PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN, MAURICIO MACRI, ACTO EN CONMEMORACIÓN DEL BICENTENARIO DEL CRUCE DE LOS ANDES, EN EL PLUMERILLO, LAS HERAS, MENDOZA.
Señora vicepresidenta de la República; señor Gobernador de Mendoza; señor Gobernador de San Juan; señor Intendente de Las Heras; autoridades nacionales, provinciales; del hermano país de Chile; Fuerzas Armadas; amigos de Las Heras; argentinos, buenas tardes: es una enorme alegría y un honor estar, hoy, acá en esta tierra con tanta historia y con tanto futuro conmemorando 200 años de ese momento, donde cambió el destino de la Argentina, de Chile y de Perú.
Hace algunos meses, con mucha emoción, festejamos el Bicentenario de la Independencia de nuestro país y hoy estamos acá para festejar 200 años del momento en que se movilizaron mendocinos, riojanos, sanjuaninos y de varias provincias más, en una hazaña que liberó medio continente. Y cuando uno mira y observa concluye que el principal legado, que nos dejó esa hazaña, es la libertad. ¿Qué significa ser libre? Significa que podemos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestro futuro, que podemos elegir, que podemos construir la mejor versión de cada uno de nosotros. Y ese es el mayor sueño que tengo como Presidente: ayudar a todos los argentinos, a todos los que habitan esta maravillosa tierra, desde La Quiaca, hasta Ushuaia y desde la cordillera hasta el mar, a que puedan elegir el camino de la búsqueda de la felicidad.
Y hay otra enseñanza – que también citaba el Gobernador Cornejo – la segunda enseñanza es que si queremos que un proyecto tenga éxito hay que trabajar en equipo. Por eso, el General San Martín, un hombre único, con cualidades, con valores, un hombre extraordinario desde su inteligencia superior entendió que para que esta hazaña tuviera éxito necesitaba de mucha gente y se abocó a convencer, a entusiasmar, a generar la confianza en muchos de que la libertad era posible, de que ese sueño de libertad era posible.
Y hoy – en el siglo XXI – los argentino volvemos a tener un sueño, estamos convencidos que una Argentina desarrollada, sin exclusión, con oportunidades de progreso para todos es posible y es posible porque entendimos que esto va a suceder si estamos juntos, si trabajamos en equipo, si cada uno hace su aporte, si cada uno busca qué es lo mejor que tiene para dar. Y eso es lo que está pasando en el país.
Llevo un año y un poquito de presidente y he tenido la suerte de viajar mucho alrededor del país y encontrarme con muchos argentinos, como Don Cruceño – Gobernador Alfredo – que conocí acá en Pedriel y que es un viejo, pero joven a la vez líder barrial, que a partir del deporte ha pasado más de 50 años educando con los buenos valores a nuestros jóvenes y no saben el respeto y el amor que le tienen en su comunidad y el amor que él les da a su comunidad; o como Gloria e Irene – Sergio – que las conocí en San Juan, que cuando tenían 15 y 19 años, abrieron un pequeño emprendimiento en su garaje para fabricar alpargatas y hoy, unos años después, ya tienen 15 mujeres trabajando con ellas y qué es lo que lograron creyendo en sus capacidades: ser protagonistas de sus propias vidas. Y tendría muchos ejemplos más, pero quiero darles uno más: el de David, un jujeño, que hace pocos meses inaugurando un tramo de la autovía, la ruta 5, en Buenos Aires, se me acercó y me dijo: “presi, esta es la tercera obra que inauguramos juntos”. Y yo le pregunté a David cuáles otras. Y me dijo: “yo trabajé en el Metrobus, de la 9 de julio y trabajé en un bajo nivel de la Avenida Federico Lacroze. Y me encantaría poderles mostrar, hoy, la mirada, la sonrisa, el orgullo que tenía David de sentir que él había hecho su aporte, que él había sido protagonista de cosas buenas para otros argentinos. Claramente ese es el camino.
Y una tercera enseñanza, que nos deja el General y esta hazaña, es que la Argentina – sin lugar a dudas – tiene un rol regional y un rol mundial, porque está en nuestro ADN nuestra responsabilidad de liderar, de conducir y hacer un aporte, más allá de nuestras fronteras.
En esta etapa de desafíos que hemos asumido, de cambios, donde queremos ser parte del siglo XXI con sus innovaciones también queremos ser parte de las soluciones a los problemas globales, de hacer nuestro aporte a la seguridad alimentaria, a la generación de energías renovables, al combate del narcotráfico, del terrorismo, del cambio climático la Argentina tiene mucho para aportar, los argentinos tenemos mucho para aportar.
Yo les hablé de los sueños, de lo que estamos viviendo, de lo que estamos sintiendo, de que sentimos que tenemos una agenda que nos desafía, dura pero la esperanza muy alta porque a partir de poner la verdad, como una forma de vincularnos, hemos comenzado el trabajo en el sendero correcto. Y acá, el Intendente me decía, que cuando se conmemoren los 300 años van a poner un toldo. Bueno, yo voy a estar entre el público, no sé ustedes, yo voy a estar a los 300 acá también y espero y quiero imaginar qué va a decir el Presidente, en ese momento. Yo espero que el Presidente diga: “hace 300 años hubo un General que se animó a pensar que por más que esas montañas intimidaban se podía cruzarlas y liberar pueblos hermanos y así asegurar nuestra propia independencia”. Pero que también diga que hace 100 años atrás, la Argentina emprendió una etapa de cambio, que nos llevó a una etapa de crecimiento, que nunca más se detuvo porque basado en los valores centrales y fundamentales para nuestro pueblo: que es el respeto por el otro; el trabajo en equipo y decirnos la verdad, que generó una gigantesca confianza que potenció y aceleró este proceso de crecimiento y puso a la Argentina en ese lugar de liderazgo que nos corresponde y que nos llama en la historia de América latina.
Así que gracias a todos por este momento; estoy seguro que este viaje que van a emprender va a ser un éxito, como es todos los años y espero que nos sirva de inspiración para esta nueva etapa, que hemos comenzado en la Argentina y que siento que cada día, sin lugar a dudas, vamos a estar un poco mejor.
Para todos y con todos: ¡Viva la Patria”. (APLAUSOS).