PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, MAURICIO MACRI, DURANTE SU PRESENTACIÓN EN LA REUNIÓN DE LA FUNDACIÓN CÍRCULO DE MONTEVIDEO, EN BUENOS AIRES
PRESIDENTE.- Buenos días a todos, gracias al Círculo de Montevideo, por invitarme a compartir con cuatro maestros – diría yo- los chicos hoy en día dirían: “cuatro capos”, porque ellos ya gobernaron, lo hicieron bien, le hicieron mucho bien a sus sociedades. Yo particularmente aprendí mucho de ustedes; siempre el mundo te sorprende, me causó gracias – Julio – que ustedes se reunieron para decir: “el mundo y el futuro está cambiando” y cada vez cambia más y eso es una maravilloso desafío y las cosas que eran malas o desventajas, pueden ser, hoy ventajas. Estar lejos del centro del mundo, hoy parece una ventaja; y antes era que la Argentina está desfasada del mundo, de Chile, de Uruguay, de Paraguay, todos estábamos en el otro mundo. Y ahora el otro mundo se presenta casi como la única región de paz, que puede ofrecer algo que es tan valioso como eso, que no tenemos realmente profundos conflictos ni culturales, ni religiosos, ni históricos. Realmente cuando uno ve, por ejemplo, lo cerca que estuvimos de una guerra con Chile, hace algunas décadas, y hoy la relación que tenemos, es como que ahora estamos pensando todos en integrarnos. Y eso cambió vertiginosamente como cambió en el siglo anterior, con Brasil.
Entonces, yo digo que estamos ante un mundo muy complejo, donde los países centrales tienen muchas más dudas que certezas y nosotros tenemos más certezas, porque como nosotros venimos atrás sabemos que hay un tiempo que es como obvio que ya nos da una tarea, que es mejorar las instituciones, mejorar la infraestructura, mejorar los niveles de educación, que ahí es – tal vez – otra gran oportunidad porque nosotros nos quedamos – como Argentina y no puedo opinar como otros países porque ustedes han mejorado mucho y lo muestran las Pruebas Pisas, de ser el liderazgo de la educación, en América latina, a ocupar el pelotón de atrás, pero ahora está todo el sistema de educación en crisis, con lo cual no es que tenemos que alcanzar, sino a animarnos a revolucionar. Y ahí es donde todos encontramos nuestros límites, porque más allá de que hay un grupo que se resiste al privilegiar su interés personal, su pequeño nicho de poder, hasta – a veces – ejercido en forma mafiosa, a la mayoría lo que le pasa es que le da miedo el cambio, le da miedo soltar lo conocido por algo diferente. Ahí es donde hay un debate muy profundo, pero donde los jóvenes obligan, porque los jóvenes tienen otra audacia, que es propio de la edad, propio de este aparato que ha revolucionado todo, que es el celular y que los hace conectarse instantáneamente con los contenidos que ellos quieren. Entonces, creo que se presenta el mundo como algo muy desafiante, pero yo siento que para nuestra región es un momento de oportunidades, no es un momento defensivo, sino es un momento expansivo: seguridad alimentaria, seguridad energética, refugio de zona de paz. Creo que tenemos muchas herramientas para capitalizar este momento, tenemos que realmente, en serio, fortalecer las instituciones, ahí estamos desparejos. Siento que en Chile tomó una ventaja, un trabajo serio de más de 20 años; Uruguay, a su manera también, por más que están con mucha autocrítica interna, por algunas cosas, que han pasado en los últimos años y siento que por ahí Brasil y Argentina estamos, de distintas maneras, intentando fortalecerlas.
Ese es el gran desafío, porque salir de la discrecionalidad, del liderazgo unipersonal es lo que – finalmente – te da la solidez, cuando hay un conjunto pensante que reafirma valores, ideas, objetivos. Eso es lo que necesitamos consolidar en la Argentina.
