Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el acto del Día de la Soberanía, en el Monumento a la Batalla de Vuelta de Obligado, San Pedro
Muchas gracias a todos y a todas por estar aquí.
Araceli, la verdad hizo una extraordinaria semblanza de aquel tiempo, y en verdad hay muchas cosas que nos obligan a reflexionar sobre las palabras certeras de Araceli, por qué ocurrió que es lo que determinó aquel encontró en estas mismas aguas hace 175 años. Y es bueno revisarlo y repensarlo porque la historia parece siempre repetirse, y parece nunca superarse, y parece que por momento estamos viviendo y luchando por las mismas razones que se luchaba en aquel entonces. Y la historia se repite y nosotros seguimos enarbolando nuestras banderas y siguiendo adelante con nuestra pelea. En aquel entonces, la Argentina no era tal, era una confederación que le había asignado al Gobernador de Buenos Aires, don Juan Manuel de Rosas, el deber de cuidar externamente los intereses de la patria. Y en aquel entonces las potencias del mundo, las potencias europeas, bregaban con los mismos argumentos que hoy, bregaban por la idea de que la libertad de comercio debía ser garantizada y debía todo el resto del mundo someterse a sus lógicas. Y sus lógicas eran que ellos traían sus productos de Europa e indefectible nos en América teníamos que plantearle los pasos para ingresen, definitivamente en perjuicio de los intereses nuestros. Porque la historia sigue siendo siempre la misma, y sigue siendo hoy, detrás de la argumentación del libre comercio se esconde un sistema de sometimiento, donde algunos elaboran lo producido y nos venden lo industrializado y nosotros parecemos condenados a seguir viviendo de la producción primaria. Y en verdad en aquel entonces existió Mansilla, existió rosas, y existieron muchos otros, el hijo de Facundo que parece el que, en aquel entonces, me acabo de enterar por palabras Araceli, estuvo en este lugar peleando por defender los derechos argentinos, que no eran ni más ni menos. No solamente la defensa del uso de este rio sino también la defensa de la producción local, del comercio interno, que una vez mas no vengan de afuera imponiéndonos, detrás de la lógica de la libertad de comercio, la frustración de nuestras sociedades.
Y es irónico porque en aquella ocasión, según recuerdo, había más de cien buques, pero cada cuatro buques mercantes que traían mercaderías inglesas o francesas, había un buque de guerra que los protegía. Y fueron esos buques de guerra los que lograron quebrar las cadenas que Mansilla, a último momento, se le ocurrió tirar cruzando el río, pero los buques mercantes no lograron pasar. Con lo cual evidentemente en una batalla muy desigual, estábamos peleando en aquel entonces contra la primera armada del mundo, la flota más fuerte que el mundo reconocía. Y lo enfrentábamos como podíamos, desde las orillas, que era lo que teníamos, con los hombres y mujeres que se juntaban una vez más a decir “déjennos vivir y crecer en nuestra tierra”, y defendamos ese derecho que tenemos como Nación a construir el futuro en nuestra tierra. Pasaron muchos años, y recién en 1974, el General Perón declaró el Día de la Soberanía al 20 de noviembre, y pasaron muchos más años, hace diez años exactamente, cuando Cristina a ese Día lo declaró feriado nacional y lo puso en el lugar de relevancia que objetivamente tiene. Y hoy estamos acá celebrando el 20 de noviembre, el Día de nuestra Soberanía. La Soberanía hoy no es solamente la soberanía territorial, que obviamente la seguimos defendiendo, la seguimos reivindicando, y en un día como hoy no podemos olvidar los derechos soberanos que tenemos sobre las islas Malvinas, las islas del atlántico sur. Pero también, en el presente, la soberanía está directamente ligada al desarrollo, a la posibilidad de que nosotros seamos dueños y artífices de nuestro destino. Por eso, es que peleamos por tantas soberanías, no solo la territorial. Peleamos por la soberanía cultural, peleamos por la soberanía tecnológica, peleamos por la soberanía científica, peleamos por la soberanía alimenticia. Ser soberanos quiere decir no depender de otros y defender la posibilidad de desarrollarnos nosotros mismos como sociedad en cada uno de esos aspectos y esa es la lucha que tenemos hoy en día por la soberanía. No es otra que la que dijo Perón hace muchos años, ser capaces y ser artífices de nuestro propio destino, ser los dueños de nuestros de nuestro destino, ser los constructores de nuestro futuro. Eso es ser soberanos en el presente.
Y yo agradezco a todos y a cada uno y a cada una de los argentinos y las argentinas, porque en estos tiempos de pandemia, lo hablamos siempre con Axel, con el Gobernador de esta linda Provincia, lo hablamos siempre, nosotros pudimos descubrir, una vez más, la solidaridad del pueblo argentino, que cuando le pedimos que acompañen en un momento difícil acompañaron y muchos de ellos sufriendo, sufriendo por no poder trabajar, sufriendo por no poder abrir sus negocios, pero acompañaron en la lucha solidaria de toda una sociedad, que fue la sociedad argentina. Y también la solidaridad de los que se pusieron en primera fila a combatir al virus, los médicos, los enfermeros, las enfermeras, los médicos y médicas, todos ellos, y también a los hombres de nuestras fuerzas armadas que pusieron todo su empeño con los hombres y mujeres también de las fuerzas de seguridad, hombres y mujeres de las fuerzas armadas, hombres y mujeres de nuestra fuerza de seguridad, que hicieron todo lo necesario para garantizar que al último rincón de la patria llegara lo que algún argentino pudiera necesitar. Eso es ser soberanos, es ser capaces de plantearnos frente a la urgencia cuál es el camino a seguir y seguirlo en conjuntos, ser capaces de tomar nuestras decisiones, ser capaces, como dijo Perón, de ser artífices de nuestro destino.
Esta es la oportunidad que tenemos, este 20 de noviembre, donde Araceli nos recordó lo que paso hace 175 años. Y en memoria de aquellos luchadores tenemos que saber que por delante está pendiente la construcción de la Argentina que nosotros nos merecemos, que eso todavía está en nuestras manos poder construirla, y el desafío, al que los convoco, es que de una vez por todas en unidad construyamos la Argentina que nos merecemos.
Gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)