Discurso del presidente Mauricio Macri en la reunión de gabinete ampliado en el CCK

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PALABRAS DEL PRESIDENTE MAURICIO MACRI, EN LA REUNIÓN DE GABINETE AMPLIADO, CCK

Ya me hicieron entrar en calor, la verdad que es muy energizante estar hoy acá, ver toda esta ballena llena de este entusiasmo, de esta alegría, de este momento que nos estamos dando para retomar la tarea. Mucho se ha hablado acerca de mi frase del equipo mejor de los últimos cincuenta años, pero yo hoy les digo que ratifico lo que dije. Pero también en línea con lo que escuchamos, anteriormente, de ellos cuatro, no significa mucho – lamentablemente – con mucha tristeza, porque si uno mira 50 años para atrás encuentra una Argentina, donde casi la pobreza no existía; una Argentina que tenía uno de los mejores sistemas de educación pública del mundo, además de liderar en Latinoamérica. Entonces no tenemos una vara muy alta con la cual comparar, porque lo vemos en la calle qué es lo que ha pasado.

Voy a tratar de decirles algo más, porque si hay algo que le puede dar alegría a alguien que ha hecho un culto de formar equipo y de formar gente, de ayudarlas a crecer y desarrollarse es lo que yo experimenté en esta última hora, escuchándolos a ellos cuatro, porque fue tan sentido, fue tan profundo lo que dijeron y cada uno agregándole su impronta que con mucha alegría tengo que decirles yo - de verdad – que María Eugenia mintió, que ya queda poco por agregar, porque ella agregó un montón de cosas más. También me perturba tanto silencio, después de todos los gritos que escuché ayer. Así que necesito que alguno me grite así me puedo orientar. (Gritos y aplausos.) Eso, eso, ahí empiezo a entender cómo tengo que hablar porque ustedes…. es una locura. La verdad que el discurso presidencial es una carrera de obstáculos, en la Argentina, es demencial. (APLAUSOS). Pero ayer, en esta doble locura, porque los que estuvieron ahí vieron una asamblea, un primero de marzo distinto, del que lo ve por televisión, porque por televisión no escuchan ni el uno por ciento de todo lo que pasa allí adentro, con lo cual es muy gracioso esta situación que la gente diga: “che, que bien, estuvo tranquilo”, qué es esto, entonces te das cuenta que vos tenés que estar disociado porque si reaccionás frente a un impulso que los demás no ven quedas como un loco. Es disparatado… la verdad que otras tantas cosas que vamos a ir mejorando con nuestra convicción.

Pero más allá de ese espectáculo semi-bochornoso, que vimos allá adentro - por ser educado - hacía afuera logramos establecer cosas importantes, dentro de un contexto de mucha incertidumbre, porque hay un dato, que ellos no dicen, que más allá de las gracias que recibimos, que son millones, pero que tampoco llegan a ser la mayoría de los argentinos, son millones y muy valiosos. Y cuando uno habla de millones sentimos que somos muchos y somos apenas algo menos de 3.000 personas, hay una enorme mayoría que nos votó, que nos apoyó por una demanda que siente que nosotros les pedimos por las nuestras, o sea que ellos no nos deben nada. Los de las gracias sí se dan cuenta del esfuerzo, lo valoran, tiene otra dimensión, por ahí tienen otra posibilidad de mirar la realidad. Por ahí la vida les dio otras herramientas, pero los otros también quieren un cambio. No es que sean peores, sino que bueno por ahí están agobiados por las situaciones que viven. Entonces ellos ven a Marcos, a Horacio, a Gabriela, a María Eugenia y dicen: “bueno, flaco, vos sólo pediste ser Intendente, Diputado, Gobernador, Senador, ahora arreglá las cosas, entonces hay que entender que es razonable, es parte de las relaciones humanas, es parte de esa crítica que yo recibí, ayer, que es legítima porque soy el Presidente de todos y aun habiéndote votado o no tienen derecho a plantearte sus críticas. Entonces, también, tenemos que corrernos de ese lugar de: “¿pero cómo - loco - con lo que yo me estoy rompiendo y vos me venís a decir esto?”, que también es muy humano en nosotros, a todos nos pasa. Porque nosotros sabemos, que nos levantamos una y otra vez, en la madrugada, y emprendemos la tarea horas y horas de servicios públicos, que significa que estamos trabajando para todos, no para nosotros. Tal vez – en el fondo – más que nadie para nosotros, porque la alegría y la paz interior que eso nos da es único, es único. Es algo maravilloso cuando vos sentís que diste y le cambiaste la vida a alguien, de verdad, de verdad.

