Palabras del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, por el anuncio de la construcción de 300 Centros de Desarrollo Infantil de la Red de Infraestructura del Cuidado, en el Museo de Casa Rosada
Buen día, muchas gracias a todos y todas por estar. Gracias Gobernador de Jujuy, gracias Gobernador de Salta, gracias a todos los intendentes, gracias “Cuervo” por acompañarnos. Gracias a todos y a todas, gracias por estar aquí.
Es muy lindo escucharlo al Padre Pepe, yo tengo un enorme respeto por el trabajo que hace el Padre Pepe y los curas villeros, como también todo el esfuerzo que ponen por sus barrios otras sacerdotes y otros miembros de otros cultos. Porque sé de la necesidad de ese pueblo de sentirse acompañado, no solo espiritualmente sino también en la acción que es lo que hacen precisamente el arzobispo de Buenos Aires y todos los curas villeros, que hacen un trabajo inmenso. Por eso, siempre me es grato escucharlos, porque en su prédica no hay solamente discurso, hay una enorme acción cotidiana que si no estuviera todo sería más difícil. Esa acción cotidiana también la desarrollan muchas organizaciones sociales y la organiza gran parte de nuestra militancia. Nosotros tenemos muchos militantes trabajando en esos sectores que más necesitan, y quiero que las primeras palabras, en tiempos tan difíciles, como los que vivimos sean para agradecerle a todos ellos. A los curas villeros, a los curas de la opción por los pobres, a los sacerdotes o predicadores de otros cultos que también hacen ese esfuerzo, a nuestros militantes, a las organizaciones sociales, porque sin ellos todo hubiera sido más difícil en este tiempo que pasamos, todo hubiera sido más difícil.
Esa comunidad organizada de la que hablaba el Padre Pepe, y que para los peronistas es la base de cómo desarrollarnos, ahora ya ha alcanzado otra dimensión porque es la misma comunidad que el Papa Francisco le reclama a la humanidad que se recree, y es imperioso que lo entendamos y lo hagamos una vez por todas, imperioso. Por eso, nosotros hoy ponemos en marcha un proyecto con estos centros de desarrollo infantil, que en este caso estamos hablando de la puesta en marcha de 300 centros, pero está claro que no es lo que hace falta, hace falta mucho más que eso. Hoy estamos dando el inicio a todo lo que hay que hacer, y como nos reclama el Papa, primero los últimos. Nosotros estamos empezando por los que más necesitan hoy, donde la urgencia más se expresa, allí estamos empezando con este trabajo, por los sectores más humildes, los sectores más empobrecidos, los que más necesitan de nosotros, los que necesitan del Estado, los que necesitan de nuestra militancia, los que necesitan de los curas, los que más necesitan.
Allí estamos creando estos centros que son muy importantes por dos motivos. Es importante que el recién nacido tenga un lugar de protección y cuidado del Estado donde empezar a desarrollarse en sus primeros años de vida, porque esos primeros años de vida lo van a marcar en un futuro. La medicina cuenta, no yo, que precisamente cómo esta nutrido el ser humano en sus primeros años de vida, determina su capacidad de conocer y su capacidad de desarrollarse. Y nosotros, cuando yo hablo de la necesidad de que todos tengamos las mismas oportunidades para desarrollarnos, hablo de esto, hablo de que un chico que nazca en un hogar pobre reciba la alimentación adecuada para nutrirse adecuadamente, para pensar en su desarrollo futuro, y quiero que tenga la misma oportunidad que un hijo de la clase media, o de las clases más altas; eso es lo que quiero. Porque allí, entonces, en verdad habrá una parte donde el mérito tenga que ver, pero si no le damos igualdad de oportunidades a todos, el mérito no alcanza. (APLAUSOS)
Nosotros aquí estamos trabajando la situación de los primeros años del infante, de los cuarenta y cinco días a los cuatro años, y estamos garantizando que el Estado atienda su crecimiento y su desarrollo, y es lo que debemos hacer. Es lo que debemos hacer, además, en un mundo que todos los días reclama inteligencia para poder avanzar. Las sociedades más ricas no son las que tiene petróleo, oro, o granos para exportar, son las que han desarrollado la educación, la ciencia y la tecnología. Y para que ese desarrollo sea posible, en los primeros años de vida, es necesario que nuestros chicos estén bien nutridos, porque sino todo esfuerzo se vuelve efímero. Vamos a trabajar mucho en esto, hoy es un punto de arranque, y empezamos por aquellos lugares donde los indicadores de los censos y de las estadísticas indican que las necesidades básicas están más insatisfechas. Y por eso, empezamos por los lugares que más necesitan en el interior de la patria, y lo hacemos también porque también queremos que la patria se desarrolle de otro modo. El último rincón de Jujuy, el último rincón de Salta, el último rincón de Tierra del Fuego es la patria y debemos ocuparnos de todos ellos. (APLAUSOS)
Así que yo veo, me siento muy alentado en que podamos estar empezando a hacer esto, y que lo podamos también hacer como parte de este proceso de salida de los tiempos de pandemia, que podamos empezar a proyectar el futuro de nuestros chicos y que lo proyectemos desde su más temprana edad, y que nos ocupemos de ellos desde el inicio de su vida. Porque, como decía ayer en Avellaneda, allí Jorge Ferraresi me invito a participar de la inauguración del departamento judicial, miren, recreemos otra normalidad. Cuando a mí me dicen vamos a volver a la normalidad, después de la pandemia, ¿a qué normalidad quieren volver? ¿A la normalidad que dejó a tantos millones de chicos desamparados? ¿A la normalidad de la pobreza? ¿A la normalidad de la concentración del ingreso? ¿A la normalidad donde algunos pocos tienen mucho y millones tienen hambre? No, a esa normalidad no vamos a volver. Y para no volver hacen falta estas cosas, hace falta que el Estado este presente y hace falta que todos y todas nos comprometamos, porque sí lo hacemos vamos a ser de una vez y para siempre la Argentina que nos merecemos.
Gracias a todos y todas por estar aquí. (APLAUSOS)