Entrevista al presidente de la Nación, Alberto Fernández, en AM750
CALDERARO.- Buenas tardes Presidente, ¿cómo le va?
PRESIDENTE.- ¿Cómo están? ¿Bien?
CALDERARO.- Yo todavía muy emocionada, no dormí la noche de…, no estuve en el Congreso pero seguí la votación segundo a segundo y la verdad es que es tan importante la media sanción, y una deuda de la democracia, ya que este es un especial de la democracia, la media sanción de la interrupción del embarazo, en lo personal, no me parece una falta al ejercicio periodístico reconocérselo y agradecérselo públicamente.
PRESIDENTE.- Muchas gracias. La verdad es que creo que en lo que a mí concierne lo único que hice fue tratar de interpretar claramente lo que era una demanda de hace muchos años, y también cumplir con mis convicciones, porque el otro día leía un twitt muy simpático de Gabriela Cerruti, que decía “agradezcámosle a Vilma todo lo que hizo que Alberto entienda”, pero la verdad es que hace muchos años que vengo planteando yo que en verdad el delito de aborto no debe ser tal.
CALDERARO.- Voy a contar una infidencia, yo hablé con Vilma porque estábamos muy felices, el mismo día de la sanción a la noche, nos mandamos unos stickers, me puso “lo orgullosa que estoy que ha sido este Presidente el que haya impulsado el proyecto, la verdad que estamos muy orgullosas Alberto, y sé que es una convicción suya ya desde la campaña-
PRESIDENTE.- Es de toda la vida, porque yo por eso comentaba, del comentario de Cerruti divertido, así lo tomé, pero la realidad es que yo en el año 85, 86, perdón, estoy diciendo mal, desde ese entonces hasta el año 2004, 2005, yo daba una materia en la Facultad de Derecho que se llamaba “El Aborto, restricciones acerca de la conveniencia de su castigo”, donde yo planteaba que me parecía que eso no era un delito, y que no debía ser tratado como tal, con lo cual toda la vida creí esto, y lo que para mí es una tranquilidad más que alegría es poder haberlo impulsado, porque lo que necesitamos es resolver la situación de la mujer que decide abortar.
CALDERARO.- Junto con el plan de los mil días que también tuvo media sanción. ¿Sale en Senado? Estamos un poco expectantes.
PRESIDENTE.- Va a salir, va a salir. Yo lo que creo es que también cuando yo empecé a plantear el tema del aborto en campaña, una de las preocupaciones que yo tenía, que yo creo que existe, es que la mujer humilde, la mujer que no tiene recursos muchas veces para practicar un aborto terminaba en manos de curanderos o de personas que lejos de resolver el problema se lo multiplicaba. Y muchos me decían no, que las mujeres humildes no quieren abortar, porque en verdad ellas quieren tener sus hijos, entonces si es así ayudémoslas a que lo tengan, por eso es el plan de los mil días, que puedan garantizarse contar con los recursos necesarios durante el embarazo, y también con los recursos necesarios en los primeros tres años de vida del recién nacido, que es muy importante, porque allí es donde la nutrición del recién nacido es central, un chico que es mal nutrido en su primeros años de vida, después suele tener problemas cognitivos muy serios. Me pareció que era una buena ocasión darle respuesta a quien no quiere seguir adelante con un embarazo y no tratarla como una delincuente, y no solamente eso, darle la asistencia del Estado para que pueda cumplir su objetivo, y también darle a quien quiere tener su hijo la oportunidad de ayudarla a tenerlo y a criarlo.
CALDERARO.- Este es un especial por la democracia, las asignaturas pendientes y los logros. Yo pensaba en su primer año de gobierno, en los logros en términos de asignaturas pendientes, yo creo que la designación de Cristina Camaño, como usted planteó el día que asumió, terminar con los sótanos de la democracia, que tenían que ver con la SIDE, está siendo cumplida con creces; la interrupción voluntaria del embarazo, más allá de todo lo de la pandemia que lo conversábamos con María y es algo que no se va a terminar agradecer en lo personal nunca, esto podría haber sido una catástrofe, si hubiese sido por Mauricio Macri “se morían los que se tienen que morir”, pero me parece que hay algo que todavía si no cambia y usted coincide también, pero quería saber si va a hacer todo lo posible para que cuando termine su mandato la Justicia sea otra, porque de esta manera, y usted es un hombre de derecho, sabe que ninguna transformación va a ser viable en la Argentina si no cambia la Justicia.