Y aunque muchos no lo sepan, uno lo transmite, uno se ilumina, uno tiene como una paz interior que ilumina y lo primero que ilumina e irradia como algo valioso, volviendo a algo de ayer, es al mundo de tus afectos, porque cuando vos estás bien irradias eso y estas ayudando a tus hijos porque sabemos todos, y le podemos decir a los chicos, millones de veces: “no te levantes de la mesa hasta que no terminen los grandes de comer” y si el papá se levanta, a mitad de la comida, para ir a ver el partido de fútbol, los chicos se levantan toda la vida de la mesa. Es así, lo único que ven ellos son los ejemplos. Entonces ese ejemplo que ustedes están dando de entrega, de vocación - y yo les digo por los míos, que los tres mayores saben que nunca compartieron mi vocación política y han mantenido un enorme bajo perfil- y agradezco a Dios, que en eso han respetado los medios de comunicación, que ellos han querido tener una vida aparte y por más que no digan nada, por lo menos una no me dice nada, es como una cosa, que no me afloja nunca, yo sé – que en el fondo – ella mira, observa y tiene como una línea en su cabeza, tiene como algo que la inspira y la lleva a entender de qué se trata la vida, que la vida no se trata de entender: “yo quiero, yo quiero y yo quiero”. Es muy frustrante esa vida, es muy vacía esa vida. No sólo no se arregla con una tarjeta Gold, en un shopping, dándole, dándole. No, eso se te acaba en un minuto y medio y empiezas a pensar, dónde estoy, qué hago.

Entonces esto, que hemos emprendido, es durísimo… es durísimo, pero lo que nosotros nos llevamos en el corazón no nos lo va a dar ninguna otra cosa en nuestra vida. Y hay que entender, también – ahí tengo una pequeña disidencia con lo que dijo Horacio - los que se dan cuenta, en la mayoría de los casos, de lo que pasaba son los que nos dicen: “gracias”, y siguen siendo la minoría. Lamentablemente, hay una mayoría que no le dieron las herramientas para mirar al largo plazo; es más – en estos últimos 50 años – nadie les habló de que era importante proyectar a largo plazo.

Entonces les fue muy fácil frente a años de decepciones, a años de incumplimientos, que apareciese un Gobierno, que les regalaba un montón de cosas, y dice: “qué bueno - al fin - alguien de todos los que me prometieron y no hicieron nada… estos me regalan cosas”. Y nosotros tenemos la tarea de decirles - porque estamos convencidos - que le regalaron presente para robarles el futuro. Porque detrás de cada regalo se hipotecó una energía, una fuente de crecimiento, una posibilidad de proyectarnos. Y volviendo al primer punto, lo más triste que puede haber para cualquier ser humano es que alguien te regale el presente y te hipoteque, te anule la capacidad, la posibilidad de lo que significa para vos construirte un futuro, porque cuando vos te lo construís eso te genera una dignidad y una impronta, y una presencia, y vos sabés que hiciste esto y lo transmitís, y tenés una seguridad, y se la podés en la formación de tu familia.

Pero cómo vas a poder armar una familia, formar una familia, si ellos te sometieron a la dependencia, ellos te sometieron a decir “vos no sos capaz de hacer nada, tomá, yo te doy algo y quédate en tu casa”. Si sabemos que no es verdad, sabemos todos que al recorrer, como también dije ayer, y cuanto más recorro el país y escucho razonar al ciudadano argentino medio, veo su sentido común, yo digo a esta persona con las mínimas herramientas no lo para nadie. Y este es nuestro desafío, porque claro, el último liderazgo que tuvimos acá tuvo la circunstancia histórica de la peor crisis que tuvo la Argentina tal vez, entonces hablaban del infierno, entonces claro, con el “cuco” del infierno es fácil transformarse en la alternativa a eso, frente al infierno cualquier cosa, como funcionamos los seres humanos, es fácil de sentirse que es mejor. No, Dios nos dio un desafío muchísimo mayor a nosotros, porque todo esto que nosotros sabíamos que iba a pasar, era cinco metros más y venía el precipicio, y paró justo en el último metro.

Entonces nuestro desafío es para aquellos que no tomaron conciencia, que son muchos, de tratar de mostrarles la diferencia de la Argentina que nosotros vemos, y lo más importante, que los incluye a ellos, porque también nos juega en contra el tema del miedo, porque a muchos que les gustó la visión de esa Argentina que queremos proyectar, a último momento, acuérdense, en la segunda vuelta volvieron para atrás y no nos votaron, porque vino el miedo a la cancha, y el miedo es “uh, a mí me encantaría, ¿pero si yo no puedo, y si a mí no me da?” Yo les digo, no, por favor, es mentira que a ustedes no les da, porque lo peor que logra el populismo es la resignación, es que la gente crea que se tiene que conformar con eso, se tiene que conformar con vivir en una casa si cloacas, si agua potable, sin pavimento, y si llueve no hay día, pero le dimos un plasma. No, la gente tiene que saber que tiene derecho a vivir dignamente, tiene derecho a recibir las herramientas, a partir de la educación, para que ellos y sus hijos puedan progresar.

Entonces nosotros tenemos, como dijeron ellos, la obligación de transmitirles ese más uno, ese horizonte, esa esperanza, esa visión que tenemos, porque claramente eso es liderar, y frente a tanto grito de aquellos que no quieren que esto cambie, porque a ellos les ha ido muy bien, a ellos les ha ido muy bien apropiándose del Estado, claramente, ellos quieren levantar el dedo y no pueden justificar nada de lo que tienen ni de su historia, porque siempre han vivido adentro de ese circuito permanente.

