Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en el acto de promulgación de las leyes de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y de Atención y Cuidado Integral de la Salud, durante el Embarazo y la Primera Infancia, desde el Museo del Bicentenario, Casa Rosada.
Buenas tardes a todos y todas; muchas gracias a todos y todas: hoy es un día de felicidad para todos porque lo que estamos haciendo es una sociedad un poco más igualitaria, un poco más justa. Y lo hicimos entre todos y todas, esa es la realidad.
Para mí debo confesar que es un día, también, de alegría por algo más, porque cumplí mi palabra, porque hice campaña diciendo que iba a promover esto, y esto – hoy – es una ley. (APLAUSOS). Y en tiempos en los que la palabra de la política parece depreciada, me parece muy importante que cumplamos con la palabra que nos empeñamos aquellos que le hablamos a la gente, a los hombres y mujeres de esta Patria.
Hoy, es para muchas mujeres la culminación de un tiempo de lucha; durante muchos años bregaron para que el aborto deje de ser un delito y obligue a muchas mujeres a la clandestinidad, a exponerse a todos los riesgos que la clandestinidad conlleva. En esa lucha hubo básicamente mujeres, pero hubo algunos hombres.
Yo el año 85, 86, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires convocaba a un curso, que se llamaba: “El aborto, reflexiones acerca de la conveniencia de su castigo” y la verdad lo que le trataba de decir a los alumnos que no era el castigo la solución al aborto, y corría, por entonces, el año 2004, 2005 y Ginés – que era ministro de Salud – también planteaba las mismas cosas que hoy estamos planteando todos. Y como Ginés, y como yo seguro muchos hombres se sumaron al reclamo de las mujeres, que demandaban más derechos. Porque la verdad es que las mujeres son las primeras víctimas de esa desigualdad, pero muchos hombres nos sentimos muy mal conviviendo con la desigualdad y no nos gusta, claramente no nos gusta. Entonces me parece que, hoy, estamos dando un paso importantísimo para que esta sociedad empiece a ser un poquito más igual.
Medio en broma, medio en serio un día que me tocó hablar con Dora, a mi izquierda, y Elizabeth, a mi derecha, le hablaba a un colectivo de mujeres, así le llamaban, por Zoom, estábamos en el medio de la pandemia, estaba Vilma también, y al cierre de mi discurso, que era un discurso de cierre, de un Encuentro de Mujeres, yo dije: “qué más me podía pasar: recibí a la Argentina con la crisis económica que tenía; tuvimos que salir de default; nos agarró la pandemia y en el medio de todo esto a ustedes se les ocurrió terminar con el patriarcado. (APLAUSOS). Bueno, creánme que estoy muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado, porque el patriarcado – finalmente – es una gran injusticia, que se ha vivido, durante siglos en la humanidad. Y la verdad es que - bromas aparte – es un gran paso el que estamos dando igualando en sus derechos a las mujeres con los hombres y dándoles a las mujeres también la posibilidad de decidir.
Esta ley, contrariamente a lo que muchos piensan, es una ley que iguala en la capacidad de decisión; con la Ley de los Mil Días, si alguna vez tuvo el dilema de ser madre porque no sabía si podía hacer frente al costo médico que significa mantener un embarazo o al costo médico que significa darle vida y darle alimento, en sus primeros años, a su hijo ese dilema lo terminamos con la Ley de los Mil Días. Hoy, todas las mujeres saben que embarazadas van a tener un Estado detrás de ellas que le van a dar salud, garantías de ingresos suficientes para que ellas, su hijo o hija puedan nacer y desarrollarse como corresponde. Y también la posibilidad de que la mujer o la persona gestante que no quiera seguir adelante con su embarazo pueda hacerlo, pueda ponerle fin a su embarazo en determinado tiempo, temprano en su embarazo y el Estado esté allí para garantizarle la salud, que la clandestinidad hoy no le garantiza.