-Segunda intervención del PRESIDENTE.- Ingeniero, usted ha hecho un razonamiento muy global y acertado, donde plantea por un parte lo que vive Chile que lo hablábamos el otro día con Felipe, en otra reunión de “padres e hijos”, que es la revolución de las expectativas. Cuando uno empodera, que es lo que uno quiere, al individuo, ese ser humano descubre, empieza a tomar conciencia de que puede, que debe, que merece y empieza este tema de que hay una cosa como de insatisfacción. Es un tema, ese es un tema importante, realmente. El otro que se cruza en su razonamiento es que algunos de los que ya están en posición de incomodidad piden que se les defienda esa posición y creen que el aislamiento de su país les va a garantizar eso. Yo no creo que el problema sea la globalización, el problema es la tecnología, que revoluciona todo lo que uno conoce. Entonces, por más que uno se cierre, que Estados Unidos se cierre, la tecnología la tiene adentro, Sillicon Valley, entonces tiene que cerrar Sillicon Valley, porque Sillicon Valley es el que impulsa inteligencia artificial, robótica, alimentación sintética, de ahí puede llegar a salir que (inaudible) se queden sin cosechar lo que cosechan; entonces, creo que el desafío es equivocado plantearlo en esos términos. Y yo diría que, yendo al centro de la cuestión y lo que yo realmente creo, es que al final del camino estamos acá, en este mundo, para intentar ser felices; entonces la pregunta que deberíamos todos llevar al debate permanentemente, ¿qué es lo que verdaderamente nos hace felices? ¿Feliz es saber que conservamos un derecho y sin ninguna obligación?, que es casi como decir ¿un derecho sin ningún desafío?, ¿nos hace felices una vida sin desafíos, una vida sin superarnos? Yo digo, ahí es donde tenemos que dar la discusión, porque es difícil… Yo veo con mis hijos cuando hablo, ellos no se plantean una vida de ganar seguridades, es como que quieren vivir cada momento, no están pensando cómo ahorrar para el siguiente paso, si se quieren casar, es como una cosa más libre; pero tienen que conservar, aún en esa libertad, no el espíritu del sacrificio, sino que ese esfuerzo por superarte es el que te va a permitir estar bien con vos mismo, y eso es lo que al final del día te asegura tener un estado de ánimo que te movilice todas las mañanas, sin despertador, que salgas de tu casa a hacer lo que tengas que hacer porque estás enganchado con tu tarea. Yo creo que ahí es el desafío de fondo y creo que lo más importante que como gobernantes tenemos que hacer, y que está en el centro de nuestra agenda, es lograr que la gente se comunique, lograr que se pueda relacionar, porque en esa dinámica se producen cosas, y hoy son las rutas, los aeropuertos, los puertos, los puentes, pero también es, por supuesto, internet. Ayer me fui a Malargüe, en el medio de las montañas, a una pequeña población, Barbas Blancas, menos de 100 habitantes, porque les llevamos la fibra y hoy tienen internet a la velocidad que necesiten. Son 140 personas y la revolución que sentían ellos de verse conectados con la Argentina, conectados con el mundo por primera vez, de pensar que pueden estudiar a distancia sin tener que moverse ni abandonar su lugar, que a ellos les gusta ese lugar en el mundo, uno va ahí y dice “qué cantidad de vidas hay en este mundo” porque en medio de nada uno no entiende por qué está ese pueblito ahí, por qué alguna vez alguien hizo ese pueblito. Y la verdad es maravilloso, tal vez le compliquemos la vida a esa gente porque ahora se va a conectar y va a empezar a tener demandas que no tenía antes, puede pasar, pero ellos querían estar conectados, y estaba muy bueno, y encima resolvió una simetría extraña porque a 30 kilómetros está esta estación satelital espacial europea que tiene esta antena que está por conectar ya también con Mercurio y con Júpiter, y ellos no se podían conectar con la capital de Mendoza, bueno, ahora se emparejó la cosa. Yo creo que, el centro del tema para mí es entender de qué manera uno llega a la felicidad y eso puede reivindicar el hecho de que hay que tener obligaciones, sin obligaciones es difícil que haya felicidad
