Palabras del presidente Mauricio Macri al encabezar la inauguración del Paseo del Bajo
Buenos días, buenos días. Gracias Horacio, gracias María Eugenia, gracias a todos por acompañarnos en esta inmensa alegría. La verdad es que es una inmensa alegría estar frente a esta obra descomunal, tan importante para el funcionamiento futuro de la Ciudad, del Gran Buenos Aires y de todo el país, que a través de este puerto de Buenos Aires se vincula.
Pero, también quiero decir que esta obra es un ejemplo, lo que está pasando hoy es un ejemplo casi perfecto de lo que pasa en todo el país. ¿A qué me refiero? A que los argentinos estamos sorprendidos porque no estábamos acostumbrados a que un problema que arrastrábamos de hace mucho tiempo, de golpe, tenía solución, que un problema como este embotellamiento que se producía acá, en este núcleo, esta congestión, se resuelve con una solución importante, creativa, estimulante, increíble. Solución hecha producto del trabajo y la coordinación de miles de argentinos que trabajaron profesionalmente, honestamente y con un Estado, con un Gobierno, un Gobierno, que quiere estar a la altura de una sociedad que quiere crecer.
De eso se trata gobernar, de eso se trata gobernar. De ayudar a crecer. Por eso, estoy convencido de que una obra como esta es más importante que miles de discursos, que millones de palabras, que todas las teorías que podamos tener, porque esto es real. Esto es progreso real. Esto le empieza a cambiar un poquitito la vida a cientos de miles de personas todos los días. Y, así, de a poquititos, es que vamos construyendo esa Argentina que soñamos.
1962 fue la primera vez que se empezó a planificar esta obra, o sea, hace 57 años. Yo todavía no iba al jardín, Horacio no había nacido, menos María Eugenia y casi todos los que están acá. ¿Qué pasó? ¿Qué paso durante todas esas décadas? ¿Qué es lo que hicieron los distintos gobiernos? ¿Cuáles fueron sus prioridades si no encararon obras tan importantes, como estas en todo el país? Porque esto se repite en todo el país. ¿A dónde fue a parar el dinero de los argentinos durante tantas décadas? ¿A dónde? Pero, es importante, lo importante hoy es que estamos acá, que pudimos comprobar que podíamos, que podemos aspirar, trabajando juntos, a generar soluciones que nos ayuden a vivir mejor. Y, eso ¿por qué lo logramos? Lo logramos porque dijimos “basta”. Dijimos “basta obras que empiezan y nunca terminan”. “Basta la mentira”, “basta la trampa”, “basta la corrupción”. Decidimos apostar al trabajo, decidimos terminar con que los recursos de los argentinos terminen en manos de unos vivos que vuelan con bolsos por el aire. Decidimos terminar con todo eso, con la patota y con la mentira. Y ¿qué obtuvimos? Esto que no es relato porque este pavimento no es relato, esto es real, esto que estoy tocando acá es real. Y, es así de rugoso, y está bien hecho, y va a durar muchísimos años sin siquiera tener que mantenerlo.
Y, esto le empezó a cambiar la vida a mucha gente. Recién veníamos con Andrea, instructora de Volvo. Y, ella nos contaba lo que ya sabemos, todos lo vimos. Camiones que vienen trayendo el trabajo de muchos argentinos a este puerto, o a buscar trabajo para muchos argentinos en el puerto, y que cuando llegan a la Ciudad o tienen que salir de la Ciudad no saben cuánto van a tardar, o no sabían cuánto iban a tardar, a paso de hombre, en esa Madero que veíamos nosotros durante tantos años. O, los colectiveros de larga distancia, como Abel, que cada vez que tenés que salir de la Ciudad no sabés cuánto vas a tardar en llegar a la ruta. O, aquel que viene a visitarnos, entra a la Ciudad y empieza otro viaje. Y, eso se resolvió. Con esta obra se resuelve. Como se resuelve a todos los que trabajan o viven en el microcentro que no van a tener que convivir más con los colectivos de larga distancia o con camiones, y mejora el medio ambiente y recuperamos tiempo. Y, todo esto son millones de horas, millones de horas que argentinos van a tener, ¿para qué? Para poder progresar, para poder crecer, para poder aprender, capacitarse, o para cultivar los afectos. En definitiva, horas que demuestran que recuperan libertad, libertad para elegir.
