosotros tenemos que meternos ese objetivo como un objetivo central en nuestras cabezas, lo tenemos que hacer porque es el país que le debemos a nuestros hijos, ese país que ellos necesitan. Ellos no quieren andar perdiendo sus amigos del lugar donde nacieron, porque sus padres están buscando otras fronteras donde progresar. Ellos tienen derecho a encontrar su futuro en el lugar donde nacieron. Y para eso estamos trabajando, y para eso estamos trabajando.
Yo le agradezco a Jorge todo el esfuerzo, le agradezco a Héctor y a Daniel y a todos los compañeros sindicalistas que hoy están acá, por el compromiso que han asumido con nosotros de que estás casas le lleguen a gente de trabajo y fundamentalmente a los que más lo necesitan, familias con hijos, gente que tienen más necesidades que otras. Y que cuidemos siempre de priorizar a los últimos, primero los últimos, nunca nos olvidemos de eso.
Felicito a las familias que hoy tienen casa, los felicitos de corazón y espero que lo disfruten mucho. Gracias a todas y todos por este acto. (APLAUSOS)