-Tercera intervención Presidente.- Sabés, Felipe, que no puedo estar más de acuerdo con todos lo que has dicho, lo empecé a decir como Alcalde, como Jefe de Gobierno, de la Ciudad de Buenos Aires, cuando empezaron los problemas con Antonio Ledesma, que era mi colega en Venezuela, en la ciudad de Caracas, después siguieron con Leopoldo López, y Lilian Tintori estuvo en todos los actos nuestros de campaña, estuvo en el escenario con nosotros, porque yo quería mostrarle a los venezolanos que estamos con ellos, se lo debemos. Recordemos que fue uno de los países que más argentinos recibió, durante la dictadura, que tuvieron que ir al exilio. Venezuela fue un lugar que los acogió a muchos y realmente fue muy importante, pero – lamentablemente – sigo sin ver las salidas, porque este tema de que siempre hay un escalón más al Infierno con el tema de Venezuela se ha verificado, porque ya hace tres años escuchaba: “peor no pueden estar” y cuánto peor están, cuánto peor van a estar dentro de un mes, y dentro de dos meses, porque la situación alimentaria, la situación en el tema de salud es catastrófica. Hoy veía números de todas las cosas que pueden haber, que ya en el siglo XXI, se han desterrado y allí han vuelto como pandemias y epidemias, en Venezuela y la verdad es que es muy preocupante.
Pero también vale para entender lo importante de lo que pasó, en la Argentina, lo importante que vivimos en la Argentina, la decisión que tomaron los argentinos porque nosotros caminábamos en esa dirección, no hay dudas, porque negando la realidad, destruyendo y combatiendo los equilibrios institucionales, la libertad de prensa – como dijo Julio, al principio – lo que buscaban era fabricarse su propia película,- que es lo que ha hecho Chávez, primero, y Maduro, después - negando el deterioro sistemático que estábamos viviendo en la Argentina y un ejemplo de lo que podía haber pasado en nuestro país, si continuábamos en esa política, es lo que se está viviendo en Santa Cruz, que es donde se lo gobernó de esa manera, por más de 20 años, no por 12 años.
Entonces, creo agradecerles nuevamente esta oportunidad, decirles que la Argentina vive con mucha intensidad, este momento; hay mucho debate interno todavía, hay muchos miedos, hay mucho aferrarse a que se estaba mejor y por qué cambiar, y esto significa comprometer un esfuerzo personal; hay miedos a integrarse al mundo y, la verdad, que aislarnos del mundo nos trajo 30 por ciento consolidado de pobreza.
Por eso festejo este comienzo más dinámico de ir a un nuevo escalón del Mercosur, porque el Mercosur está lleno de agujeros, hay una cosa política que funcionó muy bien, pero que después no consolidamos y ahora el mundo que debería asociarse con el Mercosur se va a encontrar con que ellos tienen moneda única, coordinación absoluta macroeconómica y nosotros todavía tenemos cosas que mejorar y tenemos que converger con la Alianza para el Pacífico, porque tenemos que ser una unidad. Entonces son muchos desafíos a encarar, pero para mí son todos desafíos, que si nos animamos, nos van a permitir reinventarnos que es lo más lindo que te puede pasar en la vida, construir una nueva vida dentro de la misma vida. Y ahí también es donde hace falta el coraje del empresariado, que no quiera defender también su rinconcito y que entienda que si tiene capacidad emprendedora, tiene acceso al financiamiento, como hoy tiene la Argentina, va a poder reequiparse, reinventarse y ampliar su oferta hacia el mundo, teniendo en cuenta que tenemos dos cosas, que son maravillosas: valiosísimos recursos humanos y cuantiosos recursos naturales. Así que lo que hay que hacer es combinarlos con un gobierno que facilite, que simplifique y no que te ponga trabas todo el tiempo y esté como queriéndote antes de que puedas volar a ver qué te puedo sacar. Aquí hay que generar riquezas para poderla distribuir, un Estado que lo haga de forma justa, que claramente combata todo tipo de exclusión, a partir de la mejora en la educación, un acceso a la capacitación y al trabajo, que es la verdadera solución a la pobreza.
Así que gracias por la invitación, muchas gracias.