Y hoy quiero hablarles a todos los argentinos, desde aquellos que producen lana de llama en la Puna, hasta a aquellos que producen lana de oveja en la Patagonia; desde los que en el Litoral producen yerba o cítricos, a aquellos que al pie de la Cordillera producen olivo. A todos, absolutamente a todos los argentinos, les quiero decir la enorme importancia que tiene el campo para este país y, especialmente, en este momento.
Hace un tiempo escuché la respuesta que dio mi amigo Alfredo de Angeli a qué significaba el campo para él y Alfredo me dijo: “El campo son los abuelos, el campo son los padres, son los hijos, es un pedazo de mi vida y no sé qué sería de mí sin el campo”. Y me sentí muy identificado con las palabras de Alfredo por más que nunca he sido un hombre de campo.
Pero sí el campo me lleva a mi infancia, a Tandil, a mi abuela Argentina Blanco Villegas, un personaje muy importante en mi historia, a mi familia materna, a mi madre, a mis primos y a mi tío, Jorge Blanco Villegas que supo empezar como pequeño productor y puso mucho amor y mucho trabajo en este país, y que estoy seguro que en este momento nos mira con alegría, sabiendo que hemos comenzado una nueva etapa en nuestro país basada en el amor, en el querer crecer, desarrollarnos, disminuir la pobreza y hacer un país más justo.
Pero este maravilloso país hace muchos años que crece por debajo de sus potencialidades. En los últimos cinco años, nulo crecimiento y casi por una década, miles y miles de pequeños productores de todo el país escucharon a su gobierno hablar de ellos y nosotros. Y llegó a tal límite que era ellos o nosotros.
Pero por suerte hoy podemos decir con alegría que eso se terminó, que ahora somos todos juntos tirando del carro para hacer crecer este país, en un mismo equipo, dialogando, escuchándonos, respetando al otro, que es la única manera de construir progreso.
Por eso, desde hace siete meses que trabajamos en el equipo de gobierno para que el campo sienta que se le ha sacado la pata de encima y, todo lo contrario, se le está tendiendo la mano. Porque el campo es mucho más que lo que puede producir, es mucho más que los impuestos que puede pagar; el campo es nuestra historia, es nuestro emblema, es nuestra tradición, es nuestra cultura. Y para mí, el campo es un claro ejemplo de solidaridad.
Por algo “gauchada” viene de gaucho, porque el gaucho con su chata jamás te deja al costado del camino; el gaucho siempre tiene un bidón de gasoil para el vecino que lo necesita; el gaucho siempre te ayuda, siempre te acompaña, siempre te tiende la mano.
Pero ustedes también, la gente del campo sabe lo que es plantar una semilla, que hay que cuidarla, que hay que regarla y acompañarla para que surja una planta donde antes no existía. Y es lo mismo que hay que hacer con la confianza, como dijo Luis Miguel, que es esa fuerza arrolladora que produce, se potencia. Y ahí es donde nació el asociativismo tan exitoso que tiene el campo argentino, la institucionalidad agropecuaria en cada pueblo de la Argentina con una enorme participación ciudadana.
Pero también el campo es tecnología, es desarrollo industrial, con maquinaria agrícola de primer nivel internacional, el campo es innovación, desarrollo de tecnología. No en vano el mundo solo utiliza el 10 por ciento de la siembra directa cuando en este país tenemos 90 por ciento por siembra directa.
La semana pasada tuve la suerte…no, fue esta semana, perdón, pasan tantas cosas en cada semana de esta apasionante tarea de tratar de liderarlos al crecimiento que me pareció que habían pasado más días. Estuve visitando el INTA de Castelar, viendo las cosas que hemos hecho, las que estamos desarrollando y ni qué hablar de las cosas increíbles que estamos en vías de desarrollo.