Por lo tanto lo que estamos ampliando es la capacidad de decidir, simplemente, la capacidad de decidir, que no es poco.
Por lo tanto lo que estamos ampliando es la es la capacidad de decidir, simplemente, la capacidad de decidir, que no es poco, es llamativo que en el siglo XXI estemos discutiendo estas cosas, pero tenemos que discutir estas y otras tantas que seguiremos discutiendo, porque nadie puede sentirse en paz consigo mismo viviendo en una sociedad sin igualdad, y la primera igualdad es que todos somos seres humanos, todos tenemos capacidad de decidir, nadie pesa por su sexo más que el otro, y eso lo estamos respondiendo hoy, lo estamos respondiendo hoy, no empezó hoy, empezó mucho antes, empezó el día en que alguien se preocupó por las madres con hijos y dio la Asignación Universal por Hijo; siguió el día en que promovió la Ley de Matrimonio Igualitario, para que amar sea libre. Nos queda todavía tarea muy seria que es la tarea de garantizar una educación sexual suficiente en todos lados, para prevenir embarazos que no se quieran. (APLAUSOS)
Yo sueño que todos entendamos con esta amplitud lo que hoy estamos logrando, y que dejen de existir los colores que dividen a las mujeres, y que todos empecemos a ver una oportunidad de una sociedad mejor a partir de hoy, la sociedad es mejor porque la capacidad de decid ir se amplía, simplemente por eso, y porque hay un Estado preservando la salud de las mujeres y la decisión de la mujer cualquiera sea esta.
Para que podamos llegar también a este punto, nos hizo falta de que nos acompañen los propios, algunos no nos acompañaron pero muchos sí, pero también nos hizo falta que nos acompañen fuerzas que no son oficialistas, son opositores, y yo les agradezco a los diputados, a las diputadas, a los senadores, a las senadoras de la oposición que han acompañado, y aquí lo veo a Daniel Lipovetzky, un ex diputado de la oposición que siempre fue parte de estos reclamos, una alegría tenerte entre nosotros Daniel. (APLAUSOS) Y este agradecimiento a Daniel por lo que fue siempre su pelea, es un agradecimiento a todos los que no piensan como nosotros pero nos acompañaron en esta decisión.
Hoy estamos haciendo una mejor sociedad, definitivamente, hoy estamos dando más libertades a las mujeres, y más capacidad de decidir a las mujeres, parece una frase, pero es un paso inmenso, es un paso inmenso. Y es también el resultado-como dije antes- de una lucha colectiva donde las mujeres tomaron la bandera, se pusieron al frente, salieron a las calles, a muchos nos dejaron sorprendidos cuando vimos las calles inundadas de mujeres reclamando por derechos que muchos ni saquera se habían dado cuenta que no los tenían, y la lucha también de muchos hombres que acompañaron, simplemente acompañaron, pero que participaron de esa idea.
Yo a todos y a todas les doy las gracias, yo estoy muy contento en el día de hoy, he cumplido mi palabra, hoy tenemos una mejor sociedad, hoy tenemos una sociedad más igualitaria, hoy empezamos a escribir otra historia, que es la historia de buscar más derechos donde los desequilibrios aún existen, porque está claro que no terminó aquí la batalla por la igualdad de la que nosotros estamos hablando, esa batalla se va a terminar el día que en el trabajo las mujeres tengan las mismas posibilidades que los hombres, que no haya una discriminación de ingresos entre los hombres y las mujeres, que ninguna mujer pierda la oportunidad de perder un trabajo porque corre el riesgo de estar embarazada, todas estas cosas que hay que cambiar en leyes y en la cabeza de la gente, pero que empezamos a hacerlo, y solo por eso tenemos razones para celebrar, porque empezamos a hacerlo.
Las abrazo de corazón a todos y a todas, y mucha fuerza, esto demuestra que juntos, unidos podemos lograr la Argentina que nos merecemos. Gracias a todos y todas.