Y, esto es cambiar. Esto que hemos hecho es cambiar. Es dejar de darle la espalda a las cosas importantes que nos permiten crecer. Es demostrarnos a nosotros mismos, a nosotros mismos, todo lo que somos capaces de hacer trabajando juntos. Esta obra, ayer, tuve la suerte de venir a caminar, justo no coincidimos con Horacio que estaba en la hora de la siesta y él es puntilloso con la siesta los domingos. Sobre todo, si no juega Racing no se la mueve nadie la siesta. Y, estuvimos caminando con Guillo por acá, y la gente lo que te transmitía era alegría, esperanza, autoestima. De eso se trata el crecimiento de un pueblo, de una nación, de recuperar la autoestima, de derrotar la resignación. La esperanza le gana a la resignación. Y, eso es lo que estamos construyendo cada vez que terminamos una obra como esta.
Y, por suerte, esto está pasando en todo el país, porque un gran país como la Argentina, un enorme país como la Argentina, no puede crecer si no tiene energía, no puede crecer si no tiene infraestructura, no puede crecer, también, si no tiene transparencia. Y, por eso, encaramos, desde el primer día, lo que son las bases, las bases para que ese país crezca. Por eso, la revolución de las autopistas y las rutas, construyendo como hace 65 años no se construía para cuidar la vida de los argentinos, la revolución de los trenes, que recién hablaba María Eugenia de los talleres que estamos abriendo en todo el país, para también transportar el trabajo de los argentinos, para los argentinos y para el mundo. La revolución de los puertos, los aeropuertos, los puentes. La revolución de la comunicación para que haya 4G para todos, internet, y ya más de 6 millones de alumnos tienen internet en las escuelas porque queremos que tengan acceso a todo el conocimiento que existe para que tengan un mejor futuro. Y, la revolución de la energía con Vaca Muerta y las energías renovables. Es trabajo presente y futuro para todos los argentinos.
Esto es lo que estamos haciendo. Apostando a nosotros mismos, al trabajo en equipo, a la verdad, a la integración al mundo. Por eso, tenemos el apoyo de instituciones tan importantes como la CAF para poder hacer obras hoy y pagarlas en los próximos 20 años, pero disfrutarlas a partir de mañana. Y, eso es porque hemos vuelto al mundo, y hay un mundo que nos tiende la mano, un mundo que quiere que los argentinos seamos protagonistas del que viene, de lo que viene.
Y, quiero ir terminando, felicitando y agradeciendo a todos los que han participado en esto. A estos 3.500 trabajadores que algunos nos acompañan hoy. Estuvimos el viernes comiendo un asado muy rico con Horacio, y también ver la alegría de todos ellos, el orgullo, porque de verdad, de verdad les van a poder contar a sus nietos, los albañiles, los electricistas, los carpinteros, los que transportaron, los responsables de higiene y seguridad, los de limpieza, los arquitectos, todos les van a poder contar sus nietos, a sus hijos que ellos fueron parte de esta obra, que cambió el funcionamiento de esta Ciudad para siempre, y que le cambió la vida para bien a cientos de miles de argentinos. Empresas argentinas trabajando para los argentinos, para que haya un mejor futuro, para terminar definitivamente con la resignación. Nunca debimos resignarnos y nunca nos vamos a resignar, porque los argentinos podemos, los argentinos sabemos cómo, y cuesta, claro que cuesta, todas las cosas cuestan. Pero, hay que hacerlas, aunque no se vean, aunque no se vean, porque tenemos que tener la generosidad de pensar en las generaciones que vienen, no sólo en lo nuestro, en nuestro futuro y en el de los que vienen y esperan de nosotros que les allanemos un camino, que les demos herramientas para crecer. Y, eso es lo que estamos construyendo, las bases y los cimientos sobre los cuales la Argentina va a crecer muchísimos años, muchísimos años.
Por eso, diciéndoles gracias a todos, gracias por esta obra que nos entregan hoy, gracias Horacio y todo el equipo, gracias Guillo y todo el equipo, gracias a la CAF, gracias a todos los trabajadores.
Y, a todos los argentinos, les digo, sigamos cambiando juntos que sí se pude, como ayer me decían cuando caminábamos por acá la gente, sí se puede. Claro que se puede, por supuesto que se puede. Vamos Argentina, vamos.
Muchas gracias a todos. Muchas gracias.