PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA NACIÓN MAURICIO MACRI, EN EL ACTO DE ENTREGA DEL PREMIO “MAESTROS ARGENTINOS”, REALIZADO EN LA NAVE DE LAS CIENCIAS, PREDIO DE TECNÓPOLIS - VILLA MARTELLI
Buenos días a todos.
Quiero sumarme a la alegría expresada por el Ministro, y especialmente por todos ustedes. Si hay algo que uno siente, que acá se sobrevuela, es futuro, esperanza, vocación, todos elementos fundamentales para esta Argentina.
Y quiero felicitar al Ministro y a todo su equipo por haber impulsado esta iniciativa, como él dijo desde el principio, porque hoy claramente -no sólo en este evento, sino en una parte central de lo que necesitamos hacer- los protagonistas, el centro, las personas clave, son ustedes: nuestros docentes.
Y es como la contracara, pero también la puerta que se abre a lo que me tocó plantear ayer, que es reconocer cuál es el punto de partida en nuestro país; reconocer el grave problema y expresar la bronca, el dolor que nos genera. Y a la vez, transformar toda esa bronca y ese dolor en compromiso, que es claramente trabajar juntos para derrotar la pobreza. Cuando tomamos conciencia –muchos lo sabíamos- pero también cuando uno lo ve finalmente plasmado en un número, que uno de cada tres argentinos no tiene las posibilidades, las oportunidades que queremos todos merecer, nos tiene que convocar; nos tiene que, realmente, convocar a trabajar juntos.
Y además, yo decía ayer que en la solución a la pobreza, el cambio y la diferencia lo hace la generación de puestos de trabajo de calidad. Y todos sabemos que eso no se logra mágicamente, eso se alcanza si se comparte entre toda la población esto que es tan central, que es la educación; que además, como siempre le digo a los chicos: “lo que vos incorpores acá adentro es lo que nunca, nadie, te va a poder sacar; lo que es tuyo, lo que te va a dar las herramientas para saber quién sos, para saber qué querés, y sobre todo para poder alcanzarlo, para poder lograrlo”.
Entonces, creo que en ese desafío hemos entendido todos que hay mucho por hacer, que no sirve reivindicar que tuvimos el mejor sistema de educación pública de América Latina, porque ese tampoco serviría hoy en el siglo XXI. Lo que sirve es decir: somos capaces de construir las herramientas a través de un sistema de educación, a través del cual nuestros jóvenes alcancen todas esas oportunidades que soñamos para ellos, empezando por nuestros hijos. Podemos, tenemos con qué.
Y este encuentro hoy, es para demostrarles a los argentinos que tenemos muchos docentes talentosos, capaces. Y lo que quiero pedirles hoy, en este reconocimiento que han recibido todos ustedes, es que nos ayuden a vencer los miedos; porque también hay muchos otros docentes que tienen las mismas capacidades que los aquí hoy presentes, pero que viven la necesidad de innovar como una amenaza, como un peligro. Y eso nos puede condenar a todos, porque estas son las reglas con las cuales el mundo en el siglo XXI se va a desarrollar: globalizado, innovando, abriendo paso a las nuevas tecnologías, entendiendo que desde un celular se pueden edificar millones de cosas. Y por eso tenemos que abrazar esas herramientas, ponerles nuestra capacidad, ponerles nuestra emocionalidad -como decía el Ministro- y contagiar a todos que se puede emprender un camino de crecimiento.
Por eso estos proyectos que recorren la incorporación de tecnología, el cuidado del medioambiente, otro elemento que está en el centro del debate de la Argentina hoy, porque nos quedamos sin energía. Y además, porque nos hemos sumado a comprometernos con el mundo en el Acuerdo de París, que plantea metas muy ambiciosas en términos de reducción de la emisión de gases. O en la conectividad con alumnos de otras partes del mundo, en conceptos de programación, el nuevo lenguaje; todas estas cosas que ustedes han innovado y han puesto de una manera que sea accesible, que creen puentes con los alumnos –que también es un desafío-, porque en nuestra época, si nos decían “presten atención” nos quedábamos más quietitos en la clase; ahora es como un desafío lograr captar la atención.
Pero es un desafío las 24 horas del día entre todos los habitantes de este planeta, porque tenemos tanta información, que hay momentos en los cuales estamos aturdidos. Entonces, todos competimos por cómo se llama la atención, cómo logramos que los chicos se concentren en esto que queremos compartir y que los va a nutrir y que, insisto, les va a dar las herramientas fundamentales en el camino hacia la felicidad; porque si cada uno de estos jóvenes que hoy nos acompañan, tiene la posibilidad de elegir dónde vivir, en qué trabajar, las posibilidades de que sean felices son mucho mayores que si tan sólo se tienen que resignar a un trabajo que no sienten, a un compromiso que no tienen.
Entonces, creo que lo que estamos haciendo hoy, es invitar a que todos creamos en lo que somos capaces; que todos, entendiendo que la educación es la herramienta central, fundamental, que va a hacer la diferencia para que en este país vayamos, año tras año, reduciendo la pobreza; que tenemos que poder invitar, convencer, a todos los docentes del país, a los padres, a las madres, dándole apoyo a ustedes en su tarea, al Gobierno Nacional bajando línea, pero a cada provincia, -y agradezco la presencia de los Ministros que nos acompañan hoy- a que este es el camino. Y para eso hay que confiar en que podemos mejorar, y que una evaluación no es un castigo, sino que es un alerta, es la posibilidad de hacerlos entender en qué podemos mejorar, qué nos está faltando. Esto es parte del compromiso al cual los he invitado: que nos manejemos con la verdad, la verdad cruda que dijimos ayer: más del 30% de argentinos debajo de la línea de pobreza.
Pero creyendo hoy más que nunca, después de haber compartido la emoción de todos ustedes -me hicieron caer unas lágrimas al ver la alegría que tenían-, me voy más convencido que nunca de que, claramente, podemos. Que sí se puede producir este cambio, si trabajamos juntos. Muchas gracias a todos. (APLAUSOS)