El INTA es un instituto que demuestra lo que somos capaces de hacer; el INTA es una institución de desarrollo de tecnología agropecuaria que lidera en el mundo entero. E, insisto, eso es lo que nosotros somos, lo que somos capaces de hacer y con eso nos tenemos que conectar.
Hace siete meses que trabajamos con este maravilloso equipo que me acompaña, con la obsesión, con la pasión por lograr que funcionen todas las herramientas que nos permitan crecer, desarrollarnos, generar empleo de calidad, que es la verdadera solución de la pobreza. Y empezamos por la dura tarea de normalizar nuestra economía bajando la inflación -esta estafa que es la inflación-, diciéndole basta a la mentira y a la corrupción porque así no se puede vivir ni trabajar. Y les he propuesto vivir en la verdad, esta verdad que nos desafía, que no es fácil. Pero no sólo en la verdad entre el Presidente y los ciudadanos, la verdad como moneda de cambio entre todos los argentinos, porque la verdad es lo que nos lleva a la confianza, a la estabilidad, a ser predecibles, confiables entre nosotros y con el mundo.
Pero, además, les he querido proponer que vayamos por el camino del progreso compartido, que significa muchas cosas más: significa que este campo, que también representa muchas cosas que tienen que ver con la infraestructura, con el desarrollo de las economías regionales, que tiene que ver con que cada argentino, como dijo Luis Miguel, pueda elegir dónde vivir, dónde trabajar, porque ese es el verdadero desarrollo del país.
Pero, también hemos tenido que tomar y he tenido que tomar decisiones difíciles que han costado, que han sido dolorosas; pero que también nos hemos ocupado desde el primer día de tomar medidas para acompañar a aquellos que están en situación más vulnerable. Y ahí, tomando medidas para más de 10 millones de argentinos que significaron más Asignación Universal por Hijo, tarifas sociales, asignaciones familiares, la recomposición a nuestros jubilados, los seguros de desempleo, la devolución del IVA y varias medidas más, que buscaron acompañar a que vayamos en el camino correcto y todos juntos.
Por eso, hoy también quiero decirles que agradezco profundamente el nivel de entendimiento que ha habido en la Argentina; agradezco profundamente este apoyo mayoritario que hemos tenido a pesar de estos duros momentos. Esto es una muestra cabal de la enorme madurez, del enorme aprendizaje que hemos tenido en este querido país. Así que, gracias de corazón a todos por ese apoyo.
Como les decía, si soñamos, si queremos una Argentina federal, tenemos que estar conectados. Por eso es que hemos impulsado este plan que es el más ambicioso de nuestra historia en construcción de infraestructuras, con un fuerte eje en lo que hemos llamado el “Plan Belgrano”, que es un plan de reparación histórica para el Norte argentino. Porque todos los argentinos tienen derecho a que su trabajo sea reconocido, que su trabajo valga.
Y, entonces, el desafío en el que también estamos comprometidos y que recién comienza es mejorar nuestro sistema de logística. Tenemos que lograr que cada uno pueda desarrollar su vida donde elija hacerlo y, por eso, necesitamos un país conectado.
También, quiero hacer un eje importante en lo que yo creo que va a ser aún más potente que la disminución de las retenciones, que es la Ley Pyme. Porque el secreto del desarrollo, el futuro de nuestro país, está en el desarrollo de cada economía regional. Y eso significa el desarrollo de los miles y miles de pequeños productores a los cuales queremos acercarnos, llevarles la tecnología, la capacitación, el financiamiento, porque si ellos crecen, crece la Argentina y ese es el sueño: que cada pequeño productor pueda progresar en la Argentina.
Y es verdad, el campo respondió y me alegra mucho haber escuchado a Luis Miguel decir que éste es sólo el comienzo porque necesitamos muchos más.
Pero también es verdad que hay economías regionales que todavía tienen dificultades y que una producción primaria fundamental de la Argentina, que es la lechería, está enfrentando severas dificultades. Y ahí es donde espero que juntos sigamos trabajando para encontrar la manera de retribuir a nuestros queridos tamberos ese trabajo tan valioso que realizan todas las mañanas desde muy temprano.
También coincido en que es un tema aparte el medio ambiente y siempre tenemos que recordar que la tierra no es nuestra, la hemos tomado prestada de nuestros hijos y nos da mucho y siempre le hemos devuelto muy poco.
Pero yo confío que todo este avance tecnológico que estamos teniendo en nuestro país, va a lograr esa meta que se mencionó, que es producir más y emitir menos. Porque hemos asumido, entre tantos otros compromisos en estos últimos meses con respecto al mundo, también liderar en el cuidado del medio ambiente.
Pero quiero ratificar una cosa, porque se ha hablado mucho en estos siete meses: no ha habido decisión por parte de este Gobierno, que no haya tenido como objetivo central, fundamental, crecer, generar empleo y reducir la pobreza.
Por eso, la reducción de cada retención para la agricultura, para la ganadería, para la minería, para la industria ha buscado devolverle el protagonismo a cada provincia, a cada región de este país. Porque este debe ser y es un país federal, y lo vamos a practicar como corresponde, trabajando en equipo con cada gobernador.
Gracias, Gobernadora, por estar aquí acompañándonos, María Eugenia Vidal.
Pero para ir terminando: este es el Año del Bicentenario. Ese maravilloso 9 de julio que vivimos con tanta alegría en todo el país, los invité a reflexionar sobre qué significa ser independientes, qué significa ser libres, qué significa ser responsables. Significa no seguir buscando a quién echarle la culpa de las cosas que nos pasan; significa asumir todos los días que no hay que encontrar culpable para nuestros problemas, sino que hay que encontrar soluciones. Y a la hora de la responsabilidad, por todo lo que hemos dicho hoy, al campo le cabe una mayor que a todos los demás sectores, porque el campo es el gran motor que tiene este país: uno de cada tres empleos se genera en forma directa o indirecta por el campo argentino.
Y por eso, hoy les quiero decir que hay que crecer cada día más. Pero no alcanza con producir más materias primas, tenemos que aceptar el desafío de dejar de ser el granero del mundo para ser el supermercado del mundo, agregándole valor a nuestra producción primaria y generando más y más empleo de calidad, y otra vez repito y repito: es la solución a la pobreza, es la búsqueda de la Justicia.
Somos y podemos ser, tal vez, cada día más un proveedor confiable del mundo. El mundo nos ha abierto los brazos, estamos entablando relaciones con todos, abriendo mercados para lo que vamos a producir; el mundo confía en nuestra capacidad, sabe que somos un pueblo lleno de talento, lleno de creatividad, lleno de alegría y que hemos aprendido de nuestros errores y que ahora tenemos claro de qué manera vamos a crecer, de qué manera nos vamos a relacionar, con la verdad, con la credibilidad.
Por eso, podemos ser, si lo decidimos, un gran protagonista, no sólo en la región, sino en el mundo entero para dar respuesta a los problemas de seguridad alimentaria, energía renovable y a todas las cosas que seamos capaces de hacer y de dar. Pero insisto una vez más: depende de nosotros, depende de lo que nosotros decidamos.
El mundo pide que le marquemos el rumbo de hacia dónde vamos. Y ahí es donde tenemos que creer, creer en nuestras capacidades, creer en nosotros mismos, creer que se puede, creer que podemos, que sí se puede, que sí se puede, que depende de nosotros y que es aquí, que es ahora y juntos, porque no hay otro camino si no es en la unidad de los argentinos. Y lo vamos a lograr y estamos en el buen camino.
Por eso, gracias, gracias de corazón y a poner toda esa energía para que este país sea el país que todos soñamos y que todos merecemos.
Muchas gracias a todos, y dejo formalmente inaugurada una nueva edición de la Exposición Rural Argentina.
Gracias.