Buenos días, buenos días a todos. Claramente es, como dijo la Gobernadora, una manera maravillosa de comenzar la semana. Querida Gobernadora, Intendente, autoridades del club, fundadores, Ministros de mi equipo que me acompañan hoy - como siempre-; gracias a todos los argentinos que me llenaron de mensajes desde el viernes a la tarde, que al día de hoy todavía siguen llegando. Acá estoy, estoy bien, para seguir trabajando juntos por esa Argentina que soñamos.
Y qué lindo realmente estar acá, en este lugar que todos vivimos, sentimos como nuestro club de barrio, a través de esa película maravillosa que fue “Luna de Avellaneda”, que fue tan emotiva, tan especial. A mí me hizo acordar a mi club de barrio en Tandil, donde yo pasaba durante toda mi infancia mis vacaciones, donde aprendí a nadar, donde me parecía enorme la pileta, hasta que volví años después y vi que no era tan grandota, porque yo era muy chiquitito. Y bueno, creo que en esa película, Juan José Campanella, un grande de este país, nos hizo vivir algo muy especial: nos hizo sentir junto a Ricardo Darín y ese grupo de actores maravilloso los valores que se viven, que se sienten en la vida de un club de barrio como éste.
Creo que Juan José mandó una carta, ¿no? Si alguien tiene la carta por ahí, para leerla… ¿está abajo del atril? Bueno, Iris, ¿la querés leer vos?
IRIS PARDAL (Presidenta del Club).- “Buenos días a todos. En el año 2002 tuve la oportunidad de conocer al Club Juventud Unida de Llavallol; en un momento desesperante para el país, en ese club vi otra Argentina, una Argentina que peleaba, que se miraba cara a cara con el infortunio, y aun así, no bajaba los brazos; y que lo hacía como lo hacen los verdaderos héroes, sin esperar recompensa ni reconocimiento, a puro corazón. Ese mismo día decidimos dar a conocer ese club a un país que lo ignoraba. El enorme eco que encontró “Luna de Avellaneda” nos hizo saber que había cientos de clubes en todo el país en la misma situación.
Entonces, como ahora, el gran problema eran los gastos: cuotas exiguas y enormes gastos de mantenimiento impedían que los clubes pudieran convertirse en una opción competitiva frente a otras formas de entretenimiento. Pero los clubes son mucho más que entretenimiento: son comunidad, son lugares de contención, y en muchos casos, la única opción que tiene un chico frente a la calle.
Pero sobre todo, son lugares de pertenencia: uno no es un cliente de un club, es un socio, es una familia, es defensor de esos colores. Un chico sin familia, sin lugar de pertenencia, es presa fácil de los encantadores de serpientes que lo usan para su provecho.
Como todo cambia, quizás también deba reevaluarse la función de los clubes en una sociedad que sufrió muchos cambios a lo largo del último siglo: en aquellos años eran lugares en donde se reunían las familias; hoy, muchas veces el club reemplaza a las familias.
Hace poco conocí la cooperativa La Juanita, de Toti Flores. Preguntando a la gente que le ayudaba por qué ese tipo de emprendimiento no se multiplicaba, me respondieron: hace falta muchos Toti Flores. Bueno, están; están en las comisiones de los clubes, cuyo único objetivo es servir a las familias y a los chicos, tirarles una mano, ayudarlos para que se desarrollen. Esta urgencia y vocación de servicio es tarea del Estado.
Para finalizar, recuerdo una charla con Carlos Véliz, el vocal principal de la Comisión Directiva en aquel momento, hablando de su firme negativa de ser manipulado por los poderes políticos de turno. Me aclaró en una frase llena de sabiduría: “Nosotros no somos apolíticos, somos apartidarios”.
Se agradece desde el corazón todo lo que el Estado pueda ofrecer para entronizar estos lugares de convivencia, que el Estado ayude a que florezcan y se multipliquen; que cumplan una función social que ayuden a sacar chicos de la calle, que les den un lugar de pertenencia, un lugar al que amar.
Y digo el Estado, así, apartidariamente, no por desagradecimiento al Presidente de la Nación -aquí presente-, sino desde el más profundo deseo de que los clubes cada vez tengan más una función política y sigan siendo firmemente apartidarios.