Entonces digo, tenemos esa obligación, y hasta ahora todo lo construimos y queda claro, y lo diré de vuelta, porque creyeron en lo que les decíamos, y creyeron porque nos vieron cerca, nos vieron gente normal, gente que no les quiere decir que esto es un sobretodo, no, les decimos esto es una camisa, y eso empezó a construir un vínculo desde la verdad, por eso yo machaco con la verdad, porque todo es la verdad, y la Argentina tiene que volver a manejarse con la verdad, nos han enfermado mucho con la mentira y con los eufemismos, en vez de hablar en forma directa. Estuve en España, la gente habla en forma directa, dice las cosas, “mirá, no me gustó lo que dijiste o lo que hiciste”, no empieza a decirle: “bueno, mirá, yo pienso que sociológicamente…”; “no, flaco, me cayó como el culo lo que dijiste, punto”. (APLAUSOS)

Eso naturaliza las relaciones, eso crea realmente un mayor vínculo, nos libera tiempo, nos hace estar más en contacto con los jóvenes, que van en esa línea, en esa cosa del chateo ridículo que cada vez se acortan más las palabras, entonces ya te ponen “ándate a la…”, dos palabras más, dos letras más. Entonces digo, ahí tenemos un rol.

Yo entiendo, primero que entiendo, porque como dijeron, soy el que voy primero en la fila, y hay días en que la agresión…decís, uy, por Dios, dónde meter tanta cosa, tanta mala energía, pero hay que hacer el aikido, tratar de dejarla pasar a la mala onda y transformarla en energía positiva. El enojo tenemos que saberlo canalizar en hacer más.

Yo les he repartido a muchos, pero hoy acá somos muchísimos más, el cartonero no invierte tanto, pero les recomiendo de verdad, porque aparte fue hecho por un inglés-argentino, porque vivió muchos años en su infancia en la Argentina, me enteré, porque vino acá de visita y le pedí que me venga a saludar, muy interesante el tipo porque combina que es fanático del fútbol, es un experto en el Barcelona, y la vida de Mandela. Les recomiendo “La sonrisa de Mandela”, es chiquito aparte, el tipo tiene la inteligencia de no ser presumido y querer hacer un libro de quinientas páginas, cuando en realidad todos esos libros de biografías se pueden hacer resumidos y uno toma lo más importante de la vida de una persona. Es chiquito, se lee, yo lo llevo leído cuatro veces por lo menos, cada vez que siento que estoy por querer matar a alguien, agarro a Mandela y digo, a ver Mandela, cómo hiciste, la puta madre. (APLAUSOS)

Léanlo ese libro, realmente léanlo, hubo un hombre que pudo pasarse casi treinta años preso sin haber cometido ningún delito más que pensar en la libertad, en la igualdad de derechos para su pueblo, y salir de ese lugar con –escúchenme - cero resentimiento; tanto que hasta aprendió un idioma en la cárcel para poder dialogar en el idioma de ellos, las condiciones de que él nunca abandonó en su cabeza de lograr la libertad y la igualdad de derechos, y hasta fue al funeral, cruzando todo el país y ya siendo presidente, de la mujer del carcelero de él durante todos esos años, y millones de gestos más, que lo que estamos viviendo nosotros les juro que les va a parecer pequeño, les va a parecer que todas estas cosas que nos gritan, nos insultan, las mentiras que dicen, van a decir por nuestras familias, por nuestro país, por nosotros, el esfuerzo que tenemos que poner no es tanto.

Así que busquen bien adentro, busquen bien adentro que lo tienen, y claramente lo tienen, si están acá tienen esas reservas, tienen esa entereza, tienen ese corazón, busquen bien adentro. Y recuerden también que lo que más me costó entender, desde que asumí la presidencia, es el cambio del simbolismo, lo que representa la palabra de uno hoy. Todos ustedes tienen que hacer lo mismo y entender que aunque ustedes crean que no, en su barrio, en el supermercado, en el club, en el colegio cuando van a buscar a un hijo, hay siempre varios que los están observando y diciendo: “este trabaja en el Gobierno, este es uno de los que quiere el cambio, este es de Cambiemos”. Entonces en cada actitud que ustedes tengan están convalidando una forma de ser, no es solamente cuando estoy en modo campaña, uno lo siente o no lo siente. Entonces, la humildad, la escucha, la cercanía, tienen un valor enorme, porque muchísima gente en la discusión del por qué no funciona el sistema energético se pierde, es complicadísimo, realmente es un tema de una complejidad enorme, yo aprendo todos los días con Juanjo para entender los tres niveles ¿Entonces vamos a pretender que un ciudadano común entienda el por qué es bueno pagar lo que vale la energía, por qué es bueno consumir menos energía y fue malo lo anterior? No, es muy difícil. Entonces lo que vale es le creo o no le creo, y eso sale del corazón. A trabajar. (APLAUSOS)