SEOANE.- Y dos cosas, Romina, dos cosas, hola Presidente, cómo está.
PRESIDENTE- Hola María, ¿cómo estás?
SEONANE.- Bien Presidente, te abrazo. Quería preguntarle dos cosas, una es cuándo va a mandar el proyecto de reforma de la Justicia al Congreso, y la otra que creo que también es importante es respecto a la cuestión económica, cómo se va a afrontar la concentración de las ramas de la producción, etcétera que hacen muy difícil el desarrollo de los precios, los precios internos, que son dos temas que seguramente usted Presidente los tiene bien en la cabeza en este momento.
PRESIDENTE.- Claro que sí. Lo primero es que estamos, el 10 de diciembre es el Día de la Democracia, es el día en que Raúl Alfonsín asumió el gobierno después de la dictadura, el primer gobierno elegido después de la dictadura, y desde entonces los argentinos decidimos que ese sea el Día de la Democracia. Alfonsín decía que con la democracia se cura, se educa y se come, y yo creo lo mismo que él, pero también sé que después de 37 años exactamente de democracia hay muchos que no se educan y muchos que no se curan y muchos que no comen como deberían comer, y ahí me parece que tenemos una deuda muy importante los que creemos en la democracia, muy importante, y que debemos cumplirla, debemos hacer frente a esa obligación, y el método es la democracia, no hay otro método. Ahora: en la democracia, al cabo de 37 años, hemos logrado muchas cosas, hemos logrado por ejemplo que el Congreso y el Poder Ejecutivo muchas veces se reinventen por las demandas sociales que tuvimos que enfrentar, y yo creo que la política fue dando respuesta atendiendo, prestándole atención al reclamo social. Eso que pasó con Poder Legislativo y con el Poder Ejecutivo no pasó con la Justicia; la Justicia siempre estuvo en otro lugar, que es un lugar muy desagradable, porque es un lugar donde como que la democracia no puede entrar, es un lugar reservado a un conjunto de funcionarios sobre los que la democracia no puede ni opinar, ni hablar, ni cuestionar, y donde además tienen una herramienta terrible, que nosotros podemos dictar leyes, pero ellos pueden anularlas con relativa facilidad, anularlas declarándolas inconstitucionales, por ejemplo. Lo que creo yo es que cuando hablo de la necesidad de reformular la Justicia, no quiero echar a ningún juez, no es ese mi planteo, el planteo es que la Justicia tal como está funcionando está mal, claramente que está mal, pero es tan obvio que funciona mal que no sé por qué lo estamos discutiendo. Eso sí me deprime mucho, porque había un sociólogo americano, Berger, muy conocido, que muchos de nosotros leímos muchas veces, él decía siempre que la mayor muestra de decrepitud de una sociedad es cuando una sociedad empieza a discutir lo obvio, y yo siento que en la Argentina vivimos discutiendo lo obvio. Ahora fíjense ustedes lo que ha pasado en estos días…
SEOANE.- Pero no es la sociedad Presidente la que está discutiendo, porque en la sociedad la imagen de la Justicia es muy deprimente.
PRESIDENTE.- Es el accionar de la Justicia, la sociedad está como despertándose, pero como hay un aspecto técnico que le cuesta mucho entender a la gente. En los últimos diez años la Argentina tuvo dos veces en que la Corte Suprema aceptó unun per saltum, el per saltum, para que la gente lo entienda, es un recurso que tiene la Corte Suprema para apropiarse, para entender en cualquier causa en cualquier tribunal del país, es algo así como si la Corte Suprema dijera “ese tema que tiene Romina Calderaro en primera instancia me lo llevo y lo resuelvo yo”, y listo, entonces ya no hay instancias, se saltan todas las instancias, por eso se llama per saltum. En los últimos diez años dos veces ejerció el per saltum la Corte, la primera vez para declarar inconstitucional la Ley de Democratización de la Justicia; la segunda vez para discutir el traslado de dos jueces. Admitamos que el per saltum fue precisado en situaciones de enorme gravedad institucional. Yo me pregunto, ¿esos temas revestían gravedad institucional? Pero pensábamos que la Corte dijo que sí, que tenían gravedad institucional. Ahora: le llega a la Corte un recurso de queja para pidiendo que la Corte intervenga en un juicio donde hay un vicepresidente condenado a cinco años y medio de prisión, cinco años y pico de prisión. Y la Corte lo rechaza diciendo que no es materia de recurso, y no da ninguna explicación invoca un artículo, el 280 del Código Procesal Civil y Comercial, y dice “esto no es materia…”, y ejerce un derecho discrecional que el artículo le autoriza a la Corte, diciendo si la Corte dice que no tienen que intervenir solamente invoca este artículo y no interviene. ¿Qué tiene más gravedad institucional, el traslado dos ignotos jueces o una condena a cinco años y pico de prisión de alguien que fue vicepresidente?