Juan José Campanella agradece personalmente al Presidente de la Nación por toda la ayuda que pueda brindar a mí -aquí presente- y al venerable y querido don Raúl Duhalde, pilares de Juventud Unida, y a las comisiones de todos los clubes del país, a los chicos y familias que los mantienen vivos, y a todos aquellos que buscan desde hace años contestar la pregunta con que termina “Luna de Avellaneda”: ¿cómo se hace un nuevo club?”.
Gracias, Juan José -está en Estados Unidos trabajando-, prometió que va a traer nuevas producciones a realizarse en la Argentina para también generar trabajo, que es nuestro gran compromiso. Pero antes de generar nuevos, tenemos que cuidar los que tenemos, porque -como les decía- acá hemos dado, en instituciones como ésta, todos primeros pasos que tienen que ver con la amistad, con el compañerismo, con saber competir en el deporte, con la solidaridad.
Y lo más lindo de estos clubes es que, seguramente muchas veces, terminamos volviendo a reencontrarnos en el club para compartir en nuestros últimos tiempos, horas muy lindas jugando cartas -ya no hacemos deportes tan activos, pero jugamos cartas, bochas y otras cosas-. Y en el medio, como padres, ocupándonos de que el club continúe con el hombro de cada uno de nosotros, con un empujoncito y la ayuda de cada uno de nosotros.
Como pasa hoy acá, que me dicen que Alejandro, que hoy cumple 43 años -no sé dónde está Alejandro-. 43 años Alejandro, feliz cumpleaños. Sos el profesor de básquet, me dicen tus dos hijos, de veintipico, también juegan al básquet; les ha gustado el desafío. Y tu mujer, que acá aprendió, ahí está Verónica, acá diste tus primeros pasos en danzas, así que un día de estos podemos bailar juntos, porque somos dos profesionales. Ahora ayudás con el buffet y lavando la ropa del equipo, y esta cosa que tiene que ver con el amor y con las ganas de llevar adelante estas instituciones tan maravillosas.
Por eso, en línea con lo que todos queremos, que estos lugares sigan siendo una parte central, una parte extendida de nuestras familias, porque claramente cuando estos clubes existen y tienen este calor de los socios, de los miembros, es como una parte más de nuestra familia, es que queremos -como decía la Gobernadora- acompañarlos en este momento difícil de la transición que estamos recorriendo, a ordenar, sincerar nuestra economía, para poder crecer, para que vuelva a haber trabajo, para que este estancamiento que lleva más de cinco años se termine, y que todos los chicos que comienzan hoy con tantas ilusiones en el club, en la educación que reciben todos los días, puedan realizar sus sueños a través de un buen trabajo.
Y por eso queremos acompañarlos, devolviéndoles el 40% de la tarifa eléctrica en esta transición -retroactivo al 1° de abril, porque a algunos ya les llegó-. A algunos ya les llegó la factura del mes, y estaban muy preocupados, así que lo hacemos retroactivo al 1° de abril, pero con el concepto que también expresó María Eugenia; yo los invité el 1° de marzo -ese día tan emblemático en el Congreso de la Nación- a construir un puente, un puente entre la Argentina que somos y la que podemos ser; entre la Argentina de hoy, en la cual nos han querido hacer creer que no podemos, que no debemos aspirar a vivir mejor, y la que nosotros sentimos de corazón, que hemos decidido emprender juntos; emprender trabajando codo a codo, sabiendo que el trabajo de cada uno de nosotros es importante para construir ese país que soñamos.
Pero ese puente hay que construirlo, y tiene éxito si lo cruzamos todos. Y este tipo de medidas que estamos tomando hoy es justamente, en esa línea, de que esta transición la podamos recorrer haciendo los máximos esfuerzos todos juntos, en función de esos sueños que compartimos.
Así que gracias por recibirnos acá, gracias a este club maravilloso por haber sido escenario para poner en valor y ratificar nuestro compromiso con el amor, con la convivencia, con la amistad, con el compañerismo que tiene que ver con Juventud Unida, como tiene tanto que ver con cientos de clubes por todo el país.
Sigamos trabajando juntos porque vamos por el camino correcto.
Muchas gracias.