CALDERARO.- Es una pregunta retórica, la pregunta es qué se hace, porque esta es la Corte que tenemos.
PRESIDENTE.- Estas son las cosas que yo plantee hacer y estudiar en la Comisión de Juristas que terminó el 18 de noviembre su trabajo, y que me dieron el miércoles sus conclusiones, y que yo las leí y la verdad son conclusiones muy valiosas, y esa famosa comisión que algunos decían que habíamos hecho a la medida de Cristina, yo quiero aclarar: de todos temas que propuse, en ninguno hay una posición unánime, en todos hay por lo menos dos posiciones. Eso demuestra la libertad con la que funcionó, y yo sabía que iba a ser así por la calidad de los juristas que eran, yo sabía que iba a ser así. Ahora: es una extraordinaria plataforma para poder sacar las leyes que tenemos que sacar para resolver cómo debe funcionar el recurso extraordinario ante la Corte; cuáles son los límites de discrecionalidad que tiene que tener la Corte a la hora de aceptar o de rechazar cuestiones que se le plantean; cómo tiene que funcionar el Ministerio Público, cómo tiene que funcionar el Consejo de la Magistratura. Allí en ese informe que me dieron hay infinitas ideas que sirven muchísimo para construir reformas legales. Yo quisiera también que todas esas reformas podamos construirlas en conjunto con acuerdo con los opositores, porque son reformas de una enorme trascendencia, y que terminemos con este disparate que dice “están queriendo cambiar la Justicia para beneficiar a tal o beneficiar a cual”. Yo la verdad, ustedes me escucharon hablar recién del tema de Amado Boudou, yo no estoy abriendo juicio sobre la culpabilidad o la inocencia de Boudou, lo que estoy diciendo es que hay una enorme gravedad en el tema, que exigía que el mayor tribunal del país se abocara a ese asunto, y que es una locura honestamente que no lo hayan advertido y que lo hayan rechazado. Eso es lo que nosotros tenemos que terminar, con esa discrecionalidad. Uno podría además encontrar un sinfín de otros ejemplos para corroborar lo que estoy diciendo, hay un montón de planteos ante la Corte Suprema de Cristina, y Cristina es una expresidenta, actual vicepresidenta, legitimada con el voto de casi la mitad de los argentinos en ese rol, y la Corte no ha tomado uno solo de sus casos.
Entonces estas son las cosas que están mal, la gente dice “pero es un problema de Boudou y un problema de Cristina”: no es así, esos son los que salen en los diarios, pero la Corte tiene alrededor de 25 mil casos al año, el resto son ciudadanos comunes.
SEOANE.- Pero no es un problema de la gente, sino de los medios, hablar todo el tiempo de Cristina y de Boudou y de otros funcionarios, es extraordinaria la propuesta que usted hace de poder avanzar sobre la democratización y la reconformación de la Justicia.
PRESIDENTE.- Lo mío es menos rimbombante en títulos y mucho más simple, lo que básicamente quiero es que tengamos una Justicia, lo único que quiero es tener jueces dignos que se aboquen a lo que tienen que abocarse, que dicten fallos de acuerdo a su leal saber entender, y que no se dejen presionar ni por la política ni por los medios ni por las empresas, y que impartan justicia.
CALDERARO.- Le prometí que lo íbamos a tener diez minutos nada más y me gusta en lo posible cumplir con mis promesas, tengo una pregunta que hacerle, esta es mi impresión personal, en un año de gobierno usted ya se convirtió en el presidente que le salvó la vida a Evo Morales, en el presidente que impulsó lo que probablemente sea la ley de interrupción voluntaria del embarazo; en el presidente que salvó miles de vida producto del cuidado que hizo de los argentinos durante la pandemia, y miles de puestos de trabajo a través de la intervención del Estado. Quiero saber, cuando termine su mandato, qué ítem quisiera agregar.
PRESIDENTE- Yo quiero otra Argentina, sinceramente, quiero otra Argentina, a mí cuando en estos días últimos he escuchado decir muchas veces: “¿cuándo vamos a volver a la normalidad?”. Miren, yo a la normalidad que conocí no quiero volver nunca más, porque esa normalidad nos dejó sin hospitales frente a una pandemia; esa normalidad cerró la educación pública para mucha gente; esa normalidad terminó con la ciencia y la tecnología, ¿de qué normalidad estamos hablando? Esa normalidad concentra el ingreso en muy poca gente y distribuye la miseria en millones de argentinos. Yo volver a esa normalidad no quiero nunca más. Lo que creo es que podemos construir otra normalidad con otras lógicas y con otros criterios. Cuando yo escucho por ahí a algún dirigente social “que se preocupen por los pobres”, yo quiero recordarle que en verdad si nosotros no hubiéramos tomado todas las medidas que tomamos de asistencia a los sectores más empobrecidos, la UCA, que es la misma que hoy dice que hoy hay 10 por ciento de indigencia, dijo que esa indigencia pudo haber llegado al 27 por ciento de la Argentina, y que ese 44 por ciento de pobreza pudo ser 10 puntos más si el Estado no hubiera estado presente. La pandemia frustró a muchos, esa es la verdad, le postergó muchas aspiraciones a todos, no solamente al presidente, a todos los argentinos, y es cierto que el número de 40 mil personas que han fallecido nos preocupa y nos lastima, pero lo que olvidan contar es que cuando empezó la pandemia los estudios que hacían en Inglaterra a partir del sistema sanitario argentino decía que la cantidad de muertos en la Argentina iba a ser entre 60 mil y 250 mil personas, eso nadie lo recuerda. Por eso digo que es muy importante tener presente, yo a todos les quiero llamar la atención de lo que fuimos capaces de hacer, no lo hice yo, lo hicimos todos, todo esto lo hicimos entre todos, yo tuve que administrar un Estado y tuve la necesidad de que sigan pagando impuestos los que tenían que pagar impuestos para poder darle la Tarjeta Alimentar a quien lo necesitaba, y eso es el aporte de todos. Creo que todos tenemos que tener conciencia de lo que fuimos capaces de hacer cuando un virus nos amenazó, y darnos cuenta que la amenaza que tenemos al día siguiente de haber superado el virus es la amenaza del desarrollo, de no poder desarrollarnos. Unámonos para desarrollarnos, eso es lo que tenemos que hacer, y entonces allí la democracia va a tener mucho sentido, y con democracia se va a comer, con democracia se curar, con democracia se va a educar.
CALDERARO.- Usted es el más alfosinista de los peronistas que conozco. ¿En el 83 qué votó usted?
PRESIDENTE.- Voté a Luder. Yo lo quise mucho a Alfonsín, definitivamente lo quise mucho, y guardo de él el mejor de los recuerdos, y trabajé con él, trabajé en el Ministerio de Economía en su Gobierno. Alfonsín era un hombre de una enorme integridad ética y moral, y un hombre también de muchas convicciones, que le tocó un tiempo muy difícil, hizo lo que pudo y la llevó adelante todo lo bien que pudo. Yo la verdad es que creo que él ha dejado un legado para una generación como la mía, porque él fue el primero en juzgar el genocidio de Estado. Después la presión militar, que eran otros momentos, lo hizo de algún modo acotar la persecución de los genocidas con la Ley de Obediencia Debida y la Ley de Punto final; después vino Menem y con los indultos terminó de generar lo que generó, y después con Néstor pudimos derogar todo y permitir el juzgamiento. Pero Alfonsín fue un hombre muy importante, y cuando Alfonsín murió me acuerdo que me pidieron un artículo, y la verdad que me hice una pregunta que hasta el día de hoy me la hago, que es por qué nunca lo voté a Alfonsín. Yo tengo una respuesta: porque soy peronista, y claro, Alfonsín era parte de un partido donde estaba Alfonsín y otros. Alfonsín en sí mismo fue un hombre de un gran valor, de un gran valor, de un enorme coraje, y fue un hombre que dio todo por la democracia.
CALDERARO.- Le agradezco mucho la charla, usted es el último presidente de estos 37 años de democracia, así que había que tenerlo. Presidente, aunque sea sábado a la tarde y merezca un descanso, le agradezco mucho la charla justamente por esto. Gracias por